viernes, 25 de diciembre de 2015

Navidades imperfectas

La Nochebuena y la Navidad son las percepciones que tenemos del pasado unidas a las presentes. Hace poco les di en clase a mis alumnos una tarea para casa en la que tenían que escribir sobre sus últimas Navidades y sobre las de su infancia. Yo sólo veía gramática en esto: para las Navidades pasadas el indefinido (fui, hice, visité, celebré, comí) y para las de la infancia el pretérito imperfecto (iba, hacía, visitaba, celebraba, comía). La cosa se puso interesante cuando me leyeron sus textos sobre las Navidades de su infancia. Salieron algunos traumas de la niñez, como tener que comer carpas, algo que hacen muchas familias en Nochebuena, o de los poemas que tenían que recitar antes de recibir los regalos, o los que tenían que tocar el piano o algún otro instrumento, antes de recibir los mismos. Nos reímos un montón por todas estas cosas, y sacamos la conclusión que la Navidad es al fin y al cabo todas esas costumbres que nos marcan y de las que luego te puedes reír, y retirar de tu vida, o seguir incluyéndolas para siempre. 

Hay muchas formas de celebrar la Nochebuena, miles de menús posibles, con regalos como en Alemania, sin ellos como en España. Pero la Navidad al final somos nosotros, lo que llevamos dentro y que se suma Navidad a Navidad y lo que acumulamos el resto del año. Feliz Navidad a todos. Otra más, y nunca menos importante, porque todo queda para el recuerdo.

domingo, 20 de diciembre de 2015

A dormir tras las elecciones

He llegado a las vacaciones de Navidad con las energias al mínimo. Los profesores damos hasta la última gota de nuestro sudor hasta la última clase y todo a nuestro alrededor continúa hasta el final. Esta semana además, estuve pendiente de mis papeles de voto, que no me llegaron hasta el último momento. El lunes llamé a correos en Alemania con el número de envío que saqué de la página web del ministerio en España y me dijeron que la carta certificada había llegado a Alemania el domingo 13, cuando en internet vi que la habían enviado de España el día 30 de noviembre. La pregunta es cómo mis papeles para votar pudieron estar dos semanas en el nirvana electoral. Como hasta el martes no me los entregaron y además, por no estar en casa, hasta el miércoles no los tuve, eso me impidió votar por correo como he hecho siempre. Tuve que desplazarme al consulado a depositar mi voto en la urna allí instalada. Cuando le dije a la funcionaria que me habían llegado tarde los papeles, encima tuve que aguantar su comentario de que todo "iba en plazo". Pero si el plazo es que me llegaran demasiado tarde como para votar por correo, me siento estafada porque esos tres días que se podía votar en persona en el consulado podría no haberme sido posible llevarlo y de hecho fui sin tener tiempo.

Hasta ahora no me he creído ninguna de las teorias conspiratorias de que a los extranjeros se nos impide votar. Eso no es verdad ya que jamás me he quedado sin hacerlo. Muchos son tan torpes que no se registran en el consulado como resisdentes en el extranjero y luego llegan las elecciones y se preguntan por qué no pueden votar. Lo de esta vez, sin embargo, ha sido absolutamente innecesario, y me he preguntado estos días cuántos muchos otros habrán sufrido lo mismo y no habrán podido votar al quedarse los envíos de los papeles demasiado tiempo en correos en España. ¿Quiénes son los responsables de esto? ¿Nadie paga por estas cosas?

Con la mayoría de los votos escrutados sí que se puede decir que a pesar de que hayan ganado los mismos sí que ha habido un cambio que espero permitan que muchas de estas cosas no ocurran y otras mucho peores. Y de momento nos vamos los españoles a la cama sin saber quién va a gobernar. Yo pienso que ya es algo.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

A tomar por saco...

... las Olimpiadas. El domingo hubo en Hamburgo un referéndum para votar si los hamburgueses apoyaban una candidatura olímpica para el 2024. Yo voté por correo un par de semanas antes, con un "no" claro. No tuve que pensar mucho y marqué mi "no" con la alegría de que al menos aquí nos pregunten, y no como en Madrid, donde se tiraron millones en tres candidaduras olímpicas, y en la segunda además se hizo ese ridículo tan espantoso.

Y salió el no, por un 51,6 % de los votos, y un 48,4 % votó a favor. Yo sabía que iba a ganar el no. Aquí dio la cara el alcalde de Hamburgo semanas antes y presentó las cifras de los miles de millones que costaría el evento, los millones que cubriría el estado, y los muchísimos que quedarían por financiar, es decir, por mí y el resto de los contribuyentes. Los hamburgueses son comerciantes de toda la vida, y las cifras y las cuentas son algo muy importante. No sirven castillos en el aire de que si todas estas inversiones serían fructíferas para la ciudad, blabla. En Hamburgo la gente es realista, y tras conocerse la victoria del "no", me hicieron gracia las voces en las redes sociales que decían que qué maravilla que ahora tendríamos todos esos millones que "automáticamente" estarían destinados a las elecciones para otras cosas: escuelas, infraestructura para la ciudad, tapar agujeros en el asfalto, y muchas otras cosas más. Pero claro, ahora no se invertirá, claro, porque no es lo mismo.

Supe de los resultados recién regresé de Bruselas, con el espanto que me produjo ver coches militares por las calles, y soldados con metralletas por todos lados. Teniendo el mundo que nos hemos ganado a pulso, me temo que cada vez va a ser más difícil organizar eventos multitudinarios, por lo que supondrá tomar las medidas de seguridad pertinentes. Que se lleven las olimpiadas a otro lugar, que aquí no estamos tristes. Yo desde luego me sentí aliviada, y por suerte una mayoría también. Ya no se habla más del tema. Eso es algo que me gusta aquí, el pragmatismo de la gente. Algún que otro periódico que ha hecho campaña por el sí, nos quería meter mala conciendia el lunes, con el dedo levantado, como si Hamburgo fuese a perder tantas cosas. Yo no me lo creo. Esos millones no los emplearán para lo haría falta de verdad, pero al menos no nos engañan.

viernes, 27 de noviembre de 2015

Luchando contra el miedo

Estoy en la sala de embarque preparada para volar a Bruselas. Muchas cosas han pasado desde los atentados en París hace dos semanas. Bruselas ha recobrado la normalidad tras haber estado paralizada cuatro días. Se me ha hecho difícil imaginarme la ciudad blindada, sin metros circulando, con todo cerrado. A ver qué me encuentro.

Estamos cada vez peor. Y lo malo es que en mi opinión no nos conmocionamos igual cuando los muertos no son los nuestros. Me gustaría que facebook o cualquier otra plaza de pueblo se llenase de banderas del Líbano cuando caen bombas del Estado Islámico o de cualquier otro lugar en el que se mata por fanatismo religioso o político.

Lo malo de todo esto es que estamos perdiendo la batalla. Nos han instalado el miedo en nuestros propios países y como me comentaba una alumna el otro día, ella se pilló desconfiando de unos musulmanes que iban en el metro con ella. Esto crea xenofobia y odios. Y lo que nos queda.

Pero yo me niego a dejar de hacer cosas por miedo. Entonces perderíamos del todo. 

Sale el avión... 

lunes, 16 de noviembre de 2015

Sentimientos

Dolor, rabia, estupor, miedo, impotencia, desesperación, tristeza, pena, vulnerabilidad, pánico, tragedia, temor, sufrimiento, enfado, indignación, horror, luto, llanto, repulsa, terror, homenaje, esperanza, solidaridad, paz, recuerdo. Acabo de escribir una lista de sentimientos y deseos tras los atentados del viernes por la noche en París. A lo mejor mis alumnos me ayudan los próximos días a completar la lista cuando hablemos de ello en clase. De momento se me han ocurrido todos esos de golpe, pero me saben a poco para expresar las sensaciones acumuladas desde el viernes por la noche. Es demasiado el dolor y demasiada la rabia y la repulsa por tanta sangre derramada. Cualquier persona que muere a causa del odio y fanatismo causa una mayor fractura en este mundo tan herido que tenemos. A los españoles además nos escuecen demasiado las heridas por el 11-M y todo lo que aquello supuso para nuestro país. Una vez pasada la conmoción, el dolor le queda a las familias, y el resto pasamos a nuestro día a día. Pero los hechos nos demuestran que seguimos siendo igual de vulnerables que entonces, y que el fanatismo campa a sus anchas en todo el mundo, y que en cualquier momento nos pueden asesinar mientras estamos en un cocierto, en un restaurante, o en un estadio de fútbol. Hoy leí ya no sé dónde que curiosamente los terroristas asesinan en momentos de ocio. O yendo al trabajo, añado yo, como fue el caso en España en aquellos trenes. Siento una tristeza infinita, como millones de personas, y sé que la mayoría de los musulmanes no apoya este fanatismo. No podemos dejar que gane el odio ni que el miedo se apodere de nosotros, porque si no, como se dice ahora tan a menudo, ganarían ellos, pero es que eso es cierto. Recordemos que para esos terroristas la vida de incluso los suyos no vale nada y que asesinan a niños y a quien sea sin sentir nada. Menuda valentía, entrar en una sala de conciertos, o en restaurantes y matar a gente indefensa. O poner bombas en trenes que llevan a gente a trabajar. Yo quiero un mundo mejor. No me gusta el nuestro.

jueves, 5 de noviembre de 2015

Compartir mesa

Me encantan esas situaciones en las que si te plantaran de repente en otro lugar, sin saber dónde estás, adivinarías a la primera en qué país te encuentras. Hoy contaba en clase una anécdota que me pasó la semana pasada en Tenerife. Fuimos a un guachinche a comer, por cierto, gran invento estos locales sencillos de comida auténtica canaria con vinitos de la tierra. Había mucha gente esperando y dentro estaba lleno. Tomaron nota de mi nombre y esperamos una hora a que nos tocara mesa. Cuando se acercaba el momento y éramos los siguientes, vi que se estaba quedando libre una mesa muy grande. Una chica que iba detrás de mí, se empezó a emocionar partiendo de la base que se la darían a ella y a su numeroso grupo. La alemana que hay en mí empezó a inquietarse y estuve a punto de decir algo, a la chica y al camarero, pero decidí esperar al desenlace, bien segura de que si nos colaban al grupo, la montaría y buena.

El camarero nos llamó a nosotros, lo cual era lo justo, y le ofreció al grupo sentarse a nuestro lado, algo que en Alemania sería de lo más normal. Aquí la gente comparte mesas con desconocidos sin ningún problema. Y dijeron que no. Entonces se sentó una pareja al otro lado de la mesa, por lo que éramos solo cuatro, dos en cada punta, con un montón de sitios entremedias, por lo menos seis. Pues todavía les toco esperar una hora más. Nosotros comimos, pagamos y todavía seguían fuera. Reconozco que toda la situación me divirtió mucho.

¿Por qué los alemanes pueden compartir mesa con desconocidosy no les molesta y a los españoles sí, y prefieren esperar una hora más? Hoy he lanzado la pregunta en clase, y como nadie me daba respuesta les he explicado mi teoría. Les he dicho que ellos pueden sentarse al lado de desconocidos porque para ellos el resto de las personas puede ser como el aire, muebles o una pared. Por suerte se han reído y han asentido. Por otra parte, les he dicho, a los españoles nos incomoda estar tan cerca de gente sin hablar con ella y cercanía física significa tener que hablar de algo o escuchar o que os escuchen, y si vamos con nuestra gente, simplemente no queremos.

Todo esto vino porque en el libro había una audición en la que el dueño de un bar en el centro de Madrid decía que los extranjeros son graciosos porque piden compartir mesa. Todos somos graciosos si nos ponemos...

jueves, 22 de octubre de 2015

Que lo único siga siendo único

Más cifras sobre Venecia: 50.000 habitantes frente a más de diez millones de visitantes al año. Ahí queda eso. Y los pronósticos para las próximas décadas son terroríficos: la isla quedará vacía de venecianos y se convertirá en un museo o peor aún en un parque temático. De hecho en algunas partes ya lo parece. Toda la ciudad parece estar al servicio del turista. Por eso las pocas veces que hemos visto a niños volviendo del cole nos dio alegría. O cerca del apartamento en el que nos alojamos hay una escuela infantil de karate. El resto de los habitantes son turistas de todo el mundo tirando de las maletas de un lado a otro; hay vaporetos inundados de turistas, y cuando oyes hablar italiano te sorprendes. Precisamente hoy detrás de mí iba diciéndole una señora mayor a una chica joven: "Venecia era bella hace 30 años". 

¡Cómo sería entonces!, me pregunto, si sigue siendo bella. Pero puedo entender lo que dice la señora.  Supongo que los propios venecianos se sienten vendidos a artículos Made in China, a restaurantes de mala calidad y caros, a timos de precios y a la masificación tan absurda de hoy en día con la llegada de los cruceros, que expulsan a unos cuantos miles al día a los que solo les interesa ver las imágenes que ya traían en mente y nada más, montarse en una góndola, comprarse algún recuerdo hortera y barato, tirarse unos cuántos selfies (qué plaga) y continuar a la próxima parada donde hacer lo mismo, es decir, consumir. Y sin embargo Venecia sigue siendo increíble en muchos de sus rincones. Yo estoy aquí por primera vez y trato de imaginármela cuando era auténtica: cuando los gondolieri sonreían al llevar a los turistas y no clavaban 80€ por trayecto, cuando por un zumo y un café no te cobraban 14€, o por una coca cola 5,50€. Todavía encuentras ese café en el que te sirven un espresso por 1,50€ y con una sonrisa y conversación, o ese helado tan formidable entre otros locales que dejan mucho que desear y en el que el helado brilla y tiene colores chillones. Y todavía puedes encontrar una pizza perfecta o pasta estupenda si no te metes en uno de esos locales en los que anuncian sus platos con fotos. 

Todo es querer y si la gente no apoyara esos locales y comercios tan abusivos y de malísima calidad, la calidad del turismo mejoraría y se apreciaría más la labor de todos aquellos que luchan para que su ciudad no se convierta en un parque temático. Por suerte esta gente existe, pero cada vez están más amenazados por el turismo de masas que come ciudades sin masticar y se las traga enteras. 

Mañana me iré de Venecia contenta de haber venido; sorprendida por su apabullante belleza; embiagrada de palazzos, puentes y agua; maravillada de que en tres días no haya echado de menos ver ni un solo coche; y boquiabierta por su patrimonio artístico, su historia, y su grandeza. Cuidemos la maravillas que nos quedan en el mundo. Disfrutémoslas con respeto y humildad. 

martes, 20 de octubre de 2015

¿Menos puentes?

¿Verdaderamente como dicen los hamburgueses hay en Hamburgo más puentes que en Venecia? Yo ahora mismo lo dudo, pero me dan ganas de contarlos. Como para eso existe google, aquí van cifras:

Hamburgo 2.472 - Venecia 450.

Vale, Hamburgo gana, y además a toda Europa también. Pero no sé si es que no me quiero creer que en Venecia haya menos porque en ella están más cerca los unos de los otros o si es porque en Hamburgo, aunque tenga uno a la puerta de mi casa, no los veo. Tampoco se trata de ganar porque en pocos lugares lucen los puentes tan majestuosos como en Venecia, ciudad en la que tienen su razón de ser. Hasta diría que en Venecia, ciertamente, se han quedado cortos pues el Canal Grande debería tener más puentes para ir de un lado para otro y para eso tienen los vaporetos saturados de gente yendo de una orilla a otra.

De momento les dejo unos cuantos puentes. Más impresiones de Venecia habrá mañana.


lunes, 12 de octubre de 2015

Una de Alemania

Todos tenemos asuntos que nos ocupan la mente y nos aislan unos días de otros asuntos que en otros momentos captan toda nuestra atención y así sucesivamente. Yo he tenido durante semanas un (casi)monotema y ahora, viéndolo en el pasado, me parece que no tenía más importancia que otros aunque me haya puesto algo alterada. No es que comprarse un coche sea un trauma, pero aseguro que en Alemania es más fácil parir un hijo y registrarlo que comprarse un coche e ídem. En un país en el que a 1 de enero de este año había 62,4 millones de vehículos registrados, éstos son las vacas sagradas de las calles. Todo está organizadísimo y controladísimo. Para registrar un coche tienes que llevar infinidad de papeles y ante todo demostrar que tu coche no es "huérfano" de nada, y lo más irreal es que en caso de que des de alta el tuyo o cambies las matrículas tienes que ir con las placas bajo del brazo para que, allí mismo, en la oficina de tráfico una maquinita que hay destinada para ello, les quite su valor al borrarles los datos haciéndolas inservibles.

De la misma manera Alemania fue capaz hace ya 25 años y una semana de pasar de ser un país a unirse con otro y hacerlo uno en cuanto a leyes y asuntos de toda índole, parque de vehículos incluido. Es un país curioso este, lleno de leyes y normas extrañas en muchos casos, pero tampoco diría que en otros sitios se hagan las cosas mucho mejor. Aquí te sientes pequeñísimo frente a la vida tan organizada y la gente crece con el chip de la organización en el ADN. También se hacen chapuzas, y gordísimas cuando se ponen, como muestra el escándalo actual con los motores diésel de los Volkswagen. Pero aquí en general el que la hace la paga y el consumidor tiene más posibilidades de que le tomen en serio que en otros países. Y el que cae en desgracia difícilmente puede sacudirse la mala imagen. Ahora andan detrás de la ministra de Defensa, Ursula von der Leyen, que no solamente podría haber plagiado partes de su doctorado, sino que además parece haber mentido al poner en su currículo que hizo cursos en Standford, ya que, como ha confirmado la propia universidad, jamás ha estado registrada en curso alguno. Y la postulaban como posible sucesora de Merkel. Pero todavía me sorprende que éste sea el tipo de "corrupción" que tenemos aquí, y no digo que no la haya a otros niveles en cuanto a dinero, pero es que esos, si los pillan la cagan de verdad. Honeß, el expresidente del Bayern, está ahora mismo en la cárcel por evasión fiscal de millones. Urdargarín sigue suelto, y Rato todavía anda "demostrando". 


viernes, 2 de octubre de 2015

Seguimos

Que vida esta la que llevamos en la que apenas nos queda tiempo para vivir. Yo me sorprendo de que las semanas nos consuman así, y el paso del tiempo engorde a nuestra costa. Y como me dijeron hace poco citando a Les Luthiers, nos pongamos como nos pongamos, de esta no vamos a salir con vida.

A 2 de octubre queda el verano ya atrás y en Hamburgo tenemos unos días tan soleados que parece que el clima quisiera compensar un poco lo mucho que nos ha fastidiado en verano.

No obstante, como aquí nadie se fía, los alemanes han vuelto a las clases de español y yo hago lo que puedo para mandarlos preparaditos y se puedan pedir la sangría y la paella como dios manda. Fácil no es, lo aseguro, y más cuando algunos alumnos parecen venir a clase a liarla. Como tras los años que llevo en esto con verlos ya los tengo calados, trato de ponerlos firmes yo antes de que ellos lo intenten conmigo. Me ha costado, lo reconozco. Pero que sobreviva el más fuerte. Es curioso como algunos se creen que una clase en grupo está para sus deseos personales, sin importarles el resto. Otros, por el contrario, son comedidos, y se adaptan a lo que les echen y no imponen nada y disfrutan. Y esa es la actitud correcta. Aprender una lengua requiere humor y reírse de los propios errores. Hace poco en clase alguien, cuando pregunté por la palabra "huevos" alguien dijo que se llaman "cataplines". Lo que me reí... Es lo malo de usar el diccionario... Hay que saber elegir la acepción correcta. Y en eso estamos y seguiremos. 




miércoles, 9 de septiembre de 2015

Invisible

No es fácil ser visible tras haber sido invisible mucho tiempo. Es como me siento yo ahora. Tengo la sensación de que durante muchos años he sido invisible. He tenido mi lugar en el mundo, pero ahora resulta que no era el real. He estado sin estar. He sido sin ser. Grandes paradojas.

Es el sino de las mujeres y eso que no vivimos en países en las que ellas no valen nada. Pero incluso en mundos modernos, somos en muchas cosas añadidos. Pero hete aquí que un día emprendes tu vida tú sola. Te llevarás muchos chascos al ver que en muchas cosas no contabas. Has conducido durante veintitantos años, pero como hasta hace dos no tenías ningún coche a tu nombre, para el seguro eres una conductora novel, y como tal te hacen pagar. Nada del pasado cuenta, ni la experiencia ni los puntos por no haber tenido accidentes.

En mi próxima vida pienso ser listísima, lo tengo clarísimo. Me adelantaré a todo movimiento que me haga supeditarme y las veré venir. Es una lástima que no sepamos todo esto en nuestra primera vida, y haya que esperar al futuro para dejar de ser invisible. El problema de la invisibilidad es que nos lo han vendido tan bien, que no lo vemos, pues viene encubierto en todos los ámbitos. Parecemos algo, pero no lo somos, logramos cosas, pero retrocedemos a la vez sin darnos cuenta. Somos videntes ciegas. Y los palos nos los dan cuando se nos pasa la ceguera en la que nos meten con nuestro consentimiento que viene dado simplemente porque siempre se han hecho las cosas así y es lo normal.

Pero es que lo normal es sólo beneficioso para los visibles. Los invisibles pagarán doble, en todos los sentidos.

La vuelta a lo de siempre

Llevamos ya dos semanas de vuelta al cole, yo incluida, y se apodera de mí esa sensación tan típica de comienzo de septiembre de que el curso será infinito. Si pienso en el curso escolar completito a la vista, además de en el largo invierno, me entran agobios, y más si encima han bajado las temperaturas considerablemente. Luego empiezan a pasar los días, las semanas, los meses y al final se queda todo en otro curso más y la sensación de que fue una mera anécdota.

Septiembre es el mes del regreso a muchas cosas: a la rutina, al cole, al trabajo, a la vida organizada en horarios. Sin embargo no debemos bajar la guardia nunca, pues luego llega de nuevo septiembre y nos vemos indefensos. Yo aprovecho como profesora estas épocas de transito para reubicarme y buscar novedades, reciclarme y lo que haga falta para empezar al cien por cien. Estas semanas estoy pasando por diversas "inspecciones" y puestas a punto, he terminado hasta con gafas, algo nada sorprendente a partir de ciertas edades. 

Ojalá todos los problemas de ceguera se solucionasen con unas gafas. Cuánta gente hay que ve sin ver, o que no quiere ver. Como una de mis tareas principales es gritar y regañar, con gafas o sin ellas, porque para ver lo que está muy claro no hacen falta, me choca que otros ignoren que dejar que los niños o adolescentes hagan lo que quieran es privarles de algo muy valioso para la vida, como es el respeto. Un crío, por mucha sensatez que pueda tener, no deja de ser una persona en obras, y si no se construyen bien, tendrán problemas siempre. Mañana me toca una reunión de padres, la semana que viene otra, y saldré como siempre, alterada por lo mucho que se discute hoy día la autoridad de los profesores y lo engañados que muchos padres están.

Es duro septiembre. Pero quién ha dicho que el resto sea fácil también. 


miércoles, 26 de agosto de 2015

Hasta cuándo

El fin de semana pasado fui tres días seguidos al aeropuerto a llevar y traer gente. El aeropuerto es un sitio en el que me encuentro cómoda y cuando no soy yo la que viaja y veo a la gente llegar o irse me entran unas ganas terribles de desplazarme a algún lugar conocido o por conocer. Por la misma razón observé con envidia a todos los que llegaban y más aún a los que se iban, ahora que terminan las vacaciones para una gran mayoría. Sin embargo por suerte tuve que recordar a los miles de refugiados que han llegado y siguen llegando este verano y que han hecho que este tema eclipse a todos los demás. Digo "por suerte" porque a los que vivimos libremente y además podemos permitirnos movernos por placer a otro lugar y luego volver a nuestra casa, se nos olvida que en muchos países hay mucha gente que por la guerra se ha quedado sin casa y sin nada y que huyen del lugar que los vio nacer por miedo a morir o que maten a los suyos. Para ello se exponen a ser engañados por las mafias que los ponen en peligro por mucho dinero para llegar a países donde ellos son de nuevo lo último de la sociedad.

En Alemania hay estas semanas acaloradas discusiones con famosos que se mojan a favor de que Alemania acoja a toda esa gente. Otros se indignan de que nos inunden y expresan sin tapujos fobias y miedos. Para eso tenemos una democracia. Opinar es libre. Pero además tenemos a los que se dedican a prender fuegos en estos campamentos de refugiados o en los albergues donde los meten. Se publican en internet mapas con la localización de los refugiados para que se los ataque. 

Hoy el presidente Gauck ha hablado de la "Alemania oscura", un término polémico utilizado a comienzo de los 90, en la época tras la reunificación alemana, por parte de muchos arrogantes alemanes occidentales para referirse a despectivamente a los ciudadanos de la Alemania Oriental. Sin embargo Gauck sabe muy bien por qué utiliza este término: en diciembre, en las manifestaciones que hubo de Pegida, el movimiento xenófobo en ciudades de la antigua Alemania Oriental, estos hablaban con desprecio de la "Alemania oscura" para referirse a los islámicos y todo lo "no alemán". Y Merkel ha ido hoy por primera vez a visitar un campo de refugiados, acto que brillaba por su ausencia hasta ahora y por lo que se la había criticado mucho. 

Alemania tiene la obligación moral de recibir refugiados. Recordemos que sin las ayudas que vinieron desde fuera tras la II Guerra Mundial no habría sido posible el "milagro alemán". Y los países ricos deben acoger a más gente. Pero sobre todo no sé de que nos sorprendemos ante la avalancha de gente que llega a participar del primer mundo. A mí si me hubiese tocado un país en guerra, miseria, de abusos dictatoriales, de vejaciones a mujeres, o donde se ignoran los derechos humanos, me pondría la primera en la fila para atravesar el Mediterráneo o lo que tocase y participar del mundo de privilegiados. Tenemos el mundo injusto que hemos creado. La riqueza de los países ricos es en base a que más de la mitad del globo vive malamente, y en vez de ayudarlos en sus propios países, si necesitamos además su petróleo o materias primas no hacemos nada frente a las injusticias o encima apoyamos a dictadores que se enriquecen mientras sus pueblos viven en la miseria más absoluta.

Claro que hay que ayudar, y sin rechistar. Que por supuesto no podemos acoger a todos, está claro. Pero es que no se trata de eso. No podemos mirar a otro lado ni que nos sean indiferentes esos barcos de refugiados que llegan, como hoy, con 50 cadáveres entre los otros que sí que han conseguido llegar vivos. Más los miles que han muerto en estas travesías. Que no nos den todas las tragedias que somos capaces de soportar. Parece que sigue sin ir con nosotros.

domingo, 16 de agosto de 2015

De paseo por Bélgica

Una semana en Bélgica da para mucho. Es un país pequeño y queda todo tan a mano, que puedes pasearte de una ciudad a otra sin grandes distancias. En realidad al final tampoco es que yo haga nada nuevo, porque siempre tengo ganas de volver a los mismos sitios, ya que cada vez la perspectiva es un poco diferente.

Me sigue encantando Amberes, esa ciudad cuyo símbolo es la mano que le cortó un joven de la ciudad al gigante que la tiranizaba, liberando a sus ciudadanos de su yugo, y la lanzó al Schelde, el río que atraviesa la ciudad y que está ahí mismo, al lado de la Gran Plaza con la estatua que celebra el acto heróico.


Y sin embargo me choca que una ciudad tan especial esté gobernada por un gobierno de ultraderecha, xenófobo como es el Vlaams Belang, que reclama la independencia de Flandes pero no sólo... Y me choca que una mayoría de sus ciudadanos haya elegido un gobierno así. Sin embargo, cuando estuve hace una semana, la ciudad celebraba el orgullo gay como si no hubiese un mañana... No me cuadra. Parece como si por ser normales con algunos temas pensasen que con los demás da igual. 


Lovaina es otra de sus maravillas. Ciudad universitaria hasta la médula, transpira este espíritu desde cada rincón. Hasta en época de vacaciones tiene una vida nocturna nada desdeñable para el norte de Europa. La siguiente foto es el Begijnhof, el Beguinaje, uno de los varios que hay en Flandes y que tienen el título de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. En los beguinajes vivían mujeres religiosas (no monjas) dedicadas a los pobres y a los necesitados. Hoy día siguen siendo remansos de paz habitados por estudiantes o por cualquiera que desee vivir en un lugar histórico tan especial.


El ayuntamiento de Lovaina es una maravilla, se mire por donde se mire, como otros en otras ciudades flamencas.


Pero este año todos hemos oído hablar mucho de Waterloo, por el bicentenario de la derrota de las tropas de Napoleón por parte de las inglesas bajo el mando del Duque de Wellington. Estuve hace allí  algunos años por primera vez, pero por motivo del bicentenario han abierto un museo impresionante con una película en 3D con pantalla panorámica que te hace sentir en medio de la batalla. Qué bestias eran y qué poco valía la vida, poniendo a tantos soldados como carne de cañón y que sabían que iban como tal. El león conmemora la batalla, pero las vistas desde arriba muestran esos campos en la actualidad tan pacíficos pero que entonces fueron el escenario de una batalla tan cruenta. 



Waterloo fue una derrota histórica que cambió los planes de Napoleón, que a saber dónde hubiese llegado si no, en vez de al destierro en la isla de Elba. No es que los otros fueran más fuertes ni mejores, porque al parecer ganaron no por fuerza propia sino por el apoyo final de los prusianos cuando ya estaban bastante flojos. En cualquier caso ahí sigue el campo de batalla, como símbolo de una derrota inmensa. Ya lo cantaba Abba, aunque esa batalla era la del amor, que también lleva sus bajas a lo largo de la historia, no cabe duda :-).

domingo, 9 de agosto de 2015

Vendo consejos

Ya he vuelto y me he vuelto a ir. Sigo acumulando impresiones veraniegas. España quedó atrás, hasta otra, y la vuelta fue suave, en uno de esos vuelos que cada vez está más cargados de españoles con vínculos con Alemania. Cuando vuelo suelo devorar prensa, pero en este vuelo no pude concentrarme. Había demasiadas conversaciones interesantes a mi alrededor. Detrás de mí se organizó una buena tertulia. Había un alemán de Hamburgo que vive en Espana y que viajaba con su mujer española y sus hijas mezcla y se enredó a hablar en alemán con un estudiante aventurero germano que venía vestido estilo Indiana Jones y que, como (le) contó, venía de Brasil. El que dirigía el cotarro de la conversación era el padre de las dos niñas pequeñas, que ya me llamaron la atención porque, aunque él las hablaba en alemán, ellas se empeñaban en contestarle en español, lo mismo que hacían a esa edad mis hijas, pero al revés. A la ventana de los dos animados conversantes iba una chica que de repente fue invitadaa conversar, pero en español, porque alemán no hablaba. Iba de camino a Hamburgo, a ver a su novio, que estaba haciendo un curso de alemán allí. Ella no había visitado nunca Hamburgo, ni Alemania, por lo que el hamburgués residente en Alemania le dio montones de consejos de lugares que visitar. Pero hubo un consejo que podría haber dicho yo también: "Come helados". Le explicó lo buenísimos que son y baratos además y que él mismo en España se sentía timado por los precios de los helados y la mala calidad en muchos casos. Lo que no le explicó es que se preparase para el clima. En realidad Hamburgo se portó y nos recibió con una tarde veraniega, pero al día siguente amaneció lloviendo y así estuvo el resto del día. Yo le hubiese dicho a la chica que lo malo no son los inviernos, que ya de por sí son insoportables, sino los veranos, porque no sabes nunca cómo te van a salir, o ni siquiera si vas a tener uno. Pero claro, viniendo como veníamos todos de los calores que está haciendo este año en España, a los visitantes se la traía al pairo el refrescón. No a mí, que no me he quejado ni una sola vez de calor en las tres semanas que he estado en España. De mí no oirá nadie jamás nada negativo contra el calor, aunque me achicharre. Y luego todos me contaron en Hamburgo que en los últimos 5 días había hecho bueno. Esos son hamburgueses en toda regla: ignoran el balance del verano, que está resultando pésimo este año, y se agarran a lo poco que tienen como si de una tabla de salvación se tratase. 

Idas y venidas. Cada vez son más los que vivimos así. Yo no pertenezco a la generación antediluviana de emigrantes, los de "vente p' Alemania, Pepe", sino a otras posteriores, pero en comparación con las que están llegando ahora me siento como parte del Medievo. Alguna vez pienso terminar la guía sobre Hamburgo que empecé hace demasiado tiempo y la repartiré en los vuelos de vuelta, por la voluntad, que la mía ha sido férrea durante tantísimos veranos. A todas partes habría que ir aleccionado, para evitar sorpresas. Toda esa información te la deberían dar ya en los aviones.




sábado, 25 de julio de 2015

Puente la Reina

Como el orden no altera el resultado, les pongo un puente maravilloso, el de Puente la Reina. 


Pasamos por este precioso lugar antes de ayer, tras estar en Pamplona y recorrer paseando el recorrido de los encierros de los Sanfermines. 

Puente la Reina es un lugar tranquilo, a pedar de ser un punto especial del Camino de Santiago. Me habían hablado de este puente, y el blog tenía que adoptarlo entre la colección que tengo. Además me parece precioso que un lugar lleve un nombre de puente. 

Ahí lleva siglos, viendo pasar a millones de peregrinos desde épocas lejanas. Y los que pasarán. 


miércoles, 22 de julio de 2015

Cataluña engorda

Llevo 6 días por tierras catalanas y ando encantada. Tras pasar unos días en Barcelona, ahora andamos por el interior de la provincia. De Barcelona qué voy a decir que no se sepa: maravilla de Gaudí y del resto del modernismo de otros arquitectos, las masas de turismo, la maravillosa Boquería, la playita. Pero definitivamente en este viaje me quedo con la comida. Muchas veces como turista no sabes dónde meterte para comer, y yo huyo de esos restaurantes de fotos de los platos, con traducción en varios idiomas, y la oferta de esos mismos me espanta: paella, pizza y tapas, anuncian muchos.

El primer día, llevadas por el cansancio y la comodidad, nos sentamos en la terraza de un restaurante en el Paseo de Gracia. No es que estuviera mal, pero además se encareció todo bastante par lo que era. Pero gracias a una guía que compro siempre, cuyas recomendaciones gastronómicas son muy recomendables, hemos comido el resto de los días de maravilla, y con una excelente relación calidad-precio. Además, constato que Barcelona engorda, y el resto de la región, si nos dejamos, también. Yo he empezado a controlar, porque si no acabaremos mal... A ciertas edades los gramos vienen para quedarse, y si bien las vacaciones son sinónimo de engorde, ay que tomar medidas antes de que Cataluña nos arruine la operación biquini.

Pero también han engordado mis ganas de volver por estas tierras y conocer lo mucho que me falta por ver. Ahora mismo escribo estas lineas desde Cardona, desde su castillo, convertido en Parador para la suerte de los turistas. Lugar de leyendas y fortaleza inexpugnable, deja boquiabierto a cualquiera al verlo a lo alto. 

Pero no hay que ignorar que por todas partes ondean banderas por la independencia y hay alusiones al referéndum del 27 de noviembre. Me sorprendió en Vic el despliegue de banderas, y el reloj con la cuenta atrás en la fachada del ayuntamiento, como si del cambio de milenio se tratara. Difícil la situación a la que se está maniobrando todo. Y el turista observa desconcertado, pues nos tratan bien, la gente es muy amable y abierta, y la comida, ni les cuento... De momento habrá que fluir, qué remedio queda.

miércoles, 15 de julio de 2015

Nada como aprender

En teoría han comenzado mis vacaciones. Digo en teoría porque los autónomos siempre estamos elucubrando sobre nuestro trabajo, nuestro futuro, nuestro incierto día a día. Pero sí, antes he dado mi última clase antes de la frontera que supone el verano como fin de algo y antecesor de otra cosa. Ni sé cuántas horas de clase he dado este año, ni tampoco a cuánta gente, ni muchísimo menos cuántas horas le he dedicado a la preparación de las clases. Los profesores trabajamos y mucho. Otra cosa será para los que no aman su profesión y todo lo que significa enseñar.

También, y con todos mis respetos a los "aprendientes", ese palabro que he visto ya en varias ocasiones y al que me cuesta acostumbrarme, muchos son muy flojos. Tengo alumnos muy trabajadores, constantes, entregados a la causa, pero otros muchos no hacen más que quejarse o suspirar, como si aprender algo voluntariamente y por placer en tu tiempo libre no fuese algo maravilloso. Otros vienen a clase a demostrar lo que saben y te quieren convencer de que ellos dominan más tu lengua que tú, incluso en un nivel de principiantes. Me pueden la arrogancia de algunas personas y el consumismo con el que acuden a clase. Hay grupos con los que da gusto: se preparan todo lo que les dices y dan todo lo que pueden. Y esas mismas tareas en otros grupos no sirven de nada y no funcionan. Y otros trabajan pero recordándote a la mínima el muchísimo tiempo y trabajo que les han costado los deberes o tareas. Que no estudiáis para mí, sino para vosotros. Que yo sólo os exprimo porque si no no haríais nada. Y además pena no me dan ninguna, ¿por estudiar?

No entiendo tanta flojera. Por qué si de los profesores se espera tanto muchos alumnos no son capaces de tomárselo tan en serio como al menos en el momento en el que se apuntan. Hay casos curiosos, como el de una chica que se apuntó a un curso de principiantes mío porque quería educar a su hija de forma bilingüe. Ejem, con el español no va a funcionar, pues tras la tercera clase no volvió más. O una pareja joven que pasó por otro curso mío hace años y que quería aprender español para emigrar a Ibiza... También a la tercera o cuarta tarde desaparecieron... Una de dos, o cambiaron de país, o tras tres clases lo dominaban y se fueron a Ibiza sin demora...

Sé que es muy difícil dominar una lengua, a mí me lo van a decir. Pero tengan paciencia, al menos conmigo. :-)



viernes, 3 de julio de 2015

El miedo lo tienen ellos

Acabo de hacer una búsqueda en Google y me ha sorprendido mucho no ver ninguna noticia actual en la prensa alemana sobre la entrada en vigor de la Ley de Seguridad Ciudadana o llamada Ley Mordaza. Si estas leyes se implantasen en otros países de dudoso "estilo" democrático, nos echaríamos todos las manos a la cabeza, pero el gobierno español es experto en dejarnos con el culo al aire a todos en nuestro país y frente al mundo.

Yo me levanté muy apesadumbrada antes de ayer, y la sensación no se me ha pasado. Los que tenemos un blog y expresamos nuestra opinión publicamente y todo aquel que hasta ahora se ha expresado libremente, se encuentra de luto y hasta temeroso, diría yo. No se trata ni de ofender en muchos de los casos, pues de eso está la blogosfera llena, y hasta eso, es un sano ejercicio por demostrar al mundo lo retorcida que es mucha gente y lo mal que vamos los que nos gusta respirar libremente. ¡Qué país es ése en el que el gobierno pasa una ley sin ningún apoyo parlamentario más que el de su propio partido y que se tiene que blindar frente a sus propios ciudadanos! ¿Tanto miedo les tienen? Me produce pavor la facilidad con que se cambian leyes básicas en España retrocediendo al pasado e ignorando todo lo logrado durante años de cambios en la sociedad, borrándolos ahora con leyes absurdas.

Seguiré al tanto de si la prensa alemana se hace eco sobre la que nos ha caído este 1 de julio, pero yo he hablado de ello con muchos alemanes, y nadie sabía nada de esto. Hay publicaciones de hace 3 ó 6 meses anunciando la Ley Mordaza, pero nada actual. Aquí ahora estamos más ocupados con la tragedia griega y lo que pueda pasar el domingo con las elecciones, otro tema que me irrita en sobremanera. El gobierno griego actual ha heredado los problemas del anterior. No creo que lo estén haciendo peor que todos los anteriores, pero ahí está el resarcimiento colectivo a la espera que todo se desmorone, antes de esperar a ver qué decide el pueblo, que es al final el más apropiado para opinar en toda esta debacle en la que seamos sinceros, los gobernantes no deben ni saber qué hacer. Saquemos todos las porras y pongámonos a linchar al pueblo griego. Recordemos que los que están pagando la crisis no son los que robaron y engañaron, y que si se hizo esta unión económica tan desastrosa, se debería ir hasta el final con todas las consecuencias y ante todo haciendo pagar a los que expoliaron Grecia durante décadas. Esos seguro que tienen dinero para pagar una buena parte de la deuda pero no los ciudadanos que llevan años ahogados.

Menos mal que todavía nos queda el matrimonio homosexual en España, algo inexistente en Alemania, y que últimamente están reclamando algunos políticos hasta de la Unión Demócrata Cristiana de Merkel, con énfasis en lo de cristianos... Varios políticos de la CDU se han pronunciado esta semana a favor de que se dé vía libre al matrimonio homosexual. Eso no es tema de esta legislatura, dijeron para acallar las voces que reclamaban este derecho.

Como nos gusta a todos meter a la gente en etiquetas ("los griegos", "los manifestantes violentos", "los homosexuales"), reflexionemos sobre "los políticos" y digámosles que "los ciudadanos" no estamos dispuestos a que nos manden callar simplemente porque ellos tienen miedo de perder sus privilegios y se vean amenazados por gente ejerciendo su derecho democrático a manifestarse o a opinar libremente.

lunes, 22 de junio de 2015

Qué triste

Hoy ha comenzado el verano y ahora mismo llueve. Ha sido el día más largo del año y ahora volvemos a las andadas, es decir al tiempo que es peor tiempo que el ya malo. En España han empezado las vacaciones escolares, han abierto las piscinas y muchos estarán ya en la playa o a punto de irse a lo largo de las próximas semanas. Aquí nos queda un mesecito de clase por lo que las vacaciones todavía nos caen algo lejos, aunque ya se acercan y proporcionalmente las ganas de largarme y dejar atrás el ausente verano de este año.

Hoy mi hija y el hijo de una amiga (española) se lo han pasado pipa poniéndole por whatsapp a sendos amigos que, debido al penterre que les había dado a sus respectivas madres (españolas) a causa del clima, nos habíamos largado hoy mismo al aeropuerto a buscar un vuelo de última hora y que ya estábamos en España, donde nos quedaríamos una semana. Los amigos se creyeron la trola, algo comprensible, porque sé que los españoles que vivimos aquí les damos pena a los alemanes. Es lo mismo que yo siento por los españoles de Canarias. Si algún español que soporta este mismo clima que yo me dice que es de Burgos, no es lo mismo que si me dice que es de Tenerife. Por este último siento una pena inmensa. Por el otro empatía y solidaridad.

Y la demanda del español sigue creciendo. Las cifras dicen que cada vez hay más estudiantes de castellano, una buena noticia para los que trabajamos en esto. Y no me extraña. Si yo fuera alemana, aprendería español, sin dudarlo. Ah, que soy también alemana. El caso es que estoy atrapada igual, en veranos de a 17° C de máxima y 8°C de mínima. Por eso odio tanto el solsticio de verano, porque mañana encima nos empiezan a robar la luz, que es lo único seguro que tenemos cada año por estas fechas. El resto son solo un calendario, y aviones que llevan a alemanes al sol, y de vuelta.

sábado, 6 de junio de 2015

El magnolio que se convirtió en cerezo

Hace 12 años estaba a punto de soltar a mi hija pequeña. Qué diferente es nuestra vida con el paso de los años. En aquel momento ya sabía lo que era ser madre, pero sólo de una. Ser madre de dos hace que te diversifiques en tu papel de madre, y cada uno de tus hijos encuentra el lugar que le toca en la familia. Mi hija pequeña es muy particular. Me sigue haciendo reír día a día con su lógica aplastante y su humor tan sutil pero no por menos desternillante. Su última ocurrencia es que está harta de estudiar de más, que en todos los exámenes le preguntan una mínima parte de todo lo que ha estudiado, y que todo lo que se estudió de más fue perder el tiempo. Otra de las suyas estos días ha sido decir que saber lo que es la fotosíntesis de las plantas no sirve para nada, o que algo tan simple como una flor, tenga tantas partes, y que de qué sirve aprenderse todo eso. Completamente inútil.

Encima, durante todo el curso escolar, ha tenido que hacer un diario de un árbol. Eligió lo que ella creía que era un magnolio, pero ahora en primavera ha resultado ser un cerezo. Menudo disgusto se llevó. Todo lo que llevaba hecho hasta entonces lo ha tenido que cambiar y adaptarlo a un cerezo. Menudo cabreo. Y ahora en su trabajo, el magnolio se ha convertido en cerezo, todos los textos y dibujos. Pero la vida es así. Las cosas no son lo que parecen, le digo yo siempre, y si trabajásemos o estudiásemos tan selectivamente, el resultado podría salir bien una vez, y de chiripa, pero la mayoría de las veces sería un desastre.

Últimamente me cuenta cosas de cuando era "pequeña", y ella misma se parte. Hoy me contaba que una vez en un San Nicolás, fiesta celebrada cada 6 de diciembre en Alemania, me puso un dibujo junto con su hermana en mi zapato, y que yo les di las gracias a las dos y que ella se preguntó que cómo podría yo estar tan segura de que eran ellas y no el San Nicolás. Debe ser increíble darte cuenta como "mayor" de esas cosas y reflexionar sobre ellas. Ella lo hace un montón y guasona como es, me toma el pelo por sus "traumas", de si hice esto o lo otro, o más bien no hice. 

Pero la que reflexiona año a año soy yo. Crecen demasiado rápido. Por eso hay que celebrar mientras podamos.


miércoles, 3 de junio de 2015

¿Quién ha sido?

¿Quién nos han robado la primavera? Aquí no nos han robado el mes de abril, como canta Serrat, sino directamente toda la primavera, y al paso que vamos, el verano también. Lo de este año pasará a los anales, aunque mi memoria hamburguesa me recuerda que, eso de que antes las primaveras eran mejores, es todo un camelo. Pero siempre había algunos días buenos en mayo o en abril. Este año no hemos pasado de los 19 grados ni un sólo día y no más de un día suelto. 

El aeropuerto de Hamburgo sigue ampliando la cifra anuales de viajeros, leí ayer. Y de seguir así pronostico que habrá muchos vuelos sólo de ida. Esto no hay quien lo aguante. Esto es denigrante. Como he visto hoy en una norticia sobre en una colección de definiciones hechas por niños, "denigrante" sería emigrante que viene de Denia. Pero es que los de Denia no se van a ninguna parte: "hamburgrante" podríamos decir. 

Como cada vez me estoy volviendo más práctica con todo, pienso que visto lo visto deberían quitar todas las terrazas de verano, vacías este año. Piscinas al aire libre, ¿para qué? Aquí no ha metido todavía nadie ni un dedo del pie en el agua. Ropa de verano... inútil completamente. Sandalias..., juas juas juas, ¿qué es eso? 

Por eso le recuerdo que si usted que me lee es un afortunado que esté sudando por el calor estos días, se acuerde de que en la mayor parte de Europa sudar es un lujo o que ir sin chaqueta a todas horas del día, es una utopía. Que sí, ya sé que el calor le dejá a uno sin energía, pero, sinceramente, ¿a que no lo cambiarían? Quien se haga el bravucón que se venga un tiempo al norte. Volverá a amar el calor y no se volverá a quejar jamás. 

sábado, 16 de mayo de 2015

Esa ciudad inagotable

Esta semana he vuelto a Londres. Mis hijas me pidieron volver. Al principio pensé que en la semana de vacaciones que hemos tenido, podríamos haber ido a algún sitio nuevo, pero ahora pienso que no. La visita lo ha merecido, y Londres es cada vez una exper diferente, ya que la ciudad es inagotable. Cada vez que voy veo algo nuevo, y como yo gano en años, mi visión también es otra. Con la edad se fija uno en cosas diferentes.

Desde luego que me podría ir a vivir allí sin ningún problema. Mañana mismo. Es una ciudad muy a mi medida: interminable. Asustan los precios, eso sí, pero supongo que si vives ahí todo irá a la par. No todos los ingleses pueden mantener el nivel de vida londinense, eso es obvio. Los alquileres están por las nubes, el trasporte público parece un lujo, y todo tan absurdamente encarecido. Por otra parte me sorprende que los museos sean gratis. Si viviese ahí, me pasaría horas y horas en ellos, y me conocería cada sala. Estuvimos en el British, y me parece surrealista que entres a un museo así como si pasearas por la calle. Es increíble. Y te topas con la piedra Rosetta, con los frisios del Partenón, con infinidad de momias. Por cierto, los frisios. Tras haber estado hace un par de años en Atenas y ver el Partenón desprovisto de los mismo, me dolió en el alma verlos aquí. Entiendo que a los griegos no se les pase el cabreo. Si yo fuese griega boicotearía al museo y no entraría. Pero como para no hacerlo si no eres griega. Pero es como ver el Partenón en dos partes.

Londres es más que multicultural, y con esto no me refiero al colorido que todos nos imaginamos. Hay una multiculturalidad escondida. El que no es medio sueco, es medio francés, y media ciudad es de fuera: hemos descubierto que londinenses de pura cepa hay pocos. O esos no se mezclan.

Esta vez he entrado en la Torre de Londres. Hasta ahora me negué, por el precio tan desorbitado de la entrada. Pero la edad y estar curada de espanto de cosas carísimas, me hicieron pagar esta vez sin rechistar. Mis hijas querían entrar y vimos las joyas de la corona, los cuervos, los Beefeater, y toda la parafernalia, salvo la parte de las torturas: a ésa renunciamos. Que eran muy bestias, como toda la humanidad por los siglos de los siglos, ya me lo imagino, y no necesito verlo.

Pero el alma de Londres está en el metro. Esos millones de personas que circulan en el Londres subterráneo, apretados como sardinas a las horas punta, que se colocan ordenadamente a la derecha en las escaleras mecánicas tan largas que hay, bajo peligro de morir atropellado por los que caminan por la izquierda. Ahora caigo que deberían circular también al revés aquí, y colocarse a la izquierda, por llevar la contraria como lo hacen con todo. Mi impresión ha sido que todo lo educados que son en cualquier otro lugar de la ciudad, en el metro se les olvida, y atropellan al que sea en andenes o túneles. Y lo de cruzar la calle me sigue pareciendo una aventura, y como no sé adonde mirar, miro en todas direcciones. Más vale.

Como mis hijas tienen sus propios deseos, hemos descubierto también el Londres de los Beatles. Nos acercamos a Abbey Road, para comprobar que el famoso paso de cebra es uno cualquiera, y que los vecinos deben estar hasta los güitos de tanta gente cruzándolo porque sí, y no porque quieran cruzar la calle. Me sorprendió lo cuidadosos que éramos todos y lo poco que entorpecimos. Supongo que no será siempre así y habrá turistas que bloqueen todo el tráfico por la foto, sin importarles nada.

Regresé de Londres hace tres días y sigo molida. Las piernas han hecho esfuerzos titánicos para aprovechar el tiempo al máximo. No obstante se han quedado tantas cosas por ver, que volveremos. No me cabe duda. Siempre que me voy de Londres sé que no es la última vez.

Somos inmortales

Otro año he vuelto a pasar dos días de la madre en silencio, pero los de este año no me han dejado indiferente. Hablo en plural porque uno era el español y otro el alemán, y encima dos domingos seguidos. Siempre he pensado que estas cosas son tonterías, pero como me siento madre por partida doble, los dos últimos domingos han sido míos. Así se lo he hecho saber a mis hijas: que por mi doble nacionalidad y lo que rindo como madre, que me merecía los dos días. Por suerte mis hijas, que siempre me ponen en mi sitio, se ocuparon de dejar claras las cosas: pero si siempre he dicho que el día de la madre es una fiesta consumista y sin importancia, que no viniese con tonterías ahora.

Pero es que hay cosas que si no las dice una no las dice nadie. Pienso que todo lo que se diga de nosotras las madres es poco. Nos merecemos un monumento, y si no nos lo pone la sociedad, nos lo tendremos que poner nosotras mismas. Por supuesto que los hombres son padres, padrísimos y amantísimos de sus hijos también, pero creo que jamás llegarán a comprender ciertas cosas. Mucha culpa la tiene la sociedad y nosotras mismas, pues a nosotras nos socializan con la idea del sacrificio por los demás grabada en la frente, y a ellos no. Ellos piensan que para ellos todo es posible, porque así se les educa, y nosotras pensamos que no: que algo se queda en el camino, y si lo queremos todo, el sentimiento de culpa que llevamos dentro se encargará de recordarnos que todo no se puede. Y ahí nos ponemos nosotras nuestra propia trampa: para nosotras nuestros hijos son lo principal, y ahí perdemos en autonomía en beneficio de los hombres. Tal cual.

Sin embargo, no hay nada mejor que ser madre, y por eso, aunque llegue tarde, como siempre últimamente, me pongo a mí misma ese monumento del que hablaba antes, a mí y a todas las madres que luchamos día a día por poner a nuestros hijos en un buen lugar de salida para su futuro sin nosotras. Todas luchamos frente a unos problemas u otros, todas flaqueamos en momentos duros y dudamos de todo, pero por nuestros hijos somos capaces de todo.

Mis hijas me han dicho últimamente varias veces que yo soy inmortal. Admito que tal ocurrencia me resarce de muchas cosas. Las madres nos quedamos en el interior de nuestros hijos para siempre. Qué gran tributo. 

viernes, 8 de mayo de 2015

La mala suerte

El martes tuvimos un tornado devastador en Hamburgo. A mí me pilló en uno de estos momentos tontos de idas y venidas y solucionar cosas entremedias, y en los tres segundos que corrí en la calle a resguardarme me empapé. Pero luego oí una noticia muy trágica. A una pareja le cayó una cornisa encima. Él murió de inmediato, y ella quedó gravemente herida. Lo horrible del caso es que ella estaba embarazada y le tuvieron que sacar el bebé por cesárea después, y perdió a su novio y padre de su hijo y el niño se quedó huérfano antes de nacer, por un tornado que se nos presentó prácticamente de improvisto, y eso que decían que se aproximaba una buena.

A mí me dan mucho miedo estos golpes del destino que nadie puede prever, y arrancan a la gente de sus vidas y de las de los demás. Recientísima está también la tragedia de Nepal, con varios miles de víctimas, también por estar justo ahí en ese instante. Yo en todos esos momentos me doy cuenta de que la función llamada vida podría acabarse de sopetón, y que todo lo que me preocupa son chorradas en comparación. Pero ya saben aquello de la teoría y la práctica.

También hoy he leído lo que ayer escuché en la radio: el copiloto que estrelló el avión de Germanwings, ensayó el descenso brusco en el vuelo de ida a Barcelona ese mismo día. Cabe preguntarse por qué esperó a la vuelta para hacerlo, si era porque necesitaba "practicar" o porque en el último momento no fue capaz. Antes he leído, que comió poco antes de estrellar el avión. Me voy a suicidar en colectivo pero antes como algo. No sé hasta qué punto necesitamos saber todos estos detalles. A mí me ponen mala. Todavía hay gente que sigue hablando de sus depresiones. No dudo que las tuviera, pero ese hombre era un psicópata y un asesino. Y a las pobres víctimas les tocó como piloto de su avión. 

De las más de trescientas niñas y mujeres liberadas en Nigeria del grupo terrorista Boko Haram, doscientas y pico están embarazadas. Estas niñas y mujeres, lo único "malo" que han hecho, es vivir en su país. Y luego dicen que la gente quiere llegar a Europa. 

Perdónenme si estoy tan trágica últimamente, pero es que el mundo no da para otra cosa. Llevo una temporada muy a lo Mafalda y citándola libremente, y antes de irme a dormir, digo una de sus frases célebres: mañana por la mañana que echen un vistazo y si hay justicia, libertad y esas cosas, que me despierten.

jueves, 30 de abril de 2015

No es la fama lo que cuesta

Ay, educar, qué difícil es. Y cuánta responsabilidad. La vida nos presta a nuestros hijos durante su infancia y adolescencia para que los acompañemos hasta que estén preparados para eso tan difícil que es defenderse en la vida. De nosotros, padres y madres, depende mucho de su preparación para afrontar la vida y de cómo hacerlo. Mis hijas cada vez vuelan más, y si bien me quedan unos años, soy muy consciente de lo maravilloso que es que todavía sean solo mías. En unos años se pertenecerán a sí mismas.

Esta semana de cuatro días una ha estado de viaje con la clase y hoy ha vuelto. A mí, con cada vivencia de mis hijas, me parece que crecen en todos los sentidos. Pero vuelven y hay que seguir trabajando en el futuro, sin dar tregua. Y hoy, cuando les he dado un par de "instrucciones" me han dicho socarronamente y con una gran sonrisa que yo tenía que haber leído la letra pequeña... y que fue mi idea que vinieran al mundo. Ante tales ocurrencias no puede una madre más que reírse.

La letra pequeña, cierto. Es tan pequeña que necesitamos lupa para leerla o incluso ni la vemos y tenemos que adivinarla. No hay más que oír las historias que me cuentan mis hijas de otros niños de su clase como para saber que cada uno hace lo que puede. Una niña de la clase de mi hija llegó hasta la final de la versión alemana de La Voz infantil, que fue hace una semana. Se quedó la segunda, pero ahí estaba el lunes con su maleta preparada para el viaje, como otro crío más, pero con la fama acuestas. Al final la rutina nos iguala a todos, el corre corre diario, las facturas, o salir adelante con nuestros hijos. Seamos conscientes de que todo es efímero y que hay que aprovechar cada momento con ellos.







jueves, 23 de abril de 2015

Nunca es pronto

No sé por dónde empezar. Cuando me tiro demasiados días sin escribir, la sensación de la página en blanco, que nunca he tenido, se apodera de mí, pero más por la sensación de no saber qué tema de los muchos coger. Sin embargo, montones de veces, mientras conduzco, escribo posts en la mente. Pero la vida diaria tiene mi mente tan ocupada que funciono todo el día sin apenas tener un momento de respiro, pero de eso no soy la única y además no me quejo. Jamás. No por trabajar y menos por hacer algo que me gusta, pero a veces me acuerdo de la frase de una amiga mía, muy sabia: "Ya verás el día que no tengas tiempo ni para depilarte las cejas". Gran verdad.

Y sin embargo el día si da para reflexiones continuas. Estamos en primavera y definitivamente me estoy haciendo vieja. Ya no me altero porque siga haciendo tanto frío y estemos a finales de abril. Yo no me he quitado ni el abrigo ni las botas, aunque muchos se empeñen en que ya tiene que ser primavera de verdad. El hamburgués medio abre el techo del descapotable si hace sol 9 grados, con sol y 14 grados se sienta en una terraza y con sol y 20 grados va en chanclas o pantalones cortos, aunque venga el aire polar que tenemos tan a menudo aquí. A mí me resulta cómico, pero es así, y yo tengo plenamente asumido que yo me pondré el abrigo indefinidamente, hasta en agosto si es necesario. Como para fiarse del sol aquí.

Hoy ha sido el día de "los chicos y las chicas" en las empresas, aquí llamado "Boys' and Girls' Day", en el que los niños de sexto y séptimo tienen que pasar el día en alguna empresa y ver lo que significa currar... El experimento ha surtido efecto en mi hija pequeña: ha vuelto tan agotada que ha estado las primeras dos horas tras la vuelta en silencio y ensimismada por lo cansada que estaba, decía. Como madre, ya saben, hay que sacar una moraleja de todo, y le dije que entonces no se vuelva a quejar jamás del colegio... Propongo que los manden a todos una vez a la semana a currar y así comprenderán muchas cosas que por desgracia solo se ven cuando uno es adulto.

Curioso el sistema escolar aquí. Por una parte tratan de mostrarles de inmediato que van al cole para irse pensando qué es lo que quieren hacer en el futuro y que vayan elucubrando cuanto antes, y por otro, cuando les hablan de temas crudos, siempre hay algún padre que protesta para que se les proteja. Hace unos días mi otra hija me contó que estaban viendo en clase la peli de "El Pianista". Yo la vi hace años y recuerdo que me mantuvo muy en vilo y en tensión todo el tiempo, con muy mal cuerpo. La película va sobre un pianista judío en la Polonia ocupada por los nazis y el horror del gueto de Varsovia. Yo le comenté cuando me lo contó que me había gustado mucho, pero que lo pasé fatal viéndola, pero jamás me planteé que no era adecuada para mi hija. Pues hoy les han suspendido la función, es decir, el que continúen viéndola porque varios padres se han quejado porque no es apropiada todavía ya que no han tratado en el cole el tema del nacionalsocialismo. Ni que hiciese falta, digo yo. Precisamente estos días ha comenzado el juicio a un nazi aún vivo, el llamado "contable de Ausschwitz". Tiene 93 años y nunca ha escondido su pasado pero como no se manchó las manos de sangre, no asume ninguna culpa. Pero trabajaba el la rampa y se "ocupaba" de las pertenencias de los judíos que llegaban al campo de concentración. Parece que pudo estar en la rampa en la que se decidía quién se salvaba y quién iba a la cámara de gas, y se le acusa de ayuda a asesinato en 300.000 casos. Como ha declarado una superviviente que se salvó junto con su hermana pero que perdió al resto de su familia: si ellos pudieron decidir sobre la vida y la muerte de esa manera, la sociedad no puede olvidar y de lo que se trata es de asumir la responsabilidad moral y decir que aquello fue un horror, algo a lo que este hombre no parece dispuesto, pues él era un mandado, claro.

Pues de eso justo se trata: de que los jóvenes como mi hija vean que toda esa gente que participó en los horrores eran personas "normales" que cumplían su trabajo. Y con las enseñanzas y las moralejas, ya saben, nunca es pronto para empezar.









domingo, 12 de abril de 2015

El gran día

En Alemania es costumbre que los jóvenes vayan a la escuela de baile para aprender a bailar bailes de salón y "defenderse" en cualquier pista de baile. Cuando llegué a Alemania hace muchos años me sorprendió tal costumbre y que no bailen sueltos o improvisen. ¡Dónde íbamos a ir a parar en un baile con orquesta: si no se sabe la teoría no se baila y punto! Así pues cuando mi hija me anunció hace unos meses que iría a la escuela de baile con unas amigas, no me sorpendió nada. Es el curso normal de las cosas en este país: nacen, crecen y van a la escuela de baile. 

Durante meses he seguido los avances y la preparación hacia el culmen, que fue el baile de antes de ayer. Hubo durante unas semanas dudas respecto a quién sería su pareja de baile, pero, cuando por fin se puso de acuerdo con un candidato, se disiparon. Luego el asunto de la ropa, peinado. Nada grave, tampoco, ni fuera de lo normal. Y el viernes llegó el gran día. 

En primer lugar creo que deberían prohibir que las chicas de 14 ó 15 años bailen con chicos de la misma edad. Ellas parecen mujeres y ellos, niños, en la mayoría de los casos y había parejas curiosas, en las que ellas les sacaban una cabeza o más a ellos. Y en segundo lugar, no pueden dejar que la gente baile canciones modernas en versión orquesta y agarrados. Y luego, para rizar el rizo, hicieron que las chicas bailaran con sus padres y los chicos con sus madres. Mi hija bailó con su padre, pero cuando le tocó al muchacho con su madre, este nos dijo que sus padres no estaban. Entonces salió la madre española que hay en mí, y le ofrecí bailar yo con él. La verdad es que lo "normal" hubiese sido que el chico hubiese dicho que no, pero dijo que sí. Mi hija y sus amigas se partían de risa, y otra madre de dos hijas me dijo "has tenido suerte", porque como madres de chicas por la rigidez del protocolo no pintábamos nada entre los protagonistas. Mientras bailábamos el chico me contó que sus padres no habían venido por falta de coordinación. Eso traducido me lleva a lo pienso de las relaciones familiares aquí y de las prioridades de la gente. 

Y el curso de baile terminó, y el baile estelar también. Ahora a esperar a la siguiente fase de la vida. 


martes, 7 de abril de 2015

Lugares de inspiración

Ayer, cuando quise pagar una cosa con mi tarjeta de débito, no recordé el código de la tarjeta. Tecleé dos combinaciones que no eran y la vendedora me dijo que un error más y se me bloquearía la tarjeta. Fue en la farmacia del aeropuerto de Hamburgo, al regresar de tres días en Niza. Después estuve toda la tarde tratando de recordar el número que habré tecleado un millón de veces. Y hoy, en el supermercado, al ir a pagar, probé otra vez y a la primera acerté. Lo que es la rutina. Te conecta todas las neuronas y te las reestablece por completo. Si me vuelvo a olvidar del código, volveré al súper, pues allí, como he comprobado hoy, me ocurre el reseteo. Cada uno tiene sus lugares de inspiración.

Antes de eso hoy he dado clase, y puedo asegurar que los profes tenemos nuestros días buenos y nuestros días malos. Somos como los actores: un día nos comemos el escenario, y otro vamos a cámara lenta. Yo era hoy del segundo grupo. Por suerte mis alumnos estaban igual que yo, y nos hemos retroalimentado en nuestra lentitud. Hasta ayer fue Semana Santa aquí, que en realidad no es una semana sino cuatro días de fiesta, o mejor dicho el Viernes Santo y el Lunes de Pascua, y el resto fin de semana. Y hoy era el regreso a la rutina, por suerte para todos los códigos que almaceno. A mí a veces me saltan chispas entre los de las tarjetas, el de la página de mi trabajo, el de la del banco, más todas las contraseñas para las páginas que utilizo habitualmente.

Sí, he estado en Niza. No se me olvida. También en Antibes, Grasse y Cannes. Salvo por el festival de cine, olvídense de este último. No tiene nada, y menos cuando entre tanta tienda de Chanel y demás marcas de lujo, encima te diluvia, En Niza hizo sol. Qué bonita ciudad. No me extraña que aquí viniera tanto pintor a inspirarse, o mejor dicho escapando del clima del resto del norte de Europa. Lo de la pintura era mera excusa. Matisse estuvo aquí, Picasso en Antibes, Van Gogh no muy lejos. Por no olvidar a tanta aristocracia europea que hibernaba allí. Me gustó mucho Antibes, donde a Picasso le dejaron 2 meses un castillito en lo alto de la ciudad con vistas al mar, para inspirarse, y vaya si lo hizo. Pero es que en un lugar así se inspira cualquiera, y más cuando un pintor consagrado ya en aquel momento como lo era Picasso, con hacer cuatro rallajos creaba una obra para la posteridad. Las obras expuestas en el Museo de Picasso de Antibes no son de lo mejorcito que he visto de Picasso pero el lugar tiene su magia. Que Picasso pasase por aquí, pintase, y además les dejase las obras producidas en ese momento, fue un golpe de suerte para esta ciudad que es bastante tranquila, tanto, que se permite cerrar el museo de 12 a 14 h un domingo, dejando a los turistas tirados esas dos horas. "Como se quedan hasta que abren otra vez"... pensarán. Y razón tienen.

La Costa Azul. Ciertamente el color del mar en esta región es de un azul especialmente bonito. Qué listos eran los pintores. Y qué listo era Picasso.


domingo, 29 de marzo de 2015

Lo inexplicable

La semana que termina ha sido muy dura para España y Alemania con el accidente de avión que ha conmocionado al mundo estos días. Al horror de lo sucedido y la sensación de que en ese avión podíamos haber estado cualquiera de nosotros, se sumó el jueves la conmoción de que el piloto dejó caer el avión adrede. Qué crueldad tan grande para las víctimas y sus familiares. Si ya un accidente es difícil de asimilar, saber que fue hecho a consciencia sobrepasa todo. 

Mucho se está diciendo sobre el copiloto causante de este acto tan horrible. Con decir que estaba depresivo se aclara todo, y a mí me irrita y me duele tal aserción. Los que están o hemos estado depresivos sabemos que una persona depresiva no hace una cosa así. La depresión es autodestructiva, pero no arrolla a los demás así. Un depresivo está demasiado ocupado consigo mismo como para querer causar tanto daño a los demás. La depresión no es jamás la explicación de un acto tan monstruoso. Yo no me lo creo. Ahí tiene que haber otros trastornos psicológicos más graves, aunque la depresión no lo sea menos. 

Un acto como el del piloto del avión no es de alguien depresivo sino de alguien con deseo de hacer sufrir a los demás, alguien con aires tales "de grandeza" como para querer salir del mundo "por la puerta grande", y alguien que se toma a sí mismo tan en serio como para pensar que su vida es equiparable a la suma de 160 personas. Eso es una arrogancia miserable, porque un verdadero  depresivo o se quita la vida en silencio o trata de salir como sea del agujero tan profundo, ya sea por los suyos o por sí mismo. 

Siempre me parece fuera de lugar el trato tan despectivo con que se habla de las personas depresivas o incluso lo fácilmente que la gente pronuncia la palabra "depresión" para aplicarlo a todo restándole importancia a una enfermedad tan seria banalizándola. Tener una depresión no es sinónimo de tener esa sangre fría para, al contactar con la torre de control y que te digan que el aterrizaje está previsto para tal horas, digas "ya veremos". Cuándo va a comprender la gente que una depresión no aclara lo inexplicable. Para eso hay que buscar más. 



viernes, 20 de marzo de 2015

Qué bonito el eclipse

Mi hija pequeña se ha ido hoy algo mosqueada al cole porque no tiene gafas para observar el eclipse parcial que se está produciendo ahora mismo. Las gafas protectoras para los ojos están agotadas en Alemania desde hace días. Y yo no he tenido tiempo de ir de óptica a óptica preguntando si les quedaba alguna.

Entiendo que a los astrofísicos y a los interesados en la materia les parezca algo grande. De hecho yo vi, con gafas incluidas, el eclipse total que hubo en 1999, sentada en un banco a orillas del Alster, el lago de Hamburgo, durante la hora de la comida de mi trabajo. ¿Qué habrá sido de aquellas gafas? Probablemente como tras verlo me quedé igual, en alguna de mis varias mudanzas desde entonces, las gafas habrán pasado a mejor vida. Pero todo tiene su momento en la vida, y entiendo que a una niña de 11 años el eclipse le parece importante. Me contaba indignada esta mañana que el próximo parcial es en 20 años y el próximo total en 80.

Debo ser de lo más simple al pensar que habiendo tantas cosas por resolver en la tierra, lo que ocurre más allá me la trae al pairo. Leo sobre todo tipo de temas, pero los artículos sobre los planetas, sobre si hay vida en Marte, y cosas así, me los salto directamente. Entiendo que se investigue sobre todo esto, pero veo tantas cosas más importantes, que me parecen meras historias. Más preocupantes me parecen los atentados en Túnez estos días o la situación de muchas personas en el mundo. El otro día leí un artículo que me causó tanto dolor que tuve que parar de leerlo y saltarme muchos párrafos. Recomiendo su lectura, para que no se nos olvide que los refugiados que llegan a Europa buscado una vida mejor hacen lo que haríamos nosotros en sus mismas circunstancias. El artículo trata sobre las torturas y horrores que sufren los emigrados eritreos en su camino a Europa huyendo de la represión de su país. Léanlo hasta la última palabra, si son capaces:  http://elpais.com/elpais/2015/03/04/eps/1425482835_489274.html. Yo no lo fui y lloré mucho al leerlo y me indigna que esos horrores se den día a día en el mundo y nadie haga nada por solucionarlo.

Que sí, que el eclipse es muy interesante. Pero darnos cuenta de la mierda que es el mundo en el que vivimos también, aunque nosotros vivamos en la parte privilegiada de él.

[Nota añadida 10 minutos después de la publicación de este post:
Se acaba de nublar. Así son los eclipses "solares" en Hamburgo]

viernes, 13 de marzo de 2015

Nos tenemos que mover

Hoy ha sido el último día de mis vacaciones por Andalucía, que han concluido en Nerja. Todos los españoles asociamos este lugar con la serie de televisión "Verano Azul". La serie sigue presente en la ciudad con calles, tiendas o parques con el nombre de la serie o sus personajes. Hoy he visto el barco de Chanquete, que no está en la playa sino en un parque, algo fuera de lugar. Así que los chicos y chicas de la serie cantarón en balde el famoso "Del barco de Chanquete, no nos moverán!!!", porque en la vida real el barco lo moviero.

Nerja es el lugar donde hiverna la tercera edad europea. Increíble cuantos jubilados del norte de Europa pasan aquí los meses fríos, y es entendible, porque con 6°C de máxima que me encontraré en Hamburgo mañana a mi regreso, es como para quedarse aquí unos mesecillos, estando además a 21°C como hemos tenido estos días. Pero no sólo Nerja sino toda la Costa del Sol está llena de guiris en chanclas, sandalias y pantalones cortos, mientras los españoles llevan ropa más abrigada, pero es todo relativo, claro.

Y encima Nerja es como el mundo: un pañuelo. El otro día me encontré a una alumna mía de Hamburgo por la calle. Sabía que estaría aquí, pero de ahí a topármela, con la cantidad de extranjeros que hay por aquí, fue una gran casualidad. O no tanta, pues estas cosas ocurren.

Lo que sí que quiero aprender es andaluz. Me he acostumbrado a que en cualquier tienda te llamen "bonita, reina, guapa...". Y encima tienen salero hasta para regañar al perro. El otro día una señora, delante de mí y mis hijas le echó un rapapolvo a su perra con estas palabras: "oye, que te llevo buscando una hora, y tú haciéndote la sueca". Imagínense esta frase dicha con acento andaluz. ¿A que suena bien? Pero que además los perros andaluces entiendan esas frases tan idiomáticas, me parece una virguería. Y nosotras estuvimos riéndonos a carcajadas un buen rato.

Mañana, o mejor dicho hoy, me montaré en un avión con destino al frío. Atrás quedarán unas estupendas vacaciones en Andalucía, y muchas ganas de volver.
 


martes, 10 de marzo de 2015

La Alhambra, una y otra vez

Si hay un sitio en España al que puedes ir mil veces y te seguirá dejando boquiabierto es la Alhambra. Ayer tuve la suerte de visitarla por quinta vez en mi vida y volví a dejarme embrujar como la primera vez. La magia de la Alhambra te deja apabullado ante tanta belleza y aunque el lugar es el mismo siempre, la visita es cada vez distinta dependiendo de con quien vayas. Esta vez he ido con mis hijas y me hacía mucha ilusión mostrarles algo tan bello del país al que pertenecen por vínculo materno, aunque no por residencia. Les encantó, no me cabía duda, y les aseguré que no será la última vez que irán; y asintieron, y de eso tampoco me cabía duda. También yo volveré, de eso estoy convencida, porque siempre habrá visitas posibles y necesarias, con otros acompañantes, a lo mejor en algún momento incluso con mis nietos, como me dijo una de mis hijas, que iban además de conmigo con sus abuelos. Para eso falta, y está bien así. Y estoy segura que volveré antes de esa visita también.

Granada tiene algo. Conserva la impronta árabe y uno puede imaginarse lo que les costaría a los árabes entregar la ciudad. También el hecho de que los Reyes Católicos estén enterrados ahí y no en Castilla, dice mucho. Todo lo hicieron "por Castilla" pero sus huesos reposan en Granada, como prueba de que Granada fue cosa muy seria para ellos. Por suerte no plantaron un altar de oro en la Alhambra, como se hizo en la Mezquita de Córdoba, ni mandaron destruir la Alhambra para construir una catedral o un ermita de peregrinación. Capaces hubiesen sido, y hay que agradecerles tanta lucidez. Sin embargo muchas mezquitas fueron destruidas y se construyeron en su lugar iglesias, como alguna por la que pasé en el Albaicín.

Pero si hubo un momento que me emocionó especialmente fue la vista de la Alhambra desde el mirador de San Nicolás de noche. Nunca la había visto de noche, alumbrada. Fue un momento en el que me sentí muy pequeña y en el que pensé que la vida se nos pasa y que tenemos que aferrarnos a las personas que queremos y sentir con ellos. A veces nos obcecamos con tonterías y no vemos más allá de nuestras narices, y sin embargo están todos y está todo hay. Solo hay que ir hacia ellos y dejar que ellos vengan a uno.


sábado, 7 de marzo de 2015

Rondando...

Me he saltado Lyon, pero no importa. Estoy en una fase de mi vida en la que parezco Paco Nadal, el bloguero viajero. Solamente me faltaría que me pagasen por viajar y hacer de ello una profesión, y que conste que no me importaría. Si digo que me he saltado Lyon es porque por orden cronológico debí escribir el fin de semana pasado sobre mi visita a esa ciudad francesa, pero las prisas me han hecho meterme en las vacaciones escolares de marzo y plantarme en Andalucía, como estaba planeado hace mucho, y dejar Lyon atrás, aunque mereciese una reseña. Volveré sobre ello.

Ahora estoy en Andalucía. La más clásica es un deleite para todos los sentidos. Por eso está toda la región llena de turistas extranjeros que buscan la esencia de España, toda la luz, el folclore, los clichés, el sol, las playas y los monumentos más famosos en el mundo.

Hemos comenzado por Málaga capital, y me ha sorprendido mucho porque no la conocía salvo de paso. Impresionante es el conjunto de la Alcazaba arriba con el teatro romano a sus pies. Cultura fusión, podríamos denominarlo, y si echamos la vista más a la izquierda en esa plaza vemos los edificios de las cofradías, y más arriba bares de lo más andaluz. Quién da tanto en tan poco espacio y para todos lps gustos. 

Quería visitar el Museo Picasso y lo he hecho. Picasso nació en Málaga, pero a los 10 años se fue con su familia a vivir a La Coruña. Durante unos años volvieron en los veranos y con 19 años pasó unas semanas en su ciudad natal para no volver a pisarla jamás. El museo es el legado de 233 obras del pintor por parte de su nuera y nieto, y el museo le devuelve a la ciudad el regalo que le dio al mundo con un genio así. Curiosamente en el extranjero muchos piensan que Picasso era francés y yo me desgañito recordándoles que era español.


El Museo Carmen Thyssen de Málaga también merece la pena. Como gran aficionada que soy al Thyssen de Madrid, quería ver qué ofrece el de aquí, y tiene su gracia también. Se trata de una colección de cuadros costumbristas y de estética andaluza sobre todo del siglo XIX. Muchos muestran esa Andalucía romántica que tanto influyó a artistas y escritores.

Pero como puentes no he visto, había que ir hoy a Ronda. Aquí queda constancia de ese pedazo de puente en esa ciudad tan icono en el extranjero de España, Y es que lo tiene todo, hasta la estética de los bandoleros de Curro Jiménez, pero de eso no se sabe nada fuera. Pero esta imagen del puente es la representación de España y muchos la conocen. Y no puede faltar en ese blog. 


viernes, 27 de febrero de 2015

Huellas de "Isabel" en Malinas

Margarita de Austria y Malinas. Van unidas, desde luego, y hasta que no he visto la serie de "Isabel" no he comprendido quién era esa señora de la estatua a los pies de la plaza principal de Malinas, en Bélgica.


Y el de arriba es el palacete en el que vivió como regente de Flandes, al morir su hermano Felipe el Hermoso y ser su heredero, Carlos V, menor de edad. Ella se ocupó de su sobrino y los hermanos de este.
Pero hasta que llegó a Malinas y pudo "descansar" de ataduras, pasó lo suyo. Primero la mandaron a Francia, a la espera de que el príncipe al que la habían prometido fuese mayor de edad. Allí estuvo 10 años a la espera, y al llegarle la hora el novio por motivos de política y alianzas decide casarse con otra. Entonces la mandan de vuelta a Flandes. Como en aquella época no se desaprovechaba la carnaza para ninguna boda que pudiese traer alianzas y ampliación del poder, la casaron con el hijo de los Reyes Católicos, Juan de Aragón y Castilla. Pero este muere muy rápido estando ella embarazada de él. Algo que muestra la serie de "Isabel".

El caso es que como regente al parecer no lo hizo mal, y dejó tal impronta en la ciudad de Malinas, que todavía sigue muy presente y se la recuerda. La ciudad está llena de casas señoriales y lugares históricos, y merece mucho la pena ser visitada. Yo había estado ya bastantes veces, pero no ha sido hasta ahora, tras ver "Isabel", cuando he comprendido quién es la señora de la estatua, y por qué tantos lugares en Malinas llevan le nombre de Margarita de Austria.  La serie de televisión ha hecho que por fin asimilemos muchos de los contenidos de la clase de historia que nos entraron por un oido y nos salieron por otro. He de reconocer que todavía me faltan 2 episodios por ver, los dos últimos, y no encuentro el momento. Pero como conozco el final, es decir, que la reina se muere, tampoco tengo tanta prisa.

Mientras les dejo unas imágenes de Malinas, fábrica de cerveza con el nombre Carolus (no será casualidad...) incluida.