lunes, 29 de agosto de 2011

Franzbrötchen


Con la entrada de hoy abro una nueva etiqueta, en la que hablaré de comidas típicas de Hamburgo o de Alemania, para ayudar, al que viniese por aquí, a saber qué comer, pues como en todas partes, hay verdaderas delicias y a mí, cuando estoy en sitios que no conocía hasta la fecha, me da pena irme sin haber probado algo típico y basarme en la comida internacional, que bastante globalizado está el mundo.

Hoy, y aunque no soy golosa, quién lo diría, propagado aquí mi amor a los helados alemanes, comienzo con los Franzbrötchen, unos bollos de canela típicos de Hamburgo, tan característicos de aquí, que los alemanes en el exilio los añoran. Son una bomba calórica, no cabe duda, con su masa hojaldrada, que no es de puro hojaldre, pero parecido, y su canela que se acumula más en las grietas de la forma enroscada, que se carameliza con el azúcar en el proceso de coción. Todo un placer en el desayuno, que en Alemania no se caracteriza por dulces tipo madalenas o galletas (no se golosea en el desayuno sino después de comer, con el Kaffee und Kuchen, el café y tarta de las tres o las cuatro), sino que se desayuna pan con embutidos, quesos o mermeladas, y no generalmente un simple bollo. Pero los Franzbrötchen son la excepción, y más si se comen en la oficina, para acompañar el café del segundo desayuno.

Yo he oído a hamburgueses exiliados acordarse con añoranza de estos bollos, que yo, durante años consideré de toda la geografía alemana. Pues no, son de aquí, tan de Hamburgo como el St. Pauli. Sus orígenes no están muy claros. Se dice que proceden de la ocupación de Hamburgo por los franceses entre los años 1806 a 1814. El nombre incluye la palabra Brötchen, 'panecillo' y Franz, de francés, etimología no comprobada, pues el nombre Franz sería Francisco en alemán. O sea, que lo hizo un francés o un Franz, "el panecillo de Franz". Luego hay otras versiones del origen de este dulce que les atribuyen el invento a holandeses o escandinavos. Pero por la etimología cuela más la otra.

Como hoy día necesitamos más variedad de todo, hay Franzbrötchen de otros tipos: con pasas, con chocolate, con mazapán, o Streuseln, una cobertura muy típica aquí para pasteles, hecha con mantequilla, harina y azúcar, que queda como migas por encima. Parece ser que en los últimos años se venden en otras partes de Alemania, pero dejemos el origen aquí, como los fartons, que no había probado hasta este verano, son tan valencianos como la horchata a la que acompañan. Y que por mucho que queramos extender todo por todo el mundo, las cosas donde mejor saben es en su lugar de origen. Excepción: la paella de mi madre.

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