Septiembre es el mes del regreso a muchas cosas: a la rutina, al cole, al trabajo, a la vida organizada en horarios. Sin embargo no debemos bajar la guardia nunca, pues luego llega de nuevo septiembre y nos vemos indefensos. Yo aprovecho como profesora estas épocas de transito para reubicarme y buscar novedades, reciclarme y lo que haga falta para empezar al cien por cien. Estas semanas estoy pasando por diversas "inspecciones" y puestas a punto, he terminado hasta con gafas, algo nada sorprendente a partir de ciertas edades.
Ojalá todos los problemas de ceguera se solucionasen con unas gafas. Cuánta gente hay que ve sin ver, o que no quiere ver. Como una de mis tareas principales es gritar y regañar, con gafas o sin ellas, porque para ver lo que está muy claro no hacen falta, me choca que otros ignoren que dejar que los niños o adolescentes hagan lo que quieran es privarles de algo muy valioso para la vida, como es el respeto. Un crío, por mucha sensatez que pueda tener, no deja de ser una persona en obras, y si no se construyen bien, tendrán problemas siempre. Mañana me toca una reunión de padres, la semana que viene otra, y saldré como siempre, alterada por lo mucho que se discute hoy día la autoridad de los profesores y lo engañados que muchos padres están.
Es duro septiembre. Pero quién ha dicho que el resto sea fácil también.
Es duro septiembre. Pero quién ha dicho que el resto sea fácil también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario