miércoles, 9 de septiembre de 2015

La vuelta a lo de siempre

Llevamos ya dos semanas de vuelta al cole, yo incluida, y se apodera de mí esa sensación tan típica de comienzo de septiembre de que el curso será infinito. Si pienso en el curso escolar completito a la vista, además de en el largo invierno, me entran agobios, y más si encima han bajado las temperaturas considerablemente. Luego empiezan a pasar los días, las semanas, los meses y al final se queda todo en otro curso más y la sensación de que fue una mera anécdota.

Septiembre es el mes del regreso a muchas cosas: a la rutina, al cole, al trabajo, a la vida organizada en horarios. Sin embargo no debemos bajar la guardia nunca, pues luego llega de nuevo septiembre y nos vemos indefensos. Yo aprovecho como profesora estas épocas de transito para reubicarme y buscar novedades, reciclarme y lo que haga falta para empezar al cien por cien. Estas semanas estoy pasando por diversas "inspecciones" y puestas a punto, he terminado hasta con gafas, algo nada sorprendente a partir de ciertas edades. 

Ojalá todos los problemas de ceguera se solucionasen con unas gafas. Cuánta gente hay que ve sin ver, o que no quiere ver. Como una de mis tareas principales es gritar y regañar, con gafas o sin ellas, porque para ver lo que está muy claro no hacen falta, me choca que otros ignoren que dejar que los niños o adolescentes hagan lo que quieran es privarles de algo muy valioso para la vida, como es el respeto. Un crío, por mucha sensatez que pueda tener, no deja de ser una persona en obras, y si no se construyen bien, tendrán problemas siempre. Mañana me toca una reunión de padres, la semana que viene otra, y saldré como siempre, alterada por lo mucho que se discute hoy día la autoridad de los profesores y lo engañados que muchos padres están.

Es duro septiembre. Pero quién ha dicho que el resto sea fácil también. 


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