Durante meses he seguido los avances y la preparación hacia el culmen, que fue el baile de antes de ayer. Hubo durante unas semanas dudas respecto a quién sería su pareja de baile, pero, cuando por fin se puso de acuerdo con un candidato, se disiparon. Luego el asunto de la ropa, peinado. Nada grave, tampoco, ni fuera de lo normal. Y el viernes llegó el gran día.
En primer lugar creo que deberían prohibir que las chicas de 14 ó 15 años bailen con chicos de la misma edad. Ellas parecen mujeres y ellos, niños, en la mayoría de los casos y había parejas curiosas, en las que ellas les sacaban una cabeza o más a ellos. Y en segundo lugar, no pueden dejar que la gente baile canciones modernas en versión orquesta y agarrados. Y luego, para rizar el rizo, hicieron que las chicas bailaran con sus padres y los chicos con sus madres. Mi hija bailó con su padre, pero cuando le tocó al muchacho con su madre, este nos dijo que sus padres no estaban. Entonces salió la madre española que hay en mí, y le ofrecí bailar yo con él. La verdad es que lo "normal" hubiese sido que el chico hubiese dicho que no, pero dijo que sí. Mi hija y sus amigas se partían de risa, y otra madre de dos hijas me dijo "has tenido suerte", porque como madres de chicas por la rigidez del protocolo no pintábamos nada entre los protagonistas. Mientras bailábamos el chico me contó que sus padres no habían venido por falta de coordinación. Eso traducido me lleva a lo pienso de las relaciones familiares aquí y de las prioridades de la gente.
Y el curso de baile terminó, y el baile estelar también. Ahora a esperar a la siguiente fase de la vida.
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