miércoles, 30 de abril de 2014

Turismo en manadas

Demasiadas impresiones las que tengo estos días para comprimirlas en una entrada de blog, pero no valen excusas, porque Roma tiene mucho jugo. Hoy me empezaba a entrar estrés de lo muchísimo que se puede ver todavía pero me calmé de inmediato, pues hace muchos años que dejé de pretender ver todo en los lugares a los que voy. Pero Roma es infinita y aún teniéndolo adumido, la responsabilidad del turista pesa.

En mi opiinión sigue habiendo demasiada gente. No sé si es debido todavía a las canonizaciones papales del domingo o si esto es lo normal. Porque por ejemplo lo de ayer fue inaudito. Fuimos al Vaticano y visitamos los Museos Vaticanos. Vas pasando por salas y pasillos llenos de arte y pintura con riadas de gente siguiendo la flecha que indica "Capilla Sixtina". Y cuando por fin llegas, la ves como en un concierto a una estrella de pop o de rock famosa. Probablemente Miguel Ángel lo era, pero nunca supuso a lo que llegaría. Menuda obra, una de las maravillas de la pintura, pero hay que pasar un suplicio hasta verla. Me acordé varias veces del lema de una tienda conocida: "la avaricia me vicia". Me pareció peligroso que den paso a tanta gente y no pongan cupos más estrictos de visitantes. Me pregunto si, en caso de producirse algún incendio o alguna tragedia, podrían evacuar a tanta marea humana. Es espeluznante y miedo me da que no piensen en ello y que ese museo sea tal máquina de generar dinero.

Luego, gran decepción: la Basílica de San Pedro no tiene acceso mediante la visita concertada con previa cita y tras un pago cuantioso. Ayer fue imposible verla, puesto que no quisimos esperar horas en las colas. Tenían la plaza vallada y cuando por fin dieron paso, la gente corría y atropellaba como loca para ponerse a la cola con otros cien mil más, así que nos fuimos sin verla. 

Hoy en el Coliseo y en el Foro Romano habia otras miles de personas, por no hablar de las miles en los otros monumentos que cuentan como imprescindibles. Por eso al final me quedo con la esencia de Roma, que son esos lugares tranquilos y sorprendentes que te encuentras por ahí. Una piazza tranquila donde tomar un refresco, los buenísimos restaurantes, la amabilidad de la gente, los antipáticos autobuseros (debe ser internacional) y la de veces que me ha parecido pasar por escenarios de películas que tanto me gustan. 

Mañana es la última jornada de mi viaje y habrá que aprovecharla bien. Volveré a Roma, no me cabe duda, pero para verla como me gusta a mí visitar las ciudades, libre de tener que ver los lugares más emblemáticos sino solo para callejear, descubrir y rememorar sensaciones. 

domingo, 27 de abril de 2014

Están y vuelven toditos

Ayer ya se notaba la que se avecinaba hoy. El aeropuerto de Roma ya soltaba manadas de peregrinos, y la ciudad, en mi primer paseo, estaba totalmente tomada por ellos. Pero lo de hoy ha sido demasiado. Dicen las noticias que un millón de personas han venido a las canonizaciones de hoy y me lo creo. Aseguro que estaban todas y no faltaba ni una colapsando la ciudad eterna.

Aunque no nos hemos acercado hoy al Vaticano o a sus aledaños era imposible no verse metido entre tanta santidad, aunque la misma se acaba en las apreturas del metro, con un cura que para entrar al vagón pisa a diestro y siniestro o una monja pequeñita que atropellaba a quien fuese para entrar. La fé hace levitar, ya lo sabemos. No era de otra manera en las cruzadas.

Pero nada me amarga el Síndrome de Stendhal que he sentido todo el día. Es ese sentimiento que el escritor francés describió cuando estuvo en Florencia, esa sensación de que el arte te apabulla y te corta la respiración o el gozo que te produce. Roma te embriaga con tanta piazza maravillosa, esos palacios, las fuentes. Me pregunto también cuántos obeliscos robaron los romanos,
que presiden tantas plazas, y las iglesias  no se pueden contar, como decía mi hija hoy.

Me acordé con nostalgia en la Fontana de Trevi de la escultural Anita Ekberg, ya que de la tranquilidad de ese baño no quedaba nada. Me hubiese gustado contar cuánta gente había alrededor de la fuente, pero el metro de Tokio en hora punta no tiene más. Y tiramos las consabidas monedas hacia atrás pues se dice que quien lo haga vuelve a Roma. La verdad es que me lo creo y el número de visitantes se multiplica mil veces cada día como hoy y al parecer todos vuelven, más los nuevos, que la próxima vez ya no lo son.

Pero hay estampas tranquilas, como este puente aquí al ladito, uno que une el barrio de Trastévere con esta parte antigua en la que estoy, en pleno barrio judío de hace también unos cuántos siglos. En Roma todo tiene su edad y es ciertamente eterna.


sábado, 26 de abril de 2014

Parecen no tener nada que ver, pero...

Hoy he vuelto al gimnasio tras varias semanas sin tener tiempo, es decir, por estar muy liada, sí, pero a la vez encontrando siempre mil excusas para no ir. El famoso "cerdo-perro interior" que mencioné una vez, que es lo que en Alemania se llama a la vagancia interna que te chafa los buenos planes o lo que tienes que hacer. Pues hoy vuelvo a un curso de curso de gimnasia al que me gusta ir, y me encuentro con el grupo de abuelas marchosas que vaya al curso que vaya, allí están, y da igual el día de la semana que sea, o el curso, siempre están allí. Y claro, así están ellas de lozanas y yo de matada.

Durante los tres cuartos de hora que dura la clase, viéndolas tan ágiles, y estando yo asfixiadita, me acordé de la Nutella. Sé que mis asociaciones no parecen muy lógicas y tampoco lo son, pero es que eso es lo de menos si en ese momento me acordé de la Nutella. Es que justo esta semana, ese gran invento equivalente a la Nocilla española pero mejor, y eso que yo apenas consumo ni una ni otra, ha cumplido 50 años. Y justo ahora investigo, y descubro que es italiana. Y yo pensando desde hace 24 años y hasta el día de hoy que es alemana, pues cuando llegué fue una de las cosas que más me llamaron la atención pues estaba en todas las mesas de desayuno y era imprescindible en todas las casas y yo hasta entonces solo había visto la versión española. Al oír la noticia pensé que la pasta de chocolate lleva 50 años haciendo feliz a la gente. Conozco a auténticos forofos a la Nutella, y en el supermercado hay frascos de todos los tamaños. He llegado a ver alguno de 1 kg por alguna edición especial.

Pero alemana o italiana, da igual. Yo me imaginé hoy a esas abuelas desayunando toda su vida Nutella, y así están ellas. Es otra receta secreta del éxito: la pasta de chocolate y la pasta de la que están hechas esas mujeres. Las veo a todas ellas y pienso en si acaso hacen otra cosa que ir al gimnasio, pero parece que sí. Buen hobby, ir prácticamente todos los días de la semana, y estar mejor que muchas mujeres jóvenes. Luego pensé en las mujeres que se definen por tener la casa como los chorros del oro, y porque el embozo de la cama esté perfecto, y de esas hay muchas de esa generación en España. Cuantas nueras habrán pasado la "prueba del embozo" ante la suegra, o mejor dicho, suspendido. Una alemana de esa generación no sabría lo que es el embozo, pues aquí se usan los edredones nórdicos desde antes de los tiempos.

Ahora parto de viaje unos días, pero sé que cuando vuelva, ahí estarán, pues no fallan. Como la Nutella en cada desayuno alemán tampoco.
 

jueves, 24 de abril de 2014

Qué fácil es

Me gustaría algún día dejarme de pelear con el mundo. No hay día que pase en el que no hay que batallar con alguien, y eso todos en todas partes. Llego a casa del trabajo y me toca poner sendos correos a unos profesores de mi hija para volver a tocar un tema delicado. A veces me da rabia que los niños experimenten en sus propias carnes cómo funciona el mundo, y por otra parte que los sepan cuanto antes es lo mejor; pero escuece. Se dan cuenta de que tener razón no significa que te la den, y de que el último que llega se lleva lo que tú querías y a lo que a ti previamente te dijeron que no. O buscan durante meses unas prácticas en empresas, que en Alemania son obligatorias en noveno curso, y reciben solamente negativas. Al final la madre recurre a contactos, y la plaza para las tres semanas que tocan al año que viene, surge por arte de birlibirloque. A la pregunta de tu hijo sobre si tiene que mandar el currículum le dices sin pensar que no hace falta, que tiene la plaza sí o sí, y tras pronunciar la respuesta te das cuenta de la basura que es el mundo: los mejores puestos se dan sin cartas de presentación ni currículum, sino por conocer a... Así es la vida, pero triste saberlo con 13 años.

Y mientras que por una parte los dejan con el culo al aire en muchas ocasiones, por otra se les sobreprotege. A la clase de mi hija la han mandado esta semana a una terapia de comportamiento. Hasta no hace tanto nos decían que era una clase muy viva, "animada", "creativa", hasta que de repente se convirtió en insoportable. Al parecer no se respetan las opiniones de los demás acallando todo tipo de comentarios con burlas o gritos, rompen todo tipo de diálogo y les quitan las ganas a los profes de trabajar con ellos. Sí que me creo que a muchos no se les enseña modales en su casa, y lo malo de esto es que pagan justos por pecadores. A la terapia van todos. Pero mal no les vendrá a ninguno. Porque el mundo funciona por unas leyes en las que la creatividad es un lujo o privilegio de unos cuantos. 

Por otra parte el estado, que se desentiende de muchas cosas, se preocupa al recibir el trámite de divorcio. El otro día me llegó una carta que tuve que leer dos veces. Me hablaban del trauma que es un divorcio para los niños y me aconsejaban dirijirme a un asesoramiento. Vamos a ver, me parece bien que lo ofrezcan, pero me pregunto si no se dan cuenta de que los traumas se pasan antes de consumar hechos. Me dan ganas de escribirles que se preocupen por los traumas que hay antes de tomar decisiones, y que si bien hay muchos niños traumatizados, no me cabe duda, también hay muchas mujeres prisioneras por el bien de sus hijos. Los traumas vienen no por los hechos, sino por la gestión de los mismos, y cuando salen, el daño ya esta hecho. 

El otro día me contaron de un caso muy trágico, de un matrimonio "perfecto" en el que ella ha terminado alcoholizada. Él ahora va por la guardería de los hijos buscando "testigas" que declaren ante el juez que esa mujer es una mala madre, y al encontrarse con respuestas que le dicen que la mujer jamás ha dado muestras como para dudar de su capacidad como madre, el marido sigue buscando y removiendo. La moral de los ganadores. Yo como juez preguntaría por qué la mujer terminó así. Qué fácil es juzgar a posteriori, y cuánto más buscar siempre las mismas víctimas, cuando al final se trata de la imagen que proyectamos para el show que es la vida y no de la realidad que llevamos puesta. Todo funciona con enchufismo y no por tu valía, y todos esperan resultados catastróficos, cuando no tiene por qué ser así. Que haya catástrofes no quiere decir que tenga que ser en todos los casos, y desamparar antes es peor que tratar de evitar lo de después, cuando ya no te afecta. 

lunes, 21 de abril de 2014

Ni adrede

Aquí estamos apurando la Pascua, en el último día festivo de los cuatro que son considerados aquí como Semana Santa, mientras que en España ya se terminó en la mayor parte del territorio. No podrían ser más diferentes las costumbres y formas de celebrar que las de la Semana Santa en Alemania y España. A mí me parecen dos cosas completamente diferentes, aunque la base sea la msma.

En Alemania nos saturamos a ver (o comer) huevos de chocolate, liebres, a tener delante decoración en colores pastel, a ver narcisos, o también llamados flores de Pascua. En España la gente se hincha a ver procesiones aunque no quiera, ritos y más ritos, y a envidiar a la gente que está en la playa o compadecer a los que están en las carreteras.

Hoy me han mandado unas imágenes de una pelea en una procesión de Sevilla: por coger el mejor sitio, una persona le dio un buen guantazo a otra. A lo que lleva la fe. Está muy mal el mundo, pero el cristiano, ni te cuento. Me admiro del amor fraternal entre la gente que acude "en paz" a ver una procesión. Ya me estoy imanginando lo peor de cara al domingo...

Y es que resulta que hace meses me organicé un viaje a Roma con mis hijas, donde nunca he estado. Pues hace bien poco me enteré que este domingo será la beatificación de Juan Pablo II y Juan XXIII. La verdad es que no me hace gracia que lo hayan puesto justo para este fin de semana. Seguro que si hubiese pretendido ir para la "fiesta", no me sale tan bien, pero allí estaré, como los tropecientos mil que vengan a aclamar a los nuevos santos. Una cosa tengo muy clara: ese día no me verán por los aledaños de la Plaza de San Pedro o todo lo que se le asemeje. Pero temblando estoy, y Roma probablemente también. Pero allí estaré, y muchos romamos, igual que yo, preferirían no estar ese día. Pero toca lo que toca... Ya relataré desde allí cómo trato de no presenciar nada, aunque supongo que será misión imposible.

De momento empezaremos mañana la rutina otra vez, si ningún milagro lo impide. Una buena semana de regreso a la realidad a todos.

sábado, 19 de abril de 2014

Puentes a pequeña escala

Días de descanso y de visita de la familia. Momento propicio para ver de nuevo y mostrar los lugares de Hamburgo que hay que visitar.

Uno de ellos parece bastante nuevo aunque lo inauguraron en el 2000. El Miniatur Wunderland, 'el país de las maravillas en miniatura', fue el sueño de unos hermanos gemelos, que pidieron un crédito para realizar una maqueta de trenes gigante al traerse la idea de Suiza. En comparación con lo que es ahora, era pequeña entonces, pues ha crecido multiplicando su superficie enormemente. Es el conjunto de maquetas más grande del mundo y el lugar más visitado de Hamburgo.

Empezaron los dos fundadores con un par de locos más y ahora dan empleo a caso 300 personas. Han pasado diez millones de visitantes a ver las maquetas y el impacto mediático en Hamburgo y el resto de Alemania, país de constructores a pequeña escala, es tal que muchos turistas nacionales vienen a Hamburgo por los trenecitos.

Yo he vuelto esta semana, con mis sobrinos de España, y he podido ver la Filarmónica de Hamburgo, lo último hecho en la instalación, que a gran escala de la vida real sigue sin terminar y continúa engullendo dinero de las arcas públicas. Pero yo, sobre todo, vi puentes, como ven aquí.








viernes, 11 de abril de 2014

Haciendo unos ahorrillos...

Ayer leí una noticia curiosa. Ahora mismo se está celebrando un juicio en Hamburgo sobre un robo que pasó desapercibido durante años. En el crematorio de un cementerio ocho empleados se apropiaron durante años del oro de las muelas de los muertos, habiendo sacado docenas de kilos de oro de los empastes. El delito del que se les acusa es de robo y profanación del "descanso" de los muertos. 

Con los robos mejoraron sus salarios durante años considerablemente y se agenciaron unos 600.000 € entre 2005 y 2010. Nadie se dio cuenta hasta que a la dirección del cementerio se percató de que en comparación con otros cementerios, apenas salía oro de las muelas de los muertos. Normalemrnte lo extraen, lo derriten y lo venden y el dinero ingresado se dona a ONGs. Así que la dirección puso cámaras y de descubrió  el pastel. 

Probablemente los ladrones de empastes estaban demasiado seguros de que no les pillaría. Demasiado fácil robar a un muerto, o a cientos...

Pero hay que ser vil para hacer algo así. El ingenio de la gente está siempre al acecho, pero no me digan que la ocurrencia no es espeluznante. ¡Fíate tú hasta estando ya muerto de nadie! Habrá que estar alerta hasta en la otra vida. 

jueves, 10 de abril de 2014

Los extras de esas películas llamadas calles

En Alemania las vacas sagradas son los coches. Son venerados en todo su conjunto, por fuera y por dentro. La gente está dispuesta a meter más dinero a veces en sus coches que en decoración, por ejemplo. Los arañazos son algo terrible, y rozar algun coche en cualquier circunstancia, sea aparcando o abriendo una puerta, lo peor. Por eso la desconfianza es infinita cuando hay incidentes con ellos, y los tejemanejes de los seguros tremendos. Mi experiencia ha sido siempre que no se trata de llevar razón sino de que te la den, que es una cosa muy diferente. 

Al mínimo golpe se llama a la policía, por la desconfianza que se tiene de todo el mundo. Y si no lo haces, como yo el otro día, tampoco te libras de lo mismo. En muchos casos los implicados se ponen de acuerdo entre sí, porque el causante del accidente teme que le suba mucho el seguro, y al no darse el parte, lo evita. A mí me dieron hace una semana y me propusieron eso, y como la suma que sugerí le pareció elevada a la señora conductora de la furgoneta que se llevó la aleta de mi coche que estaba bien aparcadito, al final su desconfianza la pagará por lo menos cuatro veces más. El perito de su seguro ha visto en mi coche daños que yo no vi, así que fiesta. 

Pero el proceso después es terrible: llamadas y llamadas, papeleos, idas y venidas al taller, y todo esto para arreglar todos los papeles y concertar citas. El arreglo está todavía por venir. Los berrinches sin embargo ya llegaron y pasaron. Y al final me queda la sensación de que vivimos peligrosamente por las calles, y llevo un tiempo observando que cada vez ocurren más accidentes en ciudad. Creo que la gente va demasiado desconcentrada por ir pendiente del móvil, o incluso llamando con el teléfono a la oreja, cuando está prohibido. 

Y mientras tanto los seguros y los talleres se forran y los demás somos meros extras. 

domingo, 6 de abril de 2014

Cosas de vivir

La vida es como es, y no hay que darle más vueltas. Un día te dan un golpe al coche y te lo dejan arañado y algo abollado. Otro día te llama una alumna que aprecias mucho y te cuenta que tiene cáncer de útero. Y empiezas a reflexionar sobre lo que todo sabemos: lo efímera que es la vida y de lo poco importante que son los problemas cotidianos, el coche, las prisas y los quebraderos de cabeza diarios. Y cada vez tengo más presente que estas cosas son tonterías, porque hace ya tiempo que decidí que no merece la pena amargarse por chorradas, puesto que lo verdadero en la vida son esos momentos que parecen pocos importantes pero que lo son todo. Cada vez los disfruto más: una película en casa, un desayuno en la cama con mis hijas como nos hemos montado hoy, una tarde de cine como la del día lluviosísimo de hoy. Y tratar de saborear el momento, las conversaciones, las risas. 

Durante mucho tiempo me he cabreado mucho por no tener tiempo para mí, para leer con desenfreno o simplemente para tirarme en el sofá toda una tarde y aburrirme, o ver todas esas series que quiero ver, o todas esas películas que tengo pendientes. Pero desde que aterricé de lleno en mi nueva vida, tras una caída como si la hubiese realizado en paracaídas, oyendo por todos lados comentarios que trataban de disuadirme de tirarme del avión en pleno vuelo, tengo los pies en el suelo más que nunca y he aprendido a saborear todo lo bueno, bien consciente de que quien no arriesga y se conforma con ser infeliz vive más peligrosamente aún, pese a lo que te digan.

Por eso, por muchas cuchillas que haya, muchos africanos seguirán saltando la valla de Melilla. Por mucho que muchos contemos que en Alemania no es oro todo lo que reluce, seguirán viniendo muchos, o por mucho que pensemos que estamos bien, siempre pensaremos que podríamos vivir mejor. Cada uno tiene lo suyo, y cada uno se puede quejar de lo que le afecta. No soporto cuando la gente se piensa que los demás no tienen derecho a quejarse, o no tiene derecho a coger las maletas e irse o saltar la valla o lo que sea. Lo importante es saber lo que hay detrás, o allí o allá, y el resto es o ingenuidad o engaño. 

Pero no nos autoengañemos. Se ha hablado mucho estas últimas semanas sobre la situación de los inmigrantes que, tras no encontrar trabajo en Alemania durante seis meses, deberán volver. Y muchos en España han criticado la actitud de Alemania. Sin embargo recuerdo que Alemania no tiene cuchillas en la frontera y también es seguro que quien ha cotizado tiene derecho a cobrar el paro un tiempo. ¿Pero sin haber cotizado? Yo creo que no es nada tan escandaloso lo que han dicho los alemanes. Pero parece que hay que hacer siempre demagogia con estos temas según nos convenga. Para los demás la parte estrecha del embudo, y para nosotros la ancha. 

viernes, 4 de abril de 2014

Ya no sé ni qué título poner

Hoy me contaba mi peluquero una gran verdad: hay mucha gente que va de gente fina pero que en su interior son rudos, faltos de toda sensibilidad moral y gente humilde que en su interior son finos como unos grandes señores. Algo así les ocurre a gente como Esperanza Aguirre y a muchos de los suyos. Paran en plena Gran Vía en el carril bus para coger dinero del cajero y como la multan resulta que la "retienen" y se va llevándose por delante la moto de un policía que la "entorpecía". 

Tras su patéticas declaraciones de hoy, que no voy a comentar pues todos ustedes las habrán oido, cabe preguntarse si gente como ella, que considera todo tipo de acercamiento a las fuerzas del orden en manifestaciones como algo peligroso, por no hablar de los que se acerquen al congreso o a cualquiera de ellos salvo a jalearlos, está en su sano juicio.

Pero esta señora se ríe de que uno de los policías involucrados tuviese ansiedad después del incidente. Para eso ella se ha quedado tan pancha y no asume ninguna culpa. ¡Que aparque cualquier ciudadano en el mismo lugar que hizo ella ayer y haga lo mismo que hizo ella después! El final hubiese sido otro.

Mientras España siga gobernada o representada por políticos tan patéticos que siguen pensando que la ley está para los demás, pero no para si mismos, estamos apañados. Mientras nadie se responsabilice por nada, seguiremos teniendo gobernantes y políticos caciquiles que hacen y deshacen la ley como a ellos les conviene y campan a sus anchas por las villas y pueblos como si fueran hombres y mujeres de la época feudal. A mí me parece increíble que día a día se superan y como muchos siento rabia y a la vez miedo de que nada cambie.

martes, 1 de abril de 2014

Inocentadas de abril

En Alemania el uno de abril es el día de las inocentadas, y a mí me han pasado hoy dos. La primera es que me he despertado a las 7.43 de la mañana, toda descansadita, sin despertador, con lo cual la evidencia era que nos habíamos dormido. Tras saltar de la cama, hemos batido todos los récords en tiempo de prepararnos y mis hijas han salido de casa y han llegado al colegio a las 8 en punto. Lo bueno que es vivir cerca del instituto...

Pero por si no fuese suficiente, me han puesto una multa al volver a casa al mediodía. Pero una a bombo y platillo. Normalmente te hacen la foto, y pa' casa, pero hoy tras hacerme la foto, he circulado unos cien metros más, y me han hecho salir hacia un aparcamiento que hay de un parque en un lateral, me han hecho aparcar y subirme al furgón policial. He tenido que mostrar todos los papeles: el carné de conducir, los del coche, y el carné de identidad. Iba a 62 km/h en una calle en la que hay que circular a 50 km/h. Uno de los policías me ha dicho que me reducía el "detalle" a 60 km/h, pero que si quería podía alegar algo o que podría recurrir por escrito. Le contesté que no tenía nada que recurrir, salvo que por esa calle paso mil veces a la semana, y que la conduzco con los ojos cerrados. Parece que les hizo hasta gracia, pero la multa me la cascaron igual. La situación fue genial, una de esas que tanto le gusta al orden en Alemania para demostrarte lo que es la ley y que tú la has cagado, y que razón no tienes ninguna.

Así que me vine para casa, pensando que ciertamente era un día especial. Por suerte el resto del día no me ha proporcionado más bromitas, salvo las de los días normales. Pero es que la gente está de lo más ocurrente. Antes me contaba en clase una alumna que a su marido los compañeros de trabajo le han hecho una llamada como si fuesen de la Cancillería de Merkel, pidiéndole dar un discurso. Y mi hija pequeña, otra ocurrente en sí, ha organizado que se cambiasen con otra clase, por lo que al entrar la profesora que tocaba, se encontró con un cambiazo completo de clase.

De momento nos queda todo el mes de abril, pero lo peor ya pasó. No me lo van a robar, como a Sabina.