miércoles, 22 de julio de 2015

Cataluña engorda

Llevo 6 días por tierras catalanas y ando encantada. Tras pasar unos días en Barcelona, ahora andamos por el interior de la provincia. De Barcelona qué voy a decir que no se sepa: maravilla de Gaudí y del resto del modernismo de otros arquitectos, las masas de turismo, la maravillosa Boquería, la playita. Pero definitivamente en este viaje me quedo con la comida. Muchas veces como turista no sabes dónde meterte para comer, y yo huyo de esos restaurantes de fotos de los platos, con traducción en varios idiomas, y la oferta de esos mismos me espanta: paella, pizza y tapas, anuncian muchos.

El primer día, llevadas por el cansancio y la comodidad, nos sentamos en la terraza de un restaurante en el Paseo de Gracia. No es que estuviera mal, pero además se encareció todo bastante par lo que era. Pero gracias a una guía que compro siempre, cuyas recomendaciones gastronómicas son muy recomendables, hemos comido el resto de los días de maravilla, y con una excelente relación calidad-precio. Además, constato que Barcelona engorda, y el resto de la región, si nos dejamos, también. Yo he empezado a controlar, porque si no acabaremos mal... A ciertas edades los gramos vienen para quedarse, y si bien las vacaciones son sinónimo de engorde, ay que tomar medidas antes de que Cataluña nos arruine la operación biquini.

Pero también han engordado mis ganas de volver por estas tierras y conocer lo mucho que me falta por ver. Ahora mismo escribo estas lineas desde Cardona, desde su castillo, convertido en Parador para la suerte de los turistas. Lugar de leyendas y fortaleza inexpugnable, deja boquiabierto a cualquiera al verlo a lo alto. 

Pero no hay que ignorar que por todas partes ondean banderas por la independencia y hay alusiones al referéndum del 27 de noviembre. Me sorprendió en Vic el despliegue de banderas, y el reloj con la cuenta atrás en la fachada del ayuntamiento, como si del cambio de milenio se tratara. Difícil la situación a la que se está maniobrando todo. Y el turista observa desconcertado, pues nos tratan bien, la gente es muy amable y abierta, y la comida, ni les cuento... De momento habrá que fluir, qué remedio queda.

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