martes, 30 de septiembre de 2014

Las manzanas que necesitamos

No quiero que termine septiembre sin hablar de un tema importante por estos lares. En el norte de Alemania no hay vendimias, salvo por algún capricho de algunos que plantan unas cuantas vides, como comenté una vez aquí. Pero aquí se cosechan manzanas en toneladas. Y este año además por fin están contentos los productores y además lo dicen. Este año la cosecha de manzanas en el norte de Alemania va a ser espectacular. No es que otros años sean pocas las que se producenm pero este año, dicen, ha salido todo de maravilla: los árboles florecieron a la perfección y un verano muy soleado ha hecho el resto. Saldrán unas 334.000 toneladas de manzanas al sur del Elba, la segunda mejor cosecha en 10 años. El total de Alemania será de más de un millón de toneladas de manzanas, una producción espectacular también, leo en el periódico. Normalmente el sur de Hamburgo exporta unas 10.000 toneladas a Rusia, pero este año con el embargo las tendrán que colocar en alguna otra parte.

Aseguro que todas y cada una de ellas se comen, y en algún lado las colocarán. Ni se imaginan la de variedades que hay en el mercado. Aquí no puedes pedir un kilo de manzanas, sino que dices "un kilo de Holsteiener Cox, Elstar, Pink Lady, Red Prince...", e infinidad de clases más, además de las más conocidas como Gala o Braeburn. En los mercados te ponen carteles con los nombres y precios y si son dulces o más agrias, y si preguntas te explican cuáles son mejores para tartas, otro de los lugares en los que se colocan unas cuantas toneladas de manzanas en este país. Si se consumen toneladas de esta fruta, se consumen otras más de tarta de manzana, en infinidad de posibildades, pues cada uno la hará diferente. La manzana está muy presente en nuestras vidas, pues además otra de las bebidas estrella es el zumo de manzana y en su versión "reducida", lo que se llama Apfelschorle, que resulta de la mezcla de zumo de manzana con agua mineral con gas, algo que bebe aquí mucho los niños.

No suelo ir a menudo a la zona de árboles frutales a orillas del río Elba, llena de campos llenos de manzanos, cerezos, arquitectura tradicional, y muchos pueblecitos muy bonitos y con preciosas vistas al Elba. Pero al oír hablar de la cosecha pienso en ella. Siempre es agradable visitar esa zona tan traquila y pintoresca y ver que lo bueno a veces se tiene a las puertas de casa. Lo malo es que aquí, si no fuera por las bondades de la importación, solo comeríamos manzanas y peras todo el invierno, eso también hay que decirlo, pero de manzanas nos podemos dar un atracón.








domingo, 21 de septiembre de 2014

Sin darme cuenta

¡Pero si ha empezado el otoño hoy y hasta ahora no me he dado cuenta, cuando el día está terminando! Es porque creo que ha sido el mejor septiembre que he tenido en Hamburgo hasta ahora, con unas temperaturas veraniegas y un sol de lo más agradecido para todos y nosotros aún más. En alemán hay un término que hasta ahora me sonaba a tomadura de pelo: "Spätsommer", o 'verano tardío'. Otros años al oír que la gente hablaba de que a lo mejor tendríamos uno, cuando estábamos metidos de lleno en el otoño, me sonaba a camelo, pero este año ha sido increíble. 

Por eso, ahora que estamos en otoño puedo afirmar haber tenido un verano decente, y eso es algo que no se puede decir aquí siempre, donde tener un verano que merezca su nombre es como que te toque la lotería. 

He estado el fin de semana con maletas, así que como para no olvidarse del día que es. Esta vez no son para mí si no para mis hijas, que se van a sendos viajes con sus respectivas clases. Aquí los viajes no son de fin de curso sino de comienzo del mismo. Como todo está estudiado y pensado la idea es hacerlos al comienzo para unir a la clase y beneficiarse de los efectos de la cohesión el resto del curso. Una se fue ya hoy, a navegar en barco de vela en Holanda nada menos, toda la clase. Llevan un patrón que sabe, y los profesores y los alumnos van a aprender. Yo admiro el espíritu aventurero que tienen aquí los profesores, pues yo no me metería con 28 adolescentes 5 días en un barco, pero con estas cosas se ve la vocación de los profesores, no digan que no. 

Es curioso cómo los tiempos cambian. La mayor preocupación de los adolescentes en estos viajes y, no se lo pierdan, de sus padres, según las preguntas hechas en la última reunión de comienzo de curso, es si hay enchufes suficientes para cargar los móviles en el barco. La pregunta es si en el barco tienen cobertura, pero eso parece darse por sentado. Al oír esto pensé en los pocos problemas que tiene la gente, Qué maravilla.

Creo que muchos de los males de hoy días los tenemos los padres, aunque a mí jamás se me ocurriría preguntar a los profesores si hay enchufes suficientes. Otra pregunta que han debido realizar muchos padres, a juzgar por el e-mail recibido el otro día y que nos mandó el profesor, es si habría suficientes chalecos salvavidas. Ufff, la preguntita se las trae, pero aseguro que a mí el asunto no se me había ni pasado por la cabeza puesto que son cosas que asumo que están resueltas. Pero la gente le da vueltas a todo. Por supuesto que los hay, explicó el profesor, calmando a los exaltados. 

A mis hijas, como siempre, ante estos viajes les preocupan otros asuntos más banales: si la comida estará buena, que por qué narices hay que madrugar tanto esos días, si hará frío o lloverá mucho... Y a mí como madre sólo me cabe esperar que pasen los días sin contratiempos y que vuelvan sanas y contentas. 

Que dé comienzo el otoño con todo lo que venga con él. 

miércoles, 17 de septiembre de 2014

¡Qué apreturas!

Como ya no me cunde la vida como para contarla en el momento, la cuento a posteriori. El fin de semana pasado estuve en Holanda. Es otro país que me encanta simplemente por el hecho de que me encuentro a gusto en él porque he estado muchas veces. Viajar es maravilloso, pero volver a los mismos sitios más aún. El domingo estuve en unos pueblos al norne de Amsterdam y en uno de esos diques que unen dos provincias atravesando el mar, y caí en la cuenta que había estado ahí justo hacía 25 años nada menos. Estuve con 19 años y ahora con 45. Que se nos pasa la vida me quedó clarísimo. 

A Amsterdam he ido más veces que dedos tengo en la mano y necesito hasta los de los pies para contar, y mis conclusiones son siempre las mismas. Será una ciudad muy turística, pero merece la pena. A pesar del folclore holandés que busca todo el mundo en ella, tipo "bulbos de flores-tulipanes-canales-koffieshops-prostitución-bicicletas" es posible todavía tener la sensación de que estás en un lugar auténtico. Me explico: cada vez veo más lugares que se están convirtiendo en parques temáticos, y que son iguales en todo el mundo, con esa mezcla de tiendas de recuerdos baratos, pubs de estilo inglés, y el mismo estilillo de turismo que busca clichés.

Maravillosa ciudad Amsterdam, y qué vida tiene. Reconozco que salí algo estresada por tanta bici y el timbre de las mismas, que oyes por todas partes. Es más, como peatón te sientes cuerpo extraño pues la ciudad les pertenece a los que pedalean. Y algo que me ha sorprendido más que otras veces es lo llena que está el agua. Antes, hacías una visita en barco por los canales en los barcos típicos para turistas, y no había tanta densidad de población en el agua como ahora. Pero el otro día los canales parecían la operación salida por fin de semana, con barcas y barquitos de todos los tamaños, con gente navegando en todas direcciones. No sé cuánta gente había en el agua y cuánta a la vez montada en bicicleta. El resto paseaba por la calle sorteando bicis y tranvías asesinos. Y otros miles estarían en los museos, que no vi esta vez, o en esos mercados callejeros tan coloridos que hay.

Las autopistas del país están colapsadas también, y los que no están en Amsterdam están llegando o saliendo de la ciudad o por el aeropuerto o por la estación central, también ambos con riadas de gente. En conclusión, Holanda está desbordada. Es el país con mayor densidad de población de Europa y uno de los más densamente poblados del mundo. A cada kilómetro cuadrado le corresponden 488 personas. Esa es la media, y aseguro que a veces hay más. Tiene una extensión como la de Extremadura pero con 16,5 millones de habitantes. Y eso que el 18% del territorio del país es agua. Pero por eso la llenan de gente también. 

Ayer oí en la radio que acababa de ocurrir en una autopista holandesa un accidente en cadena en el que se vieron involucrados 150 vehículos. No me sorprendió la noticia pues las autopistas dan claustrofobia también. Hubo dos muertos y docenas de heridos. El saldo es muy trágico pero podía haber sido peor, teniendo en cuenta la cantidad de vehículos que circulan a todas horas por todas partes. 

Pero es que luego hay que pensar en todos los holandeses que están de vacaciones, ya que en cualquier parte nos toparemos con ellos. Creo que establecen turnos de salida, para que baje un poco tanta apretura. Curioso país y curiosa su gente, tan prácticos en su forma de ver la vida y en aprovechar sus recursos.

jueves, 11 de septiembre de 2014

No son invisibles

Es otra noche más de una semana sin haber parado un instante. Malditas alergias. Por qué saldrán. Qué cosa más innecesaria. De repente algo como el polvo, con lo que convivimos a diario se convierte en tu enemigo número uno. Y unos bichitos invisibles pasan a ser monstruos desalmados. A mi hija pequeña el polvo se le ha vuelto en contra, o mejor dicho los ácaros del polvo. Por eso llevo toda la semana luchando contra ejércitos de ácaros que no veo, pero les he declarado la guerra a base de lavar y lavar, de retirar todo lo que no se utiliza y que simplemente coge polvo. Precisamente en alemán hay una palabra para esos objetos en desuso o adornos inútiles, y se llaman así objetos "cogepolvo", Staubfänger

Ahora entiendo el estilo minimalista. Poca posibilidad de que se pose nada. Así deberíamos ir por la vida: ligeritos. Yo al final, entre unas cosas y otras, voy hacia esa tendencia y si me valiese de hecho viviría cual nómada. Ayer me comentaban de un libro de una alemana que ha escrito sobre sus experiencias viviendo durante un año un mes en una ciudad diferente. A mí la idea me atrae. Pero me temo que polvo hay en todas partes, y ácaros, y lo que toque. Que no nos libramos. Da igual dónde estemos. 

jueves, 4 de septiembre de 2014

Cuestión de prioridades

Lo que es el fútbol. Qué voy yo a decir ya que no sepamos todos. Ayer mis alumnos de manera unánima me pidieron salir un rato antes de clase para poderse ir a ver el partido amistoso entre Alemania y Argentina. Por suerte me pronunciaron bien "Argentina" (y no "Arguentina") y por eso les dije que se lo permitía. No por otra cosa. Y al final perdió Alemania. Para ese plan podían haberse quedado ese cuarto de hora en clase, o, como comentaban hoy en la radio, Alemania tendría que devolver la copa del Mundial, pues perdieron en lo que parecía el partido de vuelta de la final.

Todo esto es cuestión de prioridades, clase de español o partido de fútbol y no sé si me lo debería tomar como asunto personal. El caso es que, como muchos van a Mallorca, donde, según me cuentan, ni falta hace el español, me debo conformar con que quieran aprender, y aceptar que el fútbol es lo primero, aunque pierdan. 

Igualmente, en el asunto del cubo de agua con hielos que se ha echado media humanidad, lo que ha ganado es la juerga de empaparse para diversión propia y de los demás. Lo que al principio comenzó siendo algo ocurrente para llamar la atención sobre la enfermedad ha terminado por hastiarnos y saturarnos. Yo hace poco terminé gritando a 14 niñas, las dos mías incluidas, porque la celebración del cumpleaños de mi hija terminó en una algarabía de cubos para mojarse todas sin ni siquiera donar un euro. Que hayan donado tantos famosos mojándose me parece bien, pero no la juerga en la que se ha covertido el asunto. A mí que un famoso se eche el cubo por encima y done mucha pasta me parece normal, pero no que todos los chavales se lo tomen en plan fiesta e imiten para poder decir "nosotros somos iguales que ellos" y trivialicen lo que es esa enfermedad. 

Pero precisamente no somos como los famosos y está bien así. Lo bueno de no ser famoso es que puedes hacer muchas cosas que estos no hacen, como por ejemplo tomar el sol. Puedes tomarlo sin miedo a arrugarte, por ejemplo, porque tus arrugas no serán el centro del universo ... y que nos quiten los rayos tomados, es decir, lo bailao... Hace poco vi fotos de Madonna en Ibiza e iba tapada de arriba a abajo con una especie de mono, gran sombrero y manga larga, un atuendo que apenas dejaba nada de su piel a la vista, salvo parte de las manos. La imagen resultaba rocambolesca, ella tan vestida, pálida y etérea, rodeada de un grupo de hombres más jóvenes que ella, listos para salir en barco de vela. El miedo a los rayos de sol y a envejecer lo normal le hace perderse un gran placer. Así que las famosas no disfrutan ya ni de el sol, como si fuesen a ser eternas y sin arrugas. ¡Dónde quedan esas imágenes a lo Bo Derek saliendo del mar o de otras famosas tumbadas en barcos de vela luciendo el palmito! Por lo menos que se tiren cubos de agua encima y donen dinero por una buena causa y que nos dejen tomar al resto el sol tranquilos, y aprender el español, pues ya que no hace falta en Mallorca, si que se está volviendo importante para comprender a los jugadores del Bayern que están llegando de España y empezando a ser gran mayoría en el equipo cada vez menos germano. 

lunes, 1 de septiembre de 2014

La vuelta física o mental

El tiempo vuela. Eso no es nada nuevo, pero sin quererlo ha llegado el 1 de septiembre. Es es día en el que el verano parece haberse terminado, y más aún si, como ahora mientras escribo, llueve con ganas de otoño. Aquí cuando llueve, lo hace siempre con ganas, es decir de primavera, verano, otoño e invierno, la verdad sea dicha. Llueve y la sensación es de estar en esa época indefinida llamada "mal tiempo", que en Hamburgo no conoce de márgenes en el calendario. En mi reciente estancia veraniega en Bélgica aprendí una frase en francés que se refería además de al clima a otras referencias históricas de continuidad de revueltas y malas épocas. La hice enseguida mía para aplicarla a Hamburgo, y así la menciono, en mi lengua y en mi contexto: En Hamburgo, si no llueve, es que acaba de llover o que va a llover en nada.

Pues eso, es 1 de septiembre y los que llevamos semana y media de colegio, miramos con envidia a los que todavía tienen libre. Incluso en España, a pesar del calor, el 1 de septiembre da paso a un nuevo ciclo. No somos nadie, y vuelvo a utilizar una expresión en la que pienso demasiado últimamente. Pero es que se pasa el verano y la época vacacional sin darnos cuenta. El resto del año también, seamos siceros, pero a todos nos encantaría prolongar el momento chiringuito o terracita de verano, pisar la playa todo el año, y dedicarnos al asueto cuando nos diese la gana, que sería siempre. Y madrugar, ¿quién madrugaría si no? Yo desde luego que no. Nadie piensa en su vida diaria en un lunes cualquiera sino en aquel lunes en el que estaba en la playa tostándome al sol. Y de esos momentos y de los que están por venir, nos vitaminamos en la rutina, cuales notas de color a días en los que no pasa nada, o pasa demasiado de lo mismo.

Yo llevo una semana dando clases, y como me gusta, no me ha sentado mal la vuelta. Pero sí que lo hace la sensación que me invade al terminarse agosto, esa de "se acabó lo que se daba". El curso y la tarea nos envuelven y de momento se ve un todo por delante y el verano que viene queda muy muy lejos. Pero cuando  nos plantamos en junio cada año me acuerdo de esta sensación de la vuelta, y me parece que tampoco ha sido para tanto. Así que todo es ponerse. De todas formas no nos queda otra, pues al 1 de septiembre le sigue el 2, y así...