miércoles, 15 de julio de 2015

Nada como aprender

En teoría han comenzado mis vacaciones. Digo en teoría porque los autónomos siempre estamos elucubrando sobre nuestro trabajo, nuestro futuro, nuestro incierto día a día. Pero sí, antes he dado mi última clase antes de la frontera que supone el verano como fin de algo y antecesor de otra cosa. Ni sé cuántas horas de clase he dado este año, ni tampoco a cuánta gente, ni muchísimo menos cuántas horas le he dedicado a la preparación de las clases. Los profesores trabajamos y mucho. Otra cosa será para los que no aman su profesión y todo lo que significa enseñar.

También, y con todos mis respetos a los "aprendientes", ese palabro que he visto ya en varias ocasiones y al que me cuesta acostumbrarme, muchos son muy flojos. Tengo alumnos muy trabajadores, constantes, entregados a la causa, pero otros muchos no hacen más que quejarse o suspirar, como si aprender algo voluntariamente y por placer en tu tiempo libre no fuese algo maravilloso. Otros vienen a clase a demostrar lo que saben y te quieren convencer de que ellos dominan más tu lengua que tú, incluso en un nivel de principiantes. Me pueden la arrogancia de algunas personas y el consumismo con el que acuden a clase. Hay grupos con los que da gusto: se preparan todo lo que les dices y dan todo lo que pueden. Y esas mismas tareas en otros grupos no sirven de nada y no funcionan. Y otros trabajan pero recordándote a la mínima el muchísimo tiempo y trabajo que les han costado los deberes o tareas. Que no estudiáis para mí, sino para vosotros. Que yo sólo os exprimo porque si no no haríais nada. Y además pena no me dan ninguna, ¿por estudiar?

No entiendo tanta flojera. Por qué si de los profesores se espera tanto muchos alumnos no son capaces de tomárselo tan en serio como al menos en el momento en el que se apuntan. Hay casos curiosos, como el de una chica que se apuntó a un curso de principiantes mío porque quería educar a su hija de forma bilingüe. Ejem, con el español no va a funcionar, pues tras la tercera clase no volvió más. O una pareja joven que pasó por otro curso mío hace años y que quería aprender español para emigrar a Ibiza... También a la tercera o cuarta tarde desaparecieron... Una de dos, o cambiaron de país, o tras tres clases lo dominaban y se fueron a Ibiza sin demora...

Sé que es muy difícil dominar una lengua, a mí me lo van a decir. Pero tengan paciencia, al menos conmigo. :-)



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