jueves, 30 de junio de 2011

Huye... todavía estás a tiempo

¿Quién necesita casarse con un príncipe hoy día? Hasta Charlene quería huír, cuenta una revista francesa, y ha desatado el escándalo. Ante más detalles de la vida del príncipe, que tiene dos hijos reconocidos de dos mujeres diferentes, y al que esta semana le han salido más, alguno recién parido incluso... y la boda por celebrarse mañana y pasado, a saber lo que saldrá todavía de su pasado, y seguro que al verse con el agua al cuello en palacio en un país tan excitante como Mónaco, podría haber intentado largarse de vuelta a Suráfrica antes del "sí quiero". Palacio desmiente, pero la revista reitera hoy la veracidad de la noticia, y si tan seguros están, algo habrá.

Hoy han visitado Felipe y Letizia Hamburgo, para inaugurar el Instituto Cervantes, que ya lleva en funcionamiento en Hamburgo desde 2006 y en la nueva sede desde 2009, en la emblématica Chilehaus, la casa o edificio de ladrillo construida en forma de barco, de comienzos del siglo XX, cuando se construían oficinas con estilo señorial. No entiendo el retraso en la inauguración de la "nueva" sede, pero la agenda real lo habrá impedido. A mí la mía y mi cabeza llena de cosas más importantes me ha hecho dejar pasar mi oportunidad de ver a nuestro príncipe y futuro rey y a su delgadísima esposa, que probablemente era más feliz cuando presentaba el telediario. Es un decir, pero yo no la envidio. Y si hago repasito de futuras reinas europeas, mujeres modernas que han terminado en palacio, dudo de si tienen una vida apetecible para una mujer de hoy día. Si pienso en Mary de Dinamarca, la australiana que el príncipe danés se trajo a un país tan "dicharachero" y de buen tiempo como Dinamarca (la otra excuñada salió por patas, aquella ejecutiva de Hong Kong que estuvo unos cuantos años por allí, y se largó), parece dedicarse a tener hijos para campear las depresiones que se le achacan. Mette Marit se lo montó quizá mejor, al entrar viniendo de no se sabe dónde, en la realeza noruega. Máxima de Holanda tuvo que celebrar su superboda sin su padre, pues los holandeses no querían ver a un suegro real que estuvo en la junta militar argentina, y forma una familia rubia y "feliz" con su príncipe preocupadísimo en construirse una mansión en un país pobrísimo de África, y que el parlamento holandés, le ha hecho ver que no procede. Victoria de Suecia impuso a su novio entrenador de un gimnasio como futuro rey de los suecos, a pesar de la negativa de sus padres, y cuando le veo, tampoco le envidio, pues en el gimnasio seguro que estaba mejor, y estos meses hemos sabido que la pobre Silvia de Suecia, querida y admirada, además de tener un padre cuyo "posible" pasado nazi quiere investigar para calmar a sus súbditos, aguanta las revelaciones de la vida de su marido en clubs de alterne en noches locas de Estocolmo, además de lo que habrá aguantado toda una vida real. De la pobre Lady Di no hay nada más que añadir, ganó Camila a su príncipe sin reinado.

Yo me quedo con Pippa Middelton, que no va a necesitar encerrarse en ningún palacio para vivir su vida, ya que con la boda de su hermana ha entrado por la puerta grande de una nueva vida en la que no le faltará de nada. Además de robarle el show a su hermana en la boda, pues según mi humilde opinión iba mucho más guapa, aparte de que Kate ha conquistado según la prensa a sus súbditos, Pippa se lo ha montado mucho mejor, pues además es libre, o todo lo que le dejen ser los paparazzi, pero parece haber nacido para ello y gustarle la marcha. Charlene, huye, todavía estás a tiempo. Grace Kelly supo como actriz hacer mejor el papel.

miércoles, 29 de junio de 2011

Instrucciones veraniegas

Vacaciones. ¿Adónde vais? Que descanséis. Que lo paséis bien. Qué rápido se ha pasado el curso, increíble. Notas. Cantos. Comida. Y cada uno por su cuenta, seis semanas exactas. Hoy ha sido el último día de curso en Hamburgo, no en toda Alemania, que conste, donde las vacaciones escolares, siempre de seis semanas, se cogen escalonadamente, para que no se atasquen del todo las autopistas, aunque lo hagan de todas formas. Este año nos han tocado pronto, lo que significa que el 11 de agosto estaremos todos metidos en el cole otra vez (me incluyo yo, por lo que me atañe). Y cada año se cumple el rito. Hoy al ver a todos los críos del cole metidos a las diez de la mañana en el gimnasio del mismo, cantando la misma canción al comienzo y al final de la hora de la despedida oficial del curso como todos los años, ver a la secretaria bailando, a las profesoras dando palmas al ritmo de la canción, pensé que no somos nadie, que el curso se ha pasado en un suspiro, y que hemos dejado segundo de primaria y quinto atrás.

Los destinos. A algunos les faltará tiempo para irse ya mismo, y conozco a algunos que salen hoy y mañana. El resto iremos saliendo cuando nos toque. Me encanta preguntarle a la gente adónde va, no por cotillear, sino por imaginarme la de montones de viajes que se pueden hacer, pues yo siempre hago el mismo. Destinos que he oído estos días: Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia, Italia, España, Grecia, Francia, la costa alemana (Mar Báltico o Mar del Norte), Baviera, Hungría, Escocia, Canadá y EE.UU. A mí me preguntan: "Tú a España, ¿no?", y yo: "por supuesto, yo voy a lo seguro". La gente suele repetir destino: existen los "veraneantes" escandinavos, que se meten con el coche en el ferry que les lleva más arriba aún que Hamburgo. Por supuesto que sé que hay vida más allá... pero sigo considerando muy arriesgado irse tres semanas más al norte aún que esto, pero ha de haber gente para todo. Los del Mar del Norte, van siempre por allí, los del Báltico lo mismo, los de Baviera igual, y respecto al sur, los alemanes suelen tener su país favorito: o España, Italia o Francia, y le son fieles todas las vacaciones. Alemania sigue siendo el país donde más veranean los alemanes, como España lo es para los españoles, pero sí que diría que los alemanes viajan más al extranjero. Por el solecito. Desde hoy el aeropuerto estará desbordado.

Las canciones. Es muy normal comenzar las vacaciones o despedir el curso cantando. He pasado por dos colegios y en ambos era igual. En el colegio alemán de Bruselas, cada clase cantaba una canción, y el show duraba un buen rato. Luego había lágrimas, por ser un colegio de paso, e irse cada verano varias familias y tener que despedirse los críos de sus amigos. Jamás he visto a tanta gente de paso en toda mi vida como en esos dos años y medio en ese colegio. Los niños venían con plazos, como mucho de 4 años la mayoría, y de la gente que conocí en aquella época, solo quedan dos o tres familias allí todavía. En una vida sedentaria, como la de ahora, y que es lo normal, acaba el curso y en el siguiente están los mismos, no se escapa ni uno. Y cantan, y se van tan contentos a casa, sin lágrimas, pues en seis semanas se vuelven a ver. Cantar es un buen rito para irse contento a casa. "En España nos despedimos comiendo", me comentó mi amiga ayer, y me contó que a su hija le tocó llevar aceitunas para la fiesta. Son formas distintas de celebrar. A los españoles nos van más el jamoncito, las aceitunitas, y celebrar comiendo. Aquí cantar es el pan nuestro de cada día, y hoy me leía mi hija mayor de su cuaderno de música sobre un trabajo que han hecho una frase de Nietzsche: "Sin música la vida sería un error". Bueno, podríamos discutir sobre esto... El jamoncito...

Las notas. No me quejo, sino todo lo contrario. Que nos quedemos como estamos. Matemáticas no es lo nuestro, pero eso es de toda la vida. Los idiomas son nuestro fuerte, así que todo normal. Y como aquí siempre tienen la sensación de excederse estudiando, lo cual no es el caso, mandan a casa a los críos con la recomendación de descansar y de no hacer nada. Me río de los libros de vacaciones que hay en España, y que aquí no existen. Me temo que es un invento de las editoriales lo del repaso ... De acuerdo con que en España el intervalo veraniego es más largo, pero no me imagino detrás de mis hijas recordándoles que tienen que hacer un par de páginas cada día, pues aquí no es costumbre. Y justo de ello iba una de las cancioncillas de hoy y con la que se despiden todos los años, en los dos colegios alemanes por los que hemos pasado, y me imagino que en el resto del país, con una letra que se te queda en la cabeza durante días y que traduzco, pues el mensaje está bien claro: "Vacaciones vacaciones, nada que hacer. Tiempo para descansar. Vaguear en la hierba", y más recomendaciones similares. Y con esa cancioncilla se van los críos para casa.

... O a comer o al centro comercial. Llevo años cumpliendo con el rito de ir a comer fuera con mis hijas el día que comienzan las vacaciones, y parece implantarse como costumbre, a juzgar por lo llenos que están los sitios con madres con sus hijos comiendo. Es un buen momento de hablar de las notas, y de saborear las vacaciones. El día de final de curso es un día en el que me siento privilegiada de tener tiempo para pasarlo con mis hijas, verlas cantar, y salir felices con sus notas. Lo que pasa es que luego llegas a casa, y piensas en las seis semanas, y tras tres días veraniegos, ahora mismo se ha puesto a diluviar otra vez. La levedad del ser, del clima en Hamburgo, y de las vacaciones. En una semana estaremos asfixiadas en Madrid. Y menos mal.

martes, 28 de junio de 2011

¿Mundial de fútbol? ¿Dónde?

En Alemania lo sabemos, por estar implicados, pero me gustaría encuestar al mundo entero y preguntar si se han enterado de que ahora mismo se juega el Mundial de Fútbol en Alemania. Ah, ¿que no lo sabían? Es que es el femenino. Comenzó el domingo, y las alemanas, las mejores en los últimos años, podrían llevarse por tercera vez consecutiva el trofeo no a casa, porque están en ella, sino mantenerse como las mejores una vez más.

Pocos titulares ha dado el Mundial en España, por ejemplo, apenas ayer, y breves. Importan más los nuevos fichajes masculinos para la temporada, si Red Bull es invencible, si Ricky Rubio llegó a la NBA, si De Gea está por Manchester pasando el reconocimiento médico. Campeonato del mundo de fútbol, de mujeres, y sin selección española. Eso no interesa a nadie.

Digamos que aquí hacemos que nos interesa, pero lo ven pocos diría yo, y hoy me he dado cuenta de una cosa curiosa: mientras que cuando el Mundial y la Eurocopa pasada se veían banderas alemanas por todas partes, en algunos coches dos y hasta cuatro o cinco, y la fiebre de los colores alemanes estaba en su clímax, tan solo hoy he visto un vehículo con dos banderitas. No es que los hubiese echado de menos, pero al ver a este atrevido, me he dado cuenta de que no se ve ni uno.

Las alemanas parten como favoritas a revalidar su título. Tienen jugadoras fuertes, como Birgit Prinz, muy conocidas en Alemania, y luego otras nuevas. Yo hasta me he comprado el otro día por primera vez en mi vida una revista Playboy, pues leí que se habían desnudado y se hablaba de si el fútbol en el caso de las mujeres ha de ser sexy, para comercializarse mejor. ¿Por qué no? ¿No lo comercializan los hombres también? Piensen en iconos macarras tipo Cristiano Ronaldo, metrosexuales como David Beckham, o digamos los macizos de toda la vida, tipo Diego Forlán, que aprovechan cualquier ocasión para mostrar sus bíceps y más que eso, en anuncios de calzoncillos o de lo que sea. ¿Por qué no han de poder desnudarse las jugadoras, también macizas?

He leído el artículo: mi gozo metido en un pozo. Son solo cinco las que se han dejado fotografiar, así que no es representativo. Y hablan en la entrevista de que luchan contra los clichés de los que esperan que las futbolistas sean medio machos, no atractivas y sin curvas. Y que justo esto es lo que querían combatir al desnudarse para el Playboy. Y de que están hartas de la discusión de si hay lesbianas o no en el fútbol, que el deporte es lo que ha de contar.

Hoy se han disputado dos encuentros (¿lo sabían?):  EE.UU. contra Corea del Norte, con un 2-0, y Colombia-Suecia, 0-1. Alemania ganó a Canadá el domingo 2-1. No entiendo de fútbol, pero si de que se considere menos importante lo que hacen las mujeres, en todos los ámbitos. En cualquier caso anuncio que de ganar las alemanas su tercer título consecutivo, conseguirían lo que el equipo masculino lleva 20 años sin conseguir: ganar un Mundial. No lo olviden.

domingo, 26 de junio de 2011

De motos, barbacoas, y demás efemérides

Debería ser motera, pero como no sé ni montar en bici, ni se me pasa por la cabeza. Hoy ha sido el día de los moteros en Hamburgo, todo el fin de semana en realidad. La iglesia principal de Hamburgo, St. Michaelis, cuyo cura es muy marchoso, y motero, por supuesto, celebra cada año una misa para los mismos. Moteros de toda Alemania vienen para la ocasión. Normalmente no coincidía con los Harley Days, otra celebración motera, que es el fin de semana de mi cumpleaños, y dejará de serlo cuando vuelva a caer entre semana otra vez. Pero los últimos tres años ha sido así, y me hace gracia. Porque a lo mejor significa algo.

Todo el fin de semana se han visto tipos duros vestidos de cuero negro sobre motos por toda la ciudad. 30.000 moteros han venido para la ocasión. Los Harley Days duran tres días, en los que se asientan con sus Harleys en el Kiez, en toda la Reeperbahn, en St. Pauli, y lucen su preciosas motos, sus tatuajes, y todo lo que la estética motera lleva consigo. Pero como por esos caminos de Dios abundan los peligros, hoy van a misa todos, no solo los de las Harleys. A las 12.30 ha sido la misa motera en la iglesia principal de Hamburgo. Por supuesto que las motos se quedan fuera, los tipos duros (o tipas) ocupan los bancos, y como no caben todos, se transmite por altavoces hacia fuera. El lema de la misa es "La bendición de Dios para todos los caminos", y esto se lleva repitiendo desde hace 28 años. Yo me acerqué hace muchísimo un año por los aledaños de la calle en la que está situado el Michel, la iglesia donde se celebra, con mis padres, que no daban crédito a sus ojos, y menos a sus oídos. El ruido cuando luego arrancaron todos para salir de la ciudad todo ordenaditos, fue atronador - imagínense a miles de motos calentando motores y arrancando a la vez. Pero ponía los pelos como escarpias, y eso sin ser motera ni tener intenciones de serlo. Tras la misa se van a celebrar a 50 kilómetros de la ciudad, hacia el norte, a un aparcamiento de una tienda grande de muebles donde se reúnen, pues necesitan espacio.

Y los que no tenemos motos, hacemos barbacoas. A juzgar por la cola en las carnicerías del mercado ayer, de clientes comprando carne para barbacoas, ninguno nos hemos amedrentado por el pronóstico del tiempo, que no era muy allá. A las 8 de la mañana ha amanecido diluviando, y pensé que se me aguaba mi barbacoa de cumpleaños (en los moteros no pensé nada; ellos deben estar curtidos, no cómo yo, pues me fastidia enormemente que haga mal tiempo el 26 de junio). Y según ha ido avanzando el día, el cielo gris ha pasado a una tarde estupenda, y las chuletitas, salchichas y demás, han caído, como en la casa de los vecinos, que tras terminar nosotros con nuestros amigos con la nuestra y estar reventando, han empezado ellos con sus visitantes con la suya, poniéndonos a nosotros malos con el olor, de lo llenos que estábamos. Mis amigos dijeron, al aroma de la carne vecina, que irían a la de al lado a decir que les diesen algo de carne, que no habían comido bastante...

Día de motos, carne a la parrilla, fiestas en los jardines, y cumpleaños. Hoy hablaba con mi tía al teléfono de las efemérides en nuestra familia el 26 de junio: además de mi cumple, era el día que se casó una tía mía ya fallecida, a la que siempre recordamos, y mucho, mi madrina además; también fue el día que murió hace 21 años una prima de mi madre, que falleció de un cáncer horrible que pudo con ella a sus cuarenta y pocos años, una persona muy querida en la familia y en los círculos que se movía como trabajadora social que era; y luego tenemos la anécdota divertida, un cumpleaños mío de adolescente, en el que estábamos comiendo la tarta después de comer, cuando sonó el teléfono para anunciarnos que había muerto un primo de mi madre. Se nos atragantó la tarta y el café a todos, y las risas pasaron a llantos y el cumpleaños a duelo. Al final resultó que el hospital se equivocó, y se confundió de Pedro, que todavía, por suerte, sigue vivito y coleando, y que todos los años, un 26 de junio, puede celebrar su renacer, y el resto de la familia acordarse y recordarle que le lloraron en vida. Hoy me reía con mi tía al recordar este suceso, y que un mismo día da para mucho, aunque no sea en el mismo año. Ah, también ha empezado hoy el mundial de fútbol femenino en Alemania, pero eso será tema para mañana. Por hoy ya me da, y estoy muy cansada, pero muy contenta. Ha sido un buen día. Pero quiero terminar con la bendición con la que acabó la misa motera: "Fahrt nicht schneller als Eure Schutzengel fliegen können": 'No conduzcáis más rápido de lo que pueden volar vuestros ángeles de la guarda". Por hoy no hay más que decir.

sábado, 25 de junio de 2011

Llego tarde, llego tarde

Muchas veces me siento como el conejo de Alicia, llegando tarde a todas partes. Para una vez que se me ocurre ir a coger fresas, es tarde cuando llegamos. Llevo años queriendo ir, y siempre se me pasa la temporada de fresas, que va desde mayo a agosto. En los alrededores de Hamburgo hay campos de fresas en los que puedes ir a cogerlas tú mismo: las coges de la mata, y mientras lo haces, te puedes ir comiendo todas las que quieras o puedas, hasta que revientes, el resto las vas metiendo en una cesta y pagas cuando te vas. En los meses en los que las fresas están por todas partes: puras, en tartas y pasteles, con helado de vainilla, o en los mercados donde se ven a granel, es difícil no comerlas prácticamente a diario. Pero todavía me faltaba esa experiencia de algo que aquí hace mucha gente estos meses, y que a pesar de haber tratado de arreglar eso hoy, se ha quedado en una experiencia frustrada.

Mis hijas se pusieron muy contentas ante la idea, pero como en la vida hay más tareas que coger fresas, el sábado se me llenó con tareas de la casa, no pudimos ir de inmediato,y cuando quisimos llegar eran las cuatro y cuarto, para mí una hora en la que seguro que se podría hacer algo, entre otras cosas coger fresas. Pues no. El hombre y la mujer mayores que estaban a cargo de los "recolectores" nos dijeron que ya era tarde, que volviésemos a la mañana siguiente, que el campo tenía que descansar. No entiendo de los horarios de las plantas, pero sí de los míos, que no son nunca compatibles con los de aquí. Llevo años funcionando de otra manera que los horarios vigentes o los que cada uno lleva dentro. Cuando yo voy, vuelve la gente. Lo tengo demostrado desde hace años. En fin, otra vez será.

La explicación que nos dieron es que las fresas son un "Nachtschattengewächs" y que necesitan recuperarse por la noche, y yo me lo creí, pues el nombre en alemán dice que "crece a la sombra de la noche", pero ahora veo que la traducción al español es de "solanácea", que contiene la palabra sol. Acabo de investigar y ni la noche ni el sol podrían tener que ver con la palabra, pues la etimología atribuye a la noche a sus efectos medicinales, y el sol podría ser del latín solari, 'curar', 'sanar'. Así que al "vuelva usted mañana" nos fuimos sin fresas, tras haber visto los carteles grandes anunciando que se podían coger fresas ahí, ver las cestas vacías esperando clientela, y el precio de 2,90 € el kilo, que es lo que normalmente te piden en el mercado por una cantidad mucho menor. La señora se quejó además. Este año la producción no va bien. Otros años había gente cogiendo y comiendo fresas a las ocho de la tarde, de la cantidad que había. Y yo pensé en el cielo gris, y que cuando hace mucho calor y sol, se quejan los agricultores de que no llueve y que tienen pérdidas; cuando hace malo, como en los últimos días también. Y yo, o con frío o con calor, siempre voy a destiempo.

Ahora miro el reloj, y en nada serán las doce. A lo que no llego nunca tarde es a cumplir un año más. Y aunque me he quedado sin fresas para mañana, y sin la experiencia que quería tener hoy, y de la que quería relatar en el blog, la cuento sin haberla vivido, pues la vida es todo, lo vivido y lo no vivido, todo a lo que llegamos o a lo que no llegamos, y no ya por el tiempo siquiera.

jueves, 23 de junio de 2011

Otro triatlón más

Ya me he tomado dos cafés esta tarde y no surten efecto. Mi hija lleva toda la tarde tirada en su habitación o en el comedor del cansancio que tiene, pero al menos he conseguido que haga los deberes sin calculadora. La muy avispada, ante el batallón de cuentas que tenía por resolver como deberes de matemáticas, me preguntó con la calculadora en la mano que como se hace la división con ella. O la solución de utilizarla se le ocurrió debido al cansancio, o el cansancio no le impidió agudizar el ingenio, ni a mí decirle que de eso nada, que los deberes de matemáticas y más cuando están aprendiendo a dividir no se hacen con calculadora. "No es por eso, sino por saber manejarla", me dijo. Y yo: "Sí, ya, pues entonces resuélvelas primero todas, luego te lo explico y la calculadora la confisco yo luego".

Pero me río, como lo he hecho hoy cuando la he recogido a la una del cole y sin saludarme me ha dicho enfadada: "al año que viene dices que estoy mala". Yo pensaba que hoy me iba a decir que al año que viene la apuntase, pero veo que no es el caso. Hoy era el triatlón infantil de Hamburgo, y todos los colegios estaban llamados a participar. Ella me dijo que no quería, y yo no insistí, pues tienen que nadar y montar luego en bici en bañador mojado, haga el tiempo que haga, y a mí no me apetece que se me fastidien las vacaciones con una pulmonía.

A los e-mails de la profesora, primero amables, y al cuarto ya con tono enfadado al recordarnos que las bicicletas no se transportaban solas al parque donde tiene lugar el triatlón, y que había que llevarlas la tarde anterior, y que si no habría que organizar una furgoneta que costaría 69 €... Como no me di por aludida, ya que mi hija no participaba, le respondí a la profesora que si para 11 niños que participaban de toda la clase, había que montar una así, que más vale dejarlo, que llevo cuatro triatlones oyendo lo mismo, y que a veces me da la sensación que estas cosas se hacen para las madres que acompañan y no para los críos. Dicho está, aunque no sirva de nada.

Pero lo de las madres no lo digo en broma. A uno de cada dos niños que acude, o como participante o como espectador, le corresponde una madre, así que hoy daba gusto ver a la comitiva. El papel con el programa oficial ya me asustó antes de ayer: los participantes tenían que estar a las siete y media de la mañana en el parque donde es la carrera, y está lejos, y los otros a las siete y cuarto en el metro de aquí cerca. Eso quiere decir que me he tenido que levantar aún antes, y a las siete y cuarto estábamos en el metro. La "amenaza" era que como no llegasen todos puntuales, que se iban a en punto, que no podían esperar a ninguno.

Y digo yo (una de mis frases favoritas), que si no es posible organizar el triatlon a las 11 de la mañana, que el día da de sí también, y todos felices. Mi hija ha vuelto agotada de ir y volver, una hora ida, una hora vuelta, y el resto del tiempo estar de pie allí, y encima habiéndose levantado casi una hora antes. Le he preguntado si no se anima a participar el año que viene, y me ha dicho que ni participará, ni irá como bulto, que es un rollo. Que el agua estaba helada (estábamos a 14°C hoy a las siete de la mañana, y no hemos pasado de 19°C hoy), y que no le ve la gracia ni a participar ni a ir. Y que ese día estará mala. O que se dormirá y no llegará a tiempo. Y no me extraña. Aturden a cualquiera. Necesito un tercer café.

miércoles, 22 de junio de 2011

La leche y los yogures, griegos o no

Iba a escribir de puentes y de un libro que acaba de salir, de escribir, y de nuevas y viejas experiencias con la escritura, cuando de repente un titular real se me ha puesto en el camino: "La triste realidad de los lácteos españoles", del blog "El Comidista", que explica la mala calidad de la leche en España según un estudio de no sé qué sitio. En los comentarios al post hay gente que pone en duda esos resultados, pero se puede creer o no creer, como en todo, pero es que hay que ser poco científico para darse cuenta de la evidencia, o no dársela, pero solo si no has probado otros más allá de las fronteras españolas.

No soy bebedora de leche, y menos en estado puro, con nata, y como era en la antigüedad, leche natural, pues hasta yo recuerdo esa capa de nata gorda que salía al calentarla. Me inclino por la desnatada con cero grasa, que en Alemania es muy difícil de encontrar, ya que los alemanes son consumidores de leche entera, o de la semidesnatada como mucho. Me resulta sorprendente la de leches diferentes que hay en España, y se me vienen a la mente la cantidad de anuncios que hay en prensa o televisión anunciando las bondades de los "extras" que lleva tal leche u otra, sea calcio o "aditivos" para las mujeres o cualquiera que los necesite y me llama la atención, pues eso aquí, salvo las diferencias en los porcentajes de grasa, 0,5 %, 1,5 % y 3,9 %, no existe. Como mi paladar para juzgar leche no es el más adecuado, pues para mí cuanto más aguada mejor, voy a hablar de lo más obvio, y es de la calidad de los otros lácteos, de lo que también habla el artículo.

Para mí todos los yogures en España suspenden y los Yoplait o Danone de mi infancia están descartados cuando estoy en España de vacaciones. Amigos míos me dicen que hoy día los del Lidl se pueden comer, o los Activia, pero sinceramente, yo generalizo, pues no puedo hacer excepciones en esto. No hay color con la oferta de un supermercado alemán con España, no solo en calidad, sino en sabores, marcas y tamaños. Encuentras todo lo que desee tu imaginación en cuanto a sabores, y puedes arriesgarte a probar nuevos sin que sean malos. Incluso yo trazaría la frontera del yogur en Europa, pues en Bélgica fui incapaz de encontrar en dos años y medio yogures comparables a los alemanes u holandeses, otro país donde los yogures son buenísimos y se suelen vender en tetra briks de un litro u otros envases mayores que los individuales (... para ahorrativos los holandeses). En Bélgica, donde la comida es de excelente calidad en todo, se les va de las manos el tema de los lácteos, y la mayoría de los yogures son los danones insípidos en los que metes la cuchara y queda el hueco tal cual, como un flan, algo muy divertido para comer, pero que muestra la de conservantes que deben de llevar si se mantienen derechos solos. Por supuesto que es cuestión de gustos, y aquí los yogures están llenos de tropezones, y nunca molidos del todo, y eso a lo mejor no gusta a todo el mundo, pero son cremosos todos y hasta los danones de aquí son diferentes. Al igual que los helados de Frigo (aquí Langnese), son mejores aquí, lo dice hasta mi madre. Y ya no me meto en los helados de elaboración propia en las heladerías, de los que he hablado ya en este blog y junto a los que palidecen todos en España. Todavía recuerdo un helado malísimo que me comí en Alicante y en Huelva. Simplemente prescindo de yogures y helados cuando estoy en España.

La pregunta es por qué no hay lácteos de calidad en España, si a la gente le da igual, o se los comen solo por obligación, pues ésa es la cuestión. No es lo mismo comerse un yogur porque necesito el calcio o los beneficios que me proporcionan, que por placer, por su sabor. Ahora se me vienen a la mente los yogures griegos: jamás he visto uno aquí, y mira que hay griegos de carne y hueso en Alemania, más que en España. Curioso. Algo bueno tenían que haber hecho los griegos, por mucho que digan, pero aquí ni eso (ayer leí que las relaciones entre Grecia y Alemania, por la crisis griega, podrían estar deterioradas para siempre), pero no será por eso sino porque los yogures naturales que nos venden aquí ya tienen ese porcentaje de cremosidad y calidad. Mmmmmm, sigo pensando, pero no me cabe duda.

martes, 21 de junio de 2011

21 de junio

A la mayoría el 21 de junio le parecerá una fecha normal, pero a mí no me lo parece. No celebro nada este día, pero marca el fin y el comienzo de algo, un antes y un después. Hoy será el día más largo del año, lo que quiere decir que a partir de mañana volverán a ser más cortos, y eso es algo muy triste y dramático aquí. El "algo" más corto va hasta el 21 de diciembre, en el que anochecerá a las cuatro de la tarde, en contra de casi hasta las once de la noche en que se ve claridad en el cielo estos días de junio; el contraste es demasiado obvio como para no meditar en el día de hoy, que a mí me pone melancólica, por pensar en lo que se acaba. Me gusta junio, aunque aquí suele ser un mes poco estable en cuanto al tiempo. Solemos tener primaveras maravillosas, muy soleadas, para llegar a junio y temer por el verano en muchos casos, inexistente si le da por ahí. Ahora estamos teniendo días de junio típicos: un día diluvia, otro sale el sol, otro vuelve a nublarse, vuelve a diluviar, y así nos podemos tirar el resto del verano, plantarnos en septiembre y decirnos, "¿y ya está?". Pues lo que viene a continuación está clarísimo, aunque no en sentido literal.

La luz es algo maravilloso, y no sé cómo pueden vivir en algunos países durante meses sin ella. Por eso los suecos están hoy y estos días desatados, celebrando el Midsommar, que es algo muy grande. Lo celebran tanto como la Navidad, los dos opuestos de luz, y estos días yo también me siento sueca, y me gustaría ponerme una corona de flores en la cabeza y dar saltos por el campo, porque esto hay que celebrarlo. Y algo así se hace aquí en estos meses en los que hay que salir de casa en cuanto hay un rayito de sol. Yo cada vez me estoy volviendo más nórdica con eso. Idolatro el sol, e instantáneamente me obligo a captarlo cuando sale, y cierro los ojos tratando de almacenarlo para el invierno.

El verano es aquí no sinónimo de calor, sino de luz, y a todos nos gustaría parar este momento y evitar lo que empieza mañana otra vez. Son los ciclos en los que vivimos, y que nos dan la vuelta otra vez, como se la damos a nuestros armarios con los cambios de temporada. Es el momento de mirar qué se nos ha quedado obsoleto o pequeño, qué tiramos y que seguimos conservando. Y estos momentos de cierre de un ciclo y comienzo de otro, ya sea el curso escolar que se acaba, o el comienzo de las vacaciones, es el momento de deshacerse del bagaje innecesario, aunque algunas prendas u objetos se empeñen en hacerse visibles justo ahora. Yo hoy me he puesto una blusa que debo tener lo menos desde hace 10 años, y que cada primavera vuelvo a ver en el armario, siendo invisible el resto del año. Hoy me preguntaba al ponermela si debería deshacerme de ella, pero me la suelo poner en junio, caigo ahora, y no sé ni por qué. Pero hay cosas por las que no pasan los años, y otras por las que tras una temporada o dos quedan para tirar. Lo importante es saber diferenciarlas y actuar en consecuencia.

lunes, 20 de junio de 2011

Descalzos para todo

En el método de español con el que enseño hay una lección muy divertida que a mí me ha dado mucho juego en mis clases. Va sobre las diferencias culturales, esas situaciones en las que actúas como tú estás acostumbrado pero que en otro país está fuera de contexto y lugar. Yo vivo esas situaciones día a día, y no por ello me dejan de llamar la atención. Una de ellas era una imagen en la que alguien entra en una casa y hace el ademán de quitarse los zapatos y la dueña le dice que no hace falta. Parecerá rara la situación, pero no lo es. La situación se puede dar con diversas lecturas, dependiendo de quiénes la realicen. Es muy normal quitarte los zapatos nada más entrar en una casa alemana, y si llegas y te los quitas, ningún alemán te dirá que no hace falta, pues es lo que se espera. Tabú es entrar con zapatos a cualquier suelo que no sea de baldosa y más aún adentrarte en la casa con los zapatos puestos. Si la situación se da entre un alemán y un español, ante el ademán del que entra en tu casa y se quiere quitar los zapatos, tú, si eres español, le dices que no, que se los puede dejar puestos, como la de la imagen del libro. Ésa soy yo muchas veces, que considera desnudar a la gente el esperar de ellos que se los quiten. Muchas veces me he sentido yo desnuda yendo bien arregladita y llegar a una casa y tener que descalzarme. Además de arruinarte cualquier modelito, es dejarte, en mi opinión, demasiado expuesta. Hay casas en las que tienen zapatillas para las visitas, o en las que te dan unos calcetines de lana gordos para que no se te enfríen los pies, y se quedan tan anchos. El modelito da igual. Este lado japonés de los alemanes está tan extendido, que es muy raro ver a la gente en zapatillas de estar en casa, pues prefieren ir descalzos. Y los críos crecen así. Yo hace años que dejé de comprar zapatillas de estar en casa, pues se quedaban pequeñas sin haberlas usado.

Ayer volví a pensar en todas estas cosas mientras veía a mis hijas actuar en calcetines. De 11 niñas que tocaron en el concierto en el que participaron, solamente dos se quedaron con su calzado puesto; las demás tocaron todas en calcetines. Para mí esto le quita el toque serio al asunto. Por supuesto que en la ópera o en la sala de conciertos los músicos van calzados, pero por muy infantil que sea el concierto, y en casa de la profesora, debería ser posible guardar ese toquecito final que dan los zapatos a cualquier artista, pues no es lo mismo ver a 10 violinistas y una violonchelista en calcetines, que me perdonen. Incluso la mayor del grupo, una chica de 18 años que iba con medias finas y una falda corta, tocó descalza.

Pero entre el público había además una señora cargada de 4 hijos bastante pequeños, que iba descalza y ni siquiera con calcetines o medias y que en el posterior café y tarta se movía con toda confianza por la casa con sus pies descalzos.

Por supuesto que hay momentos en los que yo le veo la lógica a descalzarse: aquí hay días que diluvia tanto o que los montones de nieve hacen que entres en las casas con los zapatos llenos de pegotes de hielo y no es plan de arruinarle el parqué a la gente o las moquetas que todavía muchos tienen. Esos son los días en los que yo agradezco que los que entran a mi casa se los quiten. Pero de ahí a dar un concierto clásico en calcetines va una gran diferencia y si el concierto hubiese sido en mi casa yo hubiese dicho "sí, si hace falta llevarlos".

sábado, 18 de junio de 2011

Apostamos que ... ya no será lo mismo

Me imagino que media Alemania estará viendo esta noche la última edición de Wetten, dass... ? con Thomas Gottschalk, el programa estrella de la televisión alemana en la noche del sábado. Que el programa siga en antena desde 1981 solo es posible porque no lo emiten todos los sábados, sino cada dos meses más o menos. De esa manera ahí siguen con las apuestas que presenta la gente en el programa y en las que los famosos tienen que creer o no, y si pierden, montar ellos mismos un numerito. Lo malo es que son siempre los mismos famosos los que se sientan en el sofá de Thomas Gottschalk, y que tienes la sensación de ver el mismo programa siempre, como lo del día de la marmota...

No por ello es menos entretenido, la verdad sea dicha, y todo gracias al presentador. Yo no lo suelo ver, pero hoy me he sentado a propósito a verlo, pues se trata de una edición histórica. Gottschalk es el presentador que más años se ha mantenido al frente del programa y se despide hoy. Con su aspecto tan juvenil a sus 61 años podría moderar otros 20 años más. Pero la decisión la tomó tras el accidente en directo que sufrió uno de los participantes en el programa de diciembre. Paró el programa, que es en directo, al instante, y en el siguiente programa dijo que se retiraba. El joven ha quedado prácticamente inválido, y a Gottschalk, pareció írsele de repente la diversión de la que siempre hace gala.

A mí me hace gracia que además hoy se retransmita el programa desde Mallorca, en la plaza de toros de Palma, donde suelen realizar la edición veraniega antes de mandar unos cuantos aviones de veraneantes alemanes a la isla que es un continente alemán en el Mediterráneo. Si veo la plaza de toros llena de alemanes, pienso en los miles que estarán pululando por allí estos días y en como acampan en la isla a su antojo.

Gottschalk se acaba de despedir algo en silencio, sin dejar claro quién será su sucesor o sucesora. Apuesto que... sin él el programa ya no será lo mismo.

viernes, 17 de junio de 2011

Estamos todos locos

A veces no sé si estamos locos los padres de hoy día, pero la idea me merodea por la cabeza todo el tiempo. Esta semana ha sido para olvidar, y eso que ha tenido cuatro días laborales. Todo empezó en el momento en el que saqué el martes por la mañana un papelito de la cartera de mi hija pequeña en el que ponía que la actuación de coro era hoy a las cuatro de la tarde. En ese momento sentí el "tierra trágame" por la sensación de que a veces se me va la agenda de las manos. Que como madre tengas que estar en dos sitios a la vez a la misma hora es lo más normal del mundo, y es una facultad que yo digo siempre que todavía no he desarrollado, pero que estamos en ello, aunque más o menos voy apañando siempre algo. Pero que tu hijo tenga que estar en dos cosas importantes a la misma hora y el mismo día, resulta agobiante, y si es por partida doble, más aún. A las cuatro hoy era tanto el ensayo general para el concierto del domingo, una cita impepinable, como la actuación con el coro de primaria, eso la pequeña, y la mayor tiene que estar en el ensayo general del concierto, y en la fiesta de verano de cuatro a siete en el instituto, donde tiene que estar en un stand. Mi primera reacción fue decir que la pequeña no fuese a la actuación del coro, pero cuando me dijo que de eso nada, que cantan "La cucaracha" y que a ella, como española, le toca presentar la canción y cantar una parte sola en español, vi la seriedad del asunto. Además, ha estado participando en el coro del colegio durante todo el curso escolar, que es en horas de clase, porque yo la convencí para hacerlo. ¿Y ahora no va a actuar, que es lo más divertido y representativo, encima que además de cantar en español, canta una canción en sueco, como me demostró el otro día?

Total que le comunico a la profesora de violín que tengo problemas con la hora, y ella, espantada, me recuerda que el ensayo general es con 11 niños, cuya agenda está más llena que la de cualquier casa real, entre hockey, atletismo, flauta, piano, tenis, etc. Ahora acabo de saber que se puede hacer el ensayo una hora antes, y gracias a que otra niña renuncia a ir a un cumpleaños que tenía entre la excursión con su clase, y el ensayo general, pero ha conseguido que 11 puedan venir una hora antes. Esto significa que las llevo, las dejo allí, una hora más tarde recojo a la pequeña, la llevo a la actuación de coro, canta, al terminar volvemos a por la otra, y con ambas continuamos al instituto, donde estaremos hasta las siete y pico. Y esto es una tarde normal. Mi agenda a veces parece un encaje de bolillos, que funciona mientras todo fluya sin contratiempos, pero como ocurra algún imprevisto, se desmorona todo, y sobre todo mis nervios.

Y me repito lo que ya sé: que hoy día tenemos todos la culpa de todo esto. Nuestros padres no se complicaban, y ni había tanta actividad ni querían implicarse tanto en temas escolares y actividades como lo hacemos nosotros. Lo malo es que todos lo hacen, y tú no quieres que tus hijos sean menos. Mis hijas solo tienen cada una como extraescolar la una violín y la otra violonchelo, pero sus compañeros de clase tienen ocupadas tres tardes con actividades mínimo. Yo tengo dos hijas, y ya me da, pero conozco a familias de cuatro hijos, y hace poco me enteré de una que acaba de tener el quinto, y yo les compadezco, pues con lo mal que nos lo hemos montado hoy día, dos hijos son más que suficientes. Pero conozco a varias madres felices de pasarse las tardes con su furgoneta "lleva-niños" en la que no es poco frecuente que lleven una pegatina con la inscripción "Mamá taxi", a la que yo no le veo la gracia.

El fenómeno es internacional. Amigos míos me cuentan estos días de las graduaciones en infantil que se han inventado en España en los últimos años y que me parecen la estupidez mayor. Muchos se las ven y se las desean para escaparse del trabajo y poder ir, y esto se suma a las actuaciones como las mías en los colegios, partidos de fútbol, etc.

Pero de qué me quejo si al final se ha solucionado y ahora volveré a olvidarme de los cuatro días de llamadas, correos, y la sensación de ser una "mal queda" y fastidiar dos conciertos. Mi hija podrá ir a los dos eventos y cantar "la cucharacha", aunque hoy temprano me ha dicho que le parece muy mal que canten esa canción y que no les expliquen a los niños que qué significa la palabra "cucaracha". Es que da igual, le dije. Lo importante es participar, y no perderse ni una, aunque acabemos todas para el arrastre. Sarna con gusto no pica, ¿no?

martes, 14 de junio de 2011

Nada es igual

A las siete de la cuarto de la tarde estaba el supermercado cerquita de mi casa como en tiempos de guerra; la parte de los pepinos, lechugas y tomates presentaba un aspecto desolador. Yo fui concretamente a por un pepino, pues en esta casa teníamos el mono: mi hija mayor me lo pidió ayer y hoy ya no queríamos que pasase de la cena sin comerlo. Quedaban tres míseros pepinos, y el resto de las cajas donde están siempre los diversos tipos de tomates, estaban completamente vacios. Si en las últimas semanas era porque no vendían ni un pepino, hoy era seguro por haberse agotado. Supongo que no pedirán todavía las cantidades de antes de la crisis del pepino, y a nada que nos hayamos animado todos los consumidores a la vez a volver a prepararnos nuestras ensaladas habituales, se habrán agotado enseguida. El viernes se acabó la veda a las hortalizas frescas, pero hasta hoy yo no he ido con alevosía y premeditación a por ellas, y me imagino que a todos nos habrá pasado lo mismo. Y sin embargo hoy ha muerto un niño de dos años de 'E.coli', el fallecido más joven hasta ahora. Yo no dejo de pensar que eran productos "bio" los infectados, cuando a mí más de uno me ha dicho ante mis protestas de que los pepinos no tenían 'E.coli' que solamente con los pesticidas que llevan los productos españoles, que no estaba de más la alarma... Que conste que no me alegro de que sean productos ecológicos los que han provocado la tragedia, pero a lo mejor algún listo se calla así.

El periódico local habla justo ahora en internet de la confianza que vuelven a tener los consumidores, que ya se hace notar en las ventas. Hasta que se alcancen los niveles de antes de la crisis, pasarán dos semanas, dicen. Al parecer, desde que se levantó la prohibición de comer pepinos, lechugas y tomates, no han podido abastecer los supermercados con las cantidades debidas. Todo se irá normalizando poco a poco. Las compensaciones económicas de Bruselas han sido aprobadas, muchos millones de euros, que parecen no ser suficientes.

Hace poco oí en la radio que hace dos años murieron dos niños en Hamburgo de 'E.coli', y aunque entonces se supo fue de eso, no de qué provenía la bacteria letal. Esto no es como los volcanes que entran en erupción y que no se ocultan. Al oír antes en las noticias que ahora uno en Chile está dando guerra, me preguntaba si antes no erupcionaban los volcanes, si es un fenómeno que abrió el volcán aquél de nombre impronunciable, y si nuestros vuelos podrían verse afectados por un volcán en cualquier momento. No volveremos a oír que un volcán ha entrado en erupción sin pensar en si volamos en los próximos días o semanas y nuestros planes pudiesen verse trastocados, y de la misma manera, no volveremos a comer un pepino sin acordarnos del estas semanas de incertidumbre. A ver ahora quién es el guapo que se come brotes de soja. Mi madre me recuerda en cada llamada que no comamos esas lechugas "tan raras" que comemos aquí, que comamos una ensalada como "las de toda la vida", con su buen tomate, pepino y lechuguita "normal". Verdaderamente, tras las últimas semanas, las tres cosas nos saben a gloria, y lo seguirán haciendo, aunque no vuelva a ser lo mismo.

lunes, 13 de junio de 2011

El día de las lenguas

Hasta ahora mismo no me he dado cuenta que hoy debería ser mi día, mi fiesta. Llevo años en Alemania preguntándome qué celebramos en el festivo día de Pentecostés, salvo un lunes que viene de maravilla para prolongar un fin de semana. Pero haciendo memoria recuerdo que es el día del espíritu santo, y con eso recuerdo una de mis filosofías: que si lo del padre y el hijo se lo puede llegar uno a creer, lo del espíritu santo es difícil. Y hoy es su día, y por eso nunca nos enteramos que es así, porque el espíritu santo no tiene mucha presencia en nuestras vidas, salvo que aquí la gente los días de antes al fin de semana de Pentecostés te desea "Feliz Pentecostés" al igual que te desean "Felices Pascuas" en Semana Santa, o "Feliz fin de semana" cualquiera de año, en lo que son gestos de cortesía, pero nada más.

Pentecostés conmemora los 50 días después de la Pascua, y aquel encuentro en el que los apóstoles, iluminados por el espíritu santo, empezaron a entender y a hablar lenguas extrañas. Si la torre de Babel en la biblia la lió bien liada, haciendo que nadie se entendiese y dejando la torre a medio construir, el espíritu santo deshizo el entuerto y ese día, que se considera como el nacimiento de la iglesia, hubo un entendimiento pleno (... con la que ha liado la iglesia a lo largo de los siglos, amén).

Recuerdo de niña, en misa, haberme preguntado montones de veces ante ciertas lecturas que eso no había nadie que lo entendiese, ni con mucha fantasía, y Pentecostés me desconcertaba, lo de las lenguas de fuego que se les ponían sobre sus cabezas a los apóstoles, dándoles un entendimiento y don de lenguas que ya quisiese todo el que aprende idiomas extranjeros. Hasta el día de hoy, no lo he visto claro, y hace un rato, en un momento en los que te preguntas si verdaderamente has tenido tres días libres, pues acabas agotada mentalmente de unos críos que saturan a cualquiera, pensando y pensando, lo he visto claro: hoy es mi día, menos mal que me he dado cuenta, por lo que me gustan las lenguas, los idiomas y lo que cada uno de ellos transmite. Porque me gustaría que ese espíritu santo me llenase de ese don tan práctico y maravilloso de poder entenderlas todas, y que todas y cada una de ellas me diesen lo particular que aportan a esa maravilla que nos regalan para vivir y que es el habla.

Me encanta filosofar sobre las lenguas, y los que les dedicamos pensamientos o trabajo nos sorprendemos sobre las diferencias, de la necesidad de unas de expresar lo que otras no distinguen, y no hablo del conocido ejemplo de las diversas palabras que tienen los esquimales para los diferentes tipos de nieve que hay en su tierra, que es más que lógico, y que yo extiendo a las muchas palabras que, por ejemplo, tiene para la lluvia el alemán. No, yo me refiero a un ejemplo tan simple como las palabras "esquina" y "rincón", que el alemán no distingue y cuyo desdoblamiento no conoce una lengua tan estructurada y científica que denomina a ambas Ecke. Por qué para nosotros hispanohablantes es tan importante distinguir entre una esquina y un rincón, y yo lanzo en mis clases preguntas así, y les digo que puedes mandar a alguien a un rincón castigado, pero que si le mandas a una esquina podrías mandarle a otra cosa, que puedes llorar por los rincones pero no por las esquinas, que son menos íntimas. Y cuando me cuentan en español que el fin de semana "desayunaron largamente" o "con mucho tiempo" o "de manera acogedora" les digo que yo les entiendo porque entiendo su cultura, pero que nadie en España les entendería con eso, pues nadie desayuna así, mientras que aquí se puede desayunar de manera gemütlich. Y si ya entramos en temas de gramática, el desconcierto es mayor: el imperfecto y el indefinido, al que les dedicaré un post próximamente, porque les traen de cabeza a los que aprenden nuestra lengua, al igual que el subjuntivo, el tiempo de la irrealidad que en alemán es real. Será porque no les gustan las cosas que se les escapan de las manos, al igual que yo digo siempre que el imperfecto es la literatura, el blablabla sin el que nuestras vidas serían un mero funcionar. Por eso, volviendo al espíritu santo, el hablar una lengua extranjera es creer en ella, no cuestionar todo ese mundo nuevo que se te abre y que te abre tu mente y por eso simplemente el espíritu santo hizo el milagro que muchos esperan a la hora de entender ciertas cosas, quitándoles la racionalidad. Paciencia, es mi consejo y entregarse a él.

sábado, 11 de junio de 2011

Dos fiestas muy distintas

Tessa y uno del que desconozco el nombre han montado dos fiestas muy diferentes de cumpleaños estos días. La idea es la misma, pero los resultados de diferente envergadura. Tessa es una estudiante de instituto a la que no se le ocurrió otra cosa que invitar a su cumpleaños en facebook, no a sus amigos en la red social  sino a todo el mundo. Primero se dijo que fue un error, que se le "escapó" la invitación, algo entendible para todos los que usando ordenadores hemos metido algún gazapo alguna vez y ocurre siempre: copia de un correo a quien no querías enviárselo, una respuesta a quien no querías responder. Y es que los clics y los dedos van a veces más rápidos que tu autocontrol de reflexionar si deberías apretar el ratón ya mismo. El caso es que un periódico dijo otro día que Tessa no fue tan inocente y que colgó la invitación adrede, y creíble es esa versión también.

Obtuvo un gran éxito, en cualquier caso, pues 15.000 personas anunciaron que vendrían a su cumpleaños. Vive en un barrio no lejos de mi casa, y antes de ayer supe que va al instituto de mi hija. Ella me contó ayer que Tessa no está tan arrepentida como se dice... Lo sabe de muy buena tinta: hermanas de compañeras suyas que van a la clase de Tessa. Y en el instituto los profesores están sacando la moraleja de la historia y hablando con los muchachos, previniéndoles de los peligros del mundo virtual. Y no es para menos. ¿Qué haría uno como padre o como madre si tu hijo o hija cuelga en internet una cosa así, y se te viene una avalancha de miles de personas a tu casa? Retorcerle el pescuezo, como diría mi madre, tan explícita siempre conmigo y mis hermanos cuando nos pasábamos un poco, aunque nunca cumplió la amenaza. Pero la broma le ha salido cara a la ciudad de Hamburgo, debido al despliegue policial que tuvieron que poner a las puertas de la casa de Tessa el viernes pasado, cuya factura no le pueden pasar a la familia pues ellos cancelaron la fiesta oficialmente. Sin embargo vinieron 1.500 personas de toda Alemania a hacer el gilipollas delante de una casa vacia (Tessa y su familia habían huido), portando camisetas con el nombre de la chica  y diciendo "vengo a la fiesta" y otros mensajes tan "inteligentes".

Pero como la inteligencia les sobra a muchos, un chaval de Ahrensburg, una ciudad dormitorio del nordeste de Hamburgo, quiso superar la "hazaña" de Tessa y convocó para hoy a 20.000 personas en la esplanada delante del castillo de su ciudad, que es tranquila donde las haya, pero que ahora estaba en estado de alarma, asustados de lo que se les venía encima para la tarde del viernes. Al final solo han acudido 50 personas. A mí esto me devuelve la confianza en la humanidad, de que la gente no es tan estúpida como parece. ¿O será que la amistad en facebook no es verdadera? El que invitó había estado chuleándose en facebook estos días de que vendrían 3.700 personas. Pero lo que no esperaría es que a pesar de los 50 que han venido, su ciudad le va a pasar una factura de más de 10.000 euros. Por popular y por listo. No sé lo que harán con ése sus padres. Lo del pescuezo se queda corto.

jueves, 9 de junio de 2011

El día social

Me dispongo a hacer una transferencia bancaria que no es que me duela, pero que me fastidia por las formas. Recapitulo: la semana pasada viene mi hija mayor del instituto con un papel (me encantan los papeles que traen, toditos), que no era nada explicativo en sí. Un papel para rellenar sobre un "día social" y un recibo para una transferencia bancaria con el lema "Los alumnos ayudan a vivir". Pues bien, como los papeles llegan y llegan y yo pierdo los míos ante tanta demanda e información, ahí se quedó la cosa hasta que mi hija me dijo que lo tenía que llevar ya al día siguiente rellenado, que era para un día de una prestación social en la que tendría que trabajar, y ese dinero de sus horas de trabajo irían a un proyecto de jovenes con problemas en el este de Europa. Tras preguntar en una tienda cercana, que ofreció tres horas por la tarde, como tenía que ser algo por la mañana en horarios de clase y ya teníamos que entregarlo al día siguiente, le rellené el papel, como han hecho muchísimos padres, diciendo que ayer trabajaría para mí en casa. Y aquí la tuve.

La experiencia resultó más exitosa de lo que yo me pensaba, pues con su talante organizador, me dejó reluciente un rincón en mi dormitorio que pedía a gritos que lo ordenasen y limpiasen. Me recogió la cocina, me acompañó a la compra y me la recogió entera al volver, y después me ayudó con los montones de fotocopias para mi trabajo, organizando y grapando. Mano de obra barata por 5 € la hora. Pero lo que me irrita a la hora de hacer ahora la transferencia de los 15 € es lo mismo de siempre, pero que no por ello quiero tragarme, porque aunque las cosas son como son y yo no las puedo cambiar, no las entiendo. Esta iniciativa venía de la consejería de educación de Hamburgo, y me parece muy bien que inculquen a los chavales, muy ocupados hoy día con miles de actividades, ipods, redes sociales, todo tipo de aparatos, modas y viajes, que no todo el mundo vive como ellos, que existen problemas sociales, gente sola o enferma, y me parece muy bien que, organizado por el colegio si además es en horas de clase, dediquen un día suyo a algo social. Pero, pero, pero ... les dan el papel, la transferencia bancaria, y ahí organicen los padres algo en cuestión de cuatro días. Si idean cosas tan estupendas, que las lleven a cabo hasta el final: qué tal una visita a una residencia de ancianos, donde aquí muchos están más solos que la una, a que les lean algo, o una visita a un hospital, a una planta infantil, a que jueguen con los niños enfermos; y se me ocurrirían más cosas. Pero que lo organizasen en colectivo, la clase, en algo que les concienciase más de los problemas de verdad. Porque al final, además de que la tuve en casa todo el día sin clase, a la que le toca donar es a mí.

Pero ya me lo decía ayer mi vecina, que es rusa, y que se indigna como yo de las cosas que no nos entran en la cabeza, por más que queramos. Ahora llega el final de curso y con ello las fiestas de la clase a las que hay que llevar que si un pastel o una ensalada. Se lamentaba de que ella done ese pastel para que luego lo vendan a trocitos, y que ella misma tenga que pagar por comerse uno. Yo misma lo he vivido varias veces, al tener que darles a mis hijas dinero para comprarse un trozo de la tortilla de patata que yo llevé e hice. Por supuesto que el dinero no llueve del cielo, y los colegios, por mucha Alemania que esto sea, andan escasos de medios en muchos casos, pero actitudes así me parecen ruines y una falta de respeto. Y yo le contaba del día social, y ella le añadía otra de sus anécdotas, y cuando me ofreció un café para que siguiésemos intercambiándonos más información recordé que la "trabajadora social" estaba sentada viendo la televisión y que tenía que ganarse el jornal.

Otra alternativa ayer era limpiar en el instituto, algo a lo que mi hija se negó de pleno, en vista al estado de los aseos (ya ha habido quejas por e-mail de algunos padres, que tiempos de 'E.coli' se quejan por lo que les cuentan sus hijos y que mi hija me ha corroborado) y me dijo: "Mamá, te limpio u organizo lo que sea, pero yo no me voy a poner a barrer o limpiar el instituto". En fin, como en todo, el ser social es una percepción social también, y yo soy todo lo social que quiero ser y cuando lo quiero ser por mucho que me impongan ayudar. Las ideas son buenas, pero no la implementación, por desgracia.

martes, 7 de junio de 2011

8 añazos

Como aquí todo se hace muy pronto, aquí me tenían a mí hoy a las seis y cuarto en la cocina friendo churros. Como mi hija mayor sale de casa a las siete y siete minutos exactamente, si queríamos desayunar las tres con toda la tranquilidad que esas horas le dan a uno, o al menos a mí que soy lo menos matinale, como dicen los franceses, que existe, había que madrugar más aún. Mi hija mayor podría organizar a un regimiento por las mañanas, y a las seis ya estaba a mi lado recordándome que me tenía que levantar. Ella se puso su despertador, y al levantarse, se ha metido a mi lado en la cama y hasta me ha quitado el edredón. El mundo al revés: "Levanta, mamá".

Ayer lo ideamos todo: levantarnos algo antes de lo habitual para prepararle el desayuno a la pequeña, que cumple hoy 8 años. Como también hay que preparar bocadillos para el recreo y lo habitual, para mi lentitud mañanera me viene muy bien alguien que me diga lo que hay que hacer, y el comando se lo ha atribuido mi hija mayor. Luego ha ido donde su hermana y la ha despertado, haciendo como si fuese un día normal: "Natalia, ¿qué quieres desayunar?", a lo que la cumpleañera respondió medio dormida: "galletas". La otra bajó tronchándose de risa de que se pensase que fuese un día normal. Y al entrar la medio adormilada en el comedor y ver su monopatín último modelo, la velita, y los churros sobre la mesa se le ha puesto cara de mayor.

Es que 8 años no son pocos ya. Ya no eres tan pequeño. Que me lo digan a mí, que se me empiezo a quedar a cuadros de ver que crecen demasiado rápido. Y si para eso me tengo que poner a freír churros a las seis y cuarto, lo hago, que para eso son españolas y algo se les pegará. Por suerte los venden cogelados en la tienda española, que si no... Y al cole se ha ido con su pastel a celebrar como se hace aquí, con su biculturalidad plena.

lunes, 6 de junio de 2011

Excursiones chapuceras

Mi hija ha ido hoy al zoo de Hamburgo con la clase. Por allí está ahora mientras escribo estas líneas, y con cada excursión chapucera que realizan, me vuelvo a cuestionar lo mismo. Debe ser que soy igual de tozuda que los colegios, recalcintrantes a la hora de organizar siempre estas cosas tan raras. Si recuerdo mis visitas con el colegio a museos en Madrid, o a cualquier otro sitio, jamás tuvimos que ir toda la clase en metro y autobús, jamás se ve en Madrid o cualquier ciudad española, por muy buen servicio de transporte que tenga, una clase entera, con profesores, y en muchos casos, madres acompañantes, por las mañanas de excursión, salvo en autocares. De las muchas excursiones que han realizado mis hijas con el cole en Alemania, jamás han ido en autocar a ningún sitio, y sinceramente, no entiendo que les resulte más agradable ir así. Como siempre es un problema de $$$, pero ya solté el dinero para la entrada del zoo y el billete de metro y autobús, y no fue barato, pero como estas cosas no entran en el presupuesto de los colegios, las excursiones se realizan así, en plan expedición, y creo que también porque les va la marcha, pues les encanta recabar información, organizar aventuras a todo riesgo, y ante todo implicar a las madres en ello, pues si no esto es irrealizable.

A las 7.30 de la mañana tenían que estar en la puerta del cole, para poder llegar a las 9 en punto al zoo. El sistema de transporte de Hamburgo no es ninguna maravilla, salvo si vas directo en una linea en un trayecto que te cuadre bien. Como tengas que ir de zona este-norte a zona oeste-norte, te tocará ir hacia el centro para volver a subir después. Además de tener que coger el autobús primero en muchos casos, o después. Toda una aventura. Yo he llegado a las 7.30 en punto a la puerta del cole, ¿o eran y 32? No lo sé, pero me dio la sensación de haber sido la última, pues fue llegar yo, y salieron todos ordenados de dos en dos, camino de la parada del autobús. Como siempre había unas cuantas madres con atuendos de ir de expedición al Amazonas, felicísimas de ocupar otra mañana por una causa que no digo que sea mala, pues por supuesto que van por sus hijos, y no por los de los demás, pero que luego, cuando recojamos a los críos, veremos que vienen con la misma cara de felicidad por haber participado de tal aventura. Que por el camino habrán tenido que ir pendientes de si fulanito no se cae a la vía del tren, de si menganito no fastidia demasiado a los elefantes, como para que estos lo agarren por la trompa... de eso no contarán. Pero a mí no me la dan. Como he ido a alguna de estas excursiones de acompañante, aseguro que no descansas, y vuelves contenta si vienen todos salvos y sanos, porque al final le cargan a una el mochuelo de que no les pase nada a críos extraños en horas de colegio.

A ver qué cuenta mi hija a su regreso. Lo primero será hacer reseña de que han ido las madres de ésta y de aquel, aunque yo esto me lo tomo con humor y le digo a mi hija que ésas son madres que se aburren en casa, que no tienen blog, o clases que preparar. Está claro que no parece ser tan difícil organizar madres predispuestas, pero el autocar, ¿dónde está?

domingo, 5 de junio de 2011

¿Soja?

Parece que es la soja, los brotes de soja, los portadores de la letal bacteria 'E. coli', pero sigue "pareciendo". Dicen estar seguros esta vez, pero no está claro. Y a mí, tras lo de ayer, me asustan más especulaciones y los palos de ciego que están dando. La crisis del pepino ha sido muy fuerte. No solo han arruinado a muchas empresas españolas, sino que han frenado el consumo de hortalizas frescas provenientes de Alemania también. Ahora justifican lo de España diciendo que como encontraron 'E. coli' en esos pepinos, que aunque no fuese el tipo de bacteria que está haciendo enfermar a tanta gente, que la alarma era justificada. A mí me han llegado a decir mis alumnos que si no tenían 'E. coli', que solamente por los pesticidas que llevan se lo tenían merecido, a lo que yo apunté que los productos bio no estaban exentos de sospecha tampoco.

Ayer de la nada un restaurante de Lübeck fue el punto de mira. 17 personas que comieron allí, de las que una mujer ha muerto, tienen EHEC, y si bien durante el día nadie supo qué restaurante era, por la noche vi la foto en internet del dueño y el nombre del local. Yo, que estuve en Lübeck justo en la fechas del brote de la enfermedad, y comí en un lugar muy típico, respiré al ver que no fue en mi restaurante, pero volví a darme cuenta de lo cerca que estamos siempre del peligro, al igual que cerca de la ruina está siempre cualquiera, pues al dueño del restaurante, cuya "culpa" no estuvo demostrada en ningún momento a lo largo del día, ya le habían arruinado para siempre. Luego no sé qué medio lanzó el bulo de que el contagio pudo producirse en las fiestas del puerto a comienzos de mayo. Al evento acude nada menos que un milloncejo de personas. Casi nada. Las autoridades competentes desmintieron ayer la noticia, pero mi impresión fue que ya era de muy mal gusto tanta noticia baladí, simplemente por respeto a los fallecidos y a los enfermos.

Y esta tarde es la soja. Al oírlo he pensado en los brotes de soja que me he comido yo esta semana y hace dos semanas, por haberme aficionado por primera vez en mi vida a la comida tailandesa, de un sitio de comida para llevar que hay en el centro comercial cerca de mi casa. A estos restaurantes los han arruinado ya sí o sí, confirmen o no la noticia.

Por supuesto que bajo la duda hay que informar a la población, pero de verdad que espero que esta vez, y lo siento por la soja y el productor en Uelzen, en Baja Sajonia, que parece ser la fuente de la tragedia, que sea de verdad, porque alguien tiene que ser, por muy triste que sea, y esto hay que pararlo, pero no solo por eso, sino porque dejen de arruinar a más gente con tanta noticia indefinida, y que dejemos de mirar a todas las hortalizas con desconfianza, además de las vitaminas que nos estamos perdiendo desde hace semanas. Abundan los titulares previniendo de la comida sana, y parece ciencia ficción. Han prohibido, por ejemplo, en panaderías que venden bocadillos hechos no meterle lo único de sano que llevaba hasta ahora: la hojita de lechuga, el tomate o el pepino.

Mañana sabremos más, y por si de verdad son los brotes de soja, ahora hay que averiguar si se han consumido todos, ésa es otra. Por cierto, la plantación de soja es bio...

sábado, 4 de junio de 2011

Crítica a las críticas

Lo de leer críticas de cine es como con todo: te sirven de orientación, para enterarte de la temática de películas de las que si no, no sabrías nada, o de otras que son muy mediáticas pero de las que quieres ver qué piensan de ellas los "expertos". Pero ser crítico de cine es como hablar u opinar de cualquier cosa: tu opinión subjetiva no tiene nada que ver con la de los demás. A mí el otro día mi fisioterapeuta, una persona que ha entrado en mi vida hace dos meses y que tiene el privilegio (u obligación) de sobarme las piernas para arreglármelas, y entre él y mi esfuerzo propio lo vamos logrando, con la confianza que vamos cogiendo y de conversaciones de masajes, en las que hablamos de lo que hemos hecho y vamos a hacer en los fines de semana o puentes, no se le ocurrió esta semana más que recomendarme "Piratas del Caribe 4". Y a mi gesto y posterior comentario de que yo eso no lo veo, me dijo que "o al menos eso ha dicho otro paciente". Es que si a mí me recomienda uno de mis alumnos o quien sea ir a verla, yo sé que no debo ir, que no me va a gustar, y lo bueno de estas cosas es que nos creemos que con nuestro gusto estamos en estado de gracia, que sabemos elegir. Y por ello, y porque sé que mi gusto cinematográfico no tiene nada que ver con el de las masas, y casi me congratulo de ello, no puedo dejar de comentar una película alemana que vi la otra noche, y que me impresionó, por la temática, y las buenísimas actrices.

La crítica no era muy positiva o ahora al releerla veo que no era negativa. Simplemente resume el argumento, y la valoración le da tres puntos "annehnbar" (aceptable), de los cinco posibles de una "überragend"  (extraordinaria). Aceptable es para el periódico local de Hamburgo "Piratas del Caribe 4", lo cual me creo. Pero no me creo que lo sea igual la película "Das Blaue im Himmel", 'Lo azul del cielo'. Cinco puntos o la calidad de extraordinaria tiene "El discurso del rey", que es buenísima, sí, con un Colin Firth que me enamora cada vez que le veo en el cine, y cuatro tiene la de "Potiche", la última de la Deneuve, que con dos tendría bastante. Pero criticar es como alabar, según como te pille.

Pero hay que estar algo ciego (atención a la subjetividad de mi crítica) para no dejarse llevar por esa historia tan sorprendente que comienza en Letonia en el año 1933, pero que termina en 1991 al enlazar presente y pasado de una mujer mayor demente, cuyos delirios le hacen perder su presente y el pasado vuelve a atormentarla. La película se mueve entre las dos épocas, y cuenta la vida de la Marga joven, que se casa enamoradísima con un letón, en lo que para él era un matrimonio ventajoso por ser ella una alemana de una de esas familias ricas que luego tuvieron que salir huyendo cuando llegaron los rusos. Tras su matrimonio, ella descubre que él estaba enamorado de otra, con la que sigue una relación, y la venganza de la despechada esposa tiene lugar de una manera tan cruel, que solamente se puede entender bajo el punto de vista irracional de alguien muerto de amor, pues las consecuencias son funestas para todos. La película va tirando del hilo a través del personaje de la hija, que acompaña a su madre a Riga en un último viaje en búsqueda de las sombras del pasado, del tortuoso recuerdo, y la intriga se mantiene hasta el final, y se muestra con la crudeza de las muchas de las tragedias personales que mucha gente lleva consigo y de las que no se recuperan jamás. Cuántos dramas familiares, cuánta desesperación, cuánto dolor causado, en muchos casos por el amor, esa fuerza que se lleva por delante a cualquiera, y que por muy maravilloso que sea, es capaz de causar el mayor de los dolores.

No es "aceptable" la película, y las actrices Hannelore Elsner, una gran dama del cine alemán, Juliane Köhler, muy respetable en todos sus papeles, y una jovencísima Karoline Herfurth, que se deja ver en varias películas recientes con un gran talento y futuro por delante, representan un trío de tres generaciones de actrices alemanas que con su papel logran una película más que aceptable, pues en cualquier caso impacta. Sé que muchas más personas verán "Piratas del Caribe 4", y no creo que porque entretenga más. A la gente le dan lo que quieren ver. Y los críticos son (o somos personas) con nuestras experiencias y gustos. Por eso yo no me fío de ninguno, y por eso no lo hagan de mí tampoco y vayan a ver la de los piratas si el cuerpo se lo pide, o si se lo recomienda su fisioterapeuta. No como yo, que no hago caso de nada, y voy a ver una película "aceptable" y me arriesgo a que me encante. Y no me digan ahora que precisamente por eso vaya a ver la de los piratas, pues va a ser que no.

jueves, 2 de junio de 2011

El día de los no-padres

Estamos disfrutando de una jornada festiva en Alemania, que todos los años viene muy bien, ya que no tenemos muchas fiestas en este país, o al menos nos lo parece o nos lo hacen creer. Es el día de la Ascensión, 40 días después de la Pascua, en alemán de nombre tan sugerente como el "viaje de Cristo al cielo". Y cada año vuelve a viajar hacia él en un estado en el que las fiestas religiosas se observan como ese día de descanso tan bienvenido que nos merecemos todos porque trabajamos tanto (ni más ni menos que en otras partes).

Y ese viaje de Jesucristo y su regreso al padre, parece ser el motivo de que el día de hoy sea el día del padre en Alemania. Si el día de la madre está presente en anuncios de comerciantes durante las semanas de antes que nos recuerdan el deber de agradecerle a nuestra madre que lo sea, el del padre pasa sin pena ni gloria. Si en el día de la madre existe obligación de hacerte notar como hijo, el del padre en Alemania no hace mella en ninguno, ni padres o hijos. Es más, la costumbre tan alemana de irse por el campo o a los parques tirando de unos carros de madera llenos de cerveza y otras bebidas alcóholicas a emborracharse con los amigos, parece ser ya más un rito de los hombres solteros que no tienen hijos, según se viene observando en los últimos años. Quizá tenga que ver con el hecho de que hoy día los padres se involucran en su tiempo libre con los hijos tanto como las madres en muchos casos, y juegan con ellos o les llevan a algún sitio, y por tanto debe parecer políticamente no correcto irse a "beberse" su día. Estudios sociológicos demuestran que el día de hoy se está conviertiendo en un día familiar, siendo además por caer siempre en jueves muy propicia la ocasión para viajar todo un puente con la familia. Y la jornada de hombres se han convertido en el día de los no-padres, al menos en las ciudades, ya que en los pueblos parece más arraigada la costumbre. Prost!

miércoles, 1 de junio de 2011

Pero si no son los pepinos, ¿qué es?

Era de esperar que por no haber ningún caso de la temida infección EHEC en España, donde se llama"E. coli" (lo que se aprende hoy día, "señor, señor, todo lo que hay", seguiría diciendo mi abuela al hojear el periódico), que no eran los pepinos. Pues sí, ¡lo que hay!, y si no son los pepinos, de lo cual me alegro enormemente (y por listos, casi diría, y digo, córcholis), ¿qué es entonces? Miedo da, y cualquier síntoma, como el retortijón que tuve yo ayer al mediodía y que fue falsa alarma, me hace ver EHEC donde no lo hay. Pero es que lo hay, y está claro que la cepa está aquí, en HAMBURGO. Algunos enfermos se lo han llevado de aquí, y ayer murió una mujer en Suecia que recientemente estuvo en Hamburgo, o como la mujer española que corrió hace dos domingos la maratón y que está aquí ingresada, y que aseguró desde un primer momento no haber comido pepino. Sigo preguntándome que por qué mujeres sobre todo, y qué podrá ser.

Chapucera me parece la forma de haber propagado que eran los pepinos sin serlo. Es la ruina para muchos agricultores, y en España no están las cosas como para causar más crisis a empresas que funcionan bien. Pero por otra parte entiendo que si encontraron algo en un primer momento que lo dijesen, aunque desde el comienzo me pareció más bien, como comenté aquí, un "ah, nosotros no somos", sacando las culpas fuera del país. Luego mi estupor el viernes en el supermercado, cuando vi el cartel de "Pepinos holandeses", tranquilizando a la clientela, cuando de camino hacia allí oí en la radio que los holandeses también podrían estar infectados. Culpables o no de tantos desmentidos, que aunque es grave lanzar noticias no ciertas, de eso no se trata, pues en esto solo hay víctimas: hablamos ya de 16 muertos y de hospitales saturados, con más de 1.400 pacientes graves. Y se prevé mayor avalancha en los próximos días. Como hay que seguir comiendo, el problemas es que no sabemos qué o qué no. Yo no soy dada al pánico, pero todos tenemos nuestros momentos de dudas aquí. La otra noche, en una cena en la que estuve, en el restaurante habían escrito en la pizarra una nota "tranquilizante": "Nuestras ensaladas se elaboran con productos de un agricultor de la región". Menuda calma nos entró, puesto que eso es como no decir nada. Pero éramos un grupo de 12, y la mayoría se comió la ensalada sin protestar. Y es que qué le vamos a hacer. O confías o no comes nada.

El  periódico local cita hoy a un experto que dice que quizá no se sepa jamás lo que es. Se habla del abono de los productos bio, que si es tan "bio" el estiércol utilizado que ya se echan las bacterias. Yo siempre he dudado de tanto producto sano y ecológico, lo admito, pero eso es estar en minoría en este país. Y mientras tanto esto es la ruina para muchos. La desconfianza en todo es absoluta, y a pesar de todo, los que vivimos en Hamburgo continuamos cocinando y yendo a la compra como si esto no fuese real del todo. Pero lo es. Y está ahí, y lo malo es que seguimos sin saber qué es.