miércoles, 31 de diciembre de 2014

Feliz 2015 y más

Se acaba otro año más. Cuanto más viejos nos hacemos más tomamos esa actitud de que el tiempo no nos pertenece. Y a mí, lo del 2015 me parece cosa seria. Ya llegamos a la mitad de otra década. Como estoy en España, ya están las uvas preparadas. En Alemania lo estarán los petardos y fuegos artificales que todo el mundo lanza, y los bollos típicos. Cada lugar tiene sus costumbres y la ambición de pasarlo bien, pues eso es común a todos. Al igual que la buena mesa. Por eso, al final da igual dónde se celebre el cambio de año si la predisposión es buena. 

Hoy seré breve. Les deseo a todos mis lectores un feliz año y que volvamos a leernos otro año más. Mi blog cumple otro aniversario más, pues comencé un 1 de enero con energías (medio)renovadas. Ya lo están del todo, puedo afirmar y aunque cada vez encuentre menos tiempo para escribir, ahí está siempre, como el tiempo que pasa día a día sin enterarme. Suerte con todo a todos. Y salud, mucha salud. 

viernes, 26 de diciembre de 2014

Navidades con brío

La Navidad es ese período de tiempo en el que puede llover ininterrumpidamente durante 6 días. hoy ha parado, y con ello se han desplomado las temperaturas. A mí todo esto hoy apenas me afecta, porque ando haciendo maletas. Creo que la única manera de descansar en estas fechas de paz y amor es largarse. Yo todos los años caigo en la trampa los días antes y me imagino que no voy a hacer nada y que voy a tener mucho tiempo para mí. Pero llega la Nochebuena y la Navidad y trabajo igual o más que otros días. Que se lo pregunten a todas las personas, normalmente mujeres aunque en algunos hogares espero que sean los hombres, a todos aquellos que sacan adelante el cordero o el pavo, y confirmarán que la Nochebuena y la Navidad para son los que van a mesa puesta. El resto curra, para que todos los demás disfruten de la Navidad. 

Supongo que a mucha gente le pasará lo mismo. Días así los llenas de expectativas al creerte que serán especiales, porque así nos lo vende el comercio y todo el machaque de paz y amor las semanas antes en prensa y televisión, y luego resultan ser días de lo más normales, salvo por la mesa llena de viandas exquisitas, menos habituales todas juntas, pero de la misma manera te las tienes que comer con el cuñada o cuñado de turno y creerte que como estos días no estás nunca. No, cierto, en muchos casos estás hasta mejor. 

Por eso, desde que mi Navidad ha quedado reducida a "las bases", tan sólo me cabreo porque se pasan sin haber descansado, pero por suerte por nada más, porque disfrutar lo hago, al ver a los míos contentos. Quizá por eso en Alemania el día 26 es también fiesta, para quizá así lograr sentarte delante de la velita y contemplar el árbol. El nuestro pasará el resto de las vacaciones solo. Cuando volvamos no sé si los adornos seguirán colgados con brío o estarán desfalleciendo junto con las ramas del abeto al perder las agujas. No se me olvidará una Navidad en la que estando yo en el comedor de repente un estruendo horrible me hizo no querer ni siquiera mirar lo que había pasado. El árbol no debía estar bien enganchado en la base y volcó. Se me rompieron montones de adornos y desde entonces coloco el árbol con miedo a una tragedia así, porque en aquel momento me pareció una hecatombe. Por suerte, reflexioné, y corroboré que era algo meramente anecdótico y que las verdaderas tragedias son otras. 

Sin embargo deseo a todo el mundo que sus árboles se mantengan, los de verdad o los imaginarios y que estos últimos días del año nos lleven a otro mejor aún y que tengamos fuerzas para luchar contra los imprevistos, alegría para disfrutar de todo lo bueno que nos rodea, y amor de y para los nuestros. Y salud, que eso no es ningún tópico. Felices fiestas a todos.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Una de cien mil o un millón

Hoy daban 100 % de lluvia para Hamburgo y no ha faltado ni un solo por ciento. Han caído todos, gota a gota, lo certifico. Llevamos unos días en los que no para de llover, y la probabilidad de Navidades blancas, que es lo que aquí desea todo el mundo menos yo, es cero. Otra cifra del día de hoy era la probabilidad de que le toque a uno la lotería, una entre cien mil, por las cien mil bolas del bombo de los números. A mí no me ha tocado y eso que llevaba dos probabilidades. También era mínima la probabilidad de que una infanta de España fuese al banquillo, pues nacen con todos los privilegios, y solo tienen que comportarse decentemente para vivir de la sopa boba toda la vida sin mover ni un dedo, pero ella ha jugado todas las papeletas así que le tenía que tocar. Es como la probabilidad que tengo yo de ponerme mala en vacaciones. Suele ocurrir: estadística demostrada. Es acercarse el asueto, y caigo, justo antes o en ellas. Y no sé por qué pero me parece que se está muriendo este final de año demasiada gente importante. Los otros se mueren también, pero los importantes llaman más la atención, y el número es alto. Ayer se murió de sopetón Udo Jürgens, un cantante alemán que era de lo más conocido, alguien tipo Raphael. Tenía 80 años y seguía en activo. Terminaba siempre sus conciertos al piano con un albornoz puesto, tras haber pasado por el camerino antes de los bises. La probabilidad de morirse con 80 años es mayor que siendo más joven, pero la noticia fue un susto prenavideño ayer para los alemanes, y el periódico Bild titulaba hoy "Merci, Udo Jürgens". Y ahora acabo de ver que se ha muerto Joe Cocker. No es que fuese fan suya, pero tiene canciones legendarias, como el "You can leave your hat on", y se suma a la lista de los que se van antes de que termine el año, como el famosísimo escritor alemán Sigfried Lenz o Ralph Giordano, que sufrió el Holocausto y escribió de ello en una novela muy asociada a Hamburgo.

Y se acerca la Navidad. Los mercadillos alemanes siguen hasta arriba de gente, las tiendas igual. Todos los años pienso estos días en lo invisibles que son en esta época los que no pueden gastar nada. El desenfreno es tal, que supongo que los que lo pasan mal, se retiran, porque en Alemania los que no tienen nada estos días deben sentir que les toman el pelo. Ser pobre y pasarlo mal es siempre horrible. Si encima vives en un país rico debes pensar que por qué te ha tocado a ti. La gente consume estos dás como si se fuese a terminar el mundo cada 24 de diciembre a los pies del árbol de Navidad abriendo regalos. Lo que las estadísticas avalan es que los alemanes prefieren ese día abrir regalos y currar poco en la cocina. Un 36 % toma el plato estrella: salchichas con ensalada de patata. El 27 % toma ave: pato, ganso o pavo. Y lo que come el restante no lo dice la estadística que encontré el otro día. Yo por variar me salgo de la estadística y como cordero, algo nada típico por estas fechas aquí si no en Pascua. Pero es que lo de las probabilidades ya sabemos como funciona. Te las dicta la suerte o lo que tú hagas con ella.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Una puerta más

Hay días para todo. Sólo tienes que levantarte y hacer lo que toque ese día concreto. Unos días sales a trabajar, otros te vas de viaje, otro deshaces maletas, otro corres de un lado para otro, otro te llevas un susto, otro un disgusto, otro estás exultante, otro haces varias de estas cosas a la vez. Y otro día te levantas fatal con algo de fiebre por una mala bronquitis y además de tener que trabajar tienes una cita a la que no puedes faltar. 

El día ha sido de lo más "diciembre" de Hamburgo que se pueda uno imaginar: gris, poca luz, humedad que te cala hasta los huesos. Nunca había entrado en el llamado Palacio de Justicia, ni había tenido una cita en un juzgado. Interminables pasillos vacíos, puertas y más puertas. De vez en cuando salía alguien de una puerta con papeles en la mano camino de otra puerta, tras la que desaparecía engullido para siempre, mientras que alguno que otro volvía de camino a la puerta de la que había salido.

Qué diferencia a cómo nos casamos, en la mayoría de los casos, con mucha gente alrededor, comida, fiesta, como si nos fuera en ello la vida. Y de hecho se nos va mucho de ella en ello, no sólo en la boda sino literalmente en lo posterior. Y otro día te ves en una sala de un juzgado, y la jueza lleva toga, la abogada también, y como en la boda te hacen ponerte de pie y la jueza te dice un par de frases tras  las que al final yo pensé "y qué ha dicho?!", pero la última frase la pillé. 

Resumiendo, he salido de allí con otro estado civil. Lo que más me ha sorprendido es que antes de oír esas frases todavía te preguntan si has cambiado de idea. Ese momento me ha parecido surrealista. Sí, mire, he llegado hasta aquí hoy y justo ahora me lo estoy empezando a pensar otra vez... Por lo visto ha habido algún caso así. No es el mío, sin querer ser desagradecida por todos los años buenos, que no olvido tampoco. 

La abogada nos dijo que en realidad el papel del divorcio sólo sirve para dos cosas: para volverse uno a casar, o para la defunción, y para éste último caso, comentó, en realidad da igual. Qué prácticos somos los humanos. Qué manía con ponerle nombre a todo, ya sea el derecho o el revés, y el orden aquí verdaderamente no cambia el resultado. Pero las cosas que se comienzan se acaban y hay que hacerlas bien: en un momento de tu vida eso significará una de las opciones y en otro justo la contraria. Pero vamos, que es cuestión de percepción. 


jueves, 11 de diciembre de 2014

La necesidad de los pinchos

Es muy duro darte cuenta de lo que va la vida, pero seguramente cuanto antes mejor. Mi hija pequeña lleva en poco tiempo dos experiencias por las que yo he sufrido como madre al tener que explicarle que eso es la vida misma. El coraje a veces no es recompensado y lo único que queda es la sensación de que al menos has luchado, aunque tú personalmente pierdas. 

Una de ellas es que en la asignatura de teatro del insti, que este semestre es obligatoria, han estado durante semanas haciendo una obra de teatro de lo más extraña. Digamos que el profesor es raro, y no voy a entrar en detalles pues lo último que soy es homófoba, pero resumo en que la obra tenía algunos puntos desagradables para críos de 11 años. El profesor ante la desgana y crítica de los alumnos alegaba que con ellos es imposible hacer nada serio. Los ensayos debían de ser un pitorreo, y mi hija, que lo ha pasado fatal durante semanas, un día escribió una carta de su puño y letra al profesor explicándole que era muy injusto que, porque unos gamberros no se tomasen nada en serio, él creyese que otros no quisiesen hacer una buena obra de teatro y que eso que estaban ensayando no le gustaba a nadie y que por eso no estaban motivados y algunos se dedicaban a boicotear todo.

Estuvimos hablando un fin de semana de los riesgos de darle la carta. Y ella me decía que si no hacía nada se sentiría peor. Al final consiguió las firmas de otros y liderando un pequeño grupo (algunos de los que firmaron no se atrevieron a dar la cara), ella y otros se dirigierin al comienzo de la clase al profesor y ella le entregó la carta. El enfado de éste fue instantáneo, y los reproches continuaron. Pero una semana después de repente apareció con la idea de hacer "La bella durmiente". Yo felicité a mi hija, pero ella estaba totalmente dolida pues a la hora de repartir los papeles a ella no le tocó nada, salvo hacer de pincho de rosa en el entramado que le hace de barrera al príncipe, lo que significa no abrir la boca y salir sólo en ese momento. Algunos de los que firmaron pero no dieron la cara han obtenido buenos papeles.

Y ahí vino mi "momento madre apaleada de la vida" y le expliqué que eso es lo normal. Que ella arriesgó y ganó para todo el grupo, pero perdió para sí misma, por exponerse más y que así, justo así es la vida: unos dan la cara y se llevan los palos y al final el beneficio es para otros.  Es triste que así sea, pero no por eso hay que dejar de luchar. Los pinchos son también importantes. Por qué si no algo tan bello como las rosas los tienen. Para algo tienen que servir.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Más que valentía

Hay películas muy valientes que muestran además lugares y situaciones de vida muy diferentes a las nuestras y que no nos podemos ni imaginar por desconocidas. El otro día vi "Wadjda", la película hecha por una mujer saudí, la primera de marca femenina de ese país, o mejor dicho, la primera película de por sí. Había leido en la sinopsis que va de una niña cuyo mayor deseo es tener una bicicleta, siendo éste un imposible para las niñas, por ser un objeto destinado sólo a los varones.

Pero no me imaginaba que la película tenía muchísimo más. Presenta un retrato, supongo que bastante fiel, de la Arabia Saudí actual. Me gusta mucho el personaje de la madre: una mujer moderna, que trabaja, y que es parte de un mundo en el que las mujeres sólo se muestran sin velo en su hogar, donde visten de manera occidental y muy femenina. Cruel es la amenaza durante toda la película de que el marido se case con otra porque ella no le da un hijo varón, y sus elucubraciones, junto con su hija, para mantenerlo a su lado comprando tal o cual vestido seductor. 

Wadjda se apunta al grupo de estudios del Corán del colegio porque quiere ganar el primer premio de un concurso, dinero con el cual podría comprarse la bicicleta. Consigue ganarlo opero la lía cuando en el mismo escenario le preguntan que qué va a hacer con el dinero. Ella anuncia que comprarse una bici, y la profesora que tanto la había alabado al ganar, le dice que se avergüence, que ese premio ha de donarlo a Palestina. 

No me gusta reventar películas pero lo voy a hacer porque la película merece que los que no la vean sepan el desenlace. Wadjda vuelve a su casa muy enfadada y aunque su madre la regaña por haber dicho al comité del concurso de versos en qué invertiría el premio, ella misma le da la bici soñada mientras enfrente el marido celebra en casa de la suegra su boda con otra. El dinero del vestido rojo que se quería comprar para estar guapa para él lo invierte en concederle a su hija su mayor deseo y este final deja a las dos con la esperanza de que juntas tienen que seguir y dejan al espectador con algo de esperanza tras haber visto poca durante la película.

Es un milagro que esta película se rodase, pues en Arabia Saudí no hay cines, ni tampoco películas, y menos mujeres directoras de cine. La película es muy crítica con el trato que se les da a las mujeres, que viven prisioneras entre tantas normas. No pueden salir solas a la calle, y si les falla el chófer que las lleva en una especie de taxi colectivo, no pueden ni ir a trabajar.

Wadjda consigue su bici, y pierde a su padre, pero gana su madre, que aunque resignada a su sino porque no le queda otra, con este gesto rebelde demuestra que las mujeres en esas sociedades están vivas. 

sábado, 29 de noviembre de 2014

Películas sobre películas

Anoche lloré con el final de una serie que he seguido con mis hijas durante casi dos años. No he visto todos los episodios, aunque ellas sí, pero la serie se podía seguir perfectamente aún perdiéndose la mitad de los episodios, y ver algunos o escribiendo posts o leyendo el periódico. La famosa "How I met your mother" va de un padre que les cuenta a sus hijos adolescentes cómo conoció a su madre. Durante nueve temporadas la serie se prolonga hasta el infinito y no es hasta el final que se sabe quién es la madre. Pero el desenlace es más sorprendente que saber el "pequeño detalle" al que quería llegar la serie desde el primer día. Yo lloré lo mío como habrán hecho otros millones de seguidores de la serie. Muchos estaban decepcionados de que no fuera un final feliz. No voy a desvelar lo que ocurre porque así el que quiera verlo se sorprenderá como yo y muchos más, ya que no me lo esperaba. Pero la vida da tantas vueltas que al final hasta lo que parece justicia es una injusticia. Y algunos finales felices son a base de haber llorado más de lo necesario, y ya no se sabe si ha merecido la pena o no. En fin, que son formas diferentes de llegar ya no se sabe ni adónde.

Y hoy, pese a lo esperado no he llorado al volver a ver "Saving Mr. Banks". Cuando vi esta película en el cine el invierno pasado lloré muchísimo. La película, basada en hechos reales sobre cómo se rodó Mary Poppins, me tocó la fibra sensible. Hoy no he llorado, quizá porque me acordaba a la perfección. Para los que, como yo, hayan visto la película de "Mary Poppins" varias veces, "Saving Mr. Banks" explica muchas cosas de la historia que todos conocemos: busca paralelismos entre la obra de la autora del libro en el que se basa la película, Pamela Travers, y su vida. No podemos saber lo que es verdad y lo que no, pero sí que explica cómo Mr. Banks, el padre de los niños protagonistas que sin querer contrata a Mary Poppins como institutriz, se salva al final por sus hijos o lo que es lo mismo gracias a la influencia y el trabajo de Mary Poppins. El padre de la autora no se salvó en la vida real pero en la ficción sí, y ese dolor es lo que trasluce a lo largo de la película sobre la película.

Es lo bueno del arte, en la representación que sea, escrita o visual. Sin él la vida sería mucho más cruel (aún).

miércoles, 26 de noviembre de 2014

La explicación

Esta semana he mostrado en una de mis clases el anuncio de la lotería de este año. Si me gusta el anuncio es porque juega con toda la psicología de lo que significa para los españoles el sorteo, y el comprar lotería aquí y allá por si toca... Y por supuesto que el de este año toca la fibra sensible, por pensar que alguien pueda hacer eso: guardarle un décimo premiado a alguien que no ha podido comprarlo. A todos nos gusta creer en el género humano aunque la vida nos vapulee y nos muestre lo contrario.

Pues bien, los alemanes me hicieron sudar el otro día explicádoles lo que ocurre en el anuncio. No lo pillaban. No entendían qué hacía toda esa gente celebrando junta ni tampoco tanta lágrima. Uno no hacía más que preguntar que por qué había bajado el hombre que no tenía un décimo premiado. Por cortesía hacia sus conocidos, que han ganado, y a los que probablemente vea casi todos los días, les expliqué, para que no piensen que no se alegra por ellos. Pero por qué ha comprado tanta gente ese número, volvían a preguntar. Porque la psicología de la lotería logra que tras ver un día tras otro los décimos en el bar en el que te tomas siempre un café, acabes por comprar uno, para evitar justamente lo que pasa en el anuncio, les dije. No parecían muy convencidos. Estaban más serios que si verdaderamente Antonio, el del bar, no le hubiese guardado un décimo al pobre apenado.

Pero el colmo de la alemanidad me vino cuando uno me explicó todo convencido que seguramente la mujer sabía que el del bar le había guardado un décimo a su marido, y que por eso demostró tanta insistencia al mandarlo al bar. Tuve que reconocer que no me había parado a pensar en tal posibilidad, pero para eso están los alemanes, para encontrar una explicación para todo. Le dije que sí, que podría ser, pero que el anuncio lo deja en el aire. Él estaba convencidísimo de que así era.

En el aire, pienso ahora. Eso no funciona en Alemania, y por eso aquí sería impensable un sorteo así, y mucho menos televisado y con lágrimas. No, si está claro que tiene que haber una explicación para que todos los españoles se dejen llevar año tras año por todo este rito de la lotería, desde el anuncio, hasta el día después, "el de la salud", como me explicaron hace poco, por la frase aquella de "no nos ha tocado pero que al menos tengamos salud". Y que podramos llegar otro año más a otro sorteo de la lotería, y comprar algún décimo, añado yo ahora. Por cierto, yo no llevo ninguno. Claro, como por aquí en ningún bar ni en ninguna parte se ven décimos...

viernes, 21 de noviembre de 2014

Así cualquiera

La Duquesa de Alba ha fallecido hoy y si en algo coinciden todos los medios es en resaltar su carácter rebelde y de haberse puesto siempre el mundo por montera. Vamos a ver, con la pasta que tenía esa señora lo normal es hacer justo eso. Que si siempre fue ella misma, dicen todos, un personaje único. Desde luego. Repito que con tanto dinero uno puede hacer bandera de la propia singularidad y rebeldía, y pasarse todo por el forro. La de tonterías que se dicen. Precisamente si esa señora era quien era, ha sido siempre por su dinero y sus títulos nobiliarios. Así se pone el mundo por montera cuaquiera. Pero dejemos este tema del que tampoco tengo tanto o nada que decir salvo este párrafo, y por lo mucho que me han chirriado hoy esos comentarios. Era tan especial que se compraba ropa en mercadillos y se vestía en plan hippy, he leído hoy, mientras que se podía haber vestido solo con marcas caras. Bueno, muy austera a juzgar por su cantidad de casas y palacios no era. Ah, que era rebelde. Y yo lo iba a dejar...

Para persona singular mi proctólogo. ¿Que porqué paso ahora a este tema tan dispar? Porque lo he visto hoy y no en la consulta. Estaba yo sentada en el taller esperando a que me cambiasen los neumáticos de verano por los de invierno, algo que es aquí obligatorio, cuando le veo llegar con otro hombre, con su voz inconfundible, directo a la máquina de café, que estaba a mi lado. Estuve a punto de saludarlo, pero como no me reconoció, no le dije nada. Claro, como está acostumbrado a verme más el trasero a mí y a todos sus pacientes, como para recordar caras... Pero admito que me fui con las ruedas de invierno puestas pensando que qué curioso que tu clientela se reduzca a esa parte del cuerpo. Al igual que el coche,pensé también, que por mucho motor que tenga, sin ruedas no puede andar. O la duquesa, de cuya muerte me acababa de enterar justo ante de ir a cambiar las ruedas. Sin su corte de vasallos que han repetido constantemente que era alguien tan especial y tan rebelde (es decir, multimillonaria) no habría sido más que una ricachona excéntrica soberana de latifundios y palacios. Ah, era cercana, dicen...

jueves, 20 de noviembre de 2014

Más que humor

Sigo a cuatro manos. Todos tenemos fases en el que el trabajo en combinación con todo lo demás de la vida diaria nos desborda y aún así se trata de mantener la mente serena. Nunca he soportado a las personas que se creen que trabajan más que nadie, porque precisamente las que más se lamentan de lo mucho que hacen son las que menos producen, y los silenciosos, laboran en silencio sin hacer grandes aspavientos. Por eso no voy a prodigarme en quejas, sino prefiero pensar en que lo normal es esto, trabajar sin parar y que los días pasen sin enterarnos, y que en nada sea Navidad. 

Lo que me permite mi trabajo es al menos echarme unas risas si quiero y montarme temas para las clases según me vengan bien, ya sea por la temática del libro o por otras circunstancias. Hoy he trabajado con viñetas de Forges y me he reído un montón. Qué genio es, y qué talento para expresar tanto en un dibujo. Sus viñetas producen risas a carcajadas, o sonrisas amargas, como la que siente uno por una en la que pone "1 de mayo, Día del ..." y el que lo está pintando dice "¿Cómo era?", u otra en la que van hablando dos que dicen "el amor es química, el matrimonio física, y el divorcio matemáticas". En otra de las que he mostrado hay un grupo en plan "hipotecados anónimos" en la que uno se presenta al grupo y dice que está hipotecado por 40 años y todos le dan la bienvenida al grupo como se hace en esos encuentros de afectados por algo, "Hola Paco", "Te queremos Paco", y más.

Como no hace tanto trabajé también con Mafalda, me volví a empapar de muchas de las viñetas de Quino. Forges y Quino, me resultan comparables por crear un humor único y reconocible a la legua. Es una suerte contar en el mundo hispanohablante con estos dos fuera de serie que se ríen del mundo en español. Mafalda ha cumplido este año 50 años pero su humor sigue siendo tan fresco como en sus comienzos y lo triste es precisamente eso, que el mundo no haya cambiado nada y que todo lo que dice Mafalda aplique al presente de la misma manera que hace medio siglo. De Mafalda, o Quino, pues ella y él parecen una simbiosis del mismo ser, me quedo con la viñeta en la que la madre está limpiando el suelo de rodillas y Mafalda le pregunta "mamá, ¿qué te gustaría ser si vivieras?". Cómo diría Forges "gensanta del amor hermoso".

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Una de globos biodegradables

Con emoción seguí el domingo por la tarde la retransmisión en directo de la conmemoración de los 25 años de la caída del Muro de Berlín. No por tardar en hacer una reseña del aniversario de tal fecha histórica es menor la importancia que le doy. Vi por televisión las imágenes de esa instalación de globos con luz que dejaban volar uno a uno las personas que los apadrinaban con la mirada alemana que me permiten mis casi 25 años aquí. Eran biodegradables, explicaron en televisión, por si todos los alemanes estuviesemos preocupados por los daños al medioambiente que pudiesen causar. Qué tranquila me quedé. No porque estuviese yo preocupada por los efectos negativos que pudiesen tener los miles de globos sobre el planeta, sino porque una vez más aquí se piensa en lo que yo ni siquiera me planteo. Pero es que hasta a eso estoy acostumbrada.

Me emocioné al oír a la orquesta dirigida por Daniel Barenboim tocar "La canción de la alegría" mientras volaban los globos. Y se me pusieron los pelos como escarpias al pensar que para el 50 aniversario tendré 70 años. No es que en ese momento fuese importante, pero debí pensar cuando llegué a Alemania con 20 años que al cumplirse el 25 aniversario de la desaparición de la frontera entre las dos Alemanias tendría 45 años, pero no me lo planteé. ¡Las bondades de la juventud! No nos imaginamos que el tiempo es tan breve y se lleva todo por delante. Hasta el Muro.

Han sido unos días para recordar lo que ocurrió ese 9 de noviembre de 1989 y los días de antes y después. No todo ha salido bien tras la caída del Muro, pero si algún país es capaz de organizar un tinglado asi de unir dos países, ése es Alemania, para bien y para mal. El resultado es muy vistoso y los alemanes lo han (o hemos) celebrado estos días con orgullo. No es para menos. Y si encima ha sido con globos biodegradables que, además, al volar dejaban de gastar luz, mejor aún.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

La vida supera a la vida

Anoche me acosté compungida. Vi un programa en la tele que me conmovió muchísimo. Es un programa semanal que lleva 20 años en audiencia en la televisión alemana. El nombre indica lo humano que es el programa: 37 grados, como la temperatura del cuerpo.  Cada semana tratan un tema diferente, presentado por propios implicados, sobre situaciones de la vida. Tocan los temas con una sensibilidad excepcional, sin sensacionalismos, siempre con el tono adecuado, y empezar a verlo es quedarse pegado a la televión durante la media hora que dura. 

Ayer el programa iba sobre lo que supone estar en el sitio inadecuado en el momento inadecuado y perder la vida por eso. Salieron dos casos de accidentes de coche en los que dos personas perdieron la vida en sendos accidentes con apenas veintipocos años. Una chica recién casada iba en la autopista cuando un borracho le vino en dirección contraria y chocó con ella matándola. El borracho sobrevivió y fue condenado a 4 años de cárcel. Más años lleva ya muerta la chica y la familia hablaba de que no es verdad que el tiempo lo cure todo. Que hay que acostumbrarse a vivir con la tragedia que te ha destrozado la vida pero que no se cura el dolor. 

El otro caso era el de un estudiante que volvía a casa por Navidad. Un día de antes de Nochebuena. con los típicos hielos que se forman aquí a veces en las carreteras en invierno, su coche patinó y salió despedido sin que se pudiera hacer con él. La mala fortuna quiso que fuese a chocar con el único árbol que había en kilómetros, pues un poquito más allá se hubiese quedado parado en medio del campo. Los pobres padres seguían atormentados 10 años después del accidente, echándose la culpa de no haberle prevenido de que había heladas, puesto que lo habían oído en la radio, como si ellos lo hubiesen podido prevenir.

Historias así nos recuerdan lo efímera que es la vida. Lo sabemos, pero se nos olvida. 


sábado, 1 de noviembre de 2014

Noviembre tropical

Se me acabó octubre, Halloween incluido, y es el primer año en el que me he liberado de esta fiesta tan tontamente importada por Europa. Mis hijas son lo suficientemente mayores como para darse cuenta de que es una fiesta que no les aporta nada, así que decidieron ayer hacer otra cosa, y yo me he liberado de Halloween para siempre.

Termina un octubre de lo más templado que he vivido en Hamburgo. Los de aquí ni nos lo creemos. No recuerdo otro igual en cuanto a soleado y temperaturas suaves. Si no fuera porque a las cinco menos veinte de la tarde ya es de noche, y porque muchas tiendas anuncian que la Navidad, o aquí anteriormente el Adviento, está ya en el horizonte, pensaríamos que estamos en septiembre. 

Y noviembre ha comenzado como nunca: a 18°C y sol. Jamás, en 24 noviembres por estas latitudes, he tenido un día así. Hoy parecía el comienzo de la primavera camino del verano efímero que tenemos aquí, pero al pensar en la fecha que era me he preocupado. Lo del cambio climático debe ser serio. Hasta ahora no me lo había planteado como hoy, y eso que este año lo está demostrando en su totalidad. Como sigamos así el norte se convertirá en el sur y habrá que ir más al norte para tener la sensación del mismo. No es que yo necesite estar a cero grados, pero lo de hoy no tiene precedente, y pienso que es para preocuparse.

Pero como no me gusta ser desagradecida, me alegro por cada rayito de sol que calienta tanto como los de hoy y esos en noviembre saben especialmente bien, el mes soso y gris por excelencia en Hamburgo. Lo de hoy ha sido antológico. 


martes, 21 de octubre de 2014

Más que impresiones

Llevo dos días de vuelta en Alemania y todavía pienso mucho en los 4 días que acabo de pasar en Estambul. Hay viajes que siguen haciendo efecto después de haberlos realizado. A mí Estambul me ha dejado huella. Puede ser que es porque era la primera vez que me aventuraba a ir a un lugar más "exótico" pues reconozco que no había salido de Europa Occidental o de Estados Unidos hasta la fecha. Supongo que Estambul tampoco es lo más diferente que podría visitar pero lo ha resultado para mí en muchísimos aspectos. Al aterrizar a la vuelta para el cambió de vuelo en el aeropuerto de Múnich, éste me pareció un sanatorio del silencio que había en comparación.

¡Qué ciudad, Estambul! Viven en ella 13 millones de habitantes, en teoría, o 14, 15, 16 ó 17. No se sabe en realidad. Me han llamado la atención muchas cosas. Una de ella la cantidad de perros callejeros que hay. Por lo visto la ciudad no los castra ni hace nada y se multiplican, y lo mismo ocurre con los gatos. Igualmente hay muchos niños, demasiados en mi opinión, solos por la calle. Me partió el alma ver a una niñita de apenas 7 años vendiendo pañuelos de papel en una calle con mucho tráfico. Cualquiera podría montarla en el coche y llevársela. Eso sí, su hermano, o niño acompañante estaba sentado en una silla. Luego vi otro grupo de niños en la mediana de una calle de cuatro carriles. Supongo que pasarán accidentes, y con la mentalidad nuestra de una vigilancia quizá exagerada de nuestros hijos cuando son pequeños, choca esa falta de control. No quiero juzgar pues es otra mentalidad completamente distinta y supongo que el papel del niño es muy diferente al que tenemos en la mayor parte de Europa hoy día, además de que las familias tienen otras preocupaciones de las que tenemos en Alemania u en otros países, pero me produjo tristeza. Otro asunto que me llamó mucho la atención es que la vida social les pertenece por completo a los hombres. Por supuesto que se ven mujeres en la calle, pero siempre en los comercios o yendo o viniendo a alguna parte, solas o en compañía. Me refiero a los momentos de asueto: los bares, bancos en los parques. Sólo se ve a hombres en estas situaciones. Resulta muy curioso. También en los restaurantes hay muchos grupos de hombres solos. Ellas parecen ser invisibles. También los negocios los llevan todos hombres. Tan solo en la parte más moderna de Estambul, en las mediaciones de la plaza Taksim, donde están las tiendas que se ven en todas las ciudades europeas trabajan mujeres jóvenes. Pero poco más.

Parecerá que en mis dos entradas sobre la ciudad obvio lo más importante: las maravillas que se abren a la vista del visitante y de las que todos hemos oído hablar alguna vez. No por mencionarlas en último lugar les quito importancia, pero en mi opinión viajar no es sólo visitar monumentos y hacer fotos, sino abrir la mente y ver que hay formas de vida muy diferentes a la tuya. Pero aquí va todo de lo que se pueden hacer millones de fotos.

Hagia Sophia, templo que primero fue basílica, luego mezquita y ahora museo, cuenta con una cúpula que podría estar entre las maravillas del mundo. Todavía sigue siendo un enigma cómo la construyeron, por sus dimensiones. Fue el templo más grande que existió durante mil años hasta que se construyó la Catedral de Sevilla.




La Mezquita Azul, una maravilla de la arquitectura otomana, es un lugar de culto y solo se puede visitar sin zapatos y las mujeres con un pañuelo a la cabeza que te prestan a la entrada. Es una preciosidad, pero admito que no disfruté de la visita por el terrible olor a pies que había...





El Palacio de Topkapi es un recinto gigantesco a lo alto de la parte antigua de la ciudad en el que vivieron varios sultanes, incluidas su colección de mujeres. El harem era impresionante. Por lo visto llegaron a vivir en él 120 mujeres y doncellas juntas. Todos nos imaginamos esto con nuestra visión de las mil y una noches, pero según he leído había luchas feroces entre ellas. Llegar a ser la favorita del sultán te daba muchos privilegios, y darle un hijo aún más, por lo que nos podemos imaginar lo que esto implicaba. El palacio y el harem siguen conservando su esplendor e impresiona el imaginarse todo lo que habrá sucedido entre sus muros, por no hablar de todo lo concerniente a los eunucos que estaban al cuidado de las mujeres y de la madre del sultán que vivía allí también y se dedicaba, entre otras cosas, a elegirle las mujeres al hijo.





La Torre de Gálata ofrece unas vistas impresionantes de la parte antigua de Estambul, con las dos mezquitas que he mencionado y el palacio. También se puede admirar la parte asiática de la ciudad, el puente de Atatürk y lo que se denomina el Cuerno de Oro, el estuario que bordea la parte antigua de Estambul y que se une al Bósforo.







No sé si volveré a Estambul, pero guardaré en mi retina éstas y muchas otras imágenes para siempre.

sábado, 18 de octubre de 2014

Un puente intercontinental

Si hay un puente que sirva de conexión de algo gordo es el Puente del Bósforo, que une dos continentes, Europa y Asia, en la única ciudad del mundo que puede presumir de estar repartida entre dos continentes. Estambul es así, y apabulla con su forma de ser en un lugar que parece ser el comienzo y el fin de muchas cosas: es el principio o el final de Europa, según se mire, el fin de oriente o el comienzo de occidente.

En ella cabe todo, la decadencia absoluta junto al esplendor, el exotismo de oriente con la forma de vida occidental, pobreza absoluta al lado de la ostentación, mujeres sin pañuelo a la cabeza, mujeres con él, mujeres con burka.

No hay precios por ningún lado y se trata de negociar. Mal asunto para los que estamos acostumbrados a vivir rodeados de etiquetas con precios, y lo único que tenemos que pensar es si compramos rl
artículo o no. Aquí tienes la sensación de que te timan en todas partes pero debe ser parte del encanto, pero yo simplemente no lo pillo pues no valgo para esas cosas.

Luego coges un taxi y le dices al taxista que te lleve a la Torre de Gálata y se va justo en la dirección contraria. Se lo haces saber y te dice que es mejor ir por ahí. Para una distancia de 3 km en línea recta recorre 10 km y da una vuelta impresionante y le vuelves a dejar claro que no eres imbécil. Aún así el taxi cuesta el equivalente de 9 euros y otro trayecto posterior en transporte público nos sale para cuatro personas por 11 euros. Entonces no sabes si al final los que te han engañado son los del transporte público.

Menudos negociantes y liantes. Todos parecen tener un primo con una tienda de alfombras y tras saludarte amablemente en español y hacerte la pregunta clásica de si Madrid o Barcelona (fútbol, claro) te indican que ahí al lado su primo tiene una tienda de alfombras.

Y la última de hoy ha sido que al buscar un barco para hacer un recorrido en barco por el Bósforo, nos hablan justo en ese momento y nos dicen que en 10
minutos sale un barco que hará un recorrido de 2 horas. Sin pensárnoslo mucho decimos que sí, corremos para pillarlo, y sin darnos cuenta nos meten en un pequeño autocar lleno y en el que tuvimos que ir de pie. Yo me temía que en vez de o antes del viaje nos llevarían a alguna fábrica de alfombras de algún primo. Nos llevan a un barco algo más alejado de las flotas que se ven en el embarcadero con letras grandes "Bósforo". Y la salida inminente se covirtió en una espera de 25
minutos, pues aproecharon hasta el último momento para llenar el barco más aún. Eso sí, el viaje ha merecido la
pena como pueden ver en las fotos. Y el rato me ha dado para escribir además estas líneas, que subiré, junto a las fotos, en cuanto tenga wifi en el hotel. 







lunes, 13 de octubre de 2014

Nuevas versiones

Vacaciones en octubre. Siempre tenemos dos semanas libres que, la verdad, se agradecen. Hoy ha sido una estupenda sensación no tener que madrugar y poder pasar un día con mis hijas sin ataduras de horarios. Otros años hemos salido en estampida, como hacen muchos, pero éste pasamos unos días en casita, antes de largarnos en unos días, ya verán adónde. 

Mientras aprovecho para ver películas que tenía pendientes, para leer periódicos atrasados y sacar adelantes proyectos futuros. En ciertas materias voy con retraso, pero no importa pues el buen cine espera siempre, y las malas noticias son iguales hoy o semanas después.

Me sorprendió mucho el otro día "Maleficient", película en la que Angelina Jolie da vida a una versión diferente de "La bella durmiente". Llevo un tiempo pensando que ni los cuentos nos cuentan la verdad, si no lo que la mayoría quiere ver. Y por eso la versión actual me gusta más que la clásica. No voy a reventar la película, pues demasiado lo hacen ya los trailer hoy día, pero resumo a grandes rasgos: el hada mala tenía muchos motivos para ser mala, y el final edulcorado del beso de amor que rescata a la princesa del sueño infinito no es el del príncipe, sino que la salva un beso de amor verdadero. Más no cuento. Pero me reconforta ver que nada es lo que parece y que no debemos creernos nada de lo que nos muestran de manera manipulada. La verdad la conoce el que estuvo allí, y eso no es ni televisión ni cualquier otro medio, sino los protagonistas del suceso.

Y antes he leído una editorial sobre una noticia que me alivió mucho el otro día cuando la oí. No han recogido firmas suficientes en Hamburgo para convocar un referéndum que cambiase los años de instituto de 8 a 9 años. Hay que explicar que hasta hace un par de años era así, en los institutos se estaba desde quinto al grado 13. Se redujo a un año menos y ahora, muchos padres histéricos han estado haciendo campaña de que ese año más es fundamental para no robarle la infancia a nuestros hijos que, con el sistema actual, son máquinas de aprender, según ellos. A mí me indignan todas esas cosas pues el problema es que muchos no soportan ver a sus hijos "sufrir" por estudiar. Aquí todo ese esfuerzo se ve como algo negativo y no como entrenamiento para la vida y que aprender es algo positivo. Aquí se ha de aprender por que sí, sin hincar los codos, algo con lo que lucho yo en mis clases para adultos, pero ese es otro asunto. 

Curiosamente las familias que más se quejan del "estrés" que, según ellos, antes no existía, son las más acomodadas, cuyos hijos se encuentran en completo estrés tipo "lunes y jueves hockey, martes montar a caballo, y miércoles clase de piano", y eso hasta a veces es poco. Además en Alemania existen otras alternativas al instituto, precisamente para los chicos que no tienen en un principio pretensiones de ir a la universidad, aunque es también posible, pero que pueden estudiar con otro tipo de enseñanza algo menos teórica. 

Así que yo estoy contenta de que esto se haya quedado en una idea que no ha llegado a ninguna parte, por lo absurdo que sería cambiarlo todo otra vez, teniendo en cuenta que además pretendían que en cada instituto los chavales pudiesen optar por las dos vías, tener unos un bachillerato de 8 años y otros de 9. Siempre me he preguntado cómo iban a organizar eso con la cantidad de horas que se cancelan cuando faltan los profesores.

Por suerte esta vez la mayoría no se ha creído los cuentos de unos pocos, pues yo ya me temía lo peor y podemos pasar a otra cosa. Menos mal que muchos cuentos tienen su re-escritura. 

miércoles, 8 de octubre de 2014

Vergonzoso

Supongo que hoy más de media España y parte del extranjero está cabreadísima con la gestión en España en el asunto del ébola. Que todo han sido palabrerías desde el comienzo, pues no ha habido ningún control sanitario del personal que trató al enfermo repatriado que después falleció, ya es el colmo. Que el gobierno fardase tras el trance ante Europa diciendo que se prestaban a asesorar sobre cómo actuar ante casos de ébola es grotesco. Pero que hoy el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid haya dicho hoy que la enfermera mintió, arremete contra la dignidad de todos los españoles. ¡Qué interés iba a tener la pobre mujer en mentir!

Me siento avergonzada como española de la chapuza continua de país. Tras los casos interminables de corrupción de los últimos años, ahora lo de las tarjetas, no hay día en el que no nos veamos confrontados a la cámara de los horrores que es la gestión de todo en España, sea todo tipo de investigaciones una vez pillados todos con las manos en la masa, sea la gestión de la crisis, con el desmantelamiento de la sanidad pública y todo lo que se han llevado por delante, y toda la panda de incompetentes, incapaces de actuar con la dignidad, seriedad y profesionalidad que se esperaría de los cargos que ocupan y por los que, en teoría, representan a la ciudadanía y no a su propio ego y monedero. 

No sé si lo de matar al perro de la enfermera contagiada no habrá sido precipitado, y no se han planteado ponerlo en cuarentena. Si la enfermera tuviese hijos, ¿los matarían también directamente? Todo parecen ahora palos de ciego y meteduras de pata continuas. Y todos sentimos bochorno y rabia e ira. ¿Por cuánto tiempo más? 


viernes, 3 de octubre de 2014

A ver, a ver ...

Acabo de leer un artículo que me ha dejado estupefacta. En Baviera existe obligación de uso de preservativos para las prostitutas y sus clientes. Es algo difícil de controlar, pensarán. Pues se equivocan: ¡con Baviera hemos topado! No subestimen a los bávaros: tienen un grupo policial dedicado a comprobar in situ si se utilizan o no. Entran en pleno acto y comprueban. De no estar siendo utilizados, multan a ambos.

La obligatoriedad del condon existe desde 2001 en Baviera, y ahora el ministerio de la Mujer pretende ampliar esta ley a toda Alemania. Pero esto se muestra difícil de aplicar al ver cómo es la práctica en los dos Estados Federales donde los preservativos son obligatorios: mientras que en Baviera los policías, vestidos de paisano, eso sí, no se cortan y entran, en el Sarre no hay controles; simplemente ponen carteles anunciando la obligatoriedad y punto. 

Por supuesto que es loable que quieran proteger a las prostitutas, pero esto hace que por el sexo sin preservativo se pague más y que las mujeres estén dispuestas a correr riesgos, sobre todo las prostitutas que vienen del extranjero y que en sus países cobran menos por lo mismo y que necesitan mandar dinero a casa. Otro problema, además, es que son las mujeres las que pagan más si son pilladas pues, aunque les ponen multas a ambos, son ellas las que, de ser pilladas más veces, tienen que pagar el doble de la multa anterior: 300, 600, 1200... y ellos no. Y en internet hay foros donde los hombres se aconsejan sobre dónde pueden acceder a sexo sin preservativo y cómo eludir los problemas con la justicia. 

La pregunta es, si la ley se amplia a todo el país, cómo van a controlar el uso o no de condones. Aquí en Hamburgo es muy difícil pon la cantidad de prostitución que hay. El comando de control tendría que contar con numerosos agentes. Y de qué sirve todo esto, me pregunto, si al final las que pagan el doble, y no sólo dinero, son las prostitutas, poniendo en riesgo su salud. Prohibiciones de esta índole no van a cambiar nada. Más bien tendrían que sacar a muchas de la marginalidad con la que trabajan al verse obligadas a aceptar todo con tal de poder trabajar y dotarles de una mayor visibilidad y seguridad para que puedan ser firmes en su negativa y no acceder a trabajar poniendo en peligro sus vidas.

martes, 30 de septiembre de 2014

Las manzanas que necesitamos

No quiero que termine septiembre sin hablar de un tema importante por estos lares. En el norte de Alemania no hay vendimias, salvo por algún capricho de algunos que plantan unas cuantas vides, como comenté una vez aquí. Pero aquí se cosechan manzanas en toneladas. Y este año además por fin están contentos los productores y además lo dicen. Este año la cosecha de manzanas en el norte de Alemania va a ser espectacular. No es que otros años sean pocas las que se producenm pero este año, dicen, ha salido todo de maravilla: los árboles florecieron a la perfección y un verano muy soleado ha hecho el resto. Saldrán unas 334.000 toneladas de manzanas al sur del Elba, la segunda mejor cosecha en 10 años. El total de Alemania será de más de un millón de toneladas de manzanas, una producción espectacular también, leo en el periódico. Normalmente el sur de Hamburgo exporta unas 10.000 toneladas a Rusia, pero este año con el embargo las tendrán que colocar en alguna otra parte.

Aseguro que todas y cada una de ellas se comen, y en algún lado las colocarán. Ni se imaginan la de variedades que hay en el mercado. Aquí no puedes pedir un kilo de manzanas, sino que dices "un kilo de Holsteiener Cox, Elstar, Pink Lady, Red Prince...", e infinidad de clases más, además de las más conocidas como Gala o Braeburn. En los mercados te ponen carteles con los nombres y precios y si son dulces o más agrias, y si preguntas te explican cuáles son mejores para tartas, otro de los lugares en los que se colocan unas cuantas toneladas de manzanas en este país. Si se consumen toneladas de esta fruta, se consumen otras más de tarta de manzana, en infinidad de posibildades, pues cada uno la hará diferente. La manzana está muy presente en nuestras vidas, pues además otra de las bebidas estrella es el zumo de manzana y en su versión "reducida", lo que se llama Apfelschorle, que resulta de la mezcla de zumo de manzana con agua mineral con gas, algo que bebe aquí mucho los niños.

No suelo ir a menudo a la zona de árboles frutales a orillas del río Elba, llena de campos llenos de manzanos, cerezos, arquitectura tradicional, y muchos pueblecitos muy bonitos y con preciosas vistas al Elba. Pero al oír hablar de la cosecha pienso en ella. Siempre es agradable visitar esa zona tan traquila y pintoresca y ver que lo bueno a veces se tiene a las puertas de casa. Lo malo es que aquí, si no fuera por las bondades de la importación, solo comeríamos manzanas y peras todo el invierno, eso también hay que decirlo, pero de manzanas nos podemos dar un atracón.








domingo, 21 de septiembre de 2014

Sin darme cuenta

¡Pero si ha empezado el otoño hoy y hasta ahora no me he dado cuenta, cuando el día está terminando! Es porque creo que ha sido el mejor septiembre que he tenido en Hamburgo hasta ahora, con unas temperaturas veraniegas y un sol de lo más agradecido para todos y nosotros aún más. En alemán hay un término que hasta ahora me sonaba a tomadura de pelo: "Spätsommer", o 'verano tardío'. Otros años al oír que la gente hablaba de que a lo mejor tendríamos uno, cuando estábamos metidos de lleno en el otoño, me sonaba a camelo, pero este año ha sido increíble. 

Por eso, ahora que estamos en otoño puedo afirmar haber tenido un verano decente, y eso es algo que no se puede decir aquí siempre, donde tener un verano que merezca su nombre es como que te toque la lotería. 

He estado el fin de semana con maletas, así que como para no olvidarse del día que es. Esta vez no son para mí si no para mis hijas, que se van a sendos viajes con sus respectivas clases. Aquí los viajes no son de fin de curso sino de comienzo del mismo. Como todo está estudiado y pensado la idea es hacerlos al comienzo para unir a la clase y beneficiarse de los efectos de la cohesión el resto del curso. Una se fue ya hoy, a navegar en barco de vela en Holanda nada menos, toda la clase. Llevan un patrón que sabe, y los profesores y los alumnos van a aprender. Yo admiro el espíritu aventurero que tienen aquí los profesores, pues yo no me metería con 28 adolescentes 5 días en un barco, pero con estas cosas se ve la vocación de los profesores, no digan que no. 

Es curioso cómo los tiempos cambian. La mayor preocupación de los adolescentes en estos viajes y, no se lo pierdan, de sus padres, según las preguntas hechas en la última reunión de comienzo de curso, es si hay enchufes suficientes para cargar los móviles en el barco. La pregunta es si en el barco tienen cobertura, pero eso parece darse por sentado. Al oír esto pensé en los pocos problemas que tiene la gente, Qué maravilla.

Creo que muchos de los males de hoy días los tenemos los padres, aunque a mí jamás se me ocurriría preguntar a los profesores si hay enchufes suficientes. Otra pregunta que han debido realizar muchos padres, a juzgar por el e-mail recibido el otro día y que nos mandó el profesor, es si habría suficientes chalecos salvavidas. Ufff, la preguntita se las trae, pero aseguro que a mí el asunto no se me había ni pasado por la cabeza puesto que son cosas que asumo que están resueltas. Pero la gente le da vueltas a todo. Por supuesto que los hay, explicó el profesor, calmando a los exaltados. 

A mis hijas, como siempre, ante estos viajes les preocupan otros asuntos más banales: si la comida estará buena, que por qué narices hay que madrugar tanto esos días, si hará frío o lloverá mucho... Y a mí como madre sólo me cabe esperar que pasen los días sin contratiempos y que vuelvan sanas y contentas. 

Que dé comienzo el otoño con todo lo que venga con él. 

miércoles, 17 de septiembre de 2014

¡Qué apreturas!

Como ya no me cunde la vida como para contarla en el momento, la cuento a posteriori. El fin de semana pasado estuve en Holanda. Es otro país que me encanta simplemente por el hecho de que me encuentro a gusto en él porque he estado muchas veces. Viajar es maravilloso, pero volver a los mismos sitios más aún. El domingo estuve en unos pueblos al norne de Amsterdam y en uno de esos diques que unen dos provincias atravesando el mar, y caí en la cuenta que había estado ahí justo hacía 25 años nada menos. Estuve con 19 años y ahora con 45. Que se nos pasa la vida me quedó clarísimo. 

A Amsterdam he ido más veces que dedos tengo en la mano y necesito hasta los de los pies para contar, y mis conclusiones son siempre las mismas. Será una ciudad muy turística, pero merece la pena. A pesar del folclore holandés que busca todo el mundo en ella, tipo "bulbos de flores-tulipanes-canales-koffieshops-prostitución-bicicletas" es posible todavía tener la sensación de que estás en un lugar auténtico. Me explico: cada vez veo más lugares que se están convirtiendo en parques temáticos, y que son iguales en todo el mundo, con esa mezcla de tiendas de recuerdos baratos, pubs de estilo inglés, y el mismo estilillo de turismo que busca clichés.

Maravillosa ciudad Amsterdam, y qué vida tiene. Reconozco que salí algo estresada por tanta bici y el timbre de las mismas, que oyes por todas partes. Es más, como peatón te sientes cuerpo extraño pues la ciudad les pertenece a los que pedalean. Y algo que me ha sorprendido más que otras veces es lo llena que está el agua. Antes, hacías una visita en barco por los canales en los barcos típicos para turistas, y no había tanta densidad de población en el agua como ahora. Pero el otro día los canales parecían la operación salida por fin de semana, con barcas y barquitos de todos los tamaños, con gente navegando en todas direcciones. No sé cuánta gente había en el agua y cuánta a la vez montada en bicicleta. El resto paseaba por la calle sorteando bicis y tranvías asesinos. Y otros miles estarían en los museos, que no vi esta vez, o en esos mercados callejeros tan coloridos que hay.

Las autopistas del país están colapsadas también, y los que no están en Amsterdam están llegando o saliendo de la ciudad o por el aeropuerto o por la estación central, también ambos con riadas de gente. En conclusión, Holanda está desbordada. Es el país con mayor densidad de población de Europa y uno de los más densamente poblados del mundo. A cada kilómetro cuadrado le corresponden 488 personas. Esa es la media, y aseguro que a veces hay más. Tiene una extensión como la de Extremadura pero con 16,5 millones de habitantes. Y eso que el 18% del territorio del país es agua. Pero por eso la llenan de gente también. 

Ayer oí en la radio que acababa de ocurrir en una autopista holandesa un accidente en cadena en el que se vieron involucrados 150 vehículos. No me sorprendió la noticia pues las autopistas dan claustrofobia también. Hubo dos muertos y docenas de heridos. El saldo es muy trágico pero podía haber sido peor, teniendo en cuenta la cantidad de vehículos que circulan a todas horas por todas partes. 

Pero es que luego hay que pensar en todos los holandeses que están de vacaciones, ya que en cualquier parte nos toparemos con ellos. Creo que establecen turnos de salida, para que baje un poco tanta apretura. Curioso país y curiosa su gente, tan prácticos en su forma de ver la vida y en aprovechar sus recursos.

jueves, 11 de septiembre de 2014

No son invisibles

Es otra noche más de una semana sin haber parado un instante. Malditas alergias. Por qué saldrán. Qué cosa más innecesaria. De repente algo como el polvo, con lo que convivimos a diario se convierte en tu enemigo número uno. Y unos bichitos invisibles pasan a ser monstruos desalmados. A mi hija pequeña el polvo se le ha vuelto en contra, o mejor dicho los ácaros del polvo. Por eso llevo toda la semana luchando contra ejércitos de ácaros que no veo, pero les he declarado la guerra a base de lavar y lavar, de retirar todo lo que no se utiliza y que simplemente coge polvo. Precisamente en alemán hay una palabra para esos objetos en desuso o adornos inútiles, y se llaman así objetos "cogepolvo", Staubfänger

Ahora entiendo el estilo minimalista. Poca posibilidad de que se pose nada. Así deberíamos ir por la vida: ligeritos. Yo al final, entre unas cosas y otras, voy hacia esa tendencia y si me valiese de hecho viviría cual nómada. Ayer me comentaban de un libro de una alemana que ha escrito sobre sus experiencias viviendo durante un año un mes en una ciudad diferente. A mí la idea me atrae. Pero me temo que polvo hay en todas partes, y ácaros, y lo que toque. Que no nos libramos. Da igual dónde estemos. 

jueves, 4 de septiembre de 2014

Cuestión de prioridades

Lo que es el fútbol. Qué voy yo a decir ya que no sepamos todos. Ayer mis alumnos de manera unánima me pidieron salir un rato antes de clase para poderse ir a ver el partido amistoso entre Alemania y Argentina. Por suerte me pronunciaron bien "Argentina" (y no "Arguentina") y por eso les dije que se lo permitía. No por otra cosa. Y al final perdió Alemania. Para ese plan podían haberse quedado ese cuarto de hora en clase, o, como comentaban hoy en la radio, Alemania tendría que devolver la copa del Mundial, pues perdieron en lo que parecía el partido de vuelta de la final.

Todo esto es cuestión de prioridades, clase de español o partido de fútbol y no sé si me lo debería tomar como asunto personal. El caso es que, como muchos van a Mallorca, donde, según me cuentan, ni falta hace el español, me debo conformar con que quieran aprender, y aceptar que el fútbol es lo primero, aunque pierdan. 

Igualmente, en el asunto del cubo de agua con hielos que se ha echado media humanidad, lo que ha ganado es la juerga de empaparse para diversión propia y de los demás. Lo que al principio comenzó siendo algo ocurrente para llamar la atención sobre la enfermedad ha terminado por hastiarnos y saturarnos. Yo hace poco terminé gritando a 14 niñas, las dos mías incluidas, porque la celebración del cumpleaños de mi hija terminó en una algarabía de cubos para mojarse todas sin ni siquiera donar un euro. Que hayan donado tantos famosos mojándose me parece bien, pero no la juerga en la que se ha covertido el asunto. A mí que un famoso se eche el cubo por encima y done mucha pasta me parece normal, pero no que todos los chavales se lo tomen en plan fiesta e imiten para poder decir "nosotros somos iguales que ellos" y trivialicen lo que es esa enfermedad. 

Pero precisamente no somos como los famosos y está bien así. Lo bueno de no ser famoso es que puedes hacer muchas cosas que estos no hacen, como por ejemplo tomar el sol. Puedes tomarlo sin miedo a arrugarte, por ejemplo, porque tus arrugas no serán el centro del universo ... y que nos quiten los rayos tomados, es decir, lo bailao... Hace poco vi fotos de Madonna en Ibiza e iba tapada de arriba a abajo con una especie de mono, gran sombrero y manga larga, un atuendo que apenas dejaba nada de su piel a la vista, salvo parte de las manos. La imagen resultaba rocambolesca, ella tan vestida, pálida y etérea, rodeada de un grupo de hombres más jóvenes que ella, listos para salir en barco de vela. El miedo a los rayos de sol y a envejecer lo normal le hace perderse un gran placer. Así que las famosas no disfrutan ya ni de el sol, como si fuesen a ser eternas y sin arrugas. ¡Dónde quedan esas imágenes a lo Bo Derek saliendo del mar o de otras famosas tumbadas en barcos de vela luciendo el palmito! Por lo menos que se tiren cubos de agua encima y donen dinero por una buena causa y que nos dejen tomar al resto el sol tranquilos, y aprender el español, pues ya que no hace falta en Mallorca, si que se está volviendo importante para comprender a los jugadores del Bayern que están llegando de España y empezando a ser gran mayoría en el equipo cada vez menos germano. 

lunes, 1 de septiembre de 2014

La vuelta física o mental

El tiempo vuela. Eso no es nada nuevo, pero sin quererlo ha llegado el 1 de septiembre. Es es día en el que el verano parece haberse terminado, y más aún si, como ahora mientras escribo, llueve con ganas de otoño. Aquí cuando llueve, lo hace siempre con ganas, es decir de primavera, verano, otoño e invierno, la verdad sea dicha. Llueve y la sensación es de estar en esa época indefinida llamada "mal tiempo", que en Hamburgo no conoce de márgenes en el calendario. En mi reciente estancia veraniega en Bélgica aprendí una frase en francés que se refería además de al clima a otras referencias históricas de continuidad de revueltas y malas épocas. La hice enseguida mía para aplicarla a Hamburgo, y así la menciono, en mi lengua y en mi contexto: En Hamburgo, si no llueve, es que acaba de llover o que va a llover en nada.

Pues eso, es 1 de septiembre y los que llevamos semana y media de colegio, miramos con envidia a los que todavía tienen libre. Incluso en España, a pesar del calor, el 1 de septiembre da paso a un nuevo ciclo. No somos nadie, y vuelvo a utilizar una expresión en la que pienso demasiado últimamente. Pero es que se pasa el verano y la época vacacional sin darnos cuenta. El resto del año también, seamos siceros, pero a todos nos encantaría prolongar el momento chiringuito o terracita de verano, pisar la playa todo el año, y dedicarnos al asueto cuando nos diese la gana, que sería siempre. Y madrugar, ¿quién madrugaría si no? Yo desde luego que no. Nadie piensa en su vida diaria en un lunes cualquiera sino en aquel lunes en el que estaba en la playa tostándome al sol. Y de esos momentos y de los que están por venir, nos vitaminamos en la rutina, cuales notas de color a días en los que no pasa nada, o pasa demasiado de lo mismo.

Yo llevo una semana dando clases, y como me gusta, no me ha sentado mal la vuelta. Pero sí que lo hace la sensación que me invade al terminarse agosto, esa de "se acabó lo que se daba". El curso y la tarea nos envuelven y de momento se ve un todo por delante y el verano que viene queda muy muy lejos. Pero cuando  nos plantamos en junio cada año me acuerdo de esta sensación de la vuelta, y me parece que tampoco ha sido para tanto. Así que todo es ponerse. De todas formas no nos queda otra, pues al 1 de septiembre le sigue el 2, y así...

domingo, 24 de agosto de 2014

Buenas (o malas) influencias

Anoche me dormí contenta. Poco antes había contestado mensajes de dos alumnas mías. Una me envíaba un mensaje desde Burgos, con foto de la catedral incluida, y otra estaba en Plasencia,  tomando tapas por el centro. El curso pasado realicé cursos sobre Extremadura y Castilla y León y van surtiendo efectos. Ninguna de ellas sabía hace apenas 9 y 3 meses de la existencia de estos lugares. Que nadie se altere. Tampoco ningún español que haya ido o me conozca a mí ha oído jamás hablar de Lübeck, Lüneburg o Schwerin, joyas de ciudad en el norte de Alemania.

Sí, yo soy la culpabe de que se encuentren a partir de ahora turistas alemanes en plena Tierra de Campos, o por Soria o El Bierzo. No sabe el gobierno de España, que tanto se carga la imagen de nuestro país en el extranjero, y lo mucho que muchos lugares se autodestruyen con la masificación y juerga descontrolada, lo mucho que muchos residentes fuera hacemos por demostrar que hay más que Mallorca o los guetos de turistas, y que realizamos una enorme divulgación cultural y turística, queriendo o sin querer.

A mí me sale solo, y de manera elaborada para mi pesar, pero como los resultados a la vista está hay más cursos previstos. Pronto hablaré de Castilla-La Mancha, y al año que viene toca Andalucia, aunque a esa región van solos los turistas. Falta mostrarles que hay joyas como Úbeda y Baeza, la Sierra de Cazorla y muchos más desconocidos. Es igual que cuando los españoles van a Alemania: o van a Múnich, a la Selva Negra, o últimamente Berlín. Sin embargo hay mucho más.

En fin, que ya que ha empezado el colegio, tenemos temperaturas de otoño y he puesto la calefacción, solo me queda alegrarme por estas pequeñas grandes cosas. Aunque a veces me apesadumbra que el mundo se está convirtiendo en un parque temático por culpa de todos. Hace un par de semanas el semanario alemán Der Spiegel publicaba un artículo sobre lo lleno que está hoy día el Camino de Santiago y de lo que se está convirtiendo. Quizá vuelva sobre este tema próximamente.

miércoles, 20 de agosto de 2014

No somos nadie

Hoy he pasado por el banco a hacer unos extractos de cuenta, algo pendiente al vover de vacaciones. Las dos máquinas estaban ocupadas y en las dos ha sucedido lo mismo: las personas han cogido los extractos recién imprimidos y han estado un rato en silencio mirándolos, delante de la máquina y sin moverse. Uno era un chico joven, y los otros una madre con si hijo. El chico ha leído todo con tranquilidad y hasta ha hecho gestos y muecas que parecían decir "ah, claro", "cierto, vaya, eso también", "ay, de esto no me acordaba". Yo me estaba impacientando pues el análisis lo podían hacer separándose un poco de la máquina y dejándome a mí introducir mi tarjeta, pero no. El caso es que a continuación caí en la cuenta que la vuelta de las vacaciones es un buen momento para hacer un minuto de silencio, o dos..., por tu cuenta bancaria, y exclamar "no somos nadie".

Pero justo por eso regresamos todos a casa y volvemos "arrepentidos" al trabajo, tras tanto descanso o gasto extra, y para poder volver repetir el año que viene. 

Mis hijas también han vuelto de su viaje en EE.UU., encantadas. Para rememorar sitios que han visto y que aguantasen un poco el sueño por el cambio de hora, sugerí ver la peli de Pretty Woman, un filme que demuestra que el dinero quizá no dé la felicidad, pero no se vive nada mal con él. Yo la he visto varias veces y hoy me gustó como el primer día, quizá porque era la primera vez de mis hijas y resulta muy entretenido y encima tiene final feliz, como en los cuentos. 

¡Ay los cuentos, qué daño hacen al mundo! En la vida real no te encuentras con el millonario que se enamora de ti, sino que sacas el extracto de cuenta al volver de vacaciones, a final de mes o a la mitad y exclamas "no somos nadie". Al personaje de la peli se le cumple su sueño y su caballero viene a salvarla a la torre. El resto de los humanos normales tiene que seguir currando y, como se dice hoy día, encima sentirse afortunado por tener trabajo. Amén. Feliz rentrée a los que nos toca. ¡Cuántos más pasarán mañana por el cajero!, pienso ahora. 

viernes, 15 de agosto de 2014

Un amor cualquiera

La otra noche pude ver por fin una película que tenía pendiente "La vida de Adèle". Es una película francesa que trata de una historia de amor y que recibió la Palma de Oro en Cannes en 2013. Mi definición sería esa, "una historia de amor", mientras que otros dirían que es una historia de amor entre lesbianas. 

Sí, va sobre un amor entre lesbianas, pero lo que muestra la película es que el amor entre mujeres o entre hombres es igual que entre heterosexuales: hay un comienzo, un desarrollo, y un final bueno, malo o normal, pero los problemas vienen a ser los mismos. 

Me habían hablado de las largas escenas de sexo en la película y por supuesto que en este tipo de películas lo que les publicidad son precisamente esas cosas, cuando tampoco es sean lo único que las definan. Lo que muestra la película, aparte de mucha carne, aunque bien dosificada, por cierto, es que los tabús en la sociedad son los que hacen que muchas personas vivas atrapadas. Adèle está enamorada de Emma pero no vive su relación con ella abiertamente más que entre las amistades y familia de ésta, pues ella sí que no esconde nada a nadie, o de puertas adentro. 

Precisamente el no esconderse es lo que hace que Emma esté más segura de todo y que pueda pasar página fácilmente, mientras que Adèle no. Adèle no se siente cómoda por no ser capaz de definirse como lesbiana ante la sociedad y eso le hace dar bandazos, sentirse perdida y cometer errores. Pero le puede el miedo a sentirse estigmatizada aunque lo que la aisla sea ella misma.

Me gusta mucho el tratamiento que da la
película al tema, pues ante todo lo que predomina es la historia de las dos, que parece muy creíble por ser simplemente eso: una historia de amor.

 

lunes, 4 de agosto de 2014

Los moratones de la vida

Siempre me ha gustado eso de la insoportable levedad del ser. Fue estar en Hamburgo dos días y acabé toda magullada tras una caída de lo más tonta. Todos los accidentes son estúpidos e innecesarios, y si después te das cuenta de que además has tenido suerte ya que podría haber sido peor, entonces encima te pones contento, aunque te duela todo. Los huesos siguen intactos, y el resto pasará. 

Como todo estaba planificado hace tiempo, me encuentro en la segunda parte de mis vacaciones, las que son más "productivas". Hoy he vuelto a desempolvar mis libros de francés y a ponerme del "otro lado". Vuelvo a ser alumna, para que no se me olvide lo que es ser eso, y no demandar demasiado como profe. El primer día ha hecho que me salga humo de la cabeza, pero como últimamente he visto montones de veces en la prensa y redes sociales que el aprendizaje de idiomas atrasa o evita el alzheimer, hago lo que puedo y más.

Hoy me he dado cuenta de cómo, unos años después, mis necesidades de vocabulario francés son otras que hace unos años. Las fases de tu vida te dictan el vocabulario que necesitas. Y magullada físicamente y curadas las heridas mentales, mi evolución es palpable al verme en el mismo entorno en el que viví hasta hace 7 años. Las vueltas que ha dado mi vida en ese tiempo, y en menos aún. 

Para mí el verano es la mejor época, por la luz, la vida que hay en las calles, la energía para hacer cosas, la posibilidad de descansar, de hacer cosas que no haces el resto del año. En fin, la soportable levedad del ser. 

miércoles, 30 de julio de 2014

P'allí y p'acá

20 días con las maletas para arriba y para abajo y ahora pasan brevemente por casa para volver a salir por el mundo. Los tres aeropuertos por los que pasé ayer estaban llenos: Madrid, Bruselas y Hamburgo. Se nota que es verano y que la gente anda para arriba y para abajo con maletas. Hoy pensaba en cuántas habrá un día normal en el mundo de viaje, no digo personas sino maletas. 

En el cambio de vuelo hablé con un chico alemán que volvía de hacer una etapa del Camino de Santiago, los últimos 100 km. Hablaba un español espectacular, tras llevar tan sólo 3 años aprendiéndolo. A mí estas cosas me llegan, y más porque confirmó lo que yo digo siempre en mis clases: hay que estudiar. Me dijo que iba a clase en la universidad, pero que en casa se sienta con los libros de gramática y hace ejercicios. Uno de los míos: con sólo ir a clase no basta. Me deleité escuchándole. Me hablaba del Camino con cariño. La conversación tuvo lugar en una situación rocambolesca. Estábamos todos metidos como sardinas en el autobús que lleva al avión y diluviaba; caía agua a raudales y el autobús no arrancaba, y hacía un bochorno insoportable; era de lipotimia. Como la situación no podía ser más belga, el conductor del autobús se puso a hablar con un viajero que le preguntaba sobre la situación del país, con sus dos lenguas, sus dos grupos unidos bajo una misma bandera y sus conflictos sin resolver. Cada loco con su tema. Y yo ya cabreada viendo el diluvio universal en pleno verano y acordarme de los últimos 20 días de sol, calor, playa, piscina... 

Pero también tiene su gracia pasar por casa unos días antes de continuar las vacaciones. Me vuelve a reubicar en el espacio y en el tiempo, pues este es mi lugar en la tierra desde hace muchos años, por mucho que yo me empeñe en hacer maletas y continuar el viaje que en realidad no es otro que la línea de mi vida, que en vez de ser recta, zigzaguea por aeropuertos y lugares de Europa. 

Me han dicho que en Hamburgo ha hecho muy buen tiempo últimamente. Hoy el cielo está gris y definitivamente me lo tomo como algo personal. Pero el clima es un tema en el que Hamburgo y yo no hacemos buenas migas. Otro conflicto sin resolver. El resto ya me da igual, porque en realidad hay que vivir en un lugar, y para gente como yo, que podría hacerlo en muchos sitios, al final el dónde es lo menos importante.