domingo, 31 de marzo de 2013

¿Todos o unos cuántos?

Hoy he visto el telediario de las tres de la tarde y me ha sorprendido la cantidad de procesiones que hay en España. Y yo que les he contado en mis clases a mis alumnos alemanes, que se creen que en España todo el mundo va a las procesiones, como a los toros, que no es el caso... Les cuento plenamente convencida que es sobre todo en Andalucía donde existe esa devoción tan arraigada y esa escenificación colectiva de la Semana Santa.

O a la TVE del gobierno actual se le ve demasiado el plumero, o yo me creía que España es más laica de lo que es. Desde la tamborada que se ha hecho hoy en la Plaza Mayor de Madrid, donde, ojo al dato, hasta hoy no ha habido nunca ningún acto religioso público el Domingo de Resurección, a las tantísimas procesiones de las que han hablado, me he quedado algo desconcertada. Viendo el telediario parece que toda España está en alguna procesión. Así que no sé si meter el rabo entre las piernas y mostrarles al año que viene a mis alumnos procesiones de toda España, pues me limito a que vean fotos de Andalucía y a lo que ellos ven como "parientes" del Ku-Klux-Klan, con los capirotes que dan miedo, por mostrarles algo "típico".

De todas formas raros son los preceptos de la iglesia. ¿Sabían que en Alemania está prohibido cantar y bailar el Viernes Santo y en los días de Pascua? Por eso, algunos grupos hacen llamamientos para hacerlo a los pies de lugares como la Catedral de Colonia, y acaba viniendo el orden público para amenazar con multas y hacer que se vaya la gente. Aunque aquí el orden público son los propios ciudadanos, que increpan a quien sea para que se cumplan los preceptos.

Y es que en Alemania nunca se baja la guardia. Antes he leído una noticia curiosa. En Karlsruhe el año pasado la policía se hinchó a poner multas a los coches mal aparcados de los feligreses. Este año han anunciado que harán una excepción, y que pueden ir a misa tranquilos. Es una gran noticia. En Alemania yo no dejo jamás el coche donde no se puede aparcar, o ni siquiera meto un poquito de una rueda donde no se debe. Habrá lo más seguro multa.

Volviendo al telediario, otra noticia curiosa es siempre la de la "operación salida" y "operación llegada", que tenga tanta cobertura en la televisión. Aunque hoy me ha parecido que han perdido importancia en detrimento de las procesiones. Me alegra que no den la matraca habitual sobre cómo están las autopistas, pero en temas religiosos España va a peor. Parece entenderse la Semana Santa y sus ritos como algo colectivo, cuando sigo pensando que no es el caso. ¿O me equivoco?

sábado, 30 de marzo de 2013

Están majaras

Tengo el tema "clima" bastante abandonado. No es que sea buena señal, sino más bien que trato de ignorarlo. Teniendo en cuenta que estamos casi en abril y que sigue nevando y que desde hace semanas la temperatura máxima es como mucho de 2° C, es para largarse de inmediato. Pero, ¿adónde vamos a ir los más de 80 millones de alemanes? Ni Mallorca nos acoge si vamos todos en tropel.

Y como no tenemos dónde ir, hacemos de tripas corazón y tratamos de creernos que es primavera, Semana Santa, y que no hay nieve. Hoy se veían las humaredas típicas del Sábado Santo, por los fuegos de Pascua, esa tradición pagana de "quemar" el invierno y dar la bienvenida a la primavera. Y yo, viendo la nieve por todas partes, y sintiendo el frío que seguimos teniendo, pensaba que están completamente locos. Con estas temperaturas tan gélidas ni las fogatas calientan, y hay que ser poco flexibles para no cancelar los fuegos con un frío así, como en España se hace con las procesiones cuando llueve, por mucho que les fastidie a muchos.

Este año todavía no han salido ni los crocus, las primeras flores de la primavera. Algunas apuntan algo entre la nieve, o mejor dicho sus tallos. Hasta en Husum, una pequeña ciudad cerca del Mar del Norte, en el Estado Federal de Schleswig-Holstein, han pospuesto la fiesta de los crocus, que celebran cada año alrededor de su castillo, que se llena de esa flor lila y que atrae a muchos visitantes pues es espectacular. Yo estuve una vez hace años. Pero este año, no hay crocus que se atreva a salir, y la reina de la fiesta de los crocus, sigue sin lucir su corona porque no sale ni uno.

Muchos están ya preocupados por lo que este invierno tan terriblemente largo significa: nadie compra ni ropa de verano, ni barbacoas, ni plantas primaverales. Y parece que no se va a terminar nunca.

Aquí se creen que el clima va a la carta. En invierno ha de nevar hasta que ellos se cansen. Ahora mismo no hay nadie que quiera más nieve, pero a mí me molesta igual ahora que en diciembre. Así que hala, que apechuguen, que cuando yo me quejo en los meses de invierno nadie me hace caso; y que busquen los huevos de chocolate como es costumbre, pero bajo la nieve. Porque las costumbres nunca se abandonan, aunque muramos congelados en el mes de marzo más frío que se recuerda.

jueves, 28 de marzo de 2013

Buen rollito

Los días son a veces tan largos que dan para todo, hasta para cambiar tu estado civil de casada a separada. La mitad de la mudanza se ha hecho, y con buen rollito, que somos personas civilizadas. La otra mitad se hará entre semana, que será cuando salga yo de la casa.

Si digo buen rollito es porque pensaba que los cuatro de la empresa de mudanzas habrán visto otras separaciones peores. Tras haber pasado varios días repartiendo todo, esto para ti, esto para mí, ups, esto lo quiero yo también, ok, vale, llévatelo, puedo decir que seguro que hay parejas que batallan por una silla o un plato. Nunca ha sido mi intención, así que hemos pasado el trance de manera pacífica. También el de hoy. Tras hacer todo lo que tenía que hacer para la mudanza, me puse a planchar. Probablemente cuando me vieron los de la mudanza planchando las camisas del marido que estaba recogiendo sus bártulos para irse, debieron sorprenderse.

Y es que el momento de la separación no es el peor, sino todo lo que ha pasado anteriormente hasta llegar ahí. Por eso se planchan las últimas camisas y todavía da tiempo a pasar la otra mitad del día como persona separada ya. Todavía hemos cumplido con nuestro rito de cada viernes, y hoy jueves por ser víspera de festivo, y hemos visto una película que no podría haber sido más adecuada. Sí que debo estar mal, pues he llorado con una película de Disney, pero es porque no podía ser más adecuada para el día de hoy. Mientras estoy escribiendo este post se me cierran los ojos. La peli viene a decir que nunca es tarde para perseguir tus sueños aunque quizá debiste ir antes a por ellos. Así que apago la luz, pues de momento más no puedo hacer. Eso sí, entre la frase anterior y ésta me he dormido un buen rato. Cambio y corto.


miércoles, 27 de marzo de 2013

Vuelta a lo básico

Seguimos igual. Mis cambios de ayer en esta página weg en la que publico, como si nada, ya que me sigue ignorando y me mete el catalán. Vale, vale. Será cuestión de principios, como yo con los míos, que he ido hoy a por las llaves de mi piso. Y mira que mucha gente quiere hacerme dudar de lo queyo no dudo en absoluto: que si será la decisión correcta; ... oye, mira que no vas a tener jardín y ahora lo tienes; mira que ni siquiera tienes balcón. Que esa calle es ruidosa, y nada comparable con el oasis de paz en el que todavía vives. Menuda alegría hoy cuando me han dado las llaves de mi piso: sin balcón, sin jardín, en una calle con mucho tráfico. Pero es que todo eso me da igual. La gente se vende por un jardín o un balcón, que lo digo yo. Como si tu vida dependiese de eso.

Por eso ahora me he reído a carcajadas con una viñeta de la revista El Jueves en la que un chico tiene un accidente, y los que le van a salvar, al ver sus calzoncillos sucios, lo comentan, y el otro, moribundo en el suelo, dice que prefiere morirse antes que soportar ese bochorno. Recuerdo de niña frases como que la mejor ropa interior es la que hay que llevar si vas al hospital, o el mejor pijama, y luego el resto te pones los viejos en casa. Es como la idea de la mantelería fina, o la vajilla que solo usas dos días al año, y el resto del año duralex. ¿Por qué no tirar los viejos ya mismo y usar solo los nuevos? ¿Por qué no tener solo dos juegos de sábanas, eso sí, de algodón egipcio, y quita y pon? ¿Por qué no disfrutar de lo bueno a diario, y no usarlo solo por el qué dirán, o que digan que lo hago bien porque ahora en teoría toca usarlo?

Volvamos a lo básico. Ahora que estoy deshaciendo mi hogar y repartiendo todo a la mitad, me doy cuenta de que puedes prescindir como mínimo de la mitad de tus cosas, las que dice la "ley" que hay que repartir. Y de las que te quedan, puedes tirar la otra mitad. Ayer comentaba que las mudanzas son una oportunidad ... Yo quiero reducir mi vida a lo fundamental, y eso tengo muy claro lo que es. Y nada de bragas viejas a diario.

lunes, 25 de marzo de 2013

Casi anclada

Desde el verano pasado me ocurre una cosa curiosa con la página en la que publico este blog. Desde que estuve de vacaciones en Tarragona el año pasado, como publiqué algún post desde allí, no sé si se me metió un virus catalán en blogger, pues por mucho que cambio el lenguaje de la página web al español, cuando me vuelvo a meter, la página de bienvenida vuelve a estar en catalán. Lo vuelvo a cambiar, digo que "se acuerde" para la próxima vez, y nada. He terminado por capitular. Pero me parece tan extraño que no entiendo nada. Y todo por una semana que estuve allí. Como los programas de inmersión lingüística sean así, no me extraña que hable catalán hasta el gato. Que conste que les envidio, por ser bilingües todos desde pequeños, pero me sorprende la tozudez de la página web para aceptar que prefiero que me dé la bienvenida en castellano.

Ahora, al volver a entrar para volver a dar señales de vida en el ciberespacio me ha vuelto a ocurrir, pero como para tozuda yo, lo he vuelto a cambiar, aunque sé que no me va a hacer ni caso. Y justo les quería contar que llevo unos cuantos días en los que mi sensación es que todo se ha parado a mi alrededor, y la que no para soy yo. No les puedo contar nada de la actualidad alemana, pues ando más desconectada que nunca, salvo de mi actualidad, y con esa me pierdo.. Y como en España Bárcenas y compañía aburren a matar, me he perdido también de la española, que además anda de vacaciones estos días.

Todo parece haberse parado, hasta este blog. Yo estoy preparando ya mi mudanza, mientras que los alemanes preparan la Pascua: este año ni veo huevos de Pascua de colores, y toda la decoración o productos en los supermercados y por doquier, me parecen invisibles. También me lo parece la Semana Santa, que aquí son solo los 4 días festivos.

Me he quedado hasta sin ideas, algo que no suele ocurrir. Me he desbordado, simplemente. Tampoco en España deja de llover, ni aquí de nevar y hacer un frío que jamás recordaba a finales de marzo. Parece que todo hace lo que le da la gana e ignora lo de alrededor. Yo igual, que conste, pues sigo a lo mío, aunque a la gente le encante dar lecciones de moral, o de decirte cómo tienes que hacer las cosas, cuando ellos mismos deberían replantearse sus vidas. Estoy cansada de que la gente se meta en tu vida, cuando tú no te metes en la suya, de que te digan constantemente lo que tienes que hacer, como si sirviese de algo. Los que nadamos a contracorriente no necesitamos un flotador, con el que nadar torpemente, o en el peor de los casos que nos pongan unas cuantas piedras que nos hundan más, sino un buen tronco al que aferrarnos y que no vapuleen lo menos posible.

Tengan paciencia conmigo. Llevo seis años a la deriva, y mañana echo el ancla, y ahí pienso quedarme. En ese momento volverá a dar vueltas todo a mi alrededor y yo me pararé.

viernes, 22 de marzo de 2013

Los jueves

[Anoche, por caprichos de la Telekom, que me dejó sin internet, no pude publicar esto, y por eso lo hago ahora, viernes.]

Mi hija pequeña, con una de sus filosofías de las siete y cuarto de la mañana que me dejan siempre patidifusa, me ha dicho que considera los jueves completamente superfluos, que el jueves es un día tonto entre el miércoles y el viernes. Estas cosas tan ocurrentes tengo que anotarlas, me digo siempre, y por eso lo cuento en este medio, para que no se me olviden.

El caso es que cuando la recogí a la una del colegio, salió desbordante y toda emocionada por lo que habían hecho. Habían jugado al baloncesto en sillas de ruedas. A mí me sorprenden las cosas que hacen aquí en el colegio. Ha ido al cole un parapléjico que está en silla de ruedas tras haber sido empujado por el amigo de un amigo desde un balcón. Estuvo en coma varias semanas. Era un futbolista con futuro por delante, truncado por el accidente. Ahora juega al baloncesto en silla de ruedas y va por los colegios. No conseguí sacarle a mi hija cuál era el mensaje de la visita: si un "no tengas malas amistades", o "de todo se sale", o qué se yo. Ella le preguntó si se acordaba de cómo era su vida cuando andaba, a lo que él respondió que no piensa en ello pues se conforma con haber vuelto a la vida tras el accidente. Tiene 40 años y desde luego que ha calado mucho en el colegio, o al menos en mi hija.

Como no paraba de contarme le dije que entonces los jueves no son superfluos. Me dijo con su aplastante lógica que eso podía haber ocurrido un martes o un miércoles igualmente y que no cambiaba de opinión. Tampoco hace falta.

Yo sigo pensando que los jueves son un gran día. A mí siempre me han gustado, por el contrario, y no sé por qué. Porque ves al fin de semana llamando a la puerta. O porque como en la tarde de hoy quedas y te lo pasas bien. He tenido una cena muy agradable con uno de mis grupos de clase, y ha sido uno de esos momentos en los que te reconocen tu trabajo y eso siempre es maravilloso. Así que los jueves no son superfluos, sino que hacen mucho bien, mostrándote que tu vida puede cambiar de un día para otro dándote otras cosas, o que tu día a día tiene sentido.

martes, 19 de marzo de 2013

Agarraditas de la mano

Hoy ha sido un gran día. Ignoremos la nevada, que las calles están llenas de hielo, las aceras también, que al salir de trabajar por la noche he tenido que sacar el coche de debajo de la nieve y el hielo. Hoy ha sido un día importante, sin duda. Desde hoy a eso de las 9.30 de la mañana, soy alemana. La funcionaria hizo todo lo posible para hacer de ese momento de entrega de la "alemanidad" un momento solemne en mi vida. Tras hacerme firmar otra vez que acato la consitución alemana y todas sus leyes, y mostrar nóminas, no sea que no tenga para comer mañana, me dijo que me pusiese en pie. Y entonces dijo una frase formal, algo así como que tenía el honor de entregarme la nacionalidad alemana. Como soy muy sensible a todo momento solemne, me emocioné. Es como esos momentos en los que la mente galopa y en cuestión de segundos se te vienen a la mente montones de imágenes. Llevo muchos años en Alemania, tantos que el pasaporte es una mera anécdota. He llorado muchas veces de rabia por muchos motivos, así que está bien llorar por algo meramente sentimental como lo es un documento y una nueva etiqueta en mi vida. Soy como un producto de denominación de origen. Yo estaba reseñada como española y ahora me ponen la etiqueta de alemana también, algo lógico tras tantos años adaptada al medio.

Al salir volví a caminar sobre el hielo y casi me resbalé. Caían copos de nieve, como no deja de hacer estos días. Ayer cayó la nevada del siglo, y todos dicen que la primavera hace huelga. Antes he vuelto a raspar el hielo de mi coche con resignación. Esto es lo que hay, para bien y para mal. Por eso está bien que me lo reconozcan y que no me obliguen a dejar mi otra etiqueta, que es la que llevo en la sangre. La doble nacionalidad es un puente en el que se dan la mano las dos partes de las que estoy hecha.

domingo, 17 de marzo de 2013

Las desplazadas de Salamanca

Vuelvo y ya estoy liadísima. No es que me importe. Pero entre organizar todo tras la vuelta de las vacaciones, y preparar el muchísimo trabajo de esta semana, el domingo está resultando muy laborioso. Como no oro, laboro. Total, qué más da, pues el mundo no está para rezar, sino para hechos reales.

Por eso me ha hecho mucha gracia hoy la explicación de mi amigo salmantino sobre el hornazo, especialidad típica de Salamanca, que probé el otro día. No la conocía y menos la historia y costumbre de comerlo el Lunes de Aguas, que me ha contado antes mi amigo por correo, y que copio aquí, pues él lo explica mejor de lo que yo podría hacerlo:

Durante la Cuaresma, en la Edad Media, para que los hombres no pecaran, se juntaban a todas las putas de la ciudad, y un funcionario del ayuntamiento,"el padre Putas", las llevaba en una barcaza a la otra orilla del Tormes. Cuando pasaba la Cuaresma, las volvía a traer, y este hecho era un espectátuclo que poco a poco se fue haciendo tradición, ya que iban familias y grupos de amigos y amigas, y pasaban la tarde merendando en la orilla del río esperando a la barca con las putas. Para este evento se hacían los hornazos, y esta tradición sigue aún hoy en vida. Durante la época de Franco, Salamanca era la única ciudad en España, colegios incluidos, que cerraba todo a partir del mediodía, pues toda la gente se iba al campo a pasar la tarde. Y de aquí viene el hornazo. Se suele comer frío, no lo conozco caliente. Mi padre lo hacía muy bueno, con lomo embuchado, huevos duros chorizo...vamos ..una bomba. Además, con la masa tan grasa que tiene, pues la hacen con manteca, muchas veces roja, por eso coge ese colorcillo. Es un poco basto, pienso yo, pero sabe a gloria en el campo.

En la época de Franco al "padre Putas" le llamaban padre Lucas, y esta figura sigue exisitiendo aún. El Lunes de Aguas siempre sale un "padre Lucas" con una cabeza muy grande, como los Cabezones de Castilla, y con una vara en la mano, signo de autoridad. En mis tiempos de niño este padre Lucas nos perseguía dándonos varazos de verdad."


Genial historia, para mí totalmente desconocida, de la que me he enterado por haber probado el hornazo. La de sorpresas que tiene nuestra geografía y que desconocemos el resto de los españoles. Curiosa idea la de mandar fuera de la ciudad a las prostitutas durante la Cuaresma, para prevenir... Luego, según he visto en Wikipedia, los estudiantes no se podían contener e iban a buscarlas a la otra orilla... Las escenas debían ser dantescas. Por suerte los tiempos han cambiado, y la gente peca también en la Cuaresma. Y el Lunes de Aguas, que es el siguiente al Lunes de Pascua, se sigue celebrando en Salamanca capital y provincia, con meriendas al aire libre, con hornazo.

Sigan ilustrándome con historias así. Me encanta. Yo simplemente la comparto, para que nos ilustremos todos.



sábado, 16 de marzo de 2013

Dos horas y media en el aire y en un avión...

El norte y el sur de Europa convergen en un avión. Lufthansa es la metáfora de Europa: esos europeos del norte que les dicen a los del sur cómo han de comportarse. Yo he sentido hoy bochorno y mucha vergüenza ajena. Qué son buenos modales y qué no. Es todo cuestión de la perspectiva.

En mi vuelo de regreso a Hamburgo hoy había una clase de escolares españoles, unos adolescentes de unos 15 ó 16 años con sus dos profesoras. Iban algo alterados, como es lo normal para un grupo de (chavales) españoles. Los españoles hablamos alto, yo la primera, acostumbrados a un país ruidoso en el que hay que hacerse notar. Si encima le sumas el cóctel de hormonas, más la emoción de un viaje al extranjero, y la algarabía de grupo, el ruido que producían pasaba el nivel tolerable por Lufthansa y cualquier ciudadano alemán.

Yo iba absorta en mi lectura pero era imposible no oír los comentarios en diferentes momentos del vuelo: "mira, ésa es mi maleta; la tuya seguro que se queda en tierra, jajaja"; "yo quiero un bocata para comer y no eso"; y una algarabía constante, risas, jaleíllo. Los ciudadanos alemanes que iban sentados detrás de mis hijas estaban alteradísimos, pero yo no les tomé en serio, al igual que a los adolescentes, hasta que el hombre dijo una frase muy típica de aquí en el tono asesino correspondiente: "Könnt Ihr die Klappe halten?", mirando hacia atrás, una especie de "cerrad el pico" o "os podéis callar de una vez", que en alemán suena más fuerte pues en español que te manden callar no es nada grave, pues lo ignoras y punto. Como los chavales producían más ruido que el jubilado indignado, ni le oyeron, o no le entendieron probablemente, por lo que el jubilado se dirigió a la autoridad competente, es decir, al azafato que pasaba por allí. Le rogó que hablase con los profesores. Se disculpó él y la compañera que vino después diciendo que no sabían ni quiénes iban a cargo pues no se habían presentado como clase al entrar al avión. Con ese comentario entendí que eso hubiese sido lo "normal" en Lufthansa, acreditarse como clase y decir "nosotras somos las profesoras responsables para que nos latiguen en caso de no cumplir con nuestra labor".

A todo esto mi hija iba diciendo que el ciudadano ejemplar que llamaba al sur de Europa al orden, no paraba de moverse y darle patadas al asiento. Así son los modélicos ciudadanos: se sienten con poderes de juzgar el comportamiento de los demás pero ellos mismos dan la nota y se comportan como si fuesen únicos en el mundo y no molestaran ellos a nadie. Luego le fue haciendo la pelota al azafato: "el vino blanco era excelente, ¿qué vino tinto me puede recomendar ahora?"; "nosotros llevamos ahora este Rioja, que es excelente, blabla...". Pedantes sabelotodo...

Yo no digo que los chavales no fuesen dando demasiado la nota, pero el alemán con su tontería e improperios también. Todos hemos sido jóvenes, salvo estos perfectos ciudadanos, y si bien la tiranía de la fiesta española, como acertadamente la llama Antonio Múñoz Molina, es a veces insoportable, aseguro que la intransigencia de gente así me resulta agraviante. Así que yo iba en ese avión meditando sobre Alemania y España, lo diferentes que somos, y lo explosiva que es la mezcla en un avión, que no es otra que la intransigencia en otros niveles de vida aquí en Alemania.

Bienvenida, me digo. Y el martes me conceden la nacionalidad... Me alegra enormemente remover un poco el cotarro... Para que no digan que todos los alemanes "semos asín"...

martes, 12 de marzo de 2013

Desolación II

Se nota tanto la crisis en España que da pena. Las tiendas ofrecen un aspecto desolador, muchas cerradas o a punto de hacerlo. Muchos bares tampoco son lo que eran antes. Escribo esto desde Alcalá de Henares, donde todo está vacío hoy. Es martes, lo sé, pero antes en cualquier bar o restaurante se veían a montones de trabajadores tomando el menú del día. Pero con las cifras del paro subiendo sin parar, se explica que esté todo tan vacío.

Lo poco que queda "funcionando" ofrece cada vez peor calidad. Antes, en cualquier bar el café era bueno, pero hoy día no. Los estiran tanto para no subir los precios o los ponen de inferior calidad, que a veces son brebajes imbebibles. Y veo librerías, y me pregunto quién se puede comprar hoy día libros o música como antes. O ir al cine o al teatro.

Esto va a explotar aún más. No se ha tocado fondo me temo. Si la gente no consume, más tiendas cerrarán, y todo lo que hay detrás. Genial idea la de rescatar bancos para que una vez salvados vuelvan a enriquecerse a costa de la gente. Hay que salvar a la hente de a pie que son los que mueven el día a día de este país y de todos, pero eso no es lo que mandan los cánones de la austeridad. Qué triste.

sábado, 9 de marzo de 2013

Sevilla is different

Sevilla y Madrid son ciudades muy distintas. Esto lo ha dicho hoy mi hija pequeña cuando hemos llegado al centro de Madrid y paseado por él. Tras haber pateado dos días Sevilla, lo ha visto hasta ella y le he dicho que me lo explique. A ver, en Sevilla las casas son de colores, más bajas, y hay palmeras y naranjos, me ha dicho. Efectivamente, es distinto, y es que si no no sería Sevilla. A mí me encanta el acento. Me ha sorprendido, aunque no sé por qué la devoción extrema de la ciudad: la cantidad de iglesias, las imágenes con vírgenes llorando, cristoa crucificados. Sin eso no sería tampoco Sevilla. No iré nunca en Semana Santa, pues la ciudad debe estar en éxtasis, pero la Plaza España, preciosísima, el maravilloso Alcázar se pueden ver siempre. Hasta a comienzos de marzo y con mucha lluvia. Sevilla es una maravilla y no es solo por la rima.













miércoles, 6 de marzo de 2013

Desolación

Llegas a Barajas y las maletas de tu vuelo tardan más de media hora en salir. Obviamente no hay personal suficiente y no dan a basto. Ni siquiera dan explicaciones, y todos, alemanes incluidos esperamos estoicamente. En Madrid hay salidas de metro cerradas, escaleras mecánicas que no funcionan y que parece su estado permanente. Si pierdes un metro te tocará esperar 10 minutos en hora punta cuando antes pasaban cada 3 minutos. En el autobús la asfixia es insoportable y no puede ser de otra manera puesto que el termómetro marca 35 grados, una locura. El centro de Madrid parece desolado. Han cerrado muchas tiendas y proliferan las de ropa y calzado de China o a saber.

Pero lo no cambia es el mangoneo. Hoy me ha pasado lo de siempre: te olvidas algo en un sitio, y cuando vuelvas no está. Me probé una pulsera en el Barrio Salamanca en una tienda, y dos horas después me acordé de que me quité la muñequera que llevo para la tendinitis desde hace 3 meses: una muñequera ortopédica, del tamaño de mi mano, ya usadísima. Volví y nadie sabía nada. El colmo de la ruindad coger algo así. Aquí nadie devuelve nada. Todavía los millones de Bárcenas, pero el agenciarse todo lo ajeno está en el ADN de este país, lo siento. La semana pasada perdí un pendiente en el supermercado de Hamburgo de al lado de mi casa, volví y la cajera me lo dio.

En fin. Voy a cenar un buen jamón. Eso también es único.

domingo, 3 de marzo de 2013

Las ventajas de un blog

A veces, cuando no escribo dos días en este blog, me parece que ha pasado una eternidad, pero sobre todo montones de cosas. He tenido dos días muy positivos: para los que hemos tomado medicación para los nervios es un gran día el momento en el que tu médico te dice que te quita las pastillas, porque piensa que no los necesitas más. Y es cierto que tras tres días sin tomarlos, pienso que puedo sin ellos. Así que de un día para otro, dejas de tomarte esa pastillita que te hizo una "piel más dura", como dicen los alemanes, y espero que el grosor de la misma se mantenga. Durante el tiempo que las he tomado, hasta me alegré el par de veces que me afectaron ciertas cosas, como signo de que no me estaban haciendo insensible del todo. Y además de dejar las pastillas, ayer fui a recuperar el dinero robado a mi hija, como conté que ocurrió, en lo que fue otro momento desagradable, pero necesario, pero por la noche tuve el placer de ver a un amigo mío, uno que conocí en un blog...

Lo de internet es un chollo. No sé por qué hay tantos detractores. Yo he conocido a gente estupenda a través del ciberespacio. En internet no hay menos impresentables que en la vida real, y a esos los evitas en una y otra parte. Incluso en la vida real son peores aún, pues los tienes delante. Pero a la gente estupenda, sería una pena dejarla en el ciberespacio y no hacerlos reales. Uno de ellos es mi amigo Nacho, que conocí a través de mi blog anterior el verano pasado. Vive a 100 km de Hamburgo. Nos carteamos, o mejor dicho, nos escribimos correos electrónicos, y podemos compartir experiencias de españoles antediluvianos en Alemania. En el restaurante español en el que cenamos ayer, la camarera de Móstoles, y el chaval de las Canarias, nos parecían jovenzuelos en estas tierras. Pero qué más da. Ya quisieran muchos estar y ser como está y es él, después de lo mucho que ha vivido en su vida. Y yo, después de lo que he vivido en mis últimos seis años, muchísimas cosas malas, le veo a él, y me pido ser y estar así en unos años, o quizá ya mismo, en cuanto termine de pasar el vendaval. Admiro a Nacho y a otro amigo que conocí en internet hace ya dos años y que también me ha ayudado muchísimo en tiempos difíciles.

Al final no van a haber sido las pastillas. Estoy segura. Por eso, aunque hoy el domingo se haya torcido por motivos que no voy a airear y me hayan amargado el día, repito que no necesito las pastillas. Creo haber logrado una estabilidad suficiente como para seguir "sola". Y mientras el tiempo pasa y comience mi nueva vida, que ésa sí que es la solución a muchos problemas, me largo unos días a mi tierra. Necesito más que nunca respirar aire madrileño y estar con los míos. Es grande sin embargo saber que aquí hay gente como Nacho, que se ponen al mundo por montera, y que tras un palo muy gordo en su vida, mantiene un espíritu que ya quisieran muchos que viven amargados negando cosas incambiables.