sábado, 31 de diciembre de 2011

Fin de año

Solazo en Madrid para terminar el año. Hace frío pero el sol compensa y la luz es vida. Semana turística en mi tierra, porque ahora que mis hijas crecen tienen que conocer bien su segunda tierra, que aunque no lo sea de nacimiento sí que de identidad. Madrid en invierno es muy distinto a Hamburgo en estas semanas. El cielo sigue siendo de un azul infinito, y el sol tiene fuerza, en invierno también, tanta, que apetece salir y entrar igual, no como en otras latitudes, en las que salimos pero porque hay que hacerlo. Todo el mundo habla de crisis, pero en muchos lugares no se nota. O será porque los mismos de seimpre no la tienen, y los que la tienen se dicen que ahora es Navidad, y que ya vendrá la cuesta de enero. Y mientras tanto la gente gasta, regala, come como nunca, y enero dirá.

La Navidad madrileña tiene sus clásicos también, como Cortilanda, los belenes por muchos sitios, el mercado de artesanía de Plaza de España, y la luces en tantas calles. La globalización se hace notar en las muchas pistas de patinaje, pero en las que se ve la organización española. Echan a una marabunta de críos y los márgenes de tiempo para patinar son más elásticos de lo que has pagado, pues la media hora, se convierte en casi una hora. En Alemania darían a una cantidad de críos patines naranjas y a otros azules para delimitar el tiempo y que no patine nadie ni un minuto de más. Me llama la atención toda la semana la cantidad de gente que haz por todas partes, y que todos parezcamos hacer lo mismo. Cuando llegas al Vips a comer con tus hijos, y ves la cola que hay y el escándalo dentro, te das cuenta que de original tienes poco, y que estas actividades de relajo para toda la familia son más un agotamiento colectivo. Pero algo hay que hacer.

¿Qué tal una excursión a Segovia? Qué bonito el acueducto, y qué bien puestas las piedras desde hace 2000 años, pues ahí sigue. Seguramente los romanos cuando lo construyeron sabían que a finales del 2011 montones de turistas estaríamos haciendo fotos a sus pies. Había montones de turistas extranjeros por toda la ciudad, las calles, las plazas, el Alcázar. El Palacio de la Granja estaba impresionante con la luz invernal, y en tiempos de crisis ese palacio, por mucho que lleve siglos ahí, parece un despropósito aún mayor. Los tapices bien valen una visita, y yo no los recordaba. Los jardines sí, y sus fuentes. Y ahí sigue todo, aunque el acueducto tiene más mérito, pues con oro casi todo se compra.

No la nieve, pues no hay nada en la sierra, y la minipista con nieve artificial es otro despropósito. El frío era de nieve, pero estaba todo vacío, pues de haber nevado, ayer hubiesen colgado el cartel de "lleno" en el Puerto de Navacerrada, y sin embargo subimos en las telesillas vacías.

Y como no haz nieve, hay que ocupar las ciudades. Madrid también está lleno de turistas guiris, como nosotros, y muchos se comerán las uvas en plena Puerta del Sol, como yo lo haría si fuese una turista en regla. Pero yo soy de esta tierra, por lo que las comeré con los míos. Curiosas estas costumbres de fin de año. Lo de las uvas tiene su gracia, no se crean que no. A los alemanes les divierte que entremos al año nuevo masticando y deseando feliz año nuevo con la boca llena. Ellos se comen sus Berliner, unos bollos típicos, pero no con campanadas, sino a lo largo de la noche; los holandeses sus oliebollen, otros bollos, pero también a lo largo del día. Pero todos haremos algo común, cerrar un año que en general no ha sido muy bueno para la mayoría y entrar en otro que esperamos que sea mejor. Y eso justo les deseo a todos: que sea (aún) mejor, ¡por favor, 2012!

domingo, 25 de diciembre de 2011

Lo que me pido

Curioso. Es la primera vez que he abierto esta plantilla y se me ha quedado la mente en blanco. Como en realidad quería despedirme por unos días, tampoco pasa nada si hoy no analizo ni el discurso del Rey, ni el del Presidente alemán, teniendo ambos tanto que explicar y que han hecho solo alusiones a sus asuntillos. Tampoco he comentado esta semana sobre el nuevo gobierno español, y al que echaré un vistacillo más de cerca a partir de mañana lunes; ni he dicho que ya está claro por qué Soraya Sáez de Santamaría ha renunciado a su baja maternal: pudiéndose ocupar de todo el servicio secreto, como para ocuparse cuatro meses de su hijo a tiempo completo. No he hecho mención a que estas Navidades no ha nevado en Hamburgo, tras las dos pasadas en las que estuvimos congelados. A mí me parece bien así, Navidad a 10°C, pues no soy avariciosa en cuanto a temperaturas bajas, pero sé que a muchos se les ha aguado su idilio navideño. Tampoco voy a relatar detenidamente que ayer se murió Johannes Heesters, un actor y cantante holandés afincado en Alemania, que eligió Nochebuena para morirse a sus 108 años, y que era una figura controvertida por haber actuado y hecho carrera en la época de los nazis, y que ha seguido actuando hasta hace bien poquito.

No, tan solo relato que me he pasado el día de Navidad haciendo maletas, y que la Navidad además de ser la fiesta de la paz y del amor, son los días en los que las madres no podemos ni con el pelo, o yo al menos, pues no me gusta generalizar. Yo he llegado agotada, y sigo agotada, y ahora cambio de aires unos días, yendo a mi pueblo, a Madrid. Como estas navidades las he observado aquí con lupa, ahora haré lo mismo con las de España. Mis alumnos me preguntaron que si me tocase la lotería, que si volvería a mis clases. Les dije que sí, que no lo dudasen. Encima no me ha tocado, por lo que tampoco me lo tengo que plantear. Así que volveré tras revivir el día de Reyes, que es mi favorito de toda la Navidad española. Yo me conformo con volver descansada y llena de ideas. Más no le pido a los Reyes Magos.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Feliz Navidad

Hay lo menos 1001 formas de pasar las Navidades, pero cada uno tendrá la suya: su menú, sus costumbres y sus ritos. Mi hija pequeña no hace más que decirme que hagamos todo "como todos los años", la misma hora de cenar, todo, no sea que no sea lo mismo, y se nos fastidien las fiestas. Porque la Navidad es eso. Por eso nos gusta volver a nuestros orígenes esos días, por eso celebramos con nuestros padres, como antaño, por eso repetimos los mismos ritos un año y otro.

En Alemania empiezan a silenciar las calles, pues se comienza a celebrar a las dos o tres de la tarde. Como los horarios de comida aquí son flexibles, unos cenarán a las cinco, otros a las ocho, y los regalos serán lo más importante del día, junto con el árbol, que hasta hoy no lo ponen y decoran. A sus pies la familia, reparte los regalos. Hay varias películas clásicas de la Navidad que la televisión repite año tras año y que yo veré ahora con mis hijas, para sentir que hoy es Nochebuena. La obligatoria es una versión algo diferente de Cenicienta, llamada "Tres avellanas para Cenicienta", Drei Haselnüsse für Aschenbrödel, una versión checa de 1973 que es todo un clásico en Navidad. La veremos ahora, y en cuanto termine, abriremos los regalos. Hoy se terminó el calendario de Adviento, algo que apena a los niños pues se acaba la fiesta al llegar el día, algo extraño en la Navidad alemana, pero hoy darán grandes saltos de emoción, más aún.

La Navidad es esa fiesta de paz y amor y consumo. Hasta ayer me siguieron llegando correos de publicidad de que todavía estaba a tiempo de pedir un vale en Amazon, o sitios así. Anteriormente me llegaron a diario montones de correos diciéndome que hasta hoy puede usted hacer un pedido y llegará todo a tiempo para Nochebuena. El niño alemán medio recibe hasta 250 € en regalos, he visto en varios sitios, y estoy escandalizada. Eso significa que muchos reciben más y muchos ni llegarán . Vivimos en una época en la que sabemos el precio de todo pero no del valor de las cosas. Yo empiezo a pensar que el mejor regalo es el tiempo: hacer cosas con tus hijos. Lo material se les olvidará más adelante, pero las vivencias juntos no. Ayer yo, con todo lo que tenía que hacer, en uno de esos días en los que cuando te levantas dices: "por dónde empiezo" y sin embargo cuando salieron mis hijas del colegio, hicimos unos cuantos recados, para luego ir a patinar sobre hielo, como les prometí el otro día en uno de esos momentos en los que dices cosas sin pensar en todo lo que tendrás que hacer. Pero ayer me dio igual, y pensé que en unos años no me acordaré de si estaba la casa sucia o no y la ropa sin planchar, pero que recordaré siempre que el día antes de Nochebuena las llevé patinar. La rutina no nos llena la vida, ni el estrés, ni las carreras, ni el no llegar. Sino los momentos importantes, ya sean jugar al parchís, o ver una película. Por cierto, ya ha empezado y tengo que dejarles. Que pasen una buena noche, desde donde quiera que me lean, y que se reserven unos minutos de tranquilidad para sí mismos y los suyos. Feliz Navidad a todos y un abrazo.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Más luz

Titulo este post con la traducción del "Mehr Licht" que ya utilicé en otro blog hace dos años en referencia a las últimas palabras de Goethe antes de morir, y que aplican estos días en los que traspasamos las tinieblas, y empezamos a caminar hacia más luz, una vez pasado el solsticio de invierno del día 21, el día más corto del año, y que a mí me llena de alegría, por dirigirnos otra vez hacia la luz de los días más largos.

Pero es que además va apareciendo luz por todas partes, para atar cabos pendientes. Por fin Wulff, el presidente alemán, habló, y admite errores, pero dice que no se va. Que su trabajo es lo primero. Lo malo es que salen a la luz detalles muy desagradables, como que el crédito sí que se lo dio el empresario y no su mujer, aunque fuese la que lo firmó, y que se ahorró lo menos 150.000 € en intereses; el domingo supimos además que se fue de vacaciones varias veces a casas prestadas por empresarios "amigos" suyos. El diario sensacionalista Bild tituló el otro día la portada con "el gorrón de las vacaciones" o algo así. Seguro que esos empresarios le prestaron a él y su flamante esposa sus casas sin ningún otro interés, por supuesto. Pero Wulff dijo ayer que él tiene muy buenos amigos y que eso es le imprescindible como persona, y para demostrarlo puso más luz al asunto despidiendo a su portavoz, alguien al que había calificado anteriormente como su hermano siamés. Lo rápido que se acaban las amistades a veces...

Más genial áun me parece lo que acabo de leer, que es la prueba de que en este país a veces se piensan las cosas con los pies y que el ánimo de control no les toca a los que debería. La ciudad de Hamburgo obliga este año a los empleados del servicio de basuras a apuntar en una lista los regalos o aguinaldos que les hayan dado. Es para evitar la corrupción. Ah, hay que empezar por abajo, claro, ya que seguro que esa gente son un peligro si se les corrompe: podrían vaciar antes el cubo de la basura de alguna casa, y hacer la vista gorda si el cubo está demasiado lleno y los ciudadanos no han separado bien la basura. ¡Peligro inminente de corrupción y hay que atacar! Menos peligrosos son los presidentes de estado que aceptan favores que les ahorran miles y miles de euros en créditos y vacaciones. Dónde vamos a ir a parar. Menos mal que llega la Nochebuena y nos da luz con todo. Ya hemos ganado lo menos dos minutos, con respecto al día 21. A ver si el discurso navideño de Wulff nos da más información o si tenemos que mirar también si los carteros son sobornables, o los encargados del alumbrado, sin los que no tendríamos luz nadie.

jueves, 22 de diciembre de 2011

El perfecto brebaje navideño

Como muchos me vienen preguntando (extrañados) sobre el vino caliente tan típico en Alemania en esta época del año, y me acaba de caer en las manos la receta perfecta para hacerlo, según la descripción, la tecleo aquí de inmediato, para que no se me pierda, y así, mis seguidores, podrán hacerse una idea de a qué puede saber ese brebaje, o mejor aún, realizarlo ellos mismos, y dejarse llevar por los sabores del norte de Europa en estas fechas. Los escandinavos beben bebidas parecidas, y la globalización está llevando Glühwein por el mundo a través de los supermercados descuento alemanes. Pero yo no me fiaría y lo haría yo misma, algo que no he hecho jamás, pero ahora tengo la receta y la exporto al mundo:

En una cacerola poner
0,7 litros de vino tino (atención, pone en la receta que uno que se bebería uno también, que no sea demasiado peleón, no hace falta que sea un Ribera del Duero, pero ya me entienden...),
tres clavos,
canela en rama,
anis estrellado
y un par de granos de pimienta.
Calentar con cuidado porque el Glühwein no puede cocer, ya que se evaporaría el alcohol (y eso no se puede permitir) y las especias cambiarían su sabor.
Cortar un limón y una naraja en rodajas (que sean bio; lo pone en la receta y eso es importante), echar,
y dejar reposar 10 minutos. [Luego se sirve sin naraja o limón o ninguna especia]
Al que le guste más dulce, puede echar algo de azúcar. 
Prost!

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Preguntas navideñas

A las ocho de la mañana he luchado por un aparcamiento en el mercado, que estaba ya a tope y montones de coches daban vueltas, como yo, buscando uno. Cuando me fui, a las nueve y pico, había hasta caravana en los alrededores. Colas y más colas, salvo en el puesto del pescado, lo menos consumido aquí estas fechas. La gente se decanta más por pavos y gansos, el menú estrella. Mujeres con listas inmensas comentando que ya habían puesto unas cuantas bolsas en el coche, y que iban a por la segunda ronda. Los comerciantes más sonrientes que nunca. Y algún espontáneo como yo, que decide mientras compra el menú navideño, al tuntún, y sabiendo que me olvido de algo más que seguro.

Todos los años me ocurre lo mismo: días antes me planteo probar algo nuevo, como hacer un ganso por primera vez, por ejemplo, o un pavo relleno de algo. Pero pienso en mis hijas y en la posibilidad de estar trabajando horas en la cocina, para que luego me digan que por qué no he hecho lo de todos los años, el corderito, que es algo seguro. Ayer lo estuvimos hablando, y más o menos me dieron a entender que no me complique: "ah, entonces unos macarrones con tomate y punto", y no se crean que dijeron que no. Pero volvieron a insistir en que haga cordero, que es tradición... Cuando me vienen con las tradiciones, me convencen, no sea que se vayan a aguar las fiestas por saltarnos una costumbre fija, pero siempre me queda la impresión de que comemos lo mismo. Si al rollo del "qué comemos hoy" le sumamos el "qué cenamos en Nochebuena", termino por envidiar a la gente llena de ideas que es capaz de hacer algo distinto cada año. Anoche estuve hojeando alguna revista y libros de cocina. ¿Por qué mi mesa nunca parece como la de las revistas, tan elegantes y perfectas? ¿Por qué mis menús no parecen tan exquisitos? Nos venden por todas partes unas Navidades tan perfectas, con gente engalanada para estar en casa, y mesas tan maravillosas, tanto en películas como en prensa, que todo lo demás parecerán intentos

El qué regalar es otra pregunta peliaguda. El menor problema son los críos, que tienen listas interminables, pero a los que además tendrás que convencer de que todo no va a ser posible. Lo peor es quebrarte la cabeza para gente que lo tiene todo, y yo lo odio. En casos así me sale el sentido práctico: o vales o cosas para comer. El resto son tonterías. Pero la gente compra y compra estos días, como si les fuese en ello la vida. Las tiendas se desbordan estos días, pero el martes, tras los festivos (en Alemania el 26 también es fiesta), las tiendas se vendrán abajo otra vez con gente cambiando regalos, o con los que recibieron vales o dinero, para comprarse lo ansiado. Y ya puestos a quebrarse la cabeza, en la radio, mientras buscaba aparcamiento en el mercado, iba oyendo los consejos para empaquetar los regalos de manera espectacular, con referencias a videos en internet. Por si no fuera suficiente romperte la cabeza sobre el contenido, solo faltaba que te la rompas por el empaquetamiento. Todo show.

Así que voy respondiendo todas estas preguntas a mi manera, tratantado de contentar a todos, pero poniendo mi toque "tradicional", es decir, dándole ese puntito de improvisación que no va nada con el carácter de aquí. Así, en el mercado, recordé una receta que vi anoche, y sin recordar para nada las cantidades, ni todos los ingredientes, he comprado queso de roquefort, que con manzanas y peras, al horno, me servirán para hacer un primer plato nuevo, y allá quien no lo coma, yo al menos me sentiré rompedora y una estrella.

martes, 20 de diciembre de 2011

Lluvia de millones

En plena crisis del euro, que no es del euro en realidad, sino del sistema financiero y de cómo está concebido, existe otro tipo de euro, el llamado "Raúl-Euro", el 'euro de (o para) Raúl'. Curioso término, del que acabo de leer en la prensa del día. Al futbolista Raúl se le acaba el contrato con el Schalke al final de esta temporada, y como les está saliendo muy rentable por todos los goles que marca y los éxitos logrados con él, debido a la suma que supondría quedárselo, un antiguo expresidente del Schalke, Günter Siebert, que ya en 1974 introdujo un marco en el precio de las entradas de los partidos para el traspaso de un jugador, propone hacer lo mismo con Raúl. Pero el salario de 6 millones anuales de éste, no los sacan tan fácilmente como los 700.000 DM que se necesitaban entonces y de los que sacaron casi 600.000 DM subiendo un marco el precio de las entradas normales, y dos para las de la tribuna. En el partido del fin de semana de la Bundesliga, Raúl marcó tres goles contra el Werder Bremen, y por eso es el momento de empezar a cavilar... Pero aquí en Alemania no se suelen pagar esas sumas desorbitadas por traspasos de jugadores como el derroche de la liga española, aunque ya lo estén haciendo y otros cobren "suficiente" también. Se verá.

Hablando de millones, es el momento de pensar en otros que se reparten con frenesí en España, una vez gastados previamente por la gente en la compra de décimos. La Lotería de Navidad española es un fenómeno sociológico y cultural que no tiene parangón en el mundo. Llevo unos días hablando de ello en mis clases y mostrándoles videos a mis alumnos del sorteo, y las reacciones han sido muy variadas: desde sorpresa, risas, a escarnio de que asociemos la Navidad con el reparto de millones con tanta alevosía y premeditación. Yo les he explicado que para mí, las voces de los niños que cantan los premios de la lotería, es como el olor de las galletitas y del vinito caliente para ellos en Adviento, algo que seguían sin entender, y que se me pone hasta la carne de gallina y me emociono, como emigrada. Pero sí que es cierto que si nos paramos un minuto a pensar fríamente sobre nuestra lotería, deberíamos darnos cuenta de que es una locura; pero como lo es colectiva, nos entregamos a ella. Les mostré el anuncio de la lotería, luego imágenes del sorteo, y las celebraciones en las calles después, algo impensable en Alemania. Aquí, quien gana en la lotería, se mantiene en el anonimato, y jamás saldría en televisión dando saltos con el décimo en mano. Les dije que por eso a mí los sorteos en Alemania me parecen aburridísimos, con el bombo dando vueltas y una voz que parece en off diciendo los números (eso lo entendieron) y luego la frasecita en el telediario alemán de que "estos datos, son, como siempre, sin garantía", la frase estándar con la que ni la televisión se compromete a que los números que dan como ganadores sean los correctos, no sea que les venga alguien reclamando.

Pero para millones los que les caen aquí a los comercios en el negocio navideño. Ayer, lunes por la mañana, estaba el centro comercial que hay cerquita de mi casa, uno de los más opulentos de Hamburgo, tan lleno que daba espanto. Yo me preguntaba lo típico en estos casos: que dónde está en la crisis, que aquí en Alemania fue efímera, aunque siguen recortando, porque de algún lado tienen que sacar el dinero que despilfarran en otras cosas. Pero como aquí son unos agonías, seguro que luego dirán, como venían anunciando antes, que no se ha vendido todo lo que esperaban (o querían). ¿Más aún? El otro día estaba también Saturn que se venía abajo, y teniendo en cuenta que ahí no venden cosas baratitas, salvo CDs y películas, supongo que todos recibirán algún aparato multimedia último modelo. Pero es que está todo lleno, como observé ayer: joyerías, librerías, tiendas de ropa, todo. Aquí el sábado, en Nochebuena, se darán los regalos, y lo del tío Paco con las rebajas o la cuesta de enero es algo que no se conoce aquí, salvo el "tiempo de los pepinos agrios", Sauregurkenzeit, que no es un apretarse el cinturón tras el frenesí navideño, sino más bien la época de calma en el comercio en el verano, cuando la gente está de vacaciones, o en épocas bajas. Pero en todo eso no piensa nadie ahora, cuando lo mejor está aún por llegar.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Una Jane Eyre sorprendente

Me produce placer ir al cine sin esperarme nada especial, y que me sorprenda la película. Eso me ocurrió el viernes con la nueva adaptación del clásico Jane Eyre. No habiendo leído el libro, y sin recordar haber visto ninguna de sus adaptaciones al cine, esperaba algo más convencional, más pastelero o esperable. La historia de la huérfana Jane, a la que la vida, a sus 19 años no ha tratado nada bien, desde la tía que la odiaba y que la acabó mandando a un internado, donde eran maltratadas las niñas, hasta el momento en que consigue salir de ahí, y retomar su vida en solitario. Entonces se convierte en institutriz de la niña que un rico tiene en tutela. Ella conoce al señor de la casa en el bosque, cuando éste cae del caballo y ella le ayuda, sin saber que es él. Con el tiempo se enamorarán, y las barreras sociales serán más un problema para Jane que para el señor, que tiene mucho que ocultar. A punto de casarse ambos, la tragedia aparece otra vez en la vida de Jane, y continuará hasta el final de la película, que a pesar de todo tiene final "feliz". No cuento más del argumento, para no fastidiársela al que quiera verla, porque es obvio que la recomiendo por lo siguiente: por su modernidad incluso siendo de época, la victoriana; por sus personajes, tan bien trabajados, con unos actores desconocidos (salvo Judi Dench) que bordan su papel; porque es una forma estupenda de acercarse a este clásico, para los que como yo, no lo hayan leído. La novela Jane Eyre fue publicada en vida de Charlotte Brontë, todo un hito para una mujer dedicada a la escritura en 1847. Resulta muy feminista para la época: la protagonista acepta todos los golpes que le da la vida, pero no se doblega, cree en sus principios, y lucha hasta el final por ellos; es capaz de renunciar al amor de Rochester, por no perder su dignidad, al ser siempre consciente de su condición de pobre, y peor aún, de pobre y mujer. Ser mujer no ha sido nunca fácil, y en aquella época o eras rica y entonces tu objetivo era casarte con un buen partido, para entonces explayarte en tu vida de rica tratando mal a todos tus súbditos, o eras una de ésas que servían a los ricos y que tenían que tragar con todo, durante toda tu vida. Ninguna buena época para ser mujer, ni en uno u otro papel. Prefiero ser una mujer de hoy que puede ir al cine cuando le da la gana. No se la pierdan.

sábado, 17 de diciembre de 2011

El más nuevo

Seguimos de mercados. Este año me falta ir con boli y bloc de notas, pero me llevo la información en la mente. Estoy realizando un estudio de campo de todos los mercados de Hamburgo, y probando los vinitos calientes de unos y otros. Aunque no son los vinitos lo más importante, el de hoy diría que se llevó la palma, o a lo mejor es que yo estaba especialmente helada viendo patinar sobre hielo a mis hijas. La pequeña lo hizo por primera vez, y consiguió aprender. No se parece a su intrépida madre, pero en los últimos años supe de dos mujeres que se rompieron la muñeca un par de días antes de Navidad patinando, y no quiero improvisar algo así estos días y jorobarme la Navidad.

Pero volvamos a los mercadillos. Hoy le ha tocado al más nuevo, el de la HafenCity. En su segunda edición, debe seguir siendo muy desconocido, pues para ser sábado tarde estaba bastante vacío. Se encuentra en uno de los últimos vecindarios construidos en la propia HafenCity, donde todo es nuevo, pero siempre existe la "parte (más) nueva". El mercado de Navidad es básico: un puesto de salchichas, uno de vinito caliente, uno de dulces, uno de sombreros, uno de tapas, un tiovivo y ya está. Pero lo mejor de todo es la pista para patinar sobre hielo, que, dada la falta de gente, han tenido mis hijas para ellas solas casi todo el tiempo. El mercado, como anuncia la página web de la HafenCity, está a 800 m del ayuntamiento, y sin embargo parece quedar muy lejos del mundo. En comparación del gentío del mercadillo de aquél, el de la HafenCity parece íntimo. Resulta minimalista, como el barrio, al que aunque esté quedando precioso le falta vida. Pero se agradece ver un mercado de Navidad en plan tranquilo y sin el gentío del centro. Cabe esperar si irá ganando vida en los próximos años, o se queda así siempre, con el estilo del barrio tan perfecto y reluciente.
Y de camino al coche, descubrí este puente, que lleva ahí mucho tiempo, aunque supongo que menos que los antiguos almacenes del puerto, que se construyeron hace más de cien años. Es un puente que uniría lo nuevo y lo viejo, que se dan la mano aquí como en ningún lugar de la ciudad: en una acera está la Speicherstadt, los antiguos almacenes del puerto que siguen usándose, y en la de enfrente la HafenCity y todo lo nuevo, al ladito, tan cerca pero tan lejos.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Qué circo

Cada vez me produce más estupor el circo que nos ofrecen nuestros representantes públicos, cuando nosotros lo único que queremos es que hagan su trabajo, y nada más. Es vergonzoso que muchos se aprovechen de las influencias y contactos que tienen para enriquecerse y gozar de beneficios de los que el ciudadano de a pie no puede ni soñar siquiera, pues a él no se le conceden ni esa confianza ni libertad de movimientos. Que por sus puestos tengan contactos y facilidades que no tiene cualquiera, es algo asumido, pero que posean la desvergüenza de aprovecharse de eso para su beneficio propio, resulta denigrante para el resto, y más en los tiempos que corren.

El juicio a Camps me produce tal sensación vomitiva que prefiero casi ni comentar. Pero he dicho "casi". Es un éxito que ese señor, si es que se le puede llamar así, haya llegado a juicio, y pienso que nos deberían ahorrar su chulería, pues es más de lo que cualquiera, salvos sus súbditos, puede soportar. Pienso que un juicio así debería realizarse bajo secreto de sumario, y presentar al final un acta a la opinión pública con los delitos y penas. No estoy siguiendo el jucio, ni lo voy a hacer, pues espero que la justicia sentencie lo adecuado, pero me bastó con ver el video de la llamada que le hizo Camps al "Bigotes", diciendo que serían amigos para toda la vida, cuando antes había dicho no conocerle. Y recordemos ante todo, algo que mucha gente olvida: que el caso Gürtel es más que unos trajes.

Ayer el expresidente francés, Chirac, fue condenado a dos años por corrupción durante su mandato como alcalde de París. No irá a la cárcel (qué facilidades tiene esta gente) pero ahí queda la sentencia. De Urdangarín me remito a las pruebas, como el hecho de que el Museo de Cera haya retirado su figura. Si ya es horrible que te inmortalicen en un museo así, peor aún es que te retiren de esta manera. Ya solo le queda la expulsión real de la Casa Real, que parece volver a la realidad, y darse cuenta de que la cosa es muy seria. Si ellos se distancian ya del yerno real, cabe la posibilidad de que los delitos sean más graves de lo que sabe la ciudadanía.

Pero no se crean que aquí en Alemania no ocurren cosas así. Esta semana el presidente alemán Christian Wulff está contra las cuerdas y ayer por fin se pronunció frente al escándalo en el que está metido. En su época de presidente del Estado Federal de Baja Sajonia obtuvo un crédito de medio millón de euros de la mujer de un empresario para financiar la compra de su casa. Cuando se le preguntó en el Parlamento de Baja Sajonia si conocía a ese señor, él negó que lo conociese, lo cual es imposible, y calló lo del crédito. Al parecer luego llevó a ese empresario en algún viaje de negocios. Durante días ha callado, pero ayer dijo que reconoce que actuó mal, pero que como era un asunto privado, que no ocultó tampoco información. En cualquier caso todavía tiene mucho que explicar, pues además obtuvo ese crédito con intereses más bajos de los habituales. Y su figura queda muy dañada. Uno más, ¿no? Pero el problema es que cada caso en adición es más de lo que podemos soportar, y sin embargo sabemos que esto no se va a acabar nunca. ¿O no se dice eso de que "Dios no nos dé todo lo que somos capaces de soportar"?

martes, 13 de diciembre de 2011

Estoy entusiasmada

A veces las soluciones vienen solas, y de la manera más práctica que hayamos imaginado. Hoy a la una y algo, cuando nos bajábamos del coche mi hija y yo al volver de recogerla del cole, mi vecina de al lado hacía lo mismo con su hija, y en ese momento pronunció la frase mágica: "Natalia, ven a ver lo que tenemos en casa", con voz de misterio... Mi hija se acercó, entró y muda se quedó cuando vio a un perrito precioso, un cachorrillo de 8 semanas que vive con ellos desde ayer. La "marca" del perro no sé cuál es (yo llamo así a las razas), pero es monísimo, la verdad. Mi hija me abrazó hasta a mí de la emoción que tenía al verlo, y le cogió, lo acarició y estuvo un rato con él. Al entrar en nuestra casa ambas, me pregunta: "Mamá, ¿nos compras un perro?". Y mi respuesta sigue siendo "NO".

Pero me encanta el perro de los vecinos, todo hay que decirlo, y lo que significa. Es como tener perro sin tenerlo. Mis hijas podrán acariciarlo, cuidarlo si los otros niños se lo dejan alguna tarde que no estén, jugar con él, pasearlo y limpiar sus excrementos  y lo que quieran, y todo esto sin gastos ni de comida, ni de veterinario, ni preocupación de con quién dejarlo cuando nos vamos de vacaciones, ni de tener que pagar un hotel para perros. Todo genial.

Los vecinos ya me solucionaron el "problema" de la cama elástica. Mis hijas querían una y yo decía todo el rato que no, hasta que los vecinos les compraron una a sus hijos. Plantaron una en el jardín, y mis hijas pueden saltar cuando quieran. Es estupendo, sobre todo comprobar que lo de la cama elástica es una emoción para un rato, pero tampoco están todo el día saltando, y yo no tengo que montarla ni desmontarla, ni preocuparme de si niños extraños se parten la crisma, como mi hija, que se partió un brazo saltando en una cama elástica en otra casa. Ahora solo falta que los vecinos se compren conejos, y entonces otro asunto solucionado, pues el tema conejo, aunque remite tras unos meses muy machacones en los que pusieron a su padre de su parte y estuvieron incluso informándose frente a mi voluntad de dama de hierro con estos temas, es un tema muy candente en esta casa.

Ahora mismo se encuentran en la casa vecina, atendiendo al perro, y yo pienso en el Deus ex machina de las obras de teatro: ese ser o personaje que resuelve la trama de una manera imprevista, y todo cae por su propio peso. Aparece el imprevisto, el 'Dios fuera de la máquina' que sale de ella, y me soluciona el cacao. Qué maravilla.

lunes, 12 de diciembre de 2011

La Navidad de Hamburgo en imágenes

Este año veo Navidad por todas partes, y quizá más aún porque además me toca explicar en mis clases cómo se celebra en España, y el contraste no puede ser más obvio. Éste es el mercado de la plaza del Ayuntamiento, el más tradicional y bonito. Es preferible ir de día, porque de noche, cuando está todo iluminado, no se puede andar. Pero los mercados navideños, como hemos sabido estos días, son un lugar peligroso, no vayan a creerse. Concretamente en Berlín hay 10 personas que han sido envenadas por alguien que les ofreció alcohol para brindar con él por el nacimiento de su bebé. Por muy desconocido que fuese el tipo, brindaron con él por ese bebé ficticio, y ya van 10 personas que han terminado en el hospital. Y hoy en Lüneburg, una ciudad muy bonita al sur de Hamburgo, una dependienta del puesto del vinito caliente ha sufrido quemaduras serias, al estar haciendo una Feuerzangenbowle, una especie de queimada. Así que entre tanta luz y fiesta vivimos peligrosamente, no cabe duda. Pero las imágenes son no perjudiciales para la salud. Sigo animando a venir a Alemania en esta época del año, para mí la más bonita para venir en tropel.

El trenecito circula sobre los puestos y las cabezas de los visitantes
El mercado de la Fleetinsel, entre canales.

Cada vez hay más luces, me da la impresión. Éstas no las recuerdo de otros años, o no me fijé.
Este es un centro comercial relativamente nuevo en pleno centro, el Europa Passage. Desde luego que no hay sensación de crisis.
El Alster, el lago de Hamburgo, en todo su esplendor invernal.
Y el mercado más irreverente de la ciudad, el de Santa Pauli, en plena milla del pecado. Éste es uno de los puestos de juguetitos eróticos.

domingo, 11 de diciembre de 2011

El mercado con chispa

No es habitual en mí desaparecer seis días, que tampoco son tantos, de mi blog, sin dejar dicho que lo voy a hacer, como tampoco lo es no escribir "tantos" días cuando no aviso. No me he ido a ninguna parte y mi rutina ha sido más rutinaria que nunca, tanto, que digamos que he tenido la mente en blanco, sin ideas. Se me desvanecieron todas y los muchos temas que tengo siempre en la cabeza, y los borradores de entradas que tengo preparados a medio escribir me parecieron inexistentes. Este fin de semana me he vuelto a encontrar en los mercados de Navidad, que este año estoy estudiando con lupa, y que me hacen más gracia que nunca. Porque he tardado 21 años en darme cuenta de que ésta es la época más bonita del año en Alemania, pues a pesar del frío, salimos y entramos, y disfrutamos de olores, colores, sabores, y nos dejamos llevar por todo eso y más.

De todos los mercadillos, de los que comentaré más, relato la visita al más interesante. Anoche estuve en el más irreverente de la ciudad, el llamado Santa Pauli, por estar en el barrio más gamberro y juerguista de la ciudad, en St. Pauli. El mercadillo ofrece lo que todos: las salchichas, los Schmalzkuchen, una especie de buñuelos pequeñitos con azucar glas, las almendras parecidas a las garrapiñadas, el Glühwein, el vino caliente con especias. Pero pero... teniendo en cuenta que nos encontramos en St. Pauli, algo ha de ser distinto a los demás mercadillos de la ciudad, y lo es. Para empezar cierran más tarde que los otros, más tarde de la una de la mañana, y la oferta de algunos puestos es la típica de la zona. Concretamente había dos de juguetitos eróticos: uno con consoladores, bolas chinas, y más objetos sobre cuyo uso yo hubiese tenido que informarme; y el otro con lo mismo, pero de artesanía. Había un "artesano" de la madera realizando en vivo consoladores de madera de abeto, barnizada después con acabados de diferentes colores, y eran muy bonitos, la verdad sea dicha, y la curiosidad de la gente mucha. Y la carpa de detrás del escenario anunciaba un striptease gratuito, para mayores de 18 años. Por si la gente esperase algún timo, tenían puesta a la entrada la lista de precios de las bebidas, y como eran civilizados, había cola para entrar. Cuando entramos, el espectáculo estaba en marcha: dos chicas en el escenario, que habían cogido a una víctima del público, se estaban desnudando a su lado y le terminaron por meter cubitos en el pantalón. A mí todo esto me lo relataron, pues no veía nada, como suele ocurrirme en todo lo que se presencie de pie en este país, ya sea la comunión de mi hija, o un striptease, la desventaja de ser más baja que la media. Luego vi un baile sobre la barra del bar, que me hizo pensar, como hice otra vez en una sala de table dance, que a los striptease en Alemania les falta chispa; definitivamente les falta algo de gracia. Las de anoche tenían disculpa, pues ante tanta masa dispuesta solo a pagar 2.50 € por un agua mineral o una coca cola, tampoco tienen que sonreír más de la cuenta. Pero fue divertida la experiencia en este mercadillo navideño que ya conocía, pero que inspeccioné más que otras veces. Que no espere nadie fotos del show (ponían que prohibido fotografiar, además), pero mañana, ahora que me he encontrado por los mercadillos navideños, comiendo todo lo arriba mencionado más una buena salchicha anoche, entre puestos de consoladores ecológicos, seguiré con mis reportajes, no solo navideños, aunque parezca que es lo único que me sale últimamente. A lo mejor me falta la chispa, como a las de anoche, pero creo que este fin de semana la he recobrado.

martes, 6 de diciembre de 2011

Nikolaus - Sinterklaas - Papá Noel

En Alemania no se celebra el día de la constitución, ni hoy ni en todo el año, pero menos sería aún, de celebrarse, en estas fechas, en las que solo nos gustan los temas navideños. Hoy es San Nicolás, el Nikolaus alemán, el día que recuerda a San Nicolás de Bari en el que fue el día de su muerte. Era un obispo turco declarado santo por haber ayudado sobre todo a niños y por cuyo "encargo" los padres llenan cada 6 de diciembre las botas de sus hijos de chocolates, nueces, mandarinas y, hoy día, algún que otro regalito más jugoso. Los niños alemanes pusieron sus botas anoche listas para recoger el botín nada más levantarse hoy, y a juzgar por lo que me cuentan mis hijas, algunos exageran con los regalos. Mi hija contaba que a una niña de tercero le han traído una Wii, pues en el cole han intercambiado información, algo imprescindible. Hoy día es normal meter algún regalito más: un libro, un CD, unas pinturas, o algo por el estilo, y yo considero que 15 € por regalo, como mucho, son más que suficientes, al no ser ni festivo y no ser todavía Nochebuena, que vendrá con las dádivas navideñas grandes. Me pregunto qué les traerá el Christkind, o Niño Jesús, y/o el Papá Noel en Nochebuena a esos niños que en un día laborable normal, antes de irse al cole, reciben una Wii por no conformarse el Nikolaus de hoy con dejar chocolates y mandarinas.

Pero lo del Nikolaus es un jaleo, ya que si cambiamos de países, la confusión es total. Al parecer, antes, los regalos se daban el día 6 de diciembre, como sigue siendo la tradición en Holanda, en la noche anterior al día de San Nicolás, pero la reforma protestante cambió el día, y solo quedan esos vestigios en Holanda, y lo de llenar las botas en el día de hoy en Alemania. En Holanda, los regalos gordos se dan en Sinterklaas, que fue ayer por la tarde, y en Navidad no se regalan nada. Así que cada uno hace lo que quiere, y lo de los Reyes, que a mí me parece muy lógico, le choca aquí a la gente, como si fuesen más lógicos estos otros personajes que llenan botas, o el Sinterklaas, que en teoría vive en España, ojo al dato, y que va acompañado de su ayudante negrito, el Zwarte Piet, y llega en barco a Amsterdam unas dos semanas antes y sigue su labor cabalgando su caballo blanco. Curiosas todas estas tradiciones. Los holandeses, además de unas galletitas redondas pequeñas, se comen estos días letras de chocolate gigantes con la letra inicial del nombre, estando los que tienen un nombre que comienza por I claramente perjudicados frente a los que reciben una M. Pero acabo de ver que los fabricantes ha solucionado esta injusticia haciendo la I más gorda y a la M más flaca y el peso sale igual. Así que la discriminación se queda para los que el Nikolaus les trae o una Wii o un CD y unos rotuladores como les he metido yo a una y a otra de mis hijas (una cosa a cada una). Porque las tradiciones están muy bien, y está bien cuidarlas en el país donde vives, pero a colación de esto se me viene la escena a la mente de la maravillosa película Almanya, en la que los niños turcos tratan de que sus padres celebren la Navidad como sus amigos alemanes. Los padres no saben, y ponen un árbol escuchimizado. A mí el Nikolaus me pilla todos los años por sorpresa, y más cuando a la puerta de casa aparecen para mis hijas regalos que colocan los vecinos y yo nunca pongo nada para ellos. Hoy me ha vuelto a pasar.

Pero es que me lío con tanto Nicolás o figuras que traen regalos. El Papá Noel como se conoce en la actualidad no fue más que una de las primeras ocasiones en las que se globalizó el mundo: el anuncio de Coca Cola convirtió al santo Nicolás, el del día de hoy y no a otro, en esa figura vestida de rojo como la conocemos desde entonces. Solo cabe temer que Halloween y sus monstruos acaben por desterrar todas estas tradiciones, que precisamente por lo variadas que son, resultan tan interesantes. Pero en estas cosas, salvo con sumar fiestas que importamos, no desterramos a los personajes que conocemos de toda la vida. Mejor incluimos a otros cuantos más y así sacamos más tajada. A todo esto añado que mis hijas, de doble nacionalidad, y la holandesa, la paterna, por añadidura, suman y añaden tradiciones por donde quiera que vayan, y este mes resulta pero que muy jugoso...

domingo, 4 de diciembre de 2011

Los regresos a los escenarios

Cuando se retiró el ministro Karl-Theodor zu Guttenberg en marzo, estaba claro que iba a volver a dar guerra y no iba a dejar las cosas así. Las personas llenas de moral y sentido de la "justicia", como él, contraatacan, y la culpa de lo ocurrido es siempre de los demás. Y la semana pasada apareció en una conferencia en Canadá con un nuevo look: sin gafas y el pelo ya no engominado sino peinado hacia delante, con flequillo, mucho más moderno. Ha pagado los 20.000 € para que se retiren los cargos contra él a la ayuda contra el cáncer infantil. Lo irónico es que podía pagarse la multa cuando quisiese y eligió el momento que no podía ser más propicio para él: unos días antes de que apareciese su libro en las librerías alemanas, tras una entrevista al periódico semanal Die Zeit, en la que admite errores con su tesis doctoral, pero no un plagio y engaño a conciencia, y se absuelve diciendo que estaba tan estresado que simplemente se le "traspapelaron" las ideas, y que ya no sabía qué eran citas de otros y qué no. Y ha vuelto, criticando a los políticos alemanes en la crisis del euro y a la universidad de Bayreuth, que le quitó su título. Toda la semana ha habido artículos y debates en televisión sobre él preguntando si Alemania necesita a zu Guttenberg. La respuesta es no, es la opinión general. Y por la guerra que ha dado, ha vuelto a salir más suciedad, pues hay gente dispuesta a seguir demostrando que plagió mucho más que su tesis, y que encuentran ahora plagios en discursos que dio hace tiempo. Hay gente que debería quedarse calladita, y más tras haberse puesto en evidencia de tal manera. Al parecer toda su persona era show, como el pelo engominado y las gafas, que como bromeaban en un artículo que leí el otro día, tuvo que entregarlas con el título de doctor. Es que una médica americana le ha dicho ahora que no las necesita. Milagro. Los ciegos ven de repente. Lástima que no vea lo patético que es que necesitase de todas esas mentiras para lanzarse al estrellato y que ahora necesite redimirse públicamente queriendo vender una moral que aplica a todos menos a sí mismo.

Como la que se les aplica a las mujeres y no a los hombres. El debate suscitado por el rápido regreso al trabajo de Soraya Sáez de Santamaría tras haber dado a luz a su hijo, no se habría dado con un hombre jamás. Sarkozy no estuvo en el parto de su hijo porque Merkel y el euro eran más importantes y nadie se lo recriminó. Pero seamos objetivos: con todo lo que Sáez de Santamaría ha echado por la boca en los últimos años, ahora que han ganado las elecciones, como para perderse un reparto de carteras porque haya nacido su hijo. A mí, como mujer que ha dado a luz dos veces, me chocó la vuelta tan rápida, pues 11 días después de dar a luz yo no me consideraba "ministrable", pero a lo mejor estas mujeres del PP son más listas que el resto, y pasan revista a sus maridos como Chacón a las tropas con su tripa de embarazada. Pero ésta última se tomó unas semanas después del parto, que yo considero derecho indispensable para recuperarse. Así que por una parte me digo que ole sus narices por saltarse la moral de todos y la suya propia, probablemente, y no renunciar a nada y volver a los 11 días, pero por otra me da lástima que se salte la obligación de todo empleador de dar a la mujer seis semanas después del parto, por mucho que el empleador sea toda España. Nadie es imprescindible, y menos zu Guttenbergs y los que dan siempre lecciones a los demás y para los que la manga es muy ancha después cuando les toca. Los regresos no son buenos, salvo si es a los escenarios y eres la cantante alemana Ute Lemper y a las seis semanas de dar a luz a tu cuarto hijo, te vas de tourné por toda Europa con tu espectáculo de tangos y te llevas al bebé también junto con una canguro. Está claro que el mundo de la política es como el de la farándula, cada vez estoy más convencida de ello: como caigas en el olvido, por mucho que tu hijo te lo agradezca o no en un futuro, al final te pierdes tu tajada, que es de lo que se trata, además de salvar al mundo, por supuesto. Por eso estábamos todos esperando a zu Guttenberg tras haber tenido que dimitir cuando era ministro por farsante, que no acepta que su momento pasó. Como ha pasado el de Urdangarín ya, y el de todos los que siguen pensando que están tocados por la gracia divina. Al menos la Sáez de Santamaría sabe por qué lo hace y razón tiene.

sábado, 3 de diciembre de 2011

La auténtica Navidad

Al final entiendo de qué va esto. Estamos todos hasta arriba de trabajo y cosas que hacer, y la navidad y todo este ceremonial de aquí nos sirve para recuperar cada año sensaciones conocidas mientras nos sentimos máquinas rutinarias. Mis hijas abren sus calendarios de Adviento, día a día, y se levantan con una alegría inusitada en el madrugar habitual, saltan de la cama como cohetes y abren el paquetito o botita correspondiente. No hay niño que no tenga uno, me dicen, y en clase comentan lo que les ha salido esa mañana. Yo llevo días queriendo escribir de temas "serios", pero me lo impiden tanta luz y Navidad anticipada, que copa mi atención en los momentos en los que me detengo a observar. En la línea de lo que escribí aquí el otro día del Adviento, y de los muchos términos navideños que llevan esa palabra, en mis clases he hablado de esto estos días. Les pregunté que si tuviesen que explicarle a un español que de qué va el Adviento en Alemania, que qué le dirían, y salieron las palabras que yo escribí en mi diccionario de Adviento, para al final, con la pizarra llena de las traducciones de estos términos, decirles que no hay nada de eso en España. Me miraron con compasión, y hasta exclamaron "pobres". Pero como les dije que no nos importa, porque de esa manera nos quitamos el estrés mental que tienen aquí todos, y que lo bueno es si somos capaces de disfrutar de lo que nos ofrece este mes aquí, sin llenarnos el calendario como hace la gente.

Por eso quería iniciar una serie de posts este mes sobre los mercadillos de Hamburgo y con más pistas para disfrutar de Alemania en una de las mejores épocas del año para visitarla. Precisamente porque hoy día el mundo se parece cada vez más, cabe más que nunca disfrutar de lo auténtico de cada país, y Alemania se presenta en estos días de oscuridad y de pocas horas de luz en su cara más alegre, colorida y amable. Merece la pena visitar cualquier parte del país, y darse un paseo por cualquiera de los mercados navideños a lo largo de la geografía. Cada vez tengo más claro que aquí la Navidad tiene lugar durante todo este mes, y los tres días de celebraciones navideñas, el 24, 25 y 26, son mera anécdota, pues se vive mucho más las semanas de antes.

Ayer me enteré de que en Gengenbach, en la Selva Negra, ponen el calendario de Adviento más grande del mundo. El evento atrae a visitantes de todo el mundo. El ayuntamiento va abriendo cada día una de las 24 ventanas de su fachada, hasta completar el espectáculo el día 24:  
Cada año el tema es diferente, y obras de conocidos artistas han aparecido en las ventanitas, entre otros Marc Chagall y Tomi. Creo que ése lugar me lo apunto para el futuro, y aquí queda constancia de ello.