sábado, 29 de noviembre de 2014

Películas sobre películas

Anoche lloré con el final de una serie que he seguido con mis hijas durante casi dos años. No he visto todos los episodios, aunque ellas sí, pero la serie se podía seguir perfectamente aún perdiéndose la mitad de los episodios, y ver algunos o escribiendo posts o leyendo el periódico. La famosa "How I met your mother" va de un padre que les cuenta a sus hijos adolescentes cómo conoció a su madre. Durante nueve temporadas la serie se prolonga hasta el infinito y no es hasta el final que se sabe quién es la madre. Pero el desenlace es más sorprendente que saber el "pequeño detalle" al que quería llegar la serie desde el primer día. Yo lloré lo mío como habrán hecho otros millones de seguidores de la serie. Muchos estaban decepcionados de que no fuera un final feliz. No voy a desvelar lo que ocurre porque así el que quiera verlo se sorprenderá como yo y muchos más, ya que no me lo esperaba. Pero la vida da tantas vueltas que al final hasta lo que parece justicia es una injusticia. Y algunos finales felices son a base de haber llorado más de lo necesario, y ya no se sabe si ha merecido la pena o no. En fin, que son formas diferentes de llegar ya no se sabe ni adónde.

Y hoy, pese a lo esperado no he llorado al volver a ver "Saving Mr. Banks". Cuando vi esta película en el cine el invierno pasado lloré muchísimo. La película, basada en hechos reales sobre cómo se rodó Mary Poppins, me tocó la fibra sensible. Hoy no he llorado, quizá porque me acordaba a la perfección. Para los que, como yo, hayan visto la película de "Mary Poppins" varias veces, "Saving Mr. Banks" explica muchas cosas de la historia que todos conocemos: busca paralelismos entre la obra de la autora del libro en el que se basa la película, Pamela Travers, y su vida. No podemos saber lo que es verdad y lo que no, pero sí que explica cómo Mr. Banks, el padre de los niños protagonistas que sin querer contrata a Mary Poppins como institutriz, se salva al final por sus hijos o lo que es lo mismo gracias a la influencia y el trabajo de Mary Poppins. El padre de la autora no se salvó en la vida real pero en la ficción sí, y ese dolor es lo que trasluce a lo largo de la película sobre la película.

Es lo bueno del arte, en la representación que sea, escrita o visual. Sin él la vida sería mucho más cruel (aún).

miércoles, 26 de noviembre de 2014

La explicación

Esta semana he mostrado en una de mis clases el anuncio de la lotería de este año. Si me gusta el anuncio es porque juega con toda la psicología de lo que significa para los españoles el sorteo, y el comprar lotería aquí y allá por si toca... Y por supuesto que el de este año toca la fibra sensible, por pensar que alguien pueda hacer eso: guardarle un décimo premiado a alguien que no ha podido comprarlo. A todos nos gusta creer en el género humano aunque la vida nos vapulee y nos muestre lo contrario.

Pues bien, los alemanes me hicieron sudar el otro día explicádoles lo que ocurre en el anuncio. No lo pillaban. No entendían qué hacía toda esa gente celebrando junta ni tampoco tanta lágrima. Uno no hacía más que preguntar que por qué había bajado el hombre que no tenía un décimo premiado. Por cortesía hacia sus conocidos, que han ganado, y a los que probablemente vea casi todos los días, les expliqué, para que no piensen que no se alegra por ellos. Pero por qué ha comprado tanta gente ese número, volvían a preguntar. Porque la psicología de la lotería logra que tras ver un día tras otro los décimos en el bar en el que te tomas siempre un café, acabes por comprar uno, para evitar justamente lo que pasa en el anuncio, les dije. No parecían muy convencidos. Estaban más serios que si verdaderamente Antonio, el del bar, no le hubiese guardado un décimo al pobre apenado.

Pero el colmo de la alemanidad me vino cuando uno me explicó todo convencido que seguramente la mujer sabía que el del bar le había guardado un décimo a su marido, y que por eso demostró tanta insistencia al mandarlo al bar. Tuve que reconocer que no me había parado a pensar en tal posibilidad, pero para eso están los alemanes, para encontrar una explicación para todo. Le dije que sí, que podría ser, pero que el anuncio lo deja en el aire. Él estaba convencidísimo de que así era.

En el aire, pienso ahora. Eso no funciona en Alemania, y por eso aquí sería impensable un sorteo así, y mucho menos televisado y con lágrimas. No, si está claro que tiene que haber una explicación para que todos los españoles se dejen llevar año tras año por todo este rito de la lotería, desde el anuncio, hasta el día después, "el de la salud", como me explicaron hace poco, por la frase aquella de "no nos ha tocado pero que al menos tengamos salud". Y que podramos llegar otro año más a otro sorteo de la lotería, y comprar algún décimo, añado yo ahora. Por cierto, yo no llevo ninguno. Claro, como por aquí en ningún bar ni en ninguna parte se ven décimos...

viernes, 21 de noviembre de 2014

Así cualquiera

La Duquesa de Alba ha fallecido hoy y si en algo coinciden todos los medios es en resaltar su carácter rebelde y de haberse puesto siempre el mundo por montera. Vamos a ver, con la pasta que tenía esa señora lo normal es hacer justo eso. Que si siempre fue ella misma, dicen todos, un personaje único. Desde luego. Repito que con tanto dinero uno puede hacer bandera de la propia singularidad y rebeldía, y pasarse todo por el forro. La de tonterías que se dicen. Precisamente si esa señora era quien era, ha sido siempre por su dinero y sus títulos nobiliarios. Así se pone el mundo por montera cuaquiera. Pero dejemos este tema del que tampoco tengo tanto o nada que decir salvo este párrafo, y por lo mucho que me han chirriado hoy esos comentarios. Era tan especial que se compraba ropa en mercadillos y se vestía en plan hippy, he leído hoy, mientras que se podía haber vestido solo con marcas caras. Bueno, muy austera a juzgar por su cantidad de casas y palacios no era. Ah, que era rebelde. Y yo lo iba a dejar...

Para persona singular mi proctólogo. ¿Que porqué paso ahora a este tema tan dispar? Porque lo he visto hoy y no en la consulta. Estaba yo sentada en el taller esperando a que me cambiasen los neumáticos de verano por los de invierno, algo que es aquí obligatorio, cuando le veo llegar con otro hombre, con su voz inconfundible, directo a la máquina de café, que estaba a mi lado. Estuve a punto de saludarlo, pero como no me reconoció, no le dije nada. Claro, como está acostumbrado a verme más el trasero a mí y a todos sus pacientes, como para recordar caras... Pero admito que me fui con las ruedas de invierno puestas pensando que qué curioso que tu clientela se reduzca a esa parte del cuerpo. Al igual que el coche,pensé también, que por mucho motor que tenga, sin ruedas no puede andar. O la duquesa, de cuya muerte me acababa de enterar justo ante de ir a cambiar las ruedas. Sin su corte de vasallos que han repetido constantemente que era alguien tan especial y tan rebelde (es decir, multimillonaria) no habría sido más que una ricachona excéntrica soberana de latifundios y palacios. Ah, era cercana, dicen...

jueves, 20 de noviembre de 2014

Más que humor

Sigo a cuatro manos. Todos tenemos fases en el que el trabajo en combinación con todo lo demás de la vida diaria nos desborda y aún así se trata de mantener la mente serena. Nunca he soportado a las personas que se creen que trabajan más que nadie, porque precisamente las que más se lamentan de lo mucho que hacen son las que menos producen, y los silenciosos, laboran en silencio sin hacer grandes aspavientos. Por eso no voy a prodigarme en quejas, sino prefiero pensar en que lo normal es esto, trabajar sin parar y que los días pasen sin enterarnos, y que en nada sea Navidad. 

Lo que me permite mi trabajo es al menos echarme unas risas si quiero y montarme temas para las clases según me vengan bien, ya sea por la temática del libro o por otras circunstancias. Hoy he trabajado con viñetas de Forges y me he reído un montón. Qué genio es, y qué talento para expresar tanto en un dibujo. Sus viñetas producen risas a carcajadas, o sonrisas amargas, como la que siente uno por una en la que pone "1 de mayo, Día del ..." y el que lo está pintando dice "¿Cómo era?", u otra en la que van hablando dos que dicen "el amor es química, el matrimonio física, y el divorcio matemáticas". En otra de las que he mostrado hay un grupo en plan "hipotecados anónimos" en la que uno se presenta al grupo y dice que está hipotecado por 40 años y todos le dan la bienvenida al grupo como se hace en esos encuentros de afectados por algo, "Hola Paco", "Te queremos Paco", y más.

Como no hace tanto trabajé también con Mafalda, me volví a empapar de muchas de las viñetas de Quino. Forges y Quino, me resultan comparables por crear un humor único y reconocible a la legua. Es una suerte contar en el mundo hispanohablante con estos dos fuera de serie que se ríen del mundo en español. Mafalda ha cumplido este año 50 años pero su humor sigue siendo tan fresco como en sus comienzos y lo triste es precisamente eso, que el mundo no haya cambiado nada y que todo lo que dice Mafalda aplique al presente de la misma manera que hace medio siglo. De Mafalda, o Quino, pues ella y él parecen una simbiosis del mismo ser, me quedo con la viñeta en la que la madre está limpiando el suelo de rodillas y Mafalda le pregunta "mamá, ¿qué te gustaría ser si vivieras?". Cómo diría Forges "gensanta del amor hermoso".

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Una de globos biodegradables

Con emoción seguí el domingo por la tarde la retransmisión en directo de la conmemoración de los 25 años de la caída del Muro de Berlín. No por tardar en hacer una reseña del aniversario de tal fecha histórica es menor la importancia que le doy. Vi por televisión las imágenes de esa instalación de globos con luz que dejaban volar uno a uno las personas que los apadrinaban con la mirada alemana que me permiten mis casi 25 años aquí. Eran biodegradables, explicaron en televisión, por si todos los alemanes estuviesemos preocupados por los daños al medioambiente que pudiesen causar. Qué tranquila me quedé. No porque estuviese yo preocupada por los efectos negativos que pudiesen tener los miles de globos sobre el planeta, sino porque una vez más aquí se piensa en lo que yo ni siquiera me planteo. Pero es que hasta a eso estoy acostumbrada.

Me emocioné al oír a la orquesta dirigida por Daniel Barenboim tocar "La canción de la alegría" mientras volaban los globos. Y se me pusieron los pelos como escarpias al pensar que para el 50 aniversario tendré 70 años. No es que en ese momento fuese importante, pero debí pensar cuando llegué a Alemania con 20 años que al cumplirse el 25 aniversario de la desaparición de la frontera entre las dos Alemanias tendría 45 años, pero no me lo planteé. ¡Las bondades de la juventud! No nos imaginamos que el tiempo es tan breve y se lleva todo por delante. Hasta el Muro.

Han sido unos días para recordar lo que ocurrió ese 9 de noviembre de 1989 y los días de antes y después. No todo ha salido bien tras la caída del Muro, pero si algún país es capaz de organizar un tinglado asi de unir dos países, ése es Alemania, para bien y para mal. El resultado es muy vistoso y los alemanes lo han (o hemos) celebrado estos días con orgullo. No es para menos. Y si encima ha sido con globos biodegradables que, además, al volar dejaban de gastar luz, mejor aún.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

La vida supera a la vida

Anoche me acosté compungida. Vi un programa en la tele que me conmovió muchísimo. Es un programa semanal que lleva 20 años en audiencia en la televisión alemana. El nombre indica lo humano que es el programa: 37 grados, como la temperatura del cuerpo.  Cada semana tratan un tema diferente, presentado por propios implicados, sobre situaciones de la vida. Tocan los temas con una sensibilidad excepcional, sin sensacionalismos, siempre con el tono adecuado, y empezar a verlo es quedarse pegado a la televión durante la media hora que dura. 

Ayer el programa iba sobre lo que supone estar en el sitio inadecuado en el momento inadecuado y perder la vida por eso. Salieron dos casos de accidentes de coche en los que dos personas perdieron la vida en sendos accidentes con apenas veintipocos años. Una chica recién casada iba en la autopista cuando un borracho le vino en dirección contraria y chocó con ella matándola. El borracho sobrevivió y fue condenado a 4 años de cárcel. Más años lleva ya muerta la chica y la familia hablaba de que no es verdad que el tiempo lo cure todo. Que hay que acostumbrarse a vivir con la tragedia que te ha destrozado la vida pero que no se cura el dolor. 

El otro caso era el de un estudiante que volvía a casa por Navidad. Un día de antes de Nochebuena. con los típicos hielos que se forman aquí a veces en las carreteras en invierno, su coche patinó y salió despedido sin que se pudiera hacer con él. La mala fortuna quiso que fuese a chocar con el único árbol que había en kilómetros, pues un poquito más allá se hubiese quedado parado en medio del campo. Los pobres padres seguían atormentados 10 años después del accidente, echándose la culpa de no haberle prevenido de que había heladas, puesto que lo habían oído en la radio, como si ellos lo hubiesen podido prevenir.

Historias así nos recuerdan lo efímera que es la vida. Lo sabemos, pero se nos olvida. 


sábado, 1 de noviembre de 2014

Noviembre tropical

Se me acabó octubre, Halloween incluido, y es el primer año en el que me he liberado de esta fiesta tan tontamente importada por Europa. Mis hijas son lo suficientemente mayores como para darse cuenta de que es una fiesta que no les aporta nada, así que decidieron ayer hacer otra cosa, y yo me he liberado de Halloween para siempre.

Termina un octubre de lo más templado que he vivido en Hamburgo. Los de aquí ni nos lo creemos. No recuerdo otro igual en cuanto a soleado y temperaturas suaves. Si no fuera porque a las cinco menos veinte de la tarde ya es de noche, y porque muchas tiendas anuncian que la Navidad, o aquí anteriormente el Adviento, está ya en el horizonte, pensaríamos que estamos en septiembre. 

Y noviembre ha comenzado como nunca: a 18°C y sol. Jamás, en 24 noviembres por estas latitudes, he tenido un día así. Hoy parecía el comienzo de la primavera camino del verano efímero que tenemos aquí, pero al pensar en la fecha que era me he preocupado. Lo del cambio climático debe ser serio. Hasta ahora no me lo había planteado como hoy, y eso que este año lo está demostrando en su totalidad. Como sigamos así el norte se convertirá en el sur y habrá que ir más al norte para tener la sensación del mismo. No es que yo necesite estar a cero grados, pero lo de hoy no tiene precedente, y pienso que es para preocuparse.

Pero como no me gusta ser desagradecida, me alegro por cada rayito de sol que calienta tanto como los de hoy y esos en noviembre saben especialmente bien, el mes soso y gris por excelencia en Hamburgo. Lo de hoy ha sido antológico.