martes, 28 de agosto de 2012

Lo sabía, lo sabía, lo sabía

[Como a veces ya no sé si he publicado o no muchas cosas de las que escribo, al menos sí que estaba convencida de haber escrito sobre el tema que me ocupa hoy, y, efectivamente, el 7 de diciembre del año pasado escribí y dejé como borrador lo que sigue.]

¿Me tocará?

Hace poco leí que Hamburgo quiere darle la nacionalidad alemana a 137.000 extranjeros. El alcalde enviará una invitación personal a los elegidos invitándoles a hacerse alemanes. De esa manera, no solo pagarían impuestos, sino que podrían votar: ése es el caramelo. A partir del 8 de saldrán las primeras cartas a los primeros 4.000 candidatos. Es una iniciativa única hasta ahora en Alemania, y por eso no se sabe cómo reaccionarán los receptores de misivas. La administración pertinente está preparándose para una tramitación más rápida de lo habitual de las solicitudes, pues esperan más de la cifra habitual (en 2010 se hicieron alemanes en Hamburgo 5.295 personas). Se impartirá además en los institutos o escuelas, desde noveno al curso trece y último del sistema escolar alemán, el tema de la naturalización de los extranjeros. Las escuelas están recibiendo el material estos días, un cuadernillo de 30 páginas que anima a los alumnos a los que concierne el asunto a naturalizarse. Y aprenderán en clase sobre cómo explicarles a sus padres o amigos por qué quieren hacerse alemanes. Hay que imaginarse la oposición que muchos tienen en casa.

En Hamburgo, del 1,8 millones de habitantes, 400.000 tienen origen extranjero, un 20% nada menos. Pero no todos cumplen los requisitos exigidos para el trámite, que son: aceptar la constitución alemana, vivir un tiempo determinado aquí, ganarse el sueldo uno mismo, y demostrar el suficiente conocimiento de la lengua (a saber cómo definen "suficiente"). Tampoco puede haber sido uno condenado por un delito, pero como tampoco pueden cotejar los datos con los de la policía, por temas de protección de datos, a saber. La iniciativa durará 3 años y cada mes se mandarán 4.000 cartas.

Yo me pregunto si me llegará una carta así, pues yo entro claramente en el grupo destinatario. En teoría cumplo todos los requisitos, salvo uno en parte, algo que me escuece (y no son los puntos de penalización del carné de conducir, que esos ya caducaron; ni me he colado nunca en el metro, algo que a la tercera vez es considerado delito aquí), pero ¿qué haría si me llega la carta? Como según tengo entendido no me permitirían conservar mi pasaporte español a la vez, difícil lo veo. A mis hijas les atañerá en un futuro elegir si quieren ser españolas o alemanas, pues ahora mismo no está permitida la doble nacionalidad, y a los 18 años han de elegir. A lo mejor esta iniciativa ayuda a fomentar la integración de chavales que han nacido y son exclusivamente de aquí y que siguen sufriendo la discriminación en sus carnes por partida doble. Yo desde luego ya le he dado demasiado a este país y él a mí, y seguimos cogiéndonos con pinzas, ambos. Gente como yo somos el ejemplo de que la integración es real y funciona, y está bien no solo dar sino recibir. Y si yo no voy a la montaña que venga ella a mí. Tienen 3 años para ello.

[Pues hoy ha llegado la carta: el alcalde de Hamburgo, Olaf Scholz, dice que se alegraría mucho si me hago alemana y recibirme personalmente en una de las próximas celebraciones en el Ayuntamiento con los nuevos alemanes. Menudo papelón... Si no tuviera tan clara mi decisión. Continuará mañana]

La suerte que da la locura

Como sigo con retraso, no fue hasta ayer que no leí un artículo sobre los 25 años que se cumplieron en mayo de la llegada de aquel loco con su avioneta a la Plaza Roja de Moscú. Ahora me hace más gracia aún el suceso, pues el chico es de aquí cerquita, de Wedel, de una población de Schleswig-Holstein lindante con Hamburgo.

Mathias Rust tenía 19 años cuando alquiló una Cessna, recorrió 1.000 km, entró en territorio ruso sin que nadie se diese cuenta, sobre el que voló 5 horas, lo que dejó a la seguridad rusa en evidencia, y aterrizó cerca del Kremlin y condujo luego el avión hasta la Plaza Roja de Moscú el 28 de mayo de 1987. Fue arrestado tras la hazaña que logró, además de por la valentía que da la locura, por haber tenido una suerte loca (curiosa asociación de términos, la suerte con la locura; nunca me había parado a pensarlo), ya que aunque en algún momento fue captado por los radares, no lo derribaron, le volvieron a perder, y cuando le capturaron no se lo cargaron de inmediato. Gortbachow se aprovechó del suceso y despidió a 300 militares, lo cual le vino bien para renovar los mandos más duros del ejército. A Rust le llevaron a juicio en la Unión Soviética, pero la pena fue menor de la que pidieron en un comienzo: 432 días en una prisión del KGB. Al volver a Alemania trabajó en un hospital de Hamburgo, pero cuando una enfermera que le gustaba le negó un beso, la hirió con un cuchillo. Acabó en la carcel condenado a dos años y medio por intento de asesinato. Los psiquiatras le atestaron un fuerte Mutterkomplex, un complejo maternal. Mi desconocimiento de psicología me impide saber si es lo mismo que el complejo de Edipo o si simplemente su madre, por decirlo claro, le machacó para siempre dejándole acomplejadísimo. El psiquiatra le diagnosticó este complejo, que sería también la causa de ese vuelo al Kremlin, y que con la puñalada a la enfermera lo que quería en realidad era hacer daño a su madre. Qué fácil es echar la culpa a las madres, y explicar todo a posteriori teniendo tan claro quien es el culpable. Como si hubiese que dar puñaladas a quien no le quiera a uno. Bueno, en eso se basa la violencia de género, o, triste decirlo hoy, la venganza de ese padre en esa ciudad andaluza que ha matado a sus hijos porque su esposa se separa de él. Menuda venganza.

Rust se las volvió a ver con la justicia cuando le pillaron robando un jersey de lana de cachemira en unos grandes almacenes de Hamburgo. Se casó dos veces, estuvo trabajando en un bar de Moscú, luego vivió en Berlín y en Estonia. Parece que ha vivido del dinero que ganó jugando al póker (en un torneo ganó 750.000 dólares.) Luego se hizo banquero en Zúrich (ahora vemos quiénes están a cargo del dinero en los bancos, y no solo en Suiza, y cómo el sistema bancario es como el póker). Ahora parece que quiere abrir un centro de yoga en Hamburgo, que es su nueva pasión. Empiezo a preguntarme si verdaderamente está loco alguien así.

lunes, 27 de agosto de 2012

Tijeretazos

Ocurrió. Me he quedado en blanco, y de nada sirven los 108 borradores de posts que tengo con ideas, algunas bastante elaboradas, para publicar. Tampoco los montones de noticias que he leído estos días o incluso guardado, pensando que serían una buena entrada. Tampoco los informes de mi hija pequeña de su viaje con el cole la semana pasada, del que se trajo unos cuantos piojos, y a mí me los volvió a pegar. O los piojos estaban ya antes de su viaje, podría ser, y si no fuera porque un padre de la clase me llamó el viernes por la tarde para informarme de que su hija, cuya cabeza iba al lado de la de la mía en el autocar, tenía esa tarde un piojo, me hubiese enterado posteriormente. Yo encontré también, tras poner el matatodo, uno muerto en su cabeza y otro en la mía. Les gustamos a los piojos ella y yo. Ahora me pica todo al escribir esto. Ni siquiera he tenido tampoco ganas de contar de las momias de los pantanos que muestra un museo en Schleswig, y que mi hija describió como "repugnantes". No entiende que un museo se alegre de encontrar esos despojos humanos bien conservaditos por los siglos de los siglos en el fondo del agua y los muestren a los niños; algunos soñaron con ellos esos días de viaje, del susto que les produjeron en la sala. O tampoco me ha apetecido relatar que ha vuelto a hacer buen tiempo, pero que las mañanas y las tardes huelen ya a otoño, y no a verano. Tampoco he contado que hace dos semanas reventé por dentro, y no exagero. Que el sistema sanitario alemán ya me ha solucionado bastantes cosas gordas, algunas visto y no visto, y que por eso le alabo y le venero. En este blog ya tuve el honor de hacer un himno al proctólogo hace meses, ese médico del que nadie quiere hablar y en cuya consulta nadie quiere ser visto, pero al que yo acudí una vez más pensando tener lo de siempre, y cuando me vio, puso mala cara (bueno, no la vi, pues yo estaba dándole la espalda, por no decir otra cosa), y me dijo que era algo gordo: ni corto ni perezoso me pinchó, inyección con anestesia, y empezó a cortar, zis zas, y yo juro no haber notado la anestesia, luego me mostró los trocitos en un frasco de formol, venditas, pastillas contra el dolor, y para casa. Lo que en otros países hubiese sido un ir y venir que si a por el volante, primero a que te miren, luego meses después cita para la operación, y no sé cuando los resultados. Aquí todo instantáneo. Vas pensando que tienes las hemorroides de siempre (por qué será una palabra tan fea, por no decir almorranas), y te encuentras con una trombosis hemorroidal, que es "mejor" aún. Pasas una semana horrible, sin saber que hacer con tu trasero, y luego vuelves una semana y media después al médico a que vea como progresas, y el muy cachondo te dice "ha sido muy valiente usted: por esto que le he hecho se pasa mucha gente 3 ó 4 días en el hospital". No es que yo necesite ahora, en mi estado mental, una estancia en el hospital, ¿pero me lo dice ahora? Y yo haciéndome la valiente toda la semana a pesar de estar mal, con lo que lo podía haber explotado. Ni este blog lo notó, y eso que escribí medio tumbada. Pero todo eso ya pasó, pues dos semanas casi son mucho tiempo en mi vida actual, y vuelvo a sentarme estupendamente, pero como con estallar con trombosis no es suficiente, al final estallas también por fuera, y todo sale. Todo. Llevas un tiempo poniendo orden a tu vida, y pasito a pasito avanzas, pero córcholis, aún queda lo más gordo, y en eso estás, y aún así, todo se te viene encima, en un fin de semana. Jamás pensé que un fin de semana podía ser tan largo como el pasado. Menos mal que siempre hay un lunes después para descansar.

jueves, 23 de agosto de 2012

Desquiciaditos estamos

En este mundo de locos, mientras media humanidad lucha por tener las necesidades básicas cubiertas, en las sociedades de la abundancia se trata de corregir otros problemas y poner orden continuamente. Leo en el periódico una columna de un periodista que vuelve de las vacaciones y que al aterrizar en Düsseldorf, y con las prisas, al cruzar una calle en la terminal, lo hace con el semáforo en rojo. Un guardia le dice que pare y le pone una multa de 5 €. Al quejarse el peatón de que no pasaba ningún coche ni otros vehículos, le pregunta si está ahí solo para eso, para pillar a los que cruzan en rojo, aunque no haya peligro de nada, y le dice que sí. Qué lujo de sociedad que se puede permitir tener a un policía plantado una jornada de trabajo entera para pillar a los pecadores viandantes. Y en esa situación, como me ha pasado a mí a menudo al aterrizar de regreso, te dices "bienvenido a Alemania".

El otro día compré un pollo. Influenciada como estoy por escándalos de animales en granjas masificadas, transportes que maltratan a los animales, además de que ciertamente he notado que la carne del supermercado es de peor calidad en muchos casos, hace mucho que decidí que mejor comer menos carne a la semana, que tampoco me supone ningún sacrificio, pues nunca he devorado tanta, y comerla buena. El pollo era el doble de caro que el del supermercado, lo cual entiendo. Pero cuando el pollero me dio un folleto a todo color del lugar donde viven los pollos que vende, me pareció ya de mal gusto. Que yo haga acto de contricción por haber sido antes insensible a estos temas, y pague más, no quiere decir que me sienta mejor por ver que el pollo ha vivido idílicamente, pues al fin y al cabo me lo como igual, sin tener la conciencia sucia, y él además hace negocio con ellos, seres explotados y creados para el consumo humano.

Hace un par de meses, sin embargo, pensé que además me tomaban el pelo. Como en uno de los ataques que me dan había decidido hacer croquetas, y tras preparar la bechamel me di cuenta de que no tenía ni un solo huevo y no podía pasar por el supermercado, paré un momento en una tienda de alimentación pequeñita. Pedí media docena de huevos, y según me los dio, me dijo que eran no bio sino "superbio" de la granja tal y tal, que los pollos viven como dioses más o menos, etc., etc. Como tenía prisa le pregunté por el precio y me dijo: 3,90 €, por seis huevos (!). Me quedé petrificada, pagué y me fui. En el coche traté de imaginarme la vida de esos pollos, que probablemente vivan mejor que muchos seres humanos. No es que no me alegre por ellos, faltaría más, pero ese precio por seis huevos me parece abusivo e inmoral. Se lo comenté a un amigo y me dijo: "coño, esas gallinas deben de tener un vis a vis con el gallo". Cada vez que consumí uno de los 6 huevos pensé con todo detalle en la situación y me lo imaginaba de manera guasona.

Pero es que además, el otro día me metieron un folleto en mi buzón del servicio de recogida de basuras municipal. Yo, que me he vuelto una pedante separadora de basuras, que mete el envase del yogur con los plásticos, que separa el papel bastante estrictamante, y salvo con la basura de productos frescos, no porque no me convenza la idea, sino porque como la recogen cada dos semanas, no me da la gana que el cubo bio huela a inmundicias y se eche a andar él solito, me acaloré. Pues no es suficiente, decía el folleto. Apelando a la inmundicia humana que somos todos, empecé a sudar con todas y cada una de las preguntas lanzadas: "¿Sabía usted que solo con los circulitos de papel que quedan en los aparatos que hacen agujeros en las hojas de papel, se podrían reciclar toneladas de papel al año? ¿Y con cada caja de medicamentos? ¿Y cada prospecto de los mismos? ¿Y el confetti de las fiestas? ¿Y los tickets de compra? ¿Las entradas del cine o teatro? ¿Las etiquetas de los precios de la ropa? ¿Notitas adhesivas? ¿Postales? ¿Sobres? ¿El rollo de cartón sobre el que va el papel higiénico o el de cocina? ¿Las bolsas de papel en las que te meten el pan? ¿Cualquier trocito que corte con la tijera?

Aunque yo reciclo algunas cosas por las que nos ponen contra la pared, me corrían chorros de sudor al leerlo, ya que con todo esto se ahorra 130.000 toneladas de madera. Y yo no sabía que los frascos de pintauñas que se tiran "hay que" llevarlos a los sitios de recogida de sustancias peligrosas. Y esto es buenísimo: cuando tiremos un boli, sugieren, hay que abrirlo y separar: la mina puede ir en la basura normal, pero el plástico y metal en el cubo amarillo, con los pásticos. Sin embargo, los medicamentos, que antes recogían en las farmacias, ahora se pueden tirar en la basura normal. Hace poco en una farmacia me dijeron que me los llevase otra vez.

En fin, que sí, que me lo creo todo, pero también los países del primer mundo llevan basuras al tercer mundo, y todo esto es un negocio también, como el de los huevos y los pollos con vidas de lujo, aunque no les consuele a los pobres. Por eso a mí, me agobia y me parece muy sacado de quicio tanta manía adoctrinante que tienen ciertos países. Qué bueno que no tengamos otros problemas.

martes, 21 de agosto de 2012

Relaciones imposibles

Nuestras vidas están llenas de relaciones imposibles y muchas veces no nos damos ni cuenta. Si en vez de encabronarnos una y otra vez por lo mismo, diésemos el paso definitivo y le dijésemos a esa persona adiós, arrivederci, au revoir, auf Wiedersehen, hasta la vista, baby, avanzaríamos más en esta jungla llamada convivencia humana. Yo lo he hecho un par de veces, pero admito que me cuesta horrores. Por qué, me pregunto. Muchas veces no son personas de nuestro entorno cercano, y se trata de alguna relación a la que se puede poner fin perfectamente, al no ser trascendental para tu vida. Pero aguantas y aguantas, hasta que un día, por la menor chorrada, dices que se acabó, y eso que dejaste pasar otras muy gordas. Pero es la gota que acaba por verter el barril, que es la versión alemana de la expresión, como no podía ser de otra manera en este país cervecero.

Eso me pasó ayer a mí con la profesora de violonchelo de mi hija. Fue una relación condenada al fracaso desde el cominezo, hace tres años. Con lo que yo analizo todo, debí ver como premonitorio el hecho de que el perro de la casa es de lo más antipático. De acuerdo que no soy amante de los perros, que me dan miedo, que no los quiero ni los querré nunca, pero he aprendido a respetarlos si, sobre todo, ellos y sus dueños me respetan a mí. Pues el perro se ponía amenazante nada más vernos a ambas, y a mi hija un día la mordió en la pierna, ante mi estupor. La ... de la dueña dijo que es que él tenía miedo de nosotras. Y yo de él, y no le mordí nunca, no te joroba. Con el tiempo el perro aprendió a tolerar mi presencia una vez a la semana. Pero cuando observé que se ponía agresivo con todo el que pasase por allí (el cartero me dijo que tenía pánico a esa casa), me di cuenta de que el problema no era yo. El problema es la dueña. Educar animales, y lo digo sin tener ni idea, es como educar niños. No tienes nada más que ver a un crío y sus modales, y ya sabes lo que tiene como padres. Yo lo tengo comprobado. Niños dicharacheros y llenos de humor, padres iguales; niños ermitaños, padres iguales; criticones y chinchones, lo mismo hay en casa en tamaño adulto. Pues igual con los perros. Conozco un par, que hasta yo, incorregible "perrófoba", podría imaginarme que dado el caso de querer tener un perro, trataría de que fuesen como esos (pero demasiados condicionales, como ven, y quiero que mis hijas no oigan este breve momento de debilidad, que en realidad no existe). Volviendo a la especie humana detrás del perro, digamos que he puesto todo por mi parte durante tres largos años, semana a semana, hasta que ayer, y una vez tomada la decisión, tras probar varias veces en su móvil y no saltar ningún buzón de voz, probé en su casa, y ahí sí que el contestador fue solo mío, y le dije que lo nuestro se acababa a partir de ya. Todavía me devolvió la llamada por la tarde, y habló en mi contestador: ella no tiene noción de haber hecho nada malo. Como a mí estas cosas me sacan mucho de quicio, y me encanta pensar por escrito, le escribí por la tarde una misiva narrándole punto a punto todos nuestros desencuentros, los dos últimos ya el colmo, y los de los últimos años. Le dije que de solfeo no entiendo nada, pero que soy filóloga, y que para mí las palabras tienen el significado con el que son pronunciadas, y no me vale luego el "ah, no quise decir eso, o usted me entendió mal". Es como la típica escena en la que el marido o la mujer pilla al cónyuge con el o la amante en la cama y el que engaña dice "espera, no es lo que parece". Pues no, es lo que parece y más.

De verdad que no soy beligerante, aunque empiezo a dudarlo, pero hoy, cuando tras haberme comido bastante el tarro con esta cuestión he encontrado a un profesor nuevo que de momento y por teléfono parece muy agradable, he pensado que por qué nos empecinamos en aguantar lo inaguantable, en seguir en relaciones imposibles, y no trazamos una línea que diga "hasta aquí". Somos demasiado leales a veces, incluso cuando en realidad estamos pagando a la gente por algo por lo que ni siquiera cumplen.

Hoy me preguntó el profesor nuevo que por qué he dejado a la otra: "incompatibilidad de caracteres", ha sido mi respuesta. Espero que no sea un mal comienzo en esta relación.

lunes, 20 de agosto de 2012

Un verano hiperactivo

Otros años teníamos Sommerloch en Alemania, el llamado agujero del verano, esas semanas en las que todos están de vacaciones y no hay noticias interesantes o no ocurre nada especial, pero éramos tan "felices" que nos podíamos permitir buscar esas otras noticias o la canción del verano, que por cierto, dónde está. Por supuesto que el mundo en muchas partes se caía a pedazos igual que ahora, pero este verano, dada la situación económica europea, ni siquiera hay sensación de ningún vacío de noticias, sino todo lo contrario. Se agobia uno en todo momento nada más leer titulares.

No obstante tenemos nuestras historietas veraniegas, las proporcionadas por ciertos personajes que dan para unos cuantos titulares. Yo me lo estoy pasando muy bien con lo concerniente a Sigmar Gabriel, el presidente del SPD alemán, los socialdemócratas. Este buen hombre anda ahora mismo de Babypause, la pausa para estar con su bebé, aunque no lo parezca. En abril nació su hija y se debe sentirse "preso" en Magdeburg, donde reside con su ya mujer (se casaron el otro día) y ella, tras su baja, sigue trabajando como dentista, y él, tras la baja de ella, se ha cogido un permiso "paternal", retirándose de sus funciones unos cuantos meses. Pero resulta que está más presente en los medios que nunca: su cuenta en Twitter lanza mensajes continuamente y opina sobre todo, da entrevistas en las principales cadenas, asiste a todos los eventos del partido, y parece más hiperactivo que nadie de sus correligionarios. Se le observa bien, pues él mismo hizo gran uso mediático del bebé y de su pausa como padre, diciendo que se quedaría en casa completamente durante tres meses, y luego se dejó fotografiar con un carro de bebé que no era el suyo. Triste que haya que escenificar tanto. Contó a bombo y platillo que cuando le llamó Hollande por primera vez, tras su elección, le estaba dando el biberón a su bebé, todo muy conmovedor. La única pega es que las mujeres de su propio partido no están muy sensibles a tanto show paternal. No le piden que se encierre, pero critican que siga siendo omnipresente, pues ellas, en la misma situación, silencian. Y antes de todo esto, dos de ellas le mandaron una carta punzante preguntándole que cómo se imaginaba la conciliación entre familia y trabajo como político, que cuándo retomaría el trabajo tras su pausa, y si estaba preocupado de que le quitasen el puesto. Además le tiraron el guante: como jefe del partido tenía la oportunidad única de mostrar que es posible conciliar trabajo y familia y abrir nuevos caminos, ya que es el primero que se quedaba en casa unos meses. Las feministas del partido están que trinan, anotando todos su movimientos, y las críticas están dando muchos titulares. Pero él comenzó, como cuando empezó a contarle al mundo que en los baños de hombres no hay cambiadores de bebés (por algo será), y dice que hay ponerlos. Si yo más que nadie le entiendo, Sr. Gabriel: es muy duro tener que hacerse invisible y trabajar sin que se vea; es mucho más bonito figurar y demostrar ser siempre más que los otros, parece trasmitir el mensaje de que por ser hombre no acepta que le condenen al ostracismo, pero tampoco se plantea que eso les ocurre a muchas mujeres y que hay que cambiarlo.

Otro personaje del verano es Sahra Wageknecht, una muy conocida política de la antigua Alemania del Este, que hace alarde de cosas como que en el momento que cayó el muro, se puso a leer a Kant. Ahora es la novia de Oskar Lafontaine, en lo que ha sido la pareja sorpresa de estos meses. Con su look a lo Rosa Luxemburg, resultaba muy antipática antes, y ahora parece sonreír, dicen las malas lenguas, y está haciendo a la izquierda más radical deseable en las tertulias de televisión. Ahora se la ve por todas partes, algo que antes no ocurría. Ha cambiado además el este por el oeste, y ahora comparte una casa monísima con Lafontaine en el Saarland, y tras conocerse la relación, parece haber ganado puntos, y eso que el país tiene una relación de amor y odio con Lafontaine. Y mientras Sigmar Gabriel cae en desgracia, Sahra Wageknecht sube en popularidad. Cosas del verano.

domingo, 19 de agosto de 2012

A tierras vikingas

Se me va la niña, no de casa pero de viaje. Aquí los llaman Klassenreise, 'viaje con la clase', y no de fin de curso, como se denominan en España, por ser al final del mismo. Aquí podrían llamarse "viajes de comienzo de curso" pues es cuando suelen tener lugar. La idea es unir a la clase con experiencias positivas en ambiente distendido y así beneficiarse el resto del curso. La idea no es mala, pienso.

Así que maleta hecha, mañana saldrá hacia el norte. La nota simpática del día la ha puesto la hermana, que durante la comida, que hoy fue una muy apañadita de domingo le dijo: "Disfruta, pues esta será tu última comida rica en días". Lo mismo le repitió con la cena. Y la otra lo saboreó imaginándose lo que se le viene encima y ya expresó algún deseo de comida para el fin de semana que viene.

Como soy una madre española, me aterra la idea de que me niña pase hambre. Es un decir, aunque como tal debería, pero no es nada de lo que yo me preocupe, ya que así espabila, y mejor aún, así vuelvo a oír cuando regrese que soy la mejor cocinera del mundo, algo que tampoco es cierto, pero que es un gustazo oír. Como soy muy despreocupada con estas cosas, hasta ahora mismo no había mirado siquiera adónde se iba concretamente. Tenía una ligera idea de la zona, pero no del sitio exacto en el que imaginármela estos días haciéndole ascos a las comidas, y en cuanto pase el calorazo que estamos teniendo, que será en dos días, mojándose.

Ya lo tengo localizado en el mapa. El pueblito no lo conozco, pero sí la zona. Van a orillas del Schlei, un fiordo muy bonito que se mete tierra adentro desde el Mar Báltico, en Kappeln, un pueblo que recuerdo con los palos en los que enganchan las redes para pescar arenques cuando vienen para el desove, muy pintoresco todo, con barquitos de pesca y los arenques como protagonistas. Luego el fiordo se adentra hasta Schleswig, una ciudad grande e importante en la región, donde se hace un lago enorme y parece un mar. Me encanta Schleswig, con su pueblecito de pescadores Holm, engullido hoy día por la ciudad, pero que antes era un asentamiento independiente. Ahora es un barrio muy pintoresco, formado por una placita con casitas blancas con su cementerio en el medio, una forma de vivir "en familia" toda la vida. Y detrás de las casas, la zona de trabajo de los pescadores, en pleno Schlei. Pero si por algo es conocida la ciudad de Schleswig, además de dar el nombre al Land de Schleswig-Holstein, es por haber sido un asentamiento vikingo, y a las pruebas se remiten con el museo vikingo Haithabu. A mí me impresionó mucho la primera vez que lo vi. La región fue zona de comercio ya hace muchos siglos, y hoy es zona de recreo, con pueblecitos muy pintorescos terminados en -by, que viene del danés y significaba 'granja' y posteriormente 'asentamiento' o 'pueblo'. Lugares llamados Sieseby, Thumby, Rieseby, suenan tan encantadores como lo son. Me gustó mucho la zona cuando la recorrí y llevo mucho tiempo queriendo volver.

Mi hija lo hace antes que yo, y espero que vuelva contándome historias muy jugosas. Conociéndola, estoy segura de que será el caso.

sábado, 18 de agosto de 2012

¡Solo faltaba!

Al mundo no le ha sorprendido la condena ayer a las tres cantantes rusas condenadas por "blasfemar" a la iglesia ortodoxa. No sé dónde leí esta semana que un imán de una mezquita en Rusia dijo que si hubiese sido en un templo árabe nadie se hubiese ni inmutado sobre las blasfemias. La sentencia no dice nada de la letra de la canción contra Putin, en una burda manupulación de meter a la religión donde en realidad hay una crítica política. La pregunta es qué hubiese pasado si en lugar de en una iglesia hubiesen cantado lo mismo en una plaza pública o en un edificio laico. ¿Hubiesen blasfemado a quién? Cabe destacar la valentía de estas mujeres jóvenes, dos de ellas madres de niños pequeños a los que no podrán ver ahora por ir a la cárcel dos años. Han arriesgado demasiado y terminan en la cárcel. Pero han vuelto ha poner en evidencia la falta de libertad de expresión en su país en un acto muy valiente.

Con todo esto estos días he recordado al grupo de mujeres activistas ucranianas que durante la Eurocopa de este año se movilizaron contra la prostitución y lo que supondría el campeonato para muchas mujeres explotadas, y protestaron con sus pechos al aire, haciendo campaña con sus cuerpos y logrando así en sus actos públicos llamar la atención con sus pechos como pancartas. Argumentaban que de otra manera nadie les haría caso, y razón tenían. Cuántas voces se alzan contra las mafias que engañan a las mujeres ofreciéndoles trabajos que luego resultan ser de esclavitud sexual, y se ignoran. Yo no me había parado a pensar que esos también son efectos de un campeonato de fútbol del que los medios solo nos muestran lo bonito.

A muchos se la trae al pairo que las mujeres alcen sus voces contra los
abusos que les rodean, pero su voz se oye en el mundo, como hemos visto. Cuántas mujeres hay que no tienen miedo a represalias, y a mí me parecen muy valientes.

Si hay un tema que me indigna, entre tantos otros, es la reforma de la ley del aborto que quiere realizar el gobierno actual español, que haría retroceder a España a comienzos de los años 80 en este tema. Cuánta hipocresía de gente que lucha por los derechos de los no nacidos y se carga día a día los de los seres vivientes y además quieren obligar a las mujeres a tener a hijos enfermos. Los criterios eclesiásticos utilizados como argumentación política resultan en una mezcla explosiva. Esto le va a estallar de alguna manera al gobierno de Rajoy pues las mujeres de hoy día ya no se callan. Nos darán palos, pero cuando se trata de nuestra dignidad no silenciamos, aunque nos amputen física y moralmente.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Lo que no dice facebook

Verdaderamente las redes sociales están cambiando el mundo. No deja de sorprenderme que hoy día la gente no tenga ningún reparo en airear el estado de sus relaciones de pareja en facebook, tanto rupturas, como reconciliaciones, o el más absoluto de los atontamientos de los enamorados en su fase de comienzo. Hace una semana una pareja de amigos colgó en su muro el cambio de su estado sentimental: Fulanita ha cambiado su estado de relación a soltero. Al poco tiempo él. La gente empieza a comentar, para arriba, para abajo. Y esta semana veo que él pone que está de nuevo en una relación. Yo, malpensada me dije "a rey muerto rey puesto", y no se me pasó por la mente que fuese una reconciliación, como ha sido, lo cual se ha sabido mundialmente, por cierto, tras preguntar uno en la hilera de comentarios.

Otro puso ayer: "te quiero, cariño", y luego vi que es que ella ya se lo puso también el día antes. Pero para darle sabor al asunto, la madre del muchacho de 19 ó 20 años, pone a ambos comentarios el "me gusta" de facebook.

Esto es como si al romper alguien con su pareja, mandase un correo a toda su lista de contactos, diciendo "estoy soltero" o "quiero a mi novia". O que se pusiese en la pizarra del instututo "ya no estoy con fulanito/a", o "quiero a mengano", y que vaya la madre y ponga su aprobación, o lo contrario.

Todavía falta el siguiente paso: "Churri, se acabó", colgado en el muro de facebook, y que se enteren antes otros que el/la churri.

Sigo pensando que la gente con un muro aséptico es mucho más interesante, porque no es necesario airear lo que la gente no tiene por qué saber. Todo tiene su momento y su lugar, pero no hace falta reventar en facebook, al fin y al cabo no hemos inventado nada nuevo. Solo el cómo hacerlo mediático en todo momento.

martes, 14 de agosto de 2012

Menos mal

Hay momentos en los que pienso que con mis hijas no lo estoy haciendo tan mal, y en los que el complejo de mala madre se vuelve a mi favor. Me explico: mi hija mayor tuvo que hacer el otro día como tarea una cartulina con alguna persona que admire o le sirva de inspiración o de ejemplo a seguir. Pensó en la cantante Adele, "que canta con sentimiento de verdad", en Casillas, "por lo bueno que es", pero descartó a ambos porque seguro que otros cogían a cantantes o deportistas. Entonces eligió al autor de los "Diarios de Greg", por haber conseguido esa mezcla de cómic y novela tan original, por ser tan divertidas las historias, "que hasta mi hermana, que no lee nada, las lee con gusto". Todo eso y más aparecía en la cartulina, con dibujitos que hizo, rótulo, y lo normal en estos casos.

Hoy fueron las presentaciones y volvió a casa riéndose a carcajadas, y su hermana y yo lo mismo, cuando nos contó lo que la mayoría de los chavales (de 7° curso) habían elegido. Aparecieron trabajos sobre Adele, Johnny Depp, alguna actriz de moda entre las jovenzuelas, pero lo mejor es que muchos eligieron a su madre. Mi primera reacción tras decir "¿Cómo?" fue decirle con sorna que muy mal, que mira que no ocurrírsele cogerme como "ídolo", que estoy muy decepcionada. Pero cuando dijo que una había puesto que sus ídolos son su madre y Miley Cyrus, la actriz de Hannah Montana, y que en la misma cartulina había puesto a las dos, incluso una foto de cada una cortada a la mitad, haciendo un híbrido con la mitad de su madre y la otra mitad con media Miley Cyrus le dije que estoy muy orgullosa de ella, por sentir respeto hacia mí y no hacer conmigo algo así. Y que además, como su madre que soy, no tiene que admirarme sino obedecerme. ¡Ay lo que nos hemos reído las tres hoy! Pero me pregunto qué hacen todas ésas para ser comparables con Miley Cyrus. Algo debo estar haciendo mal.

lunes, 13 de agosto de 2012

Imitando el verano

Desde que volví de España hace dos semanas, me vengo riendo con mi hija pequeña, que es muy cómica, por sus observaciones de campo hechas en España. Mis hijas son muy observadoras, y a los que vivimos entre dos culturas, nos llama todo la atención, y nos pasamos la vida analizando (prueba de ello es este blog). Desternillante es cuando me contaron que mis padres las llevaron al santurio cerca del pueblo, en plan turismo, y que casualmente había misa. Les pareció muy divertido que todas las asistentes fuesen "abuelinas", como ellas dicen, y que recitaran todas ininteligibles oraciones sin ganas ni pasión, toda una letanía aburridísima y sosa. Y entremedias los abanicos, todos al unísono. Yo recordé muchas misas de mi infancia, en el "santamariamadredediosruegapornosotrospecadoresahorayenlahoradenuestramuerteamen", que yo les recité, y ellas dijeron "¡Eso!!!". Y no es que las misas en Alemania sean un sarao, pues te duermen a cánticos con el órgano, y todos saben cantar con una hoja con partituras, menos yo, y es todo tan solemne, como todo lo que hacen en este país, pues se lo toman todo en serio, que sales, tras una hora, totalmente descolocado. 

Y luego la pequeña ha cogido la esencia de Extremadura, de las conversaciones de la gente, e imita muy bien a más de una señora del pueblo, que cuando las ven, les preguntan diez cosas seguidas sin esperar respuesta; es más, las mismas señoras, responden a las preguntas y dejan a mis hijas sin decir ni mu escuchando el monólogo: "Hola bonitas, ¿habéis venido al pueblo?, ¿a que os gusta?, claro que sí. Y estáis jugando a las cartas. Me encantan las cartas. Mi juego favorito es el tute. ¿Y qué os gusta más, Alemania, o España? Bueno, las dos cosas ..." y blablabla.

Si pienso ahora en todo esto, es porque mi familia anda por allí, y me acuerdo de momentos y situaciones y me río yo sola, y porque, aunque soy poco de pueblo, siento envidia cochina de todos los que están de vacaciones ahora mismo, por qué no decirlo. Hoy estoy de lunes, tras el madrugón, tras una semana y media de colegio en este mes de agosto en el que definitivamente me han robado la sensación de verano. Sé de muchos familiares y amigos que se van de vacaciones ahora, esta segunda quincena, y a todos ellos les mando mi cariño y deseo de que disfruten; que por muy mal que esté el país, el veranito no se lo quita nadie a los españoles, y los alemanes, al fin y al cabo nos morimos de envidia de que el sur tenga veranos como mandan los cánones, que se pueda ir todos los días a la piscina, y que uno se pueda poner tres meses seguidos ropa de verano. Lo digo ahora, que tengo los pies y las manos heladas. Reflexionen y ante todo, disfruten. Tómense el aperitivo por mí, y suden a gusto, que no es nada malo, que el mes de agosto está para eso, y no para estar congelado a punto de recoger a la niña del colegio.

domingo, 12 de agosto de 2012

16 días

Hoy terminan los Juegos Olímpicos de Londres y habrá que esperar otros 4 años para los siguientes. Siempre que terminan pienso que no he visto apenas nada, pero tampoco soy capaz de verme una competición de esgrima o saltos de trampolín. Lo único que veo es algo de atletismo, y esta vez la inauguración y la de clausura, y eso por ser Londres. A mí me ha acabado por entrar agobio musical, con tanta estrella mundialmente conocida en un solo país. Pero los británicos como anfitriones también se han llevado muchas medallas, y no solo discos de platino. Los que mas medallas han ganado han sido los chinos y los americanos. Apuesto a que nadie de ustedes sabría nombrar a un medallista chino. Han dominado las Olimpiadas como dominan el mundo: en silencio, con el sello "Made in China". Pero todos recordarán a Phelps y a Bolt. De este último vi las carreras y observé las caras antes de la competición de sus contrincantes: todos parecían disculparse por no poder hacer nada al competir con Bolt. La mayoría de los deportistas participantes no han ganado ninguna medalla, ojo al dato, por muy obvio que sea. Eso significa que la mayoría se ha preparado los cuatro años antes para nada. Lo bueno es que lloran todos: los que pierden, y los que ganan, el que pierde en el último segundo o los que ganan y no se lo creen. Los alemanes parecen irse contentos tras ser la sexta nación en el número de medallas, pero aquí el optimismo no se mide en las que ganaron sino en las que se perdieron, como hacen las crónicas del día haciendo balance, más bien negativo. Yo me quedo con el oro de los dos chavales alemanes que ganaron en vóley playa a los brasileños. Olvídense de Copacapana: los brasileños son ahora segundones y las playas alemanas crean héroes, aunque entrenen a techo cubierto si hace falta. El punto trágico lo puso el otro día el levantador de pesas alemán al que se le cayeron los 190 kg encima de su cuello de las pesas que tenía en el aire. O la competidora en canoas, que tuvo que irse antes de tiempo al descubrise que su novio está metido en grupos neonazis. La pregunta ha sido si ella sabía o no, pero en cualquier caso la echaron, por si acaso.

Viendo ahora el espectáculo en el que siguen cantando y bailando todos, me pregunto qué tendrán que hacer los brasileños dentro de 4 años sin Beatles, Pet Shop Boys, Madness, George Michael o Anni Lennox. Oiremos la chica de Ipanema en todas sus variedades y el "Ai se eu te pego". Creo que Londres ha creado estrés a todos los que organicen unos juegos olímpicos después. Menos mal que Madrid no ganó, pues con la situación económica sería lo que nos faltaba. Aunque aquí los alemanes antes de comenzar los juegos dijeron que los ingleses están también en bancarrota y que se iban a gastar el dinero que no tienen en la fiesta. Pero que celebrasen 16 días, que luego vendría la tía Merkel con las rebajas. Eso lo añado yo. Pero qué más da, pues ahora me quedo muda al oír la que es mi canción favorita, el "Wish you were here" de Pink Floyd. Qué bien celebrar y disfrutar cuando uno puede, pues luego quedará una canción así, para siempre.

jueves, 9 de agosto de 2012

La carta de amor

En mis años como española en Alemania, me han preguntado muchas veces que cómo se escribía o decía esto o lo otro en español, me han pedido ayuda con reservas de hotel, me han pedido escribir alguna felicitación, pero lo de hoy nunca. Hoy me ha llegado el correo de una alumna mía pidiéndome que le corrigiese una carta de amor a su marido. Ambos están en una de mis clases, y siempre me maravillo de lo enamoradísimos que están durante la clase: él la rodea con el brazo, ella le mira embelesada, si uno falta el otro también (hay matrimonios que aunque falte uno el otro viene, faltaría más). Siempre cuentan orgullosos que están casados de segundas nupcias, y hablan de su colección de hijos (común no tienen ninguno), los de ella, los de él. De vacaciones se llevan a alguno de la colección, los más pequeños. Y ahora cumplen 10 años de casados y a ella se le ha ocurrido escribirle en español lo mucho que le quiere y lo feliz que es a su lado. Y ahí entro yo... A mí me parece que estoy más veces de la cuenta donde nadie me llama, pero como su profesora que soy, se trata de un asesoramiento lingüístico, y me siento orgullosa de haberles concienciado a todos en clase de la importancia de escribir bien. Así que me ha mandado hoy su carta, para que se la corrija. Como le he dicho antes al devolvérsela, es lo más bonito que he corregido jamás. Suelo corregir de todo: redacciones sobre vacaciones, postales, textos sobre temas más serios. ¿Pero una carta de amor? ¿Y en primera persona? No voy a entrar ni en el contenido, por respeto, ni en algunos pequeños errores, como cuando le dice que es su "marido favorito", algo que, siceramente, he dejado, pues ¿por qué no?, aunque podría parecer que tiene más. Pero el mensaje estaba claro, y me ha parecido tan bonito y yo he entendido perfectamente lo que quería decir: que como él ninguno.

Ay el amor. Tema espinoso. Si ya es difícil ser romántico en tu propia lengua, y más tras 10 años casados, más lo es en una extranjera. A mí me cuesta en todas, pues ser sentimental y sensible no equivale a ser romántico. Eso o lo eres o no lo eres. Para los que no lo sepan, la lengua alemana se presta mucho para el amor y tiene formas muy bonitas de expresar las cosas. Lástima que muchos se crean que es una lengua dura, pues no es el caso. Me daba la sensación por eso, que lo que le había escrito a su marido hubiese sonado más bonito en alemán, pero ésa es mi impresión. A ella le parecerá al revés: mejor en español. Ahora me ha dado las gracias, diciéndome que es una empollona, pero que se ha dado cuenta de que tiene que aprender más gramática. Si al final va a ser mi lema: no se trata de las florituras ni de las palabras que elijamos, sino de la fluidez, de que salgan y tomen sentido, aunque suenen como un pequeño zarpazo a veces.

Ahora pienso en ésos que ejercían antiguamente escribiendo cartas de amor para los que no sabían escribir. Cartas de amor por encargo: qué poder tienes en tus manos. Puedes escribir lo que quieras y liarla. Pero es difícil hacer algo así y no sucumbir ante tanto sentimiento y sinceridad de corazón. Olé por la carta. Pueden mandarme más. Creo que lo incluiré en mis clases como ejercicio. Normalmente en vacaciones les "sugiero" que me manden una postal desde su lugar de vacaciones, y siempre llegan unas cuantas y tengo una buena colección. A lo mejor ahora les pido que les escriban a la parienta o al novio una carta de amor en español. No es un mal ejercicio para reflexionar.

martes, 7 de agosto de 2012

Expresiones inexplicables

Hoy vuelvo a mis clases, y ya llevo todo el día con mis elucubraciones lingüísticas. ¿Por qué se llama el "salto de cama" así? Será porque todas las mujeres tenemos uno y saltamos cuales gacelas de la cama por la mañana, y tenemos tiempo de enfundarnos en nuestro más sexy salto de cama antes de salir zumbando al trabajo, a llevar a los críos al cole, o lo que sea. ¿Pero y las que no nos levantamos saltando sino lentas lentas y maldiciendo el despertador y nos vestimos de inmediato?

Y luego el "brazo de gitano". Cada vez que veo uno en España pienso en quién sería el ocurrente que lo llamó así, y por qué. Acabo de ver varias teorías: que si es por la forma, por el color moreno del bizcocho... No sé yo.

Pero eso es como unos dulces aquí que se llaman Negerküsse, o 'besos de negro'. Son una masa dulce, blandita y blanca cubierta de chocolate. Intentaron cambiarle el nombre, por no ser políticamente correcto, pero otros no han tenido éxito, y yo sigo oyendo la palabra.

Una palabra que hay que explicar muy bien a los alemanes porque les parece insultante es la de minusválidos. En mis clases casi paso bochorno cuando sale, por las caras de indignación que me ponen.

Yo dándole vueltas a estas cosas, y mi hermana me dice por el WhatsApp cuando le cuento del comienzo de mis clases: "Y media España de siesta y chiringuito". Sí, cierto. No me lo recuerden. Pero aquí, como diluvia a ratos todo el día, algo hay que hacer.

Al que se le ocurran más palabrejas o expresiones de este tipo, que me las haga saber. Así ahora con las prisas no se me ocurren más, pero las hay. No hay nada más divertido que pensar en el lenguaje. Animo a hacerlo.

lunes, 6 de agosto de 2012

¿De qué sirve?

Antes me ha formulado mi hija pequeña una de sus magníficas preguntas filosóficas llenas de sentido: "Mamá, ¿de qué sirve planchar?" Yo estaba planchando, claro, como me ve infinidad de veces, y tras reírme le he dicho que tiene razón, pues era una pregunta retórica a la que ella no esperaba respuesta en realidad: "Para nada", le respondí, "verdaderamente no sirve de nada, pues no se acaba nunca", y eso que desde que adquirí mi superplancha por recomendación de una amiga, mi vida planchadora mejoró muchísmo en cuanto a calidad de vida y de planchado. Pero ahí sigue sin acabarse nunca la ropa que planchar.

De la misma manera, de qué le sirve a Hamburgo ganar en atractivo como ciudad para familias si como dice el estudio publicado hoy, los colegios siguen siendo un problema y las familias se quejan de que los colegios no cubren la demanda y hay 38.000 padres y madres muy o altamente cualificados al cuidado de sus hijos en casa (hay 1,8 millones de habitantes). Padres no conozco a ninguno, pero alguno habrá, pero mujeres un rato.

Y estos días vengo pensando ante la avalancha de artículos sobre el 50 aniversario de la muerte de Marilyn Monroe, que de qué le sirvió ser ese pedazo de mujer que era si terminó muriendo tan joven, ser la más deseada y tener al mundo a sus pies si luego se sentía completamente sola, si parecía tenerlo todo y era, en palabras de Henry Miller, uno de sus maridos, la mujer más triste del mundo. He vuelto a ver las imágenes de cuando le cantó a Kennedy el "Happy Birthday" y quitan el hipo con tanta sensualidad. Él no queda muy bien parado como amante en lo que he leido estos días sobre la relación. Marilyn era indudablemente mucho más que esa imagen sensual que explotó al máximo. El problema fue cuando se dio cuenta de que eso solo era lo que quería el mundo, el cine, y los hombres. Y probablemente se ahogó en ese mismo papel que ella misma creó, incapaz de salir de él, con 36 años.

Me pregunto de qué le sirve al mundo llegar, como hoy a Marte, con todos los problemas que hay que solucionar en la tierra. O desentrañar por fin la maraña del universo con las partículas CERN, con todo lo que hay que comprender en nuestro planeta. Entiendo que estos descubrimientos sobre los que lloran de emoción los científicos nos llevarán a algo grande quizá en 100 años o incluso mucho menos. Lo mismo que el que inventó la bombilla, o el ordenador, que ni se imaginaban el jugo que se iba a sacar de todo eso.

Hay muchas cosas grandiosas que parecen no tener significado pero lo tendrán; otras muy negativas de las que otros/otras aprenderán y sacarán sus conclusiones, o incluso uno mismo; vidas que sirvieron para convertirse en iconos. Que sea todo para bien. Hasta el planchar.

domingo, 5 de agosto de 2012

Emociones en el cine

Más de una vez he comentado que mi cine favorito es el francés. Y si no lo he dicho, aquí queda para siempre, pues lo reitero con plena seguridad de que no voy a cambiar de opinión. Para mí, ir a ver películas francesas, es un placer ya de antemano, y no me suelen decepcionar. Este semana me he empapado de cine francés, y he salido ambas veces feliz de la sala, y a la vez muy conmovida y sorprendida positivamente. Y es que las películas francesas suelen tratar de personas y problemas reales, tienen a la vez ese humor fino dialéctico y por contra, ese silencio que tanto me gusta en las películas. No necesito efectos especiales, sino personas, miradas, o diálogos electrizantes, o todo junto.

Ayer vi Le prénom, que no sé cómo la traducirán cuando la estrenen en España, pero sería 'El nombre de pila'. Una vez presentados al comienzo de la película de una manera humorística los personajes principales con su vida actual y cómo llegaron hasta ahí, la trama se desarrolla en casa de un matrimonio, que invita al hermano de la mujer, al mejor amigo de ésta, y en plena pelea desatada luego llega la mujer embarazada del hermano. La bronca viene porque el futuro padre cuenta cuál es el nombre que han elegido: Adolph. La discusión se centra primero en la desgracia que supondrá para el niño tener ese nombre, que está manchado por la historia, pues por mucho que lo escriban con ph, la referecia será a Hitler, por mucho que Adolph sea también el nombre de uno de los personajes clave de la literatura francesa. Lo que empieza con un análisis de todos los nombres que en realidad no se podrían dar por estar manchados por la historia, acaba en ataques personales de todos contra todos, y más de una confesión que acabará en drama. La película sorprende en todo momento, y si no cuento más es precisamente por eso, porque van saliendo cosas inesperadas, y la fuerza reside precisamente en eso. Parece una obra de teatro, y tiene esa dinámica. No la vi en francés, sino en alemán, y si algo me sorprendió es que las discusiones en alemán hablando tan rápido parecían innaturales. La lengua alemana se habla más pausadamente y debió ser toda una ardua tarea para los que la sincronizaron el meter en ese espacio de tiempo tantas palabras alemanas, pero yo observé varias veces las bocas disparando tanto en alemán, y me sonaba raro. Por eso supongo que la traducción al español será mucho más viable y real. Pero aún así de no haberla visto en su versión original (probablemente no hubiese entendido ni la mitad, con tanta rapidez), resulta sorprendente y fresca, y muestra como detrás de toda la fachada que llevamos todos como escaparate, se esconde rabia, frustaciones, dolor, descontento. Lo que parece un tema normal de una tarde en familia, hace terminar la reunión en un gran fiasco.

Y hoy (por fin) he visto Intocable, esa película francesa que ha sido la segunda más taquillera en Francia hasta ahora, después de Bienvenidos al norte, otra joya del cine francés. Hoy por fin fui, y sola, pues todos a los que he preguntado la habían visto ya, por lo mucho que he tardado en ir, y sorprendentemente, o no por lo buena que es, la siguen echando desde enero. Revindico el ir al cine solo. No pasa absolutamente nada, nadie le come a uno, y hay cantidad de gente que lo hace; pruébenlo; es mejor que quedarse sin ver ciertas películas. Volviendo a la película, supongo que muchos la habrán visto ya, por lo que no voy a dar muchos detalles. La mezcla entre ese millonario tetrapléjico y ese improvisado cuidador negro de la banlieue parisina, al que el paciente le da el trabajo porque no le muestra ningún tipo de compasión. A través de él recobrará la alegría de disfrutar de las pequeñas cosas. A mí me parece sublime verle reír en la silla de ruedas tanto a lo largo de la película, y verle lleno de emoción en muchos momentos. De la misma manera, el cuidador se ganará el cariño de todos en la casa, a pesar de los prejucios iniciales de todos y de sus formas bruscas en muchos casos, pero por su sinceridad y frescura en todo momento. Yo me he emocionado varias veces a lo largo de la película, y lo hago ahora mientras escribo esto. Que llore yo en el cine no es nada difícil, pero la película es una reflexión sobre la vida, sobre los que lo tienen todo, pero no tienen nada, y los que no tienen nada, pero pueden darlo todo. Y a su vez es una película que lo tiene todo: humor y tristeza, ternura y dureza, fragilidad y prepotencia. He visto pocas películas en las que las lágrimas y las risas estaban tan cerca las unas de las otras. Como la vida misma.

Por cierto que la de ayer también me emocionó, pero porque me encuentro en una fase de mi vida en la que como dije alguna vez, muchas películas, muchas canciones y muchos libros parecen hablar de mí. No es egocentrismo, lo aseguro. Pero eso es lo bueno del cine, y si es francés, será más fácil aún. No se pierdan ninguna de las dos.

sábado, 4 de agosto de 2012

La clave es no planear

De acuerdo, renuncio, capitulo, abandono. En Hamburgo en verano es imposible hacer planes con semanas de antelación para hacer algo al aire libre. Hace semanas que mi hija repartió invitaciones a sus amigos para celebrar ayer su cumpleaños montando en barcas a pedales y luego con una barbacoa en casa. Hizo buen tiempo los días antes, a pesar de las tormentas, y ayer amaneció un día bonito, pero al llegar la hora, al mediodía a la salida del insti, empezó a nublarse. Pudieron montarse casi dos horas sin lluvia, pero de camino a casa cayó lo indecible, y ya se fastidió la barbacoa. Comimos dentro, y tuve que tener a 14 adolescentes en el comedor. Por suerte se portaron bien, pero yo maldije todo. Es verdaderamente imposible, o.k., lo acepto, hacer nada en el exterior salvo si miras por la ventana y exclamas: "Ahora hace bueno y salgo". Los chavales aquí lo toman como lo más normal del mundo, y se adaptan a lo que les echen, pues no conocen otra cosa, claro. Así yo alucino estos días con que de los que han estado por las islas o costa alemana, la mayoría dice, "sí, ha hecho horrible, pero da igual". Que no da igual, jolines.

Y hoy se me han ido ambas (hijas) a sendos cumpleaños. La mayor estaba horrorizada porque iban a dormir en un Schrebergarten, que es algo digno de blog. Son unos terrenos de la ciudad en lugares poco atrayentes, como al lado de vías de metro o de tren, en los que la gente se compra una parcelita y se hacen una casita, se ponen un huertecito, y tienen lugar de "veraneo". La idea caló hace mucho en familias que viven en pisos con hijos, para tener un lugar donde dormir en el "campo". Pues en uno de esos jardines urbanos dormirá mi hija hoy y ya se temía lo peor. Y la otra se fue a otro cumple de un amigo que celebraba en un espectáculo al aire libre, los Karl-May-Spiele, famosos en Alemania, basados en las novelas de vaqueros e indios que escribió Karl May, un alemán que nunca salió de su ciudad pero cuya temática fue ésa. Así que como hoy ha amanecido muy mal día, la he mandado cual cebolla, a capas, desde con manga corta a sudadera y chubasquero. Cuando se fueron diluviaba, y cuando me la trajeron de vuelta me han dicho que tuvieron "más o menos suerte" pues solo llovió a mares durante 10 minutos de la función. Yo bromeé y le dije al padre del cumpleañero que probablemente eso iba incluido en el precio por "al aire libre". No he visto nunca ese espectáculo, entre unas cosas y otras porque no me gustan los espectáculos tan románticos/edulcorados de tiros y final feliz, y me da mucho miedo todo lo que sea al aire libre en verano y haya que pagar por adelantado. Al volver, le pregunté a mi hija por ese detalle del final y sobre si fue uno feliz y me dijo: "bueno...". Sí que me comentó toda divertida que un personaje era griego, y que el otro le dijo en una escena: "ah, entonces estás en bancarrota". Qué graciosillos, encima cachondeo. Pues que se j.... con la lluvia, que todo no se puede tener. Lo malo es que me afecta a mí también. Yo, que soy más precabida, terminé en el cine, y el coche estaba chorreandito cuando salí, justo cuando brillaba el sol. Y como aquí cuando sale, si puedes, dejas todo lo que tengas que hacer, al final terminé tomando el sol para mantener el moreno de las vacaciones. Quién me lo iba a decir dos horas antes.

jueves, 2 de agosto de 2012

Esas cosas del querer

Sigo posponiendo leerme el artículo del semanario Spiegel sobre España, pues sé que me voy a poner mala ya que suelen tener razón; también prefiero ahora mismo no comentar la decisión hoy del BCE, y comentar todas estas noticias desesperantes en la actualidad. Antes, en las noticias de la noche, han hablado de nuevo de la situación de España, de que uno de cada dos jóvenes está parado, de que se ha vivido por encima de las posibilidades del país, de que hay que proteger la exportación española, también de empresas con mucho éxito españolas, como Mango, Repsol o Telefónica, o Tuenti, que quiere expandirse a Alemania. Que para agosto hay dinero, pero que para septiembre podría ser que no. Ahí queda todo eso que han dicho. Yo me pongo mala cada vez que veo las noticias, y eso que vivo aquí.

Por eso prefiero llenar el verano con noticias más de esta estación, y eso que hoy, como dije ayer, a 2 de agosto hemos vuelto al cole; alegría, alegría, sigue siendo cierto. Llevo días preguntándome por qué a los deportistas de élite, es decir €lite, siempre les salen novias modelos, ésas tan bien puestas, jovencísimas y despampanantes, muchas desconocidas hasta que no salen con ellos. Deben estar todas desesperadas por acercarse a futbolistas, pilotos de carreras, y otros, para de esa manera, lanzarse al estrellato, pues en muchos casos, incluso rota la relación, les acompañará la fama y muchas seguirán siendo "la ex de". Debe compensar, está claro. Pero qué casualidad que haya tanta modelo cerca de tanta prominencia deportiva. Habría que hacer estadísticas de cuántos se lían con chicas normales, y cuántos con esas criaturas.

Pero claro, en algún lugar tienen que buscar esos pobres chicos o chicas. Yo me reí el otro día mucho cuando me di cuenta de que los tipos que me salían en un anuncio en mi ordenador para buscar pareja en internet siguen siendo los mismos que me salían bastante antes de irme de vacaciones, con foto y edad. Y lo malo es que me suenan sus caras sin haber buscado jamás. Lo que hace la publicidad esa que se te mete en tu ordenador sin tú quererlo. Al verlos, pues ya conozco las caras de algunos, me dije "ay, pobre, todavía sigues solo". Si fuese Fernando Alonso no sería el caso, claro. Pero qué fácil lo tienen estos famosos. Antes he leído el notición del verano, sobre la pareja del verano en Alemania, o digo yo que debería serlo, pues yo me he quedado anonadada: el antiguo canciller alemán Helmut Schmidt, a sus 93 años, y tras morir su esposa hace dos años, tiene novia. Se trata de una señora 15 años más joven que él, o sea, de 78 añitos, que siempre ha trabajado para él, como secretaria desde los años sesenta, y luego como colaboradora en su archivo y trabajo para el semanario Die Zeit. Cuando se murió su queridísima Loki hace dos años, se dijo que no iba a poder vivir sin ella, pues se conocían del colegio y fueron pareja desde la adolescencia. Y ahora ha encontrado una más joven. Hombres. O modelos o más jóvenes.

Y luego algunas son unas brujas, dicen las malas lenguas. El otro día en el médico aproveché la espera para empaparme de revistas de cotilleos y ponerme al día. La que es mala, malísima es la segunda mujer de Helmut Kohl, el canciller que realizó la unificación alemana. Tras morir su primera mujer en circunstancias no muy aclaradas (parece que se suicidó tras vivir encerrada en la oscuridad de su casa por una enfermedad de la piel que no le dejaba exponerse a la luz), se casó a los pocos años con una mujer "cercana" a la cancillería de entonces, muchísimo más joven, con la que las malas lenguas dicen que tuvo un lío mucho antes. Ahora resulta que parece que le tiene encerrado en casa, cuidándole, y apartado de sus hijos, amigos y del mundo, que tanto le debe. Lo cuentan su antiguo chofer y su ama de llaves, que sufren lo indecible por no poder tener trato con él.

Espero que Helmut Schmidt, personaje hamburgués donde los haya, de pura cepa, y unido a la ciudad como pocos, a sus 93 años tenga más suerte y no lo encierren. Dice estar feliz. Lo que las fotos demuestran es el parecido que la nueva tiene con su mujer. Así que como vemos, nada ha cambiado en el mundo. De las trepas, a los buenos partidos de 92 años que encuentran a alguien rápido. De las esposas perfectas primeras, a las brujas pirujas en algunos casos después. Todo sigue igual.

Y sin embargo sí que pienso que algunas cosas han de cambiar, pues anoche mi hermana y yo nos reímos cuando nos acordamos de una situación en el pueblo de mi madre de hace un par de semanas. Estábamos sentadas fuera cuando alguien se nos sentó en el poyo, lo mejor de muchas casas, y empezó a contar de las fiestas, que serán ahora en agosto, de las actividades que habrá, entre otras un partido de fútbol de solteras contra casadas. Yo miré a mi hermana y le dije que y las divorciadas o separadas qué, que si no pueden jugar. Y anoche me contaba que alguien le dijo que en su pueblo hacen lo mismo, pero que en el equipo de casados no había suficiente gente y tuvieron que poner a solteros, de los que había exceso. Así que habrá que cambiar esas estructuras, y mejor aún, ver natural que una mujer de 93 años se líe que un joven de 78 o muchísimos años menos aún. A ver Merkel qué nos depara en un futuro.

miércoles, 1 de agosto de 2012

¿No se dan cuenta de que es agosto?

Me estoy poniendo nerviosita por momentos. Mañana es la vuelta al cole. Sí, no se asusten, que a ustedes no les toca, sino a mí. A 2 de agosto que será mañana, pueden darse la vuelta tranquilos en la toalla, mover con la pajita los hielos del mojito y dar un sorbo, pueden darse un paseo por el ídem marítimo, o pueden seguir trabajando los últimos días antes de irse de vacaciones este mes y disfrutar por fiin. Nosotros ya hoy estamos preparando carteras, bolsas de deporte, y mentalmente yo ya estoy estresada, pues he visto en internet el horario de mi hija mayor (hoy día está todo en este medio), y empiezo ya a pensar en el encaje de bolillos en el que se convierte cada curso mi día a día, entre los horarios de mis hijas, y mis clases, las que doy dentro y fuera de casa. A todo esto trata de poner una cita de médico, como yo antes, y el estrés es, y ya me matan, pues mi mente sigue con el chip de que en agosto no hay cole ni tanto estrés.

Algo está mal en este país si a 2 de agosto empieza el cole. Bueno, puede ser peor aún, como el año que viene, en el que empezaremos el día 1. Y en dos años pegaremos el salto otra vez, y empezaremos a tener vacaciones a partir de mediados de julio, y volviendo a clase a finales de agosto. Prefiero esa modalidad, o prefiero más aún ser bávara. Me explico: en Alemania hace ya muchos años, en los años 60, acabo de ver, decidieron que las vacaciones de verano no empiezan siempre el mismo día en todo el país, sino que los Estados Federales van rotando, y así entre mediados de junio y mediados de septiembre, hay siempre algún estado de vacaciones. La idea es repartir así a la gente, y controlar algo los atascos. Pero los bávaros (y Baden-Wüttemberg también), que son muy listos, hace 20 años que consiguieron que sus vacaciones de verano sean siempre fijas, siempre todo el mes de agosto, y hasta mediados de septiembre. Y los demás rotamos.

Hasta ahora no había tenido mala suerte, y más o menos hasta mediados de agosto hemos tenido siempre libre. Pero este año nos toca a nosotros y a los de Schleswig-Holstein y Berlín, y quizá más, volver ya mismo, nosotros los primeritos. La gente con la que hablo del tema, está descontenta, y todos dicen lo listos que fueron los bávaros negándose a rotar. Normalmente además, el mes de julio aquí suele ser muy lluvioso y malo, y agosto suele ser mejor. Así que nada, como venga el calor, encima me tocará oír a la gente decir que con calor no se puede trabajar ni hacer nada. Aquí tienen el clima y los horarios que se merecen. No yo, eso está claro, que sigo pensando que agosto no es compatible con la palabra colegio. Qué se puede esperar de un país así. Me callo por cómo están las cosas ahora mismo, que si no...