miércoles, 26 de febrero de 2014

Qué haríamos sin el imperfecto

Qué sería nuestra vida sin el imperfecto. Es lo que nos queda muchas veces pues el indefinido son las cosas buenas o las malas, los eventos memorables o los palos que nos llevamos. Lo malo es que mis alumnos no me creen cuando les digo que el imperfecto es algo maravilloso. Como no existe en alemán ni en muchas otras lenguas, se creen que no es necesario. Pero cómo expreso yo si no que en el verano de 1984 fui a Málaga y comí pescaíto frito, o que normalmente todos los veranos de mi infancia iba a Málaga y comía pescaíto. En alemán se diría todo con el mismo verbo, es decir, que todos los veranos "comí" pescaíto. El imperfecto son las torrijas que hacía nuestra madre o abuela en Semana Santa, o la tortilla que nos comíamos los domingos en el campo; es como era nuestro barrio y las personas que teníamos alrededor; eran aquellos inviernos que sabían a invierno y veranos que lo parecían más también; era la maestra tan bruta que teníamos o la vecina cascarrabias. Hoy explicaba todo esto a una chica que no terminaba de entenderme, pero cuando me contó que en las inminentes vacaciones escolares se va a esquiar al mismo sitio al que va con su familia desde que era pequeña, le dije: "Justo eso es el imperfecto", "los motivos por los que te gusta ir siempre al mismo sitio". Todas esas cosas que podría decir tras comenzar con un "cuando era pequeña", esas son las importantes, o "todos los inviernos". Ella me sonrió al irse y me dijo: "Cierto, ahora lo entiendo" y se fue contenta. 

lunes, 24 de febrero de 2014

Nos van a ahogar

Hoy, como a millones de españoles, se me ha atragantado el desayuno al leer sobre el fraude de 15 millones en cursos de formación en la patronal madrileña para alumnos y cursos inexistentes, una figura que se ha embolsaldo esa cuantía y muchos que han callado mucho tiempo. Siempre que sale algo así pienso en el montón de casos de corrupción que desconocemos, y que hay seguro, y pienso en esos 15 millones de dinero público que se han volatilizado como otros millones en otros casos de corrupción. ¿No serán todos esos los que faltan en otros servicios sociales y no de los bolsillos de tanto ladrón y embustero?

Me produce de nuevo rabia y tristeza que en España sea tan fácil robar y que parezca parte de la "dinámica" laboral de muchos pensar que yo no trabajo sino que me enriquezco robando porque yo lo valgo y los demás son unos pazguatos por trabajar honradamente y pagar sus impuestos debidamente.

Por cosas así no quedaría nadie en el gobierno en Alemania. Aquí a veces no pagan solo los culpables sino los de alrededor. En enero hubo un escándalo sonado que todavía trae cola con el ADAC, que es como el RACE en España pero con mucha más hegemonía. Digamos que prácticamente todo el que tiene un vehículo en Alemania es miembro de este club del automóvil cuya red de "ángeles amarillos", como se les llama a los que vienen a ayudarte si te quedas tirado con el coche, es enorme. Publican una revista mensual que es la publicación de mayor tirada en Alemania. Eso ya dice bastante. Pues bien, durante años han sacado estudios sobre el coche favorito de los alemanes, que en muchas ocasiones resultó ser el Golf. Pues también ha resultado ahora que en muchas ocasiones ese resultado fue una manipulación. Eso ha causado tal conmoción que miles de socios se han borrado del ADAC, que ha recibido miles de llamadas de protesta. Y el jefe tuvo que dimitir. Parecerá poca cosa este engaño, pero en Alemania no lo es, y han perdido toda su credibilidad.

Ahora tenemos otro caso más delicado desde hace dos semanas. Un político del SPD, los socialdemócratas, estaba ya en octubre bajo sospecha de tener material de pornografía infantil, y esto durante las negociaciones para formar el gobierno actual. Un político de la CDU, que luego se convirtió en ministro de Agricultura y Alimentación avisó al sospechoso y a su partido, por lo que "desaparecieron" pruebas. Pero al saberse esto hace dos semanas, el que dio el aviso, ya ministro, ha tenido que dimitir. Por la mañana dijo que no había hecho nada malo, y tras hablar con Merkel, por la tarde dimitió. Merkel hizo lo que hace en estos casos: decir que como era un político responsable actuaría en consecuencia.... Es decir que le dejó en evidencia y le obligó a dimitir. Pero el caso no va a quedar ahí. Siguen las investigaciones y van a rodar más cabezas, estoy segura. 

¿Cuántas más cosas deben pasar para que en España cambien las estructuras de robo institucionalizado? Estoy convencida de que por noticias como las que les amargan el día a los españoles, en Alemania habría dimisiones o "limpieza" de altos cargos en masa. Y lo malo es que en España se sabe que nos seguiremos levantando con más casos así. La pregunta es hasta cuándo.

jueves, 20 de febrero de 2014

Atención, fiesta

Crecer en España es un buen entrenamiento para la vida, créanme. Nos hace más tolerantes, y no tan tiquismiquis con muchas cosas cotidianas. Que el vecino hace fiesta, nos quedamos tan panchos, sin que nos moleste nada, ni se tenga que sentir mal el susodicho, y menos cuando lo que organiza es una fiesta como las de aquí, prácticamente silenciosas.

Mi vecina de arriba puso ayer un papel en la escalera anunciando que hoy celebraría su cumpleaños, algo que se se suele hacer cuando se hace una fiesta en un piso. Tocó incluso el timbre de mi casa y le dijo a mi hija que tratarían de no meter ruido, y que si fuese muy alto todo, que podríamos subir y darles un toque.

Hoy la vi y la tranquilicé. Y efectivamente, no está siendo para nada la cosa. He oido algunas risas a través de los muros de la casa, alguna voz en la escalera al llegar los invitados, la puerta quizá, que se abre más de lo acostumbrado. Ahora mismo baja alguno que se irá... Pero tampoco son las cinco de la mañana.

Triste que en Alemania haya que avisar tanto de lo que se avecina, cuando siempre pienso que es más la que lías previniendo, que la que se organiza en sí por la fiesta. Pero es la idiosincrasia de la cultura alemana. Todo el mundo tiene asumido que no es normal meter ruido a partir de las ocho de la tarde, como tampoco puedes taladrar, ni clavar clavos, ni hacer nada que moleste a los demás, acústicamente hablando.

Si pienso en los jolgorios familiares que montamos en España cualquier tarde, o domingo, o en un cumpleaños cualquiera, sin avisar, y nadie protesta, me parece que se vive mucho más relajado allí que con tanto control social aquí. Por otra parte en España vale todo a veces, y si alguno se pasa y algún vecino le dice que tiene que levantarse a las seis para ir a trabajar, muchos se reirán de él.

Ay los extremos. Qué poco me gustan, ni unos ni otros. Con lo fácil que sería si todos llevásemos puesto un dispositivo de civismo de lo que es normal, sin pecar de estruendo, ni de chafarte la fiesta mandando hablar bajo a tus invitados.

Por eso no voy a celebrar ya nada gordo en mi casa. Para qué. Pero le voy a decir a la vecina en cuanto la vea, que no les he oido ni cantar el "feliz cumpleaños", ni tampoco música ni nada. Vaya guateque. Mis hijas se han dormido como si tal cosa, y eso que la fiesta era justo arriba de las habitaciones. La próxima vez que ponga carteles más grandes aún en la escalera y que avise con más días de antelación. Para que sea más sonado aún.

martes, 18 de febrero de 2014

Sobre la palabra amar

Pasó San Valentín. No es un día que me importe por lo que significa sino por otras cosas, entre ellas el lenguaje. Me llama la atención en mis clases de español la confusión que les producen nuestros términos para expresar amor o afinidad a algo. Creo que se les quedan cortos. A ver, nosotros decimos que algo nos gusta; si nos gusta mucho mucho, que nos encanta, y si nos apasiona, diremos quizá que lo amamos. En alemán algo te puede gustar (gefallen, mögen), pero si te gusta mucho muchísimo, directamente lo amas (lieben). Puedes decir que "amas la paella" (que en realidad significa que te encanta), o que amas a tus hijos, y eso sí que es amor. Antes explicaba en clase que nosotros, si decimos "te quiero", estamos ya en el top de sentimientos. Por supuesto que podemos decir "te amo", les expliqué, pero eso nos suena a algo más cursi y nos lo reservamos para las películas tipo "Lo que el viento se llevó", y "Romeo y Julieta". Claro que "amamos" también, por ejemplo la música y las artes, y entonces queremos decir que estamos sentimos con el corazón con ellas, o amamos la tierra que nos vio nacer, o el aire que respiramos. Pero decirle a alguien "te amo", o menos aún decir que "amo nadar" nos suena a demasiado.

Me resulta curioso toparme con tanto carácter nuestro en la lengua. Precisamente los alemanes, que parecen más distanciados de todo, son los que "aman" tanto y nosotros nos conformamos con "querer". Para el caso es lo mismo, efectivamente, pero es que ellos no se lo acaban de creer. También tenemos el verbo "adorar", para amar, pero nuestro favorito sigue siendo un simple "Te quiero". Por qué decir más cuando con lo simple el mensaje llega igual, clarito, sencillo, y el resto de cosas nos encantan, pues el amor también es un proceso de encantamiento y embrujo, mismamente si es por la tortilla de patata o los churros.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Las consecuencias de los impulsos

Cuando pasan los días sin que haya escrito ni una línea, pienso, como ya he comentado en alguna ocasión, en las entradas no escritas. Me siento como si se me perdiesen las ideas por el camino, pues las tengo, las hilo en la cabeza, pero ahí se quedan. Y como una de ellas sigue ahí todavía, la tengo que sacar, pues se trata de algo que no se puede olvidar fácilmente.

Aunque haya ocurrido hace una semana, es un hecho horrendo que ocurrió en Hamburgo la semana pasada, y no me quiero quedar sin contarlo. A comienzos de semana nos despertamos con la noticia de que una madre y sus dos hijos murieron por un incendio en su casa. Los niños tenían 6 y 7 años, y la madre 33. El padre no se encontraba en casa. Al ser una familia paquistaní, enseguida se pensó que era un ataque contra extranjeros como los que por desgracia han ocurrido en alguna ocasión en Alemania. Sin embargo, el viernes supimos que fue un niño de 13 años el que lo provocó. No puedo describir el estupor que sentí al leer la noticia y el escalofrío que me recorrió el cuerpo.

Para más inri el chico trabajaba de voluntario con los bomberos, algo muy común en Alemania. Además del cuerpo profesional, en Alemania existen en muchos barrios grupos de bomberos voluntarios, de adultos, y es muy normal que muchos chavales dediquen su tiempo libre a estos grupos. El chico ya ha confesado haber provocado el fuego, aunque dice que su intención no fue matar a nadie: simplemente siguió un impulso de prender fuego a unos papeles y los metió en un portal, pero el fuego se propagó rápidamte a los cables, y toda la casa ardió demasiado rápido. Hubo varios heridos.

Parece un mundo de locos en el que un chico de 13 años haga algo así y acabe con la vida de tres personas. Ahora está en la psiquiatría y como es menor los médicos pretenden hacerle salir del trauma sin que le quede sentimiento de culpa de por vida. Yo pienso que puede y debe quedarle esa culpa, pues con 13 años no se puede jugar con fuego y menos alguien que en su tiempo libre juega a apagar fuegos o por lo menos a comprender la fuerza de los mismos. En casos así pienso en los padres también. Yo no quiero vivir como madre una cosa así. Por supuesto que no podemos evitar lo que hagan nuestros hijos cuando no estamos con ellos, pero a muchos chavales de hoy día no les inculcan ningún tipo de responsabilidad frente a sus actos. Puede que actuase por un impulso, como dice, pero precisamente educar es frenar muchos impulsos, desde que nacen hasta que crecen. No es fácil, yo soy la primera que lo firma. Pero no tomemos la vía cómoda y no produzcamos egocéntricos que actúen a todas horas siguiendo sus impulsos.

domingo, 9 de febrero de 2014

¡Sorpresa!

España sigue siendo para los alemanes el destino número uno en el extranjero para sus vacaciones. Esto lo han confirmado cifras oficiales esta semana. La mayoría pasa sus vacaciones en la propia Alemania, pero de salir al extranjero, a España no la desbanca ni Italia, ni Turquía ni otro destino con sol. Eso deberíamos apreciarlo y aseguro, como he hecho otras veces, qque no solo van los turistas que solo quieren sol y emborracharse, sino que hay mucho interés por conocer otras regiones.
Por eso cuidemos nuestro patrimonio y todo lo bueno que tenemos, pues lo malo ya es conocido.

La imputación de la infanta es ya un éxito, y un lavado de imagen también hacia el exterior. Si acabase entre rejas más aún. A mí, como a la mayoría me da rabia que siga diciendo que "no sabía nada". También me subleva que los miembros de la corona hayan tenido a los medios de comunicación tan manipulados y controlados durante tantos años, y que hayan vendido una imagen tan falsa dentro y fuera del país. Por eso, la declaración ante el juez era más que necesaria para mostrar que por todo lo mucho que ha pasado en los últimos años, la sociedad española ha cambiado y mucho. No queremos representantes que siguen actuando como si de un sistema feudal se tratara y mientras no den pasos más claros aún, la desconfianza de la ciudadanía no va a mejorar nada, sino todo lo contrario. Debería abolirse la monarquía como sistema absurdo y fuera de contexto en el mundo actual. No entiendo por qué si las bodas de esa gente fue retransmitida con todo lujo de detalles, ahora muestran tan poca transparencia para algo que es más importante, pues ya no se trata de su vida privada, sino de la apropiación indebida de dinero público, y de aprovechamiento de su posición para creerse impune a todo. Ese es ya un grave delito, en mi opinión, y algo con lo que hay que acabar para siempre.
 
Los alemanes segurirán eligiendo España como su país favorito, salga lo que salga de la imputación, pues el sol, nuestras playas y nuestro patrimonio artístico no nos lo pueden robar los chorizos de turno, pero está en juego muchísimo. Hemos pasado de estar en estado de gracia a ser un país con muy mala imagen en cuanto a sus gobernantes y a sus representantes, los votados y los que no. Y aunque no nos creamos que la infanta va a acabar en la cárcel, es lo que deseamos como muestra de que la justicia es igual para todos; y vamos, que ni en el extranjero se lo creerían... Ojalá les demos una sorpresa. Vendrán más aún entonces si cabe.


martes, 4 de febrero de 2014

Paren que me bajo

Supongo que no seré la única a la que de vez en cuando le gustaría apostatar de la humanidad. Gritar "paren que me bajo". Entre la reforma judicial que quiere aplicar el PP a la manera que tienen de quitar derechos por que sí, sin debate previo, y que deja demasiadas lagunas para la impunidad, por no hablar de la ley del aborto, de la que no se quiere apear Gallardón, o porque ahora de repente la casa Real pretenda ser transparente fijando sueldos a sus "representantes, o dando a conocer gastos de más de cien mil euros en la remodelación de la página web de la corona o de 165.000 por las tres hospitalizaciones del Rey. 

Sigo pensando que la gente se comporta de acuerdo al linaje que le da su estirpe. No se trata de tener ni títulos ni poder, ni de ser un ministro, ni un millonario, sino de la ética personal y social de cada uno. Las personas son o actúan correctamente si se desligan de sus intereses propios. O como me decía antes mi hija cuando he vuelto a las tantas de trabajar tras un día que mejor olvidar, ella metidita en su cama, que su frase favorita es que no hay que tomar el camino más fácil sino el mejor, y mejor en el sentido de correcto para los demás. Con sus 10 años me contaba del abuelo de una compañera suya de clase, que se salvó luchando en la guerra pero no de que le delataran sus vecinos. Mi hija me decía con su lógica que tampoco en una época así era necesario ponerse en peligro sabiendo que tenías las de perder, que entendía que la gente lo hiciese tanto que no. Pero lo que no entiende es que hubiese gente que delatase a otros ni por qué beneficio personal.

Y esto se da en todos los niveles, simplemente con la educación o civismo de la gente. Cada vez nos gusta exigir más pero sin reconocer el trabajo de los demás; los que más demandan son los que no tienen ningún decoro en dejarte tirado a la primera. Falta coraje para exigir pero a la vez compremeterse uno a algo poniendo de nuestra parte. Ayer participé en una visita guiada en una casa Art Nouveau en Bruselas. La señora mayor que hizo la visita explicó todo con el cariño del que ama su trabajo y lo que está mostrando a todo el que lo quiera ver. La visita se prolongaba pero era tan interesante todo lo que decía que mereció la pena desde el comienzo hasta el final. Y de los participantes, la señora que más interrumpía y mas tonterías decía fue la que se largó antes de que terminase la guía y sin despedirse de ella ni darle las gracias. Falta el respeto en todos los niveles, al trabajo individual de la gente y al de todos como colectivo. Se trata de llego, consumo y me voy. Cuando yo quiera, como yo quiera y sin importarme quién en mi camino.