viernes, 29 de abril de 2011

Imágenes de Salzburgo

Si Salzburgo es tan precioso, cómo será Viena, he pensado todo el día. No conozco ésta última, pero he tratado de imaginarme cómo será la hermana mayor de Salzburgo, esta tan coqueta ciudad que se recorre muy bien a pie, y con la sensación de que Mozart o los suyos estuvieron por todas partes o por las mismas por las que montones de turistas se mueven en busca de esa imagen típica de lo que esperaban encontrar, en esta ciudad tan alpina y monumental a la vez. Parece que hay música y arte en el aire.

La casa donde nació Mozart.

El palacio de Mirabell con los jardines del mismo nombre.

La casa donde vivió posteriormente Mozart.
El susodicho en la plaza del mismo nombre.

Jardines de Mirabelle con la fortaleza en lo alto.

En los jardines de Mirabell.
Los carteles de las tiendas son todos así de bonitos.

La catedral

Vista desde la fortaleza

Marionetas expuestas en el museo de la fortaleza.

En los mercados no faltan los productos típicos.

Todo Mozart: aquí la tumba de su viuda y de su padre.

jueves, 28 de abril de 2011

En Salzburgo sin dirndl pero con Mozart

Supongo que para venir a un país en el que nunca has estado, llegar a la ocho de la mañana no es la mejor opción. Pero si el único vuelo del día sale a las 6.45 de la mañana, te levantas a las cuatro y te plantas en una tierra que parece conocida pero que es otra, en la que se habla un idioma que conoces, pero que parece otro. Estoy en Salzburgo: esa parte tan bávara de Austria o esa parte tan austriaca de su propio país.

Es la ciudad de Mozart, hijo predilecto de la ciudad, venerado en dos casas museos, la escuela de música, una plaza y demás memorabilia en tiendas de souvenirs. En el museo de su casa de nacimiento cuentan que no murió tan pobre como se hace creer siempre, y que ganó bastante dinero en vida, pero que fue un derrochador. Murió muy joven dejando viuda y llena de deudas a Costanze a sus 29 años, y ésta, más inteligente que el genio de su marido, supo hacerse cargo del legado de Mozart, junto con su posterior marido, un danés con el que tras volver a viajar para propagar la obra de Mozart, se estableció hasta su muerte en Salzburgo, ciudad plenamente unida al apellido Mozart, ahora en forma de las bolitas de chocolate y mazapán que se venden por todas partes.

Ciudad musical, y de los trajes regionales de loden para los hombres, pantalones de cuero tiroleses para ellos y ellas, y vestidos dirndl para ellas. La oferta es apabullante, y un imposible no caer en la compra de algún abalorio, incluso para los que ya tenemos dirndl. Viniendo del norte de Alemania, resulta curioso ver a la gente con ellos puestos por la calle.

Encajonada en la montaña, a los que venimos de latitudes germanas planas, Salzburgo nos resulta como estar rodeados de paredes rocosas, como si la ciudad estuviese encajonada entre esos muros de piedra y árboles.

Hay mucho turista japonés, y español he oído en numerosas ocasiones. Y entre ellos, los turistas que hablamos la lengua, nos sentimos bien recibidos, pues podemos hablar con la gente, y sin embargo el acento es tan diferente, como lo son las expresiones tan distintas, que nos sentimos provinientes de otro sistema lingüístico. Aquí no se dice Tschüß, 'adiós' a la manera germana del norte, sino Servus. No se dice Guten Tag, sino Gruß Gott, el 'salude a Dios'  tan típico del sur. Y la carta de los restaurantes nos muestra platos muy diferentes, no solo en cuanto a la terminología para referirse a lo mismo.

Mozart bien vale una ciudad como Salzburgo, o al revés, Austria bien vale otro dialecto alemán, y su parafernalia tan diferente, la ciudad merece una visita y un buen madrugón, pero las fotos que iba a colgar en esta entrada, no merecen más minutos de mi sueño en un día que comenzó para mí a las cuatro y cuarto de la mañana. Mañana será otro día (en Salzburgo).

martes, 26 de abril de 2011

Operación Biquini

Así hemos titulado hoy el helado de despedida que nos hemos tomado mis hijas y yo con nuestro huésped de las últimas dos semanas. Los helados en Alemania son un placer maravilloso por 80 céntimos en la mayoría de los casos, o como mucho por un euro, que le hacen sentirse a uno como un rey por tan poco dinero. Las ciudades están llenas de heladerías, y hasta en el pueblo más remoto las hay. Los sabores son deliciosos y variados, aparte de los clásicos como vainilla, fresa o chocolate. Pero hasta de mojito me he tomado yo alguno en cierta ocasión, y nuestros favoritos son los de yogur de cereza, de mandarina, latte macchiato, melón, pistacho (que aquí no es verde fosforito, como en España).

Hoy hemos salido ya de casa con alevosía y premeditación: otras veces era el helado de "pasaba por aquí", pero hoy he cogido el coche aposta para ir a unos cuantos kilómetros de casa a una heladería concreta. Y había otros tantos que habían hecho lo mismo, a juzgar por el aparcamiento, montones de bicis incluidas. Hasta una señora paró su coche, se pidió un superhelado con nata incluida, y con él en la mano, empezó a conducir. Luego dicen que hablar por teléfono al conducir es peligroso. ¿Y los golosos come-helados?

La idea era ir a tomar el helado de despedida de mi visitante, que ha ido a uno diario prácticamente durante las dos semanas que ha estado aquí. Lo bueno de tener 24 años y estar delgadita es que se lo puede permitir, pero ella hablaba hoy justo de eso, de la "operación biquini", y que nosotras lo hacíamos al revés: íbamos a la heladería ya pensando en las dos bolas de helado que nos íbamos a tomar, y en la mejor época del año para hacerlo. A mí con una bola al final me dio, ... por la edad ... y por la idea del bikini, lo reconozco. Y sentadas las cuatro, tomándonos nuestros sendos helados, y viendo que otros los tenían más grandes aún, con nata encima, con virutas de chocolate, con capita de chocolate crujiente, y más delicias, hablábamos del placer que supone, y tan baratito. Ella dijo que se acordará de los precios.

Para que digan que la vida en Alemania es cara. Ella constató que los precios de entrada a los castillos o museos son caros. Es que hay que poner prioridades: un helado aquí en esta época del año y con el solazo que tenemos desde hace tres semanas y que sentimos como si nos hubiese tocado la lotería, es nuestro pan de cada día. Como lo es el hecho de que los críos vuelvan a tener esta semana libre, tras las cuatro semanas de clase que han tenido tan solo desde las últimas vacaciones. Ser niño en Alemania es crecer en el paraíso terrenal: vacaciones cada par de semanas, helados a tutiplén, y tu madre para llevarte a la mitad del día a tomarte uno. Pero hoy hablaba del biquini y los placeres, ¿no?

Cada vez que vea helado de avellana, su favorito, me acordaré de nuestra visitante, con la que hemos compartido muchos ratos buenísimos, y con la que me he vuelto a sentir como la jovencita que llegó a Alemania con 20 años sin saber el idioma y empezó a descubrir los placeres que ofrece esta tierra. El helado es uno de ellos, sin duda alguna, equiparable a los placeres gratuitos que nos da la vida, como la buena compañia, uno de los más sencillos y gratificantes.

domingo, 24 de abril de 2011

Ritos de Pascua

Esta semana lo he visto claro en mis clases al hablar sobre la Semana Santa: los españoles no la celebramos como una sucesión de ritos y los alemanes muchísimo. Les propuse a mis alumnos que me dijeran todo lo que les sugiere la Semana Santa en Alemania y lo mismo para España, esto ultimo con mi ayuda, se sobreentendía. Para Alemania se nos llenó la pizarra con las ideas que asociaban: huevos, comerlos, pintarlos, y buscarlos, huevos de chocolate, la liebre de Pascua, decorar las casas, fuegos de Pascua, desayunos o brunchs de Pascua, comidas en familia, regalos de Pascua, ir a la iglesia, manifestaciones de Pascua por la paz, días festivos (Viernes Santo y Lunes de Pascua). A su lado, para España solo se les ocurrieron las procesiones, y nada más, quedando ese lado de la pizarra casi vacío. Alguno conocía la imagen de los encapuchados tipo Ku Klux Klan, algo que les horroriza para las procesiones. Yo les expliqué que en España la Semana Santa tiene dos significados, uno religioso, y eso para los que la viven de esa manera, pero que quizá el más importante para la mayoría del país es el de vacaciones. Se trata de las primeras vacaciones del año, en un año escolar que va de septiembre a junio todo seguido, con interrupciones solo en Navidad y Semana Santa, y que es el momento de ir a la costa o al pueblo. No hay colegio en todo el país (aquí las vacaciones siempre son distintas según el estado federal). Les dije que sería un buen momento para ellos para visitar las grandes ciudades, que se quedan medio vacías. Pero se me quedaron todos mirando con cara rara como diciendo que cuantísimo nos perdemos, y que debemos ser algo raros.
Pascua es en Alemania una fiesta completamente pagana, llena de objetos y simbología con significado para la mayoría fuera de cualquier conexión religiosa. Y los que se benefician son los comercios con el despliegue de artículos de decoración, huevos de chocolate de todos los tamaños y rellenos. Y en los últimos años parece hasta que exista la obligación de regalar, y a los niños solo les falta escribirle la carta al Osterhase, la liebre de Pascua. Todo llegará. Pero semanas antes de Pascua, mis hijas me dijeron: “Para Pascua me pido…”, a lo que yo, irritada, les respondí que una cosa es que reciban alguna cosita pequeña, pero dada la coyuntura de ocasiones para regalar, que se ahorrasen todo tipo de deseos desmesurados.
Los huevos los pintaremos mañana (se cuecen huevos y se colorean de colores, o se les decoran con pegatinas; mi mentalidad práctica española me dice que es algo absurdo, pues los pintas para comértelos a continuación, pero quién ha dicho que los ritos sean algo práctico). Pero hoy hemos realizado otro rito: yo, liebre de Pascua oficial, he escondido en el jardín huevos de chocolate, que han buscado todo nerviosas, como si no lo hubiesen hecho nunca o siguiesen creyendo en la dichosa liebre. Mis hijas crecen. El año pasado cada una buscó por separado, en plan competición, terminando la pequeña por llorar porque la mayor había encontrado más huevos. Este año han salido provistas de una sola cesta, y el botín era común, indistintamente de quién lo encontrase. Crecen, digo, y maduran.
El domingo de Pascua es un día tranquilo, tras el día de ayer, encajonado entre tanta fiesta, el sábado, en el que los supermercados alemanes registran los mayores beneficios del año. Es el día en el que más ganan, sorprendentemente. Y es un día para irse de compras o a comprar todo lo que uno necesita para estos días de descanso primaverales, que tan bien saben: es el momento de equipar el jardín con hamacas, flores, y de preparar las bicis para las excursiones tan típicas de estos días. Todo eso se soluciona el sábado. Yo ayer, de camino al mercado a las 8.15 de la mañana, vi que el aparcamiento del supermercado, aunque no es enorme, estaba ya lleno. Y en el mercado, a esas horas me costó mucho aparcar y las colas eran de espanto.
Tras todos los preparativos, ahora toca celebrar el hecho en sí de que es Pascua, pues no se celebra otra cosa: se reúnen las familias en desayunos, brunchs, o cenas, y tras los fuegos de Pascua de anoche, continúan los ritos. Dos días seguidos.

viernes, 22 de abril de 2011

El mundo al revés

Mi impresión hoy ha sido que en Viernes Santo debe de andar media Alemania en la autopista. La otra media come carne: salchichas en cualquier parte, barbacoas en sus casas, o carne y más carne en el Block House, una cadena de restaurantes para los carnívoros y para todos los que no lo sean. Y ambas cosas, viajar o comer carne, se le han ocurrido a media Alemania y a parte de la otra media. Por mi maravillosa idea de hacer una excursión, me he chupado dos buenos atascos, a la ida y a la vuelta. Existen tan solo dos posibilidades de entrar o salir de Hamburgo desde el sur o hacia al sur: a través del túnel del Elba o por los puentes del Elba, es decir, una subterránea, o "sub-río" podría decirse, y otra suspendidos en el aire. Y para entrar en esos túneles, en los que por un fuego de no hace tanto, uno de los túneles sigue cerrado, ocurrió el efecto "embudo": la salida del túnel era una línea contínua de coches , y la entrada eran 5 carriles reducidos a dos en cuestión de unos cuantos kilómetros y que produjo el atasco, aparte de la mayor afluencia de vehículos.

En el parque de animales en el que hemos estado y que bien merece una entrada en este blog, montones de personas hacían cola para comerse su salchicha. En esos momentos pensé de nuevo que era Viernes Santo y me acordé de los potajes de mi niñez, que tanto odiaba. Ahora ya no tengo esa penitencia, sino además del atasco de la mañana, que fue ligerito en comparación, el de la tarde, pues he tardado una hora en un tramo de 4 kms, gracias a los túneles otra vez. Falta de fantasía por mi parte, pues al planear debí caer en la cuenta que era una malísima idea hacer la excursión hoy, comienzo de las vacaciones de Semana Santa, y con un tiempazo que ya quisieran los españoles esta Semana Santa. A la elección de día se le sumó que sin darme cuenta eligiese yo un restaurante de carne a la parrilla para el Viernes Santo. Al final dudé de si el mejor ayuno o contrición es pasarte unas cuantas horas de tu día libre en la autopista, la famosa deutsche Autobahn, sobre la que mi huésped de España me manifestó su escepticismo. Ella me comentaba que un amigo suyo siempre alaba las autopista alemanas, y que viendo la que se había montado, a ella se le rompía ese mito. "Es que hay 40 millones de vehículos, y 80 millones de habitantes", dije. Y algo habrá que hacer, por muy Viernes Santo que sea y que uno no deba hacer nada, añado ahora.

A paso de tortuga hemos continuado hasta el restaurante de carne, y eso en Viernes Santo, ambas hablando de la provocación que supone eso, habiéndonos criado con potaje los viernes. Pero como vimos, el restaurante nos mostró que no somos las únicas a las que el Viernes Santo no amedentra para no comer carne, pues estaba llenito, como las autopistas, en un día en el que uno no debiera moverse para nada. Incluso imaginamos, y nos reímos al hacerlo, que el restaurante abriese solamente en la cuaresma, una auténtica provocación, y cerrase el resto del año.

Es Viernes Santo, y llevamos más de una semana con sol y cielo azul. Los mercados y supermercados nos recuerdan que la temporada de las barbacoas ha comenzado y hoy, en Viernes Santo, se habrán hecho unas cuantas. Lo siento porque en España las vacaciones están siendo pasadas por agua, pero alguna vez nos tenía que tocar a nosotros el buen tiempo, y no solo los atascos, y podernos comer una buena carne en Viernes Santo, sentados fuera o donde sea, pensando que esto parece el mundo al revés: ni la autopista alemana es lo que uno se cree, ni el tiempo alemán lo que uno espera y el norte de Europa en Semana Santa es mejor que la Costa Azul o Matalascañas como dice un amigo mío. En un momento se desmontan todos los mitos. Y en Viernes Santo.

miércoles, 20 de abril de 2011

Cómo vender la moto

Cuando me enteré de que el latín es una lengua extranjera en Alemania, dudé de las facultades académicas del sistema escolar. Que lo equiparen al francés a la hora de elegir una segunda lengua extranjera en el instituto tiene su gracia, y más cuando yo la estudié en bachillerato y me quedó clarísimo que es una lengua muerta. Estos días mi hija ha tenido que elegir qué lengua extranjera empezará el curso que viene, si francés o latín, y la equiparación no deja de tener su gracia. Pero por qué no. Lo malo es que a los chavales les queda otra percepción del asunto, como si pudiesen utilizar el latín en cualquier viaje a Roma. Para leer inscripciones en piedras y museos desde luego, y sin dudar del valor del latin como base para el aprendizaje de otras lenguas, lo dejo en la mera casualidad el hecho de que las equiparen, pues hablamos de dos cosas bien diferentes.

Un par de semanas antes acudí al instituto a la tarde informativa para los padres, para que supiesen qué decisión tan importante estaban a punto de tomar sus hijos, o en muchos casos ellos mismos. Una profesora de francés y otra de latín defendieron lo suyo, y sinceramente, con lo que me gustó dar latín en el instituto y lo bien que lo vendieron, pensé que podría perfectamente recomendarle a mi hija que aprenda latín como lengua "extranjera". Primero nos expusieron los resultados de una entrevista a los implicados en el tema: los alumnos de sexto, a los que les preguntaron que porqué habían elegido una lengua u otra. Los motivos para aprender francés alegados por los alumnos eran desde el sonido tan bonito de la lengua, a las vacaciones que se pueden pasar en Francia, y su posterior uso en la vida profesional. Para el latín alegaron su papel de "lengua madre" originaria de muchas palabras incluso en alemán, aprender la historia de los romanos, aprender gramática, o poder estudiar medicina después. Esto último es una de esas falsas creencias que circulan por ahí, pues no creo que para medicina haga falta más que estudiar vocabulario, y eso se aprende.

Pero los alumnos se dan cuenta del nivel activo de una lengua y el subliminal de la otra con esas respuestas. El latín es la herramienta para diseccionar otras lenguas, para aprender gramática. Esto puedo corroborarlo yo. A través de ella te haces con los instrumentos necesarios para manejarte en otras. Y con la boca abierta me dejaron cuando contaron en la tarde de "venta" que en clase escriben hasta diálogos en latín, y que el libro de texto que utilizan va sobre un niño y su vida en Roma. Desde luego que no tiene nada que ver con el latín que yo aprendí, pues en clase traducíamos "La conjuración de Catilina" y textos por el estilo. Nos mostraron carteles en colores con los que trabajan, y nos hablaron del viaje a Xanten que realizarán los alumnos, un complejo de ruinas romanas bien conservado en Renania del Norte-Westfalia. Los que aprenden francés van de intercambio a París, igualito... Motivos para elegir francés, alegó la profesora, son que los chavales ganan confianza en sí mismos al hablar en una lengua tan diferente a la suya, que adquieren competencia intercultural o que lo hablan 150 millones de hablantes en 35 países. Pero la de latín volvió a atacar: en el latín están ancladas las raíces de nuestra cultura, se aprende a sistematizar los pasos para el estudio minucioso de cualquier materia, y a lo mejor hay chavales a los que simplemente no les va el amaneramiento del francés, y a los que simplemente les gusta el lenguaje desde su punto de vista "matemático" y no comunicativo.

En fin, que decidí, como suelo hacer con estas cosas, que mi hija sería la que eligiese su lengua "extranjera" y ella, tras la hora de prueba que les dieron en clase de cada idioma, me dijo lo mismo que yo saqué en conclusión: que sí, que coge francés, pues es una lengua moderna y que por eso le dará una salida más práctica, pero que se podía perfectamente coger latín. Y ella misma puso la crucecita en la hoja, y yo firmé. Y en octavo, la siguiente optativa será español o arte. Al final es siempre una lengua extranjera lo que se puede elegir cada vez, por mucho que se empeñen, en mezclar peras con manzanas. Pero me siguen pareciendo optativas muy apetecibles todas y prácticas para la vida misma, latín incluido. Y sin embargo, si mi hija tuviese que elegir entre física y latín, estoy segura que cogería latín, pues hace poco me dijo que "en física se estudian cosas que no le interesan a nadie". Y ahí no pude más que asentir de nuevo.

lunes, 18 de abril de 2011

De todo por 12 €

El sábado por la noche tuvo lugar en Hamburgo la "noche larga de los museos", el equivalente a la Noche Blanca que se celebra en Madrid. Los museos en Alemania suelen cerrar a las seis de la tarde, por lo que con la prolongación del horario hasta las dos de la mañana, es como si estuviesen abiertos hasta las cinco de la mañana. Unas 30.000 personas merodeaban de un lado para otro de la ciudad, a horas y en lugares donde en cualquier sábado no habría movimiento. El evento se celebra desde hace 11 años, y 47 museos han abierto sus puertas a la nocturnidad en esta ocasión. Once líneas de autobuses conectaban los museos, incluso uno de los barquitos del Alster era parte del sistema de transportes de la noche.

Hacía 11 años que no iba, pues fui en su primera edición, y el panorama museístico ha ampliado algo su oferta desde entonces. Hamburgo ofrece los clásicos, como el museo de pintura, la Kunsthalle y su edificio adjunto de arte moderno, la Gallerie der Gegenwart, o el Museo de Etnología, o el de Historia de Hamburgo. Pero a la oferta pintoresca se le unen un Museo Afgano, que descubrí en el listado el sábado, uno de pintores (de brocha gorda) y "esmaltadores", en una zona industrial de Hamburgo, o el Museo del Trabajo. Para tanto no dio la noche, pero sí para probar alguno nuevo.

Decepcionante y un buen timo es el más nuevo, Beatlemania, que en pleno Reeperbahn pretende ser testigo del comienzo de la carrera de los Beatles, que fue en Hamburgo, pero que no es más que un edificio de muchas escaleras, salas estrechas, y poco material expuesto, salvo recortes de prensa de la época, objetos de merchandising, y poco más. Fue el momento de la noche en el que me alegré de haber entrado con los 12 € de la entrada conjunta para toda la noche, y no por los 10 € que costaría solo ese museo. Tras el Museo de Kunst und Gewerbe, de Artes Decorativas, que tiene además de estupendas exposiciones una colección permanente impresionante de Art Nouveau, Art Deco, instrumentos musicales antiguos y objetos de todas las épocas, fuimos a las Deichtorhallen, un antiguo mercado de abastos convertido desde hace muchos años en una sala de exposiciones gigante. Nos quedamos sin ver los "Traummänner" por la cola que había, una exposición sobre hombres de ensueño cuyo reclamo en la fachada era una foto de un hombre bien puesto y ligerito de ropa, pero a pesar de la larga fila, muchos parecían llenos de paciencia para verla. Lo mismo nos ocurrió con el Museo de St. Pauli, recientemente inaugurado, y cuya exposición sobre la prostituta Doménica, una que fue muy famosa en Hamburgo, debió atraer a muchos, pero mis acompañantes y yo, al ver la cola, preferimos irnos a tomar la cervecita de sábado noche en la Reeperbahn antes de continuar culturizándonos.

Como colofón final elegimos dos barcos museo del puerto, incluidos en la oferta, el Rickmer Rickmers y el Cap San Diego. Estupenda manera de mostrar que el término museo da para mucho, y más en una ciudad portuaria y con tanto que ofrecer. Fue un estupendo comienzo de mi visitante de España para ver lo muchísimo que abarca esta ciudad, y desde diferentes perspectivas, y todo en una primera noche. Quien quiera puede repetir conmigo al año que viene.

jueves, 14 de abril de 2011

Siempre Raúl

El "señor Raúl", como decían hoy en la radio, usando la palabra en español, está dando mucho que hablar en Alemania y en Europa, habiendo logrado él en gran parte que el Schalke se meta en semifinales. Tras la goleada del partido de ida, la repetida victoria de ayer sabe a gloria en Alemania, en una noche en la que muchos son del Schalke, ese equipo de zona obrera, que es el cuarto equipo alemán que consigue colarse en semifinales de una Champions, tras el Bayern, el Borussia Dortmund y el Leverkusen. Todo un señor Raúl, no me canso de decirlo, que ha soportado como todo un profesional lo que le han echado encima hasta ahora en cuanto a desplantes, sin soltar nada por la boca como es frecuente en otros casos parecidos. Por eso ayer, otro que me parece otro señor, Manuel Neuer, el capitán y portero del Schalke, portero de la selección alemana (recuerden a Kahn), le mandó a la grada a celebrar con la afición.

Al ver las imágenes de la afición de Gelsenkirchen celebrando con Raúl, pienso en el partido que habrá en Hamburgo próximamente: a puerta cerrada en el estadio del St. Pauli, sin público. El motivo es la sanción impuesta esta semana al club gamberro hamburgués porque hace dos semanas en un partido contra el Schalke, precisamente, un espectador lanzo una jarra contra el linier en el minuto 88 del partido (se podía haber esperado), obligando al árbitro a suspenderlo de inmediato. El St. Pauli ha recurrido la sanción ante los tribunales de deporte en Frankfurt, que hoy dará a conocer su sentencia de si el club ha de acatar la pena, o de si se les indulta por esta vez. Pero si el fin del fútbol es el éxtasis colectivo que provoca, como vimos ayer con el resultado del Schalke, imaginemos que en ese "partido fantasma", como se dice en alemán, Geisterspiel, el St. Pauli hiciese un partidazo contra el Bremen, y nadie lo disfrutase.

Encima ayer el entrenador del St. Pauli, Holger Stanislawski, que antes de entrenador fue jugador del equipo, y que ha estado unido al club durante 18 años, anunció ayer en una conferencia de prensa que llenó de lágrimas que se va al Hoffenheim, por no poder soportar tanta presión profesional y privada. El St. Pauli se encuentra en los puestos de descenso en su primer año de regreso a la primera división alemana, y a eso se le suma ahora el partido a puerta cerrada, y la pésima imagen que un incontrolado da a una afición por lo demás entregada hasta la muerte. Quizá mejor irse ahora, sí, aunque hoy llueven las críticas y la decepción de los fans para los que irse al Hoffenheim, siendo "sanktpauliano" es un deshonor.

Pero así será el deporte, me imagino. O estás arriba o abajo, o eres un héroe o un villano. Y estos días el asunto Contador vuelve a estar candente, que no es ningún héroe, sino un perdedor absoluto, pues yo no me he creído nunca lo del filete, y para mí ha perdido bastante credibilidad por muy buen deportista que sea. Francia e Italia van a por él, y dudo mucho de que vaya a participar en el Tour o en el Giro, por mucho que trate de probar que es inocente.

Y cuando se remueve, algo se encuentra, y a los políticos les ocurre como a los deportistas, si llegar es difícil, el mantenerse y probar que eres sin ser lo es más: tras habernos librado del asunto zu Guttenberg ahora hay gente dispuesta a probar que hay otros supuestos doctores en la politica que plagiaron también en su tesis doctoral. Ahora le toca a Silvana Koch-Mehrin, eurodiputada por el FDP y la niña bonita del partido. Vaya, parece que ha copiado ésta también, ni que el partido, tras la dimisión de Westerwelle como jefe de los Liberales, estuviese para sustos. Al final la gente va a acabar por votar a los que no tienen estudios, o un simple bachillerato. La Universidad de Heidelberg está estudiando el asunto y la diputada en Bruselas, calla. Pero no tardará en hablar, estoy segura. Pues los que callan por tapar, pierden, y los que callan por ética profesional, se mantienen, como le ocurre a Raúl, que lo que ha conseguido ha sido por méritos propios. Que conste que no soy madridista, pero le admiro, pues no necesita copiar ni plagiar ni engañar, y ayer en las gradas, repetía lo que le dijesen que tenía que corear en alemán, para que el público le respondiese, y hoy se hablaba de sus "progresos con el alemán" en un país en el que no te regalan nada, como mucho un título de doctorado si copias o pagas por él. Me alegraría si el Schalke ganase la Champions.

martes, 12 de abril de 2011

Recortes vergonzosos

Un familiar mío me remite hoy a una noticia publicada en El País de hoy, a través de un correo electrónico con el siguiente texto: "Si tenéis ocasion y ganas, abrid El Pais de hoy y podéis encontrar la situación en la que nos encontramos la Asociación de Parálisis Cerebral "ASPACE". Por lo que se ve la cuerda siempre se rompe por lo mas flojo, esto es, por los mas débiles, gobierne quien gobierne. Se ve que cosechan pocos votos."

En fin, la noticia es desamparante para todos los que tienen allegados con parálisis cerebral. Como dice este familiar mío, cuya hija tiene esta enfermedad desde que nació, los más débiles pagan a la hora de los recortes, pues además ellos no se pueden quejar. Si ya es en muchos casos desamparante la situación de las familias con minusválidos a su cargo, y toda una labor y desafío para los que trabajan en estos gremios y que con su trabajo realizan un pequeño milagro día a día, no hay que olvidar el alivio que supone esta contribución para las familias que llevan prácticamente todo el peso de la enfermedad, haciendo posible además que los enfermos que acuden a los centros de día tengan unas horas de apoyo a su desarrollo y para los que están a su cargo unas horas de descarga de la durísima tarea de no poder en muchos casos ni coger en brazos a estas personas y verse mayores frente a esos hijos que necesitan cuidados de por vida.

¡Cómo se puede despedir al personal de ésta asociación! Un 12,7 % menos de la plantilla para prestaciones en las que segurísimo no están sobrados de gente y en las que es más que probable que uno realice el trabajo de tres y en muchos casos beneficiándose todos del altruismo que trabajar con enfermos que dependen de los cuidados produce en los trabajadores, es un recorte indignante y un insulto para el personal que van a despedir, como para las familias afectadas. ¿Es este ERE un intento más de que la gente se vaya a los centros privados, en casos, como es el de muchas de estas familias, que no se lo pueden permitir? Los enfermos son los que pagan este ERE, además de sus allegados, y a la larga pagamos todos, ignorando quiénes son los que de verdad necesitan ayuda. Qué triste.

lunes, 11 de abril de 2011

Mala suerte

Mi madre siempre dice que donde está el cuerpo está el peligro. Y razón tiene. Me he acordado varias veces de esa frase estos días, y de la gran verdad que es, como todo lo que dicen las madres. Nos preocupamos por montones de cosas a diario, tonterías en muchos casos, y no nos damos cuenta de que si nos toca estar en el sitio inadecuado en el momento en el que no deberíamos, podríamos despedirnos de todo sin darnos cuenta siquiera. Tampoco hay que ponerse trágicos, pero nos puede pasar algo en cualquier momento. Hoy en Hamburgo a una señora se le ha caído una farola encima de su coche, hiriéndola gravemente; un camión se llevó por delante a su paso la farola y varias señales y a ella le tocó ser aplastada por la farola y se encuentra en estado muy grave. El viernes en la autopista de Berlín a Rostock por el viento se levantó tal remolino de arena que cegó a algún conductor (tampoco se sabe claramente lo que ocurrió), pero como resultado se produjo un choque en cadena en el que fallecieron 8 personas aplastadas dentro de sus vehículos, además de los muchos heridos en los coches carbonizados. Y un accidente del que supe posteriormente y que ocurrió en Hamburgo en las dos semanas en las que estuve fuera en marzo, se saldó con cuatro muertos. En plena calle, a las tres de la tarde, un conductor que se saltó un semáforo en rojo, iba tan rápido que se le fue el control del vehículo, dio vueltas de campana en una calle muy concurrida de Hamburgo, y se llevó por delante a varias personas, curiosamente a gente importante de la ciudad, matando a un actor conocido y su mujer, un sociólogo e hiriendo a otros actores y gente normal y corriente también. Lo que hacía tanta personalidad reunida a las tres de la tarde para cruzar a la vez la calle debe ser una de estas casualidades tan raras como que te atropelle un tipo que iba drogado y se desencadene una tragedia así que le puede tocar a cualquiera. Es mi calle favorita de Hamburgo para ir de compras, y un sitio ideal para ir un sábado por la tarde, y fue ver la noticia y pensar en la de veces en las que yo he cruzado esa calle. Todo esto es muy trágico, lo sé, y cualquiera que lo lea pensará: "¿qué le pasa hoy a ésta?" Pues que estoy reventada, que tengo un cansancio que no me tengo, pero que si leo todas estas noticias truculentas pienso en lo bien que estoy y que mañana será otro día.

domingo, 10 de abril de 2011

La naturaleza despierta

En estos días de sol radiante, la naturaleza en Hamburgo nos está dando muchas alegrías. La explosión de verde que estamos a punto de presenciar se adivina por todas partes en forma de incipientes hojitas y capullitos. Como árboles y arbustos tenemos a mansalva, es imposible que pase desapercibido este resurgir de la vida que cada primavera nos la devuelve tras meses con ramas peladas, que hacen ver a través de ellas mismas aún más el gris reinante.

Por eso ayer, provista de mi cámara, quise documentar el estado actual de la naturaleza, que ya no será el mismo de hoy, y que en un par de días seguirá dándonos sorpresas. Cuando volvemos a presenciar este renacer, como cada año yo me vuelvo a preguntar cómo habremos sobrevivido una vez más, que qué tristes estaban los árboles sin sus hojas, que qué normales parecen los magnolios sin su flor tan bonita pero tan perecedera, que qué será de los narcisos durante tanto tiempo del año en el que están escondidos en la tierra y de la que vuelven a brotar todos a la vez. Solo con observar te haces un entendido en botánica, pues la tienes delante de tus ojos, y vas sacando tus conclusiones, incluso los que nunca crecimos entre tanto verde, como yo. Y te das cuenta de que no todos los rododendros florecen a la vez, así que ni qué decir de los tantísimos árboles diferentes, y a su vez las flores tienen su calendario también, primero unas, luego otras, ninguna se cuela. Pero vayamos por partes en este renacer.

Rododendros blancos; los fucsias y azules florecen después.

Las forsythias ya están en flor, les toca.

Los pensamientos los plantan durante todas estas semanas.
Los narcisos, la flor por excelencia de la primavera.

Magolio en flor, éste debe de ser del tipo más temprano en florecer.

A estos árboles todavía no les toca florecer, pero en nada no se podrá ver a través de ellos y Hamburgo se convertirá en túneles de árboles.


Magnolios que empiezan ahora a florecer.

¿Cerezos? ¿Ciruelos? La ciudad se llena de árboles rositas estos días.
Seguiré con mis pesquisas botánicas, que esto es el comienzo, por suerte. Se acaba de abrir la temporada.

sábado, 9 de abril de 2011

La violencia y la justicia mal entendida

Impresionante cómo una película puede tocar tantos temas y tan diferentes, mantener al espectador pendiente de diversos hilos entramados entre sí, y unirlos todos por un denominador tan duro como la violencia y elevar la tensión a través de la venganza o el tomarse la justicia por propia mano. Si además la acción tiene lugar en zonas tan diferentes como en África y Dinamarca, y a pesar de ser mundos con nada en común, al ser la violencia en ambos tan brutal, uno se da cuenta de que en lo peor de África y en lo mejor de Dinamarca el mundo se mueve por los mismos bajos instintos y que lo peor que le puede ocurrir al ser humano es perder todo el respeto hacia el dolor de los demás y entenderse solamente a uno mismo a través del uso de la violencia.

"In einer besseren Welt", "En un mundo mejor", como se llama en su versión alemana, debería llamarse "Venganza", como se llama en danés, en su versión original "Hævnen", o incluso mejor "justicia mal entendida". Porque el mundo mejor no existe, y ni siquiera queda como esperanza en ningún momento. La película empieza con violencia, con maltrato escolar en un colegio en una zona idílica de Dinamarca donde chavales "normales" maltratan a otros igual de normales pero que les parecen débiles. El padre de ese niño que cada mañana tiene que atravesar la barrera de los matones de la clase trabaja como médico para una ONG en África, en uno de esos países donde las milicias utilizan a unos locos que para salir de su propia miseria, asesinan y abren a las mujeres de arriba a abajo con cuchillos, para ver si están embarazadas o no. Al campamento de la estepa llegan mujeres rajadas y niños mutilados, y el doctor danés trata de combatir la violencia con no violencia.

De la misma manera en Dinamarca, al defender a su hijo de un altercado mientras jugaba con otro, el padre del otro crío le agrede, y él no devuelve el ataque, algo que el nuevo amigo de su hijo ve como un signo de flaqueza, de perder una batalla que no debería quedar así. Este chaval está destrozado por la reciente muerte de su madre, que perdió en la lucha contra el cáncer, y le culpa al padre de haber abandonado, de no haberle hecho frente a la enfermedad, como si hubiese deseado que la madre muriese. Y empieza a maquinar su propia justicia contra el matón que atacó al padre de su amigo, el doctor, pero las consecuencias de esa venganza son devastadoras.

Mientras, el médico en África tiene que tragarse su rabia y atender al jefe de las milicias que asesinan a capricho, al presentarse éste en el campamento con una pierna a punto de tener que ser amputada. Le atiende y salva la pierna pese a las protestas de los heridos del campamento y de los familiares de los mismos. Pero tras no haber podido salvar a una joven de sus heridas, el "paciente" le pide ese cuerpo muerto para disfrute de uno de sus secuaces, al que le gustan las que no se "mueven nada", y en ese momento el médico pierde el control que le caracterizaba y arrastra al que hasta ahora había tratado y tolerado y no hace nada para evitar su posterior linchamiento por parte de muchos del campamento.

Y el mundo mejor no acaba de llegar, porque la venganza no lleva a ninguna parte, como tampoco la violencia como medio para solucionar nada, ya que todos pierden ante todo su integridad humana. Durísima película que sin embargo recomiendo ver. Merecidísimo óscar a la mejor película extranjera de este año. El cine escandinavo no suele decepcionar en su mayor parte, pero esta película me será difícil de olvidar, porque tampoco deseo hacerlo.

jueves, 7 de abril de 2011

La supervivencia

¿Cómo era aquello de Darwin? .... ¿que solo los más fuertes sobreviven? Aprender idiomas es lo mismo. Todos se creen capaces de hacerlo, pero no todos lo consiguen. Los que mejor se adaptan al medio son los que tiran para delante, hasta el final, si es que lo hay, pues el aprendizaje de un idioma no se acaba nunca. Pero lo que está claro es que si empiezas con 20 alumnos entusiasmadísimos por aprenderlo, acabarás con 10, es una regla no escrita.

Qué fácil es decir voy a aprender inglés, o francés, o español, y empezar con toda buena voluntad y tesón. Los adultos podemos decidir hoy hacer una cosa, y al poco tiempo dejarlo porque nos supone más esfuerzo de lo que esperábamos, y ambas cosas las hacemos convencidos. Quién no ha dicho mil veces que tiene que mejorar su inglés o francés, para luego dejarlo todo en un simple plan. O cuántas academias de idiomas están llenas en septiembre, y medio vacias a finales de curso.

No todos son aptos para esta carrera de fondo, y algunos se dan cuenta enseguida y tiran la toalla rápido. La clave consiste en empezar despacito, aceptando las limitaciones, e ir a un ritmo constante, y eso es lo que falla; por una parte la presión de querer tener éxito cuanto antes, y por otra, darse cuenta que hay que trabajar algo, son los obstáculos principales. Porque se puede coger fondo a base de poner un poquito por tu parte, y no tener la actitud consumista de algunos alumnos que te hacen sentir como su profesor como la naranja a exprimir. Ellos consumen, y tú les montas el show y por los poderes mágicos en los que ellos creen, deberían dominarlo en 6 meses máximo. Pero por desgracia se necesita mucho más que eso: fundamental es mucha iniciativa propia, y además no tener vergüenza, hablar bajo "peligro" de que no te entiendan, y no flaquear ante las adversidades, pues justo por eso va pereciendo la mayoría por el camino.

Si los cursos son voluntarios, los buenos propósitos como "voy a aprender español", "voy a aprenderme todos los verbos irregulares", o falacias de tipo "el español es una lengua fácil, mucho más que el francés" los chafa cualquier cosa: una agenda apretada, enfermedades, viajes en medio del curso, y al final de los 20 con los que empezaste en el nivel cero, acaban 10, de esos diez, continúan 7, de ésos, quedan luego cuatro, y al final te encuentras en un día como hoy, con dos... Lo de Darwin, claramente. Tras algo más de un año como profesora de español, he visto de todo, y hoy al comenzar el cuarto curso con el mismo grupo, he visto que solo dos del grupo originario continúan. A ellos se les sumaron otros a lo largo de los siguientes cursos de manera que el curso sigue con vida, con ocho ahora, pese a los que no le dieron un año de vida como mucho. Pero ahí seguimos, aunque renqueando.

Sin embargo, los que han llegado hasta aquí se dan cuenta de las satisfacciones que te produce haberlo logrado. El camino será largo, pero como les decía a los tres que vinieron hoy de los ocho apuntados en la lista, deben pensar dónde estaban hace un año y dónde se encuentran ahora. El curso siguiente veremos quién sobrevive a éste. Hoy se lo volví a repetir: "Chicos, pensad en Darwin, aquí seguís, tenedlo en cuenta, por algo es".

lunes, 4 de abril de 2011

Vergüenza encubierta

Retomando la idea de la entrada anterior, existen más maneras de llamar la atención, tanto por ser minoría en la mayoría como por comportarte de manera distinta a los demás o por incluso aunque hagas lo que hacen ellos, sentirte rara y fuera de lugar. He tardado 21 años en ir a un sitio así, y en aceptar mi desnudez en público y la de los demás como algo normal. Pero hoy ha comenzado una nueva era, y aunque no me parezca normal, me voy a esforzar en que no se note.

Para recuperarme de una lesión y dolores que me tienen alejada de mi bosque desde hace meses (en este blog no se sabe que mi carrera como corredora duró exactamente dos años, y que desde entonces mi actividad deportiva ha vuelto a ser como toda mi vida anterior, es decir, nada), como tengo que hacer bici (y no sé montar), y ejercicios de fortalecimiento de piernas, me he apuntado a un gimnasio. El más apetecible es uno cercano con zona de wellness, bienestar, como se llama hoy día, es decir de spa, piscina, sauna, y todo tipo de espacios relajantes. Hasta ahí muy bien. He ido al gimnasio, he ejercitado las piernas, y luego me volví a cambiar y me puse mi bikini... Ahí estuvo el error. Volví a salir y esta vez me mezclé entre la gente de la zona de relax y no tardé ni un minuto en constatar que la única en bikini, o en bañador era yo. Incluso para meterse en las piscinas hidromasaje había un cartel bien clarito: "Prohibido meterse en traje de baño". En fin, el mundo al revés, pensé. Por lo que me quité el bikini so pena de seguir pareciendo el bicho más raro que ha aparecido en ese sitio jamás, o que me echen por escándalo público. Y he aprendido también, por la sed que pasé en el gimnasio, que a partir de hoy será peor olvidarme de una botella de agua que del bikini.

Lo sorprendente es la naturalidad con que los alemanes se manejan en estas situaciones, y no es cuestión de edad. Personas mayores van tan desnuditas como los jóvenes, y nada de llevar la toalla tapando nada. Se pasean con orgullo de cuerpo serrano, aunque no lo tengan... Así que yo, que al final me moví desnuda de un sitio a otro, tengo que practicar ahora otras modalidades para parecer una "miembra" cualquiera: llevar la toalla sobre el brazo, cual abrigo quitado, y nada de alrededor del cuerpo tapando mis partes, o sobre un hombro, cubriendo al menos un pecho... Se trata de la naturalidad de la que hablaba ayer, y de que nadie note que en realidad preferiría ir en bañador, y que solo con pensar en encontrarme con alguien que conozco estando desnuda y tener que entablar conversación, me parece espantoso. De hecho me encontré con dos que conozco (ahora ya sé dónde están otras madres del barrio en las horas de colegio), pero estando ya vestida, pero si pienso en encontrarme con algún hombre que conozca, y hablar de cualquier chorrada estando en bolas, me parece bochornoso. Pero tendré que irme mentalizando de que al ser el spa del barrio, podría encontrarme hasta con mi vecino de enfrente de allí. "Guten Tag, Herr ..., Usted en bolas, qué tal está, bla bla bla". Para entonces espero estar más adaptada al nuevo medio. Pero no sé si tardaré otros 21 años en perder la vergüenza que me queda. Y eso de que no la tengo, no es verdad.

domingo, 3 de abril de 2011

La constante de quedar mal

Lo malo de vivir entre varias culturas es la cantidad de veces que puedes meter la pata. No es que la metas siquiera, ni que sea tan grave meterla, pero te das cuenta de que los protocolos establecidos son otros que los que tú conoces. O puede ser que te acostumbres a los nuevos e ignores los tuyos de antaño, lo que podría convertirse en una ofensa mayor, y tú sin darte cuenta. Ayer tuve una reunión familiar, donde la anfitriona, una mujer joven de 25 años que vive en EE.UU., invitó a familiares y amigos en Alemania. El bufé estaba listo, y nadie se atrevía a ir, pues ella no había dicho nada. Alguien le hizo saber que mientras no lo diera ella por oficialmente abierto, nadie se levantaría a por la comida. Ella dijo que en EE.UU. el discurso se hace en la mitad de la comida, y que se empieza tal cual, pero salió del paso improvisando y haciendo como se hace aquí: dar la bienvenida diciendo que estaba encantada de la cantidad de gente que había acudido a su llamada, y que "me acaban de decir que aquí el discurso se hace ahora, y no en la mitad de comida; por lo que lo hago como se hace aquí y ¡listo!, así que a comer todos". Parecerá una tontería, pero son leyes no escritas que todos acatan en un país, únicas por no conocer otras (¿mejores?).

De la misma manera en Alemania no se abren los regalos según te los dan, salvo si es una situación íntima de tú a tú con el que te regala. En una fiesta a la que acuden varias personas, sobre todo en un grupo grande, se colocan en una mesa, y luego los abres en tu casa. Se trata de no poner en evidencia a nadie, ni al que te regala, por ver su regalo comparado con el de otros, ni al regalado, no sea que pongas cara de "huy, otro jarrón".

De lo peorcito que puedes hacer aquí es felicitar a alguien por adelantado por su cumpleaños, algo muy normal en España. O celebrar antes del día. Impensable aquí. Mejor tres meses después que un día antes. Muy mal quedas también si acudes a cualquier invitación con las manos vacías: hay que llevar algo, sea una botella de vino, unas flores, o unos bombones.

En España quedas fatal si no das el pésame por la muerte de alguien, o no vas al tanatorio cuando toca, o no visitas a alguien en el hospital, o no llamas a preguntar qué qué tal la operación. Yo, con el paso de los años en Alemania me he convertido en una "mal-queda" en España, pues no exisitiendo aquí ni tanatorios, ni la costumbre de dar el pésame a nadie, salvo en el entierro mismo, y eso si vas, simplemente se me pasan esas cosas. No es intención, lo aseguro, pero es lo mismo que las veces que he quedado mal aquí por hacer cosas fuera de lugar. Simplemente no se me ocurre. Tanto las rémoras del pasado, como la confrontación con tu nuevo medio, te hacen olvidar o ignorar, sin querer, lo aseguro, muchas cosas.

Lo importante es ser natural, pues por mucho que te esfuerces, si estás desplazado, al final metes la pata, y ya puestos, mejor hacerlo con naturalidad y de manera elegante. Es decir, que si a mí se me pasa dar el pésame, por mucho que me recuerden que debería haberlo hecho hace mucho, pues está muy mal no hacerlo, si se me ha pasado y no ha salido de mí, después me parece fuera de lugar aparecer como rezagada y entonar un "lo siento, se me ha olvidado". Es que ni siquiera me siento mal por no haberlo hecho. Son los peligros de la desnaturalización, de vivir a 2.000 km de distancia, y de vivir en otro mundo, algo que debería ser entendible, pero que no lo es para los que no han salido del suyo. De la misma manera, si aquí no llamo para dar las gracias porque me hayan invitado a cenar en casa de alguien, como es habitual en ciertas esferas, y decir que la velada fue inolvidable, tampoco me siento mal. O la invitación es de corazón, o que no me inviten si no.

Es duro esto de no acertar nunca. Lo bueno es que te acostumbras, como a todo.

viernes, 1 de abril de 2011

El vacío en la educación

El espacio entre la enseñanza primaria y la secundaria en Alemania es un vacío en el que caen todos los niños cuando pasan del placentero cuarto curso al disciplinado quinto. Lo percibí ayer de lleno, en la reunión de padres del instituto de mi hija. La clase se halla en ese vacío, un espacio que es una adaptación que para muchos no llega, con lo avanzado que ya va el curso, pero que es debido al muchísimo tiempo que se pierde aquí hasta cuarto y que no prepara a los críos para la vida seria futura que se les viene encima un curso después. Pasar al instituto con diez años me parece muy pronto, pero la incongruencia es otra: que de ser todos personitas que van al colegio para fomentar su personalidad, independencia, fantasía, se han de convertir de la noche al día en colegiales serios. Y a muchos se les va un curso en ello, si no más.

Ayer tuvimos que oír quejas y más quejas de los profesores: que vienen demasiado infantiloides, que han estado meses luchando contra costumbres de primaria, como ir a la mesa del profesor antes de empezar la clase, y preguntarle que qué tal y buscar la conversación por cualquier cosa, que no se han dado cuenta que al tocar la campana han de estar sentados en sus pupitre con el material listo para la clase. Todavía se creen muy graciosos, y les cuesta mucho estar en silencio, concentrarse.

Estuve a punto de armar mi revolución particular, pero en una de esas tengo todas las de perder, al ser la única que piensa así, pero me tuve que morder la lengua para no decir que me parece inaudito que el mismo sistema que fomenta en primaria la plena autonomía, y donde a paso de tortuga aprenden a escribir y leer, y luego mucho conocimiento del medio, todo estupendo, pero el "medio" no es aprender una constancia en el estudio, sino una laxitud en todos los aspectos, pues son niños, y ya tendrán tiempo de estudiar y enterarse de lo que vale un peine...

Pero eso es simplemente un año después. Yo estoy de acuerdo con que por fin se ponga seria la cosa, pero no con la dosificación de la seriedad. Porque luego ocurre lo que ocurre... A finales de febrero llegó un correo diciéndonos a los padres que la clase, por colgarse de la pizarra, se la había cargado, y que a la vuelta de las vacaciones de marzo se tomarían medidas. En eso están, tratando de averiguar quién ha sido, pero la clase, por muy inmadura que les parezca a los profesores, forman ahora una piña, y nadie ha soltado prenda de quiénes han sido. Antes de las vacaciones mi hija me dijo "Claro que sabemos quiénes han sido, los mismos de siempre, pero a ver si te crees tú que me voy a chivar". Ahí quedó la cosa, y ayer, más infantiles me parecieron los padres que discutieron una hora sobre la solución a tomar. De confesar uno, dijeron los profesores que el seguro de los padres podría pagar los desperfectos. De ser varios, repartirse. Pero no van a salir los nombres, y seguramente los padres de los que han causado los daños ni estuvieran allí, pues el tema "pizarra" estaba anunciado como un punto del día.

Y nada más levantarnos hoy, saqué el tema de la pizarra, y mi hija me dio la siguiente explicación: "Los mismos salvajes de siempre se han colgado durante un tiempo de la pizarra, la profesora, con lo 'inteligente' que es, arrancó uno de los lados porque estaba algo descolgado, con eso el peso ya no estaba equilibrado, y la profesora de inglés, otra inteligente, al bajar la pizarra hizo que ésta saliera volando al techo, así que en esto tienen todos algo que ver... menos yo, que no me he arrimado a la pizarra".  Pues lo mismo digo yo, en esto tenemos todos la culpa: por fomentar que los críos no aprendan normas siendo pequeños, y que tanto decirles que se muevan, que experimenten con el mundo, puede acabar así, con chavales que se suben a cualquier cosa, que se creen muy graciosos y no hacen más que interrumpir en clase, o que, como oímos ayer, en medio de la clase se ponen a pintar, como les decían en primaria que hicieran en los momentos de aburrimiento (mi hija ha pintado blocs de dibujos enteros en clase, animada por la profesora, que no sabía que hacer con ella en clase de lengua, pues iba más avanzada que el resto).

Lo malo de esto, como al final no pude callarme en la reunión, es que hoy es la pizarra y otro día será otra cosa, y que efectivamente mi hija viene a casa diciendo que el ruido en clase es a veces atronador y que es imposible concentrarse, que muchas veces, cuando los profesores proponen algo interesante, enseguida tienen que abandonar en el intento, pues cualquier invitación a algo nuevo y diferente o sugerente, supone que se despendolen un tiempo, por lo que vuelven a lo mismo de siempre, y muchos siguen aburriéndose y no sabiendo como llamar la atención. Que empiecen a sugerir respeto y disciplina en primero y no en quinto. Creo que adelantaríamos más que en dos horas de reunión de padres.