viernes, 28 de septiembre de 2012

Espectáculos únicos y tardíos

En los últimos dos meses, desde que empezó el colegio, llevo recibiendo correos todas las semanas de las páginas de internet de las que recibo ofertas de vuelos, hoteles y viajes. Muchos de ellos llevaban el encabezamiento: "Por si no se le ha ocurrido adónde puede ir en los próximos meses, aquí unas sugerencias". Vamos a ver, si yo no viajo más, es porque no puedo, ni por tiempo ni dinero, que si no yo sería un Willy Fogg moderno, con iphone, ipad, cámara de fotos, y un montón de equipaje, para el frío, para el calor, medicinas por lo que pudiera pasar, lecturas, y ante todo, mucha alegría de ver sitios nuevos o de reencontrarme con otros archiconocidos. Por eso ya tengo las maletas hechas otra vez, con mucha alegría y con poco estrés, porque el que me producen es el del bueno, del que estresa pero que produce endorfinas. Esta vez vuelvo a mi tierra, a mis Madriles. Habrá fiesta familiar, una boda nada menos, y sinceramente, con la situación mundial, qué mejor momento que para casarse o descasarse que ahora. En realidad da igual cuándo lo hagas, pues gente dispuesta a ir de fiesta siempre hay. Por suerte yo no soy como la planta de la que he leido antes y que acaba de florecer en un parque botánico de Hamburgo, que tiene a los expertos locos. El agave es una planta originaria de México, con hojas carnosas, que florece solo una vez, y tras hacerlo muere. Los botánicos llevaban 30 años esperando la flor del agave que hay en el parque Planten un Blomen de Hamburgo, y justo ahora está en flor. Al florecer, lanza un tallo de hasta 10 metros de altura. La de Hamburgo ha crecido 7,10 metros, y han tenido que quitarle una parte del techo al invernadero para que pueda crecer todo lo que quiera. Empezó a salir en febrero y ahora el espectáculo, que es muy raro de ver, durará unas cuatro semanas, con todas las flores. En cuanto vuelva de mi viaje, iré a verla. Lo triste es que esta planta muere tras haber florecido una sola vez. La naturaleza nos ofrece espectáculos de lo más extraños. Si las plantas y los animales hablasen, lo mismo dirían de nosotros, seres humanos. Para la boda de mi hermano ha habido que esperar casi 30 años... pero lo bueno es que a diferencia del agave, la flor no se marchitará, seguirá animando a la familia como lo hace siempre. Todos celebraremos, bailaremos, y brindaremos por las flores tardías pero que serán perennes.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

La vendimia de Hamburgo

Weinlese am Stintfang
(foto de dpa, publicada en Hamburger Abendblatt, 25.09.12)
Aunque no se lo crean, en Hamburgo la vendimia ha sido justo hoy. Como es cosa de un rato, se hace rapidito, y se mandan las uvas a Stuttgart, pues aquí no hay bodegas que hagan vino, y embotellan allí la cosecha para regalar a los visitantes de Estado que visitan Hamburgo. Yo había oído hablar de tal viñedo, pero hasta que no he visto hoy esta foto en el periódico local, no he sabido donde estaban las viñas.
En pleno St. Pauli, con vistas al puerto, se encuentran las 100 parras, en lo que es el viñedo situado más al norte de Alemania. La plantaron en 1995, como regalo de la ciudad de Stuttgart a Hamburgo, que realiza aquí siempre en verano la fiesta del vino en la plaza del ayuntamiento. No se creían que iba producirse vino de aquí, pero el año pasado sacaron 55 botellas. El anterior ninguna, pues robaron las uvas dos días antes de la vendimia y no quedó más que para hacer algo que de compota, que donaron a un hogar para los sintecho. Recuerdo la conmoción el año pasado por el robo de las uvas.

Algún sumiller importante de la ciudad dice que el de Hamburgo es un vino excelente. Ya podrá serlo, si es un campito de nada y con un viticultor dedicado en exclusiva a él, que debe acariciar cada uva. La vendimia ha sido hoy, eso sí, bajo el diluvio que ha caído todo el día, pero por suerte han acabado rápido, y no hacen falta ni tractores, ni nada. Supongo que a Rajoy, si viene para acá, que no creo, no le darán ninguna. Ayer estuvo en las Naciones Unidas reclamando Gibraltar. Quizá para él es el problema más grave que tiene ahora mismo el gobierno español. Que se preocupe de las conciones laborales de España. El fin de semana leí en El País, que las condiciones de la vendimia francesa, a la que van los españoles no tiene nada que ver con la española, que realizan sobre todo los inmigrantes. Si veo el bombo y platillo que le dan aquí a ciertas cosas, como la recogida de la uva para apenas 55 botellas, pienso que no se sabe sacar el jugo sufuciente a lo buenísimo que ha producido España en los últimos años, ni se ha tratado bien a los que trabajan en sectores como ése.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Los que llegan de la vida real

Ayer ganó el equipo de Hamburgo al Borussia Dortmund 3-2 en casa, y la victoria es significativa para la mala racha del Hamburgo, que estuvo a punto de bajar a segunda división la temporada pasada, y para el Dortmund es una derrota significativa, pues llevaban 31 partidos invictos. Esto me ha hecho recordar un titular que leí y guardé del periódico local de Hamburgo del jueves. Traduzco: "En Madrid solo pensábamos en Eppendorf". Esto lo dicen van de Vaart y su mujer, que echaron tantísimo de menos su barrio de Hamburgo cuando se fueron por una millonada al Madrid. Claro, hay que tener compasión, seguro que La Moraleja o algún piso de 400 metros cuadrados en el barrio de Salamanca, o donde vivieran no era lo mismo. Pobrecitos. O peor aún, en el Madrid no tenían el glamour que tienen aquí, seamos sinceros. Así que el tío listo que dejó tirado al Hamburgo para irse al Madrid ha vuelto ahora en plan héroe salvador, y por eso tiene que decir en la entrevista del periódico chorradas así. Además, como la entrevista es también con el empresario que ha soltado la pasta para traerle, un fabricante de mostazas y salsas, está claro que hay que que hacer la pelota, pues la entrevista da grima pues es un cúmulo de lisonjas al empresario y a todo del club y la ciudad. En ningún lugar se ha sentido tan en casa como en Hamburgo, dice van der Vaart, ni en Londres ni en ninguna parte. Y si uno se siente en casa, se nota también en el rendimiento, dice. Ahí queda eso.

Justo un par de días antes leía en el mismo periódico sobre unas españolas que han venido a trabajar a Hamburgo. En ese barrio del que soñaban tanto en Madrid los niñatos de los van der Vaarts, viven ahora esas dos chicas que han llegado aquí buscando trabajo. Comparten una habitación de 12 metros cuadrados, e incluso la cama doble, en un piso compartido con otros más. El titular del mismo periódico y esta vez en español es: "Adiós España, hola Hamburgo". Se conocieron en un curso de alemán en Barcelona, y vinieron juntas. Hablan de la situación de la juventud en España, de sueños rotos, de agresividad en el ambiente. En Hamburgo existe ya un punto de asesoramiento para los españoles que llegan organizado por la iglesia. Algunos españoles van directamente según llegan con una maleta de la estación, sin trabajo, sin piso, y sin saber ni una palabra de alemán. Las cifras cantan: en 2011 llegaron casi el doble de españoles a Hamburgo, 829,  que el año anterior, y más de la mitad de ellos son menores de 30 años. En 2008 fueron 285. Habrá que esperar a las cifras de este año, pero solo en los cuatro primeros meses han llegado 318. Llegan preguntando por cursos de idiomas y ayudas para aprenderlos, dicen en la oficina de integración. Las chicas hablan del choque cultural; una cuenta no haber pegado ojo la primera noche en Hamburgo... por no haber oído nada de ruido, por el silencio (!). Aquí ven futuro, dicen, y podrían quedarse.

Diferentes ejemplos de llegadas recientes a Hamburgo: los que llegan de estrellas y encima cuentan lo que la gente quiere leer en el periódico, o los anónimos, otra ola de inmigración como la que llegó a Alemania en los años 60. La diferencia es que la tontería de la gente permite que se idolatre a gente con tanta tontuna como los van der Vaart, y a que ella, monísima de la muerte, eso sí, le lluevan jugosísmas ofertas de la televisión alemana por su palmito y por su acento holandés, algo que vende mucho en Alemania desde décadas. Aquí terminaron algunos cómicos o presentadores que en su país no tenían nada de éxito, y aquí se quedaron... Pero con esas chicas españolas, y muchos otros, está llegando la realidad actual. Es gente preparada, y con los pies en la tierra, y simplemente quieren tener un trabajo de acuerdo a sus cualificaciones que les permita vivir. La pena es que España necesita a esa gente que se va, y me temo que las pérdidas se harán visibles más adelante, cuando pase el temporal, aunque ahora parezca muy lejano. El futbolista y su mujer pronunciarán los titulares que la gente de aquí quiere leer con ese patriotismo tan estúpido que existe, pero los que vienen a labrarse un futuro sin recibir millones para ello merecen la misma atención. Pero otra injusticia más: mientras que aquí, el que no aprenda alemán lo tiene muy crudo para trabajar, los van der Vaart ni irán a un curso de alemán, pues pueden vivir del cuento. Pero los españoles harán más ruido, eso está claro.

sábado, 22 de septiembre de 2012

El dinero que no tenemos

Esta semana la asociación de contribuyentes alemanes ha hecho público su informe anual en el que exponen dónde se ha tirado el dinero un año más, con ejemplos como un puente para que crucen gatos salvajes que ha costado una millonada, o concretamente en Hamburgo, unas palmeras que instalaron en un barrio por 15.000 euros. Las palmeras no sobrevivieron su primer invierno en estas latitudes, y ahora las tienen que arrancar, algo que costará también dinero. El ejemplo más claro de Hamburgo es la futura Filarmónica, que está engullendo millones y millones. Lo que en un principio debía costar 77 millones de euros y estar listo en 2010, costará por lo menos 323 millones de euros y estará lista en 2015. Y mientras que para algunas cosas los que manejan el dinero tienen la manga muy ancha, en otras se corta o se ha cortado el grifo hace mucho tiempo, muchas de ellas necesarias.

Hace meses, cuando en España se armó el revuelo por sugerir la alcaldesa de Madrid que bibliotecas y otras prestaciones municipales podrían ser llevadas por ciudadanos como tareas de voluntariado, yo me reí para mis adentros, pues eso existe en Alemania desde hace décadas. Es triste decirlo, pero si Alemania tiene dinero para muchas cosas, y no solo para malgastar, es porque restringen en otras que consideran "innecesarias". Por otra parte, como los ciudadanos las consideran imprescindibles, sorprendentemente para un país en el que trato diario no es tan cálido como en otros, sí que son capaces de darlo todo y gratis por tareas muy concretas. Hace poco el presidente alemán Joachim Gauck abrió su palacio para recibir a 4.000 de voluntarios para agradecerles su labor, y por supuesto que no fueron todos, pero el acto fue simbólico, como la cifra de los invitados también pues en Alemania son millones los ciudadanos que se involucran en algún voluntariado. Hay de todo: desde gente que asesora a personas que han sido robadas, y reciben para ello incluso las formaciones necesarias. O en uno de mis cursos una señora cuenta siempre que ella lee con niños extranjeros que tienen dificultades con el alemán. Aquí los comedores de los colegios, si es que existen, funcionan a menudo con madres que rotando se ocupan de comprar y cocinar a precio de coste, trabajando gratuitamente, al igual que las bibliotecas de institutos y colegios. A mí en temas de enseñanza me duele que así sea, pues no me cabe en la cabeza que no sea posible organizar un comedor profesional o emplear a alguien para la biblioteca. Pero en Alemania dejó de haber hace muchos años dinero que en otros países ha seguido existiendo para prestaciones básicas.

No quiero negar la necesidad en las sociedades ricas de involucrarse y concienciarse de las necesidades no cubiertas, pero existe el peligro de que el estado relegue demasiadas tareas en sus ciudadanos. Los tiempos que vivimos nos han demostrado que los últimos años no hemos vivido correctamente y el manejo del dinero no ha sido el más adecuado. Aquí se recorta en educación y se invierte en proyectos de prestigio, como en el edificio para la Filarmónica de Hamburgo, un saco sin fondo que se está comiendo el dinero que la ciudad no tiene para otras cosas. Ese es el peligro, y no que la gente se involucre en algo que llenen sus vidas. Pero cuando uno lee del despilfarro innecesario porque algunos tengan "estupendas" ideas como plantar palmeras en el norte de Europa, o estupideces así, dan ganas de ponerse a gritar.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Y después de la cola, ¿qué?

A diez minutos de mi casa hay una tienda de Apple y hoy no pude creerne lo que vi a las 8 de la mañana. La cola se salía del centro comercial unos cien metros, una hora y media antes de que abrieran las tiendas. Cuando salí del gimnasio, la cola llegaba a la misma altura. Todos estaban ahí para comprarse el último modelo de iphone. Yo poseo un aparato de esos, ya "antiguo", como ocurre con estos inventos, pero no entiendo la tontería de querer tenerlo nada más ponerlo en venta. Qué más da tenerlo un par de días después. Ojalá la gente se movilizara y pasara la noche en vela por injusticias del mundo. La imagen me ha dado vergüenza ajena hoy. Hay que estar verdaderamente majara para pasar la noche delante de una tienda de Apple, como si se tratara de racionamientos en tiempos de guerra y tu vida dependiera de eso. Que conste que yo no renuncio ya ni a mi iphone ni a mi ipad, pero jamás haría cola toda la noche, ni media hora siquiera para comprarme algo de lo que además habrá suficientes para los que quieran. Qué suerte tienen algunos de poderse permitir ese estrés por un aparato. Supongo que luego habrán utilizado el mismo para proclamar al mundo: "ya lo tengo". Y cuando se les pase la fiebre, ¿qué?, ¿hasta el próximo modelo?

jueves, 20 de septiembre de 2012

El siguiente paso

Estaba algo nerviosa cuando aparcó el coche. Le costó encontrar el lugar, a pesar de llevar el gps e indicarle éste el mejor camino, pero una de sus costumbres era llegar siempre hasta la puerta de los sitios con el coche, y después buscar aparcamiento. Eso le hizo dar después otra vuelta enorme, pues la zona es un nudo de calles y carreteras que en realidad te empujan a salir de la ciudad, en grandes avenidas, sin siquiera sitio para aparcar a los lados. Volvió a entrar en el callejón que le indicó el aparato la primera vez, pero esta vez, calculada ya la distancia restante a pie, aparcó en uno de los dos sitios que vio en seguida. La mañana era gelida, más de lo que parecería para septiembre, y a pesar del sol, que todavía tenía la fuerza que le recordaba que no hacía tanto era en teoría verano. Había un grupo grande de chicos jóvenes, algunos ataviados con el pantalón de cuero de Baviera y las medias hasta la rodilla típicas de ese atuendo. Vio el cartel de "albergue juvenil", y siguió caminando hacia el número 34 de la calle. Justo en la puerta anterior de otra del mismo centro de la administración a la que se dirigía, había dos hombres sosteniendo una pancarta que decía: "Stop a la expulsión de los refugiados". Ella cogió un folleto que le ofreció uno de los que sujetaban la pancarta, y siguió caminando. Llegó, y subió a la segunda planta, como ponía en el papel. Se anunció en el mostrador de información y le dijeron que pasase a la sala de espera, que informarían a su compañera. Como faltaba media hora para la cita, se sintió cómoda, porque a las citas importantes llegaba siempre con tiempo de sobra, porque temía todo tipo de imprevistos. Escrutó la sala, a las dos o tres personas que pasaron en ese rato por ahí: una chica joven de color, un hombre de aspecto árabe. Cuando la llamaron, entró, algo nerviosa. Empezaron las preguntas, de manera amable, para nada el tono que recordaba de otras visitas a este tipo de oficinas hacía ya más de veinte años, en el que el funcionario no hablaba casi, y tras haber esperado colas, y tiempo interminable, encima sentía como si por ponerle el sellito en los papeles, le hacían un favor impagable. ¿No le habían concedido la plaza en la universidad? ¿Por qué era entonces tan difícil vivir aquí? Ella se reía cuando se lo contaba a la gente: "Puedo estudiar aquí, pero que me den el permiso para vivir aquí es complicado". Por eso ahora, parecía otra situación. La primera pregunta de si sabía alemán se obvió tras un par de frases. De la misma manera el test que hay que hacer para el trámite: al haber estudiado aquí, dijo la funcionaria, se sobreentiende que la cultura general y el conocimiento del solicitante es más que suficiente. Que en qué trabajaba, la edad de los hijos, que si tenía antecedentes penales. Bueno, unos puntillos de nada en Flensburg, el carné por puntos, por algo que la policía consideró gordo, pero que ella jamás entendió. Nada grave, pues la funcionaria sonrió y siguió preguntando. Al final le entregó el formulario para solicitar la nacionalidad alemana, además de una hoja con una lista interminable de los papeles que tiene que presentar en la próxima cita. La conversación fue muy amistosa, la despedida hasta finales de octubre también. Salió contenta, de que todo sea tan fácil. Los dos hombres unos veinte metros más adelante de camino de regreso al coche le recordaron que no es así. La misma pancarta. Ellos no se habían movido del lugar, pues su petición de que personas que entraron como refugiados y viven aquí durante años, en muchos casos con sus hijos que luego son más alemanes que ninguna otra parte, sean obligados a regresar a su país de origen. Se imaginó que muchos de ellos darían todo por tener la alfombra roja que le acababan de extender a ella para realizar el trámite, pues ella no lo había ni pensado antes, pues no quería renunciar a su nacionalidad propia. Pero como podía conservar la suya, la alemana sería una buena propina tras 22 años y medio en estas tierras. Así de injusto es el mundo, pues lo que ella se tomaba como algo divertido y un acto de conciliación entre ella y el mundo en el que vive, para muchos otros se trata de salir expulsados o no de la tierra de acogida. Volvió al coche reflexionando sobre que precisiamente el hacerse alemana le permitirá con su voto pronunciarse contra injusticias así. Un voto no cambia nada. Pero uno, y uno y uno sí. Y arrancó el coche y regresó a su mundo en el que la nacionalidad ahora mismo es mera anécdota.

martes, 18 de septiembre de 2012

Bombas para generaciones

Anoche volvieron a desactivar una bomba de la II Guerra Mundial en Hamburgo, en la zona de los almacenes, la Speicherstadt, ese conjunto de ladrillo tan bonito, que guarda una estética única para algo tan práctico como el almacenaje de mercancías. 700 personas fueron evacuadas, pero porque encontraron la bomba en obras en un canal del puerto después del horario de oficinas, pues si no habrían sido muchas más, como ocurrió este mismo mes en St. Pauli, el barrio tan céntrico, del que tuvieron que evacuar a 5.000 personas de sus casas por la noche, llamando puerta a puerta. Encontraron dos bombas en pleno corazón de la zona, justo donde se pone el Dom, el parque de atracciones ambulante, donde nadie sospechaba que hubiese bombas, pues justo aquí se encuentra un búnker de la guerra, que si no fue derribado tras ésta, fue porque la detonación necesaria hubiese destruido medio barrio también. Y como aquí son muy prácticos, el edificio tiene su "encanto" gris, y dentro es una caja de sorpresas: tiene desde oficinas, a una emisora de radio, una sala de conciertos y bar de copas con terraza con vistas, o una tienda de instrumentos gigante de varias plantas. La insonorización es fabulosa, eso está claro. Y por eso, se suponía que en alrededor de este búnker no había bombas sorpresa, pues los aliados no las "desperdiciaban" en zona de búnkeres.

El otro día anoté cifras: en los 213 ataques aéreos realizados por ingleses y americanos a Hamburgo entre 1940 y 1945 cayeron 107.000 bombas. Se calcula que de ellas 2.900 no explotaron, las llamadas Blindgänger. Eso solo en Hamburgo; en toda Alemania quedan unas 100.000 soterradas, por lo que el país es territorio explosivo en sentido literal. Desde finales de la guerra en Hamburgo se han descubierto y desactivado 11.000.

Desde 2005 se obliga a los que planean la construcción de edificios que revisen el terreno y lo pongan "a prueba de bomba", nunca mejor dicho. Los ingleses les dieron en 1985 a los alemanes fotos tomadas en la guerra desde las alturas, en las que se ve dónde hubo destrucción y dónde no. Esas imágenes son valiosísimas a la hora de evaluar si se trata de zona de riesgo o no. Y algo curioso: si la comisión del departamento especializado estima que es zona en la que podrían haber bombas enterradas, los gastos para investigar el terreno y desactivar las bombas los paga el constructor; aquí apechuga el que quiere hacer negocio. Otra cosa son las que se encuentran por casualidad, en una obrita cualquiera, como la de anoche. Se estima que hasta que las últimas bombas sean desactivadas podrían pasar 150 años. Casi nada.



lunes, 17 de septiembre de 2012

Epitafio de interrogaciones

La presidenta de la Comunidad de Madrid, esa señora tan "querida" llamada Esperanza Aguirre, ha dimitido hoy de manera inesperada de todos sus cargos. Sin haber leído apenas nada de la decisión, me recuerda a cuando Oskar Lafontaine dejó plantado al canciller Gerhard Schröder cuando éste andaba con las reformas de la Agenda 2010, tras estar apenas medio año en su puesto de Ministro de Hacienda. Schröder estaba haciendo reformas nada aceptables para un político bastante de izquierdas, y Lafontaine se fue, de un día para otro, dejando a todos patidifusos. Fue muy criticado por haber sido votado y tirar la toalla tan rápidamente, pero fue claramente por las diferencias con su jefe.

A mí me suena a que Esperanza Aguirre dimite por lo mismo. Rajoy sigue sin pronunciarse en muchas cosas, y ella no es dada a callarse por nada. Prueba de ello son su montón de meteduras de pata en muchos momentos muy delicados. Pero pienso que con su dimisión deja tambaleante a un gobierno que sigue dando palos de ciego, y que en poquísimo tiempo se ha cargado la confianza hasta de sus votantes.

Hoy tenía otro post preparado, pero se me ha colado la dimisión de Aguirre, que a mí me ha sorprendido como al primero, es decir, a Rajoy, o probablemente más... Y enseguida me he acordado de Oskar Lafontaine. Como la "Espe", él no es un político de términos medios: o se le odia o se le venera; y como ahora con ella, unos lloraron su ida, y otros celebraron con champán. Pero a nadie le deja indiferente su dimisión. Que sea para bien, pero me temo que no.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Mejor que regresen

Qué ganas tengo de que pase este curso escolar y dejar primaria para siempre. Ayer lo volví a pensar cuando al llegar al cole a llevar a mi hija, había unos 12 niños, carpeta en mano, anotando información vital. Fue parar en zona en la que se puede hacer y señalarnos todos los dedos infantiles con aire inquisitorio, y venir unas cuantas niñas amigas de mi hija y decir: "Natalia, lo sentimos, pero tenemos que tomar nota". Como la semana que viene es el día sin coches, en el que los colegios de Hamburgo compiten por ver en cuál de ellos hay menos pecadores que llevan a sus hijos en coche a clase, ayer era la preparación. Mi hija me contó después que pidieron voluntarios para estar a las 7.30 de la mañana y hacer recuentos de coches, y que casi hubo tortas para tal importante labor. Mi hija se reía de que hubiese niños dispuestos a estar ahí media hora antes del comienzo de clase para eso. Algo va mal en un país si a los niños los vuelven tan inquisitorios que tienen ganas de poner orden en cosas en las que no es necesario. Para empezar, a la puerta del colegio se puede parar, soltar a crío o recogerlo, o incluso dejar el coche 5 minutos, pero no aparcar. Incluso a veces hay un policía que aprueba todo y yo le he llegado a preguntar, por las miradas de odio de niños y padres, si es correcto parar ahí, y me dijo que sí. Así que llevo años haciéndolo. Pero todos los años en septiembre organizan este maravilloso día para odiar a los que van en coche. A veces pienso que es envidia cochina de los que van andando y pasan frío y se mojan, porque si no no me lo explico. Yo también me indigno cuando veo a un crío de 6 años caminando a las 7.30 de la mañana solito en la oscuridad de la noche en invierno, con un frío que pela, o cayendo chuzos de punta. O he visto a niños bastante pequeños caídos en mitad de la calle con su bicicleta por el hielo. Y yo no señalo a esos padres con el dedo. Me repatea la histeria colectiva de la gente que como no tiene problemas serios se pone a criticar cosas que no son les incumben. Si se alteran porque se aparca en zona prohibida, o en doble fila, lo entiendo, pero no es el caso. Por suerte, ya digo, nos queda solo un año del día sin coches.

En la misma clase hablaron el otro día en clase de religión de lo que es el alma. Mi hija me lo contó con todo detalle y que les explicó toda convencida de que la ha visto "en una radiografía". La profesora y todos la miraron sorprendida, pero es que ella pensaba que el alma era la columna vertebral. Me lo contó riéndose, sorprendida de que exista algo tan difuso "dentro" del cuerpo, y luego me contó que había entendido lo que es: el espíritu de una persona, su esencia, o mejor dicho "nada". Nos empeñamos en ponerle nombre a todo, y efectivamente por qué no habría de ser la columna vertebral nuestra alma, pues es el eje que nos sujeta, la cabeza incluida, que es donde se encuentra quizá el "alma". Y sin embargo todos entendemos a la perfección a alguien que nos diga que le duele el alma y hasta le compadecemos. De la misma manera que los individuos tenemos alma, los países o culturas también las tienen.

Ayer, tras la historia con los niños señalándonos con el dedo, vi un espectáculo precioso en el cielo. Yo estaba en un semáforo cuando miré al cielo y vi una bandada de pájaros volando en forma de W dirigiéndose hacia el sur. la parte central de la uve doble cambiaba de forma en cuanto a su pronunciamiento. No me dio tiempo a hacerles una foto, pues el semáforo cambió y yo continué hacia mi casa. Me quedé un rato pensando en ellos, en lo lista que es la naturaleza, pues ellos desaparecen en cuanto la cosa se pone fea. Ayer  hacía bastante frío ya, y hoy, hace un día otoñal. Es el primer día de un viento que hace que se vuelva a oír el silencio. El invierno será duro, pero no va a ser uno más, sino el último de muchas cosas. Y cuando vuelvan los pájaros me alegraré.

Por suerte no nos dejan solos, pues hay muchas almas por aquí que nos alegran el día. Yo disfruto cada vez más de esos momentos en los que notas que la gente te aprecia, y últimamente tengo muchos. En las sociedades ricas se paga un alto precio humano. Mi hija mayor me contaba ayer de nuevo de la antipatía de la gente aquí en el transporte público, que el otro día vino una señora y le dijo que se quitase de ahí, que ese era "su sitio". Ella, por suerte, tiene la suficiente autoestima como para decir ante tal estupidez que no se movía, que solo faltaba que los asientos fuesen en propiedad, cuando además el de enfrente estaba libre. Otra señora intercedió y le pidió a la intransigente que por favor se callara y se sentase en uno de los muchos asientos que había libres. Al menos la otra no se calló, pues no conozco sociedad más antipática hacia los niños que la alemana. Como no soy ave migratoria no me puedo ir, pero me pregunto si ese puntito de prepotencia con el que educan a los niños no les explota en la cara. Aquí a muchos padres sus hijos adultos no los visitan más que en Navidad o el día de la madre, y por compromiso. El otro día precisamente yo le decía a mi hija pequeña que si después de todo lo que estoy haciendo por ellas, me da una patada en el culo y me viene a ver solo en Navidad, que sería para matarla. Ella me miró toda picarona y debió pensar que ésa me la devolvía, por ponerme yo tan melodramática, y me salta: "No, yo vendré a menudo y diré: 'qué hay de comer?'". Le dije que de paso me puede traer también la colada, que solo faltaba.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

¿Maltrato físico?

¿Es hacer agujeros en las orejas de las niñas maltrato físico? Este es un tema muy candente estos días en Alemania, y no solo el euro y la aprobación de hoy por el Tribunal Constitucional alemán del fondo de ayuda, que ha sido un respiro para muchos, incluso con sus restricciones. Una pareja demandó a un estudio de tatuajes por haberle hecho mal a su hija de tres años los agujeros de las orejas, a diferente altura, alegando además que la niña presentaba reacciones traumáticas días después. La dueña del estudio fue condenada a pagar 70 € a la niña, pero el juez quiere que se investigue si hacer agujeros en las orejas de menores es una lesión física y merece penalización. Van a preparar una ley que diga a qué edad se les puede taladrar las orejas a los niños. Para alguno médicos se trata de una vulneración del derecho del niño a su körperliche Unversehrtheit, el derecho a la integridad física, incluso cuando el crío desee tener agujeros. Algunos médicos advierten de infecciones y heridas, y que los niños se pueden hacer daño jugando si llevan pendientes.

A mí me miraron muy mal cuando volví de España con mis hijas con pendientes cuando eran bebés. Les expliqué a aquellos que me pedían explicaciones que era algo cultural, y que a nosotros nos parece importante diferenciar a una niña de un niño, y que aquí, como la ropa de bebé es muy unisex, ni se les viste con esas ropas rosas o azulitas clara que tanto se ven en España, que parecen todos hermafroditas, además de que en inviernos van vestidos cuales buzos en esos monos guateados. Pero no conseguí convencer a nadie de nada, algo que a mí me dio igual, pues estoy acostumbrada a nadar contra corriente aquí. Pero sí que les dije que entonces nos han maltratado a millones de mujeres españolas, generación tras generación.

Lo que me divierte es que aquí acaban poniendo leyes para todo, hasta para los agujeros de las orejas. Espero que no multen en restrosprectiva porque a mí me tocaría en partida doble. Qué ganas tienen de ocuparse con cosas que no van a cambiar el mundo ni van aportar nada. Yo no pienso que me maltrataron por hacerme los agujeros sin preguntarme. Pero en un país de restricciones para todo, no es raro pensar así. Los domingos no se puede cortar el cesped. O vivir en una comunidad de vecinos trae muchas restricciones, como no poder ducharse después de las diez de la noche, o los niños no pueden estar en la calle después de las de esa hora tampoco, ni aparecer en televisión. Así bajo esa perspectiva, los pendientes si son un maltrato físico, seamos sinceros. A ver qué dicen los tribunales. Yo ya estoy en ascuas.

martes, 11 de septiembre de 2012

La casa sin vida

Ayer leí una historia curiosa que desconocía, a pesar de haber visto un par de veces en el Museo de Etnología de Hamburgo el objeto del que trata. En este museo hay una casa maorí que lleva ya 100 años en él. Yo ni sabía que eran tantos años y ni mucho menos conocía la leyenda que la rodea, y siempre he pasado por delante sin pararme especialmente, pues su aspecto era más bien lúgubre en la sala oscura en la que estaba situada.

Estas semanas han venido a Hamburgo un grupo de maoríes de Nueva Zelanda a restaurarla. Los maorís son los primeros pobladores de aquel país. Cuando llegaron los restauradores, le hablaron a la casa como si fuese una persona y le contaron lo que le iban a hacer en las siguientes semanas. Pero ellos no se refieren a la casa como "casa maorí" sino Rauru, el nombre de la casa. Cada casa de esta tribu lleva un nombre y simboliza a una persona, y cada edificación de este pueblo tiene brazos y manos, los lados del tejado, y una cara, que es la máscara en la punta del tejado. Ellos conocen su leyenda, de los ancestros que vivieron en ella y cuyo espíritu sigue viviendo en la casa. Y esta casa tiene una historia triste. Una personalidad importante de los maorís se casó a mediados del siglo XIX e hizo construirle a su joven esposa esta casa. Pero el hombre no se acercaba a la obra con el respeto debido, y como en contra de lo que le aconsejó el sacerdote de la tribu, siguió construyendo la casa, murió su esposa. No aprendió la lección que le dieron los dioses y se volvió a casar. Siguió construyendo la casa. De nuevo murió la esposa. Y tuvo que morir una tercera y el hijo común para que dejara de construirla. Y allí estuvo durante décadas, prácticamente acabada, sin uso. Un hotelero sueco que vivía en Nueva Zelanda la adquirió y la hizo terminar, y la inauguraron en 1900. Le dieron el nombre de Rauru. Dos sacerdotes trataron de quitarle el hechizo, pero como estos dos murieron también al poco tiempo, el sueco la puso en venta, ofreciéndola primero al gobierno de Nueva Zelanda, y luego al mercado de arte internacional  La compró Georg Thilenius, el director que fundó el museo de Etnología de Hamburgo, que la compró por 35.000 marcos de la época. La pusieron en un lugar especial, algo tétrico en mi opinión y ahora, cuando celebren su reapertura, estará situada en un lugar del museo iluminado por luz natural.

No parece que la casa haya traido más desgracia a nadie, y ahí sigue, y el 7 de octubre será su inauguración tras la restauración, con una exposición sobre los maoríes. Los restauradores dicen que la casa lleva 100 años en Hamburgo y que se ha acostumbrado, porque en esta ciudad la tratan con respeto, y que por eso no ha perdido su fuerza, pues además sobrevivó a dos guerras. Extraña historia. Quizá hay casas que nunca debieron construirse, y que se llevan por delante lo que haya dentro. No siempre para solucionarlo se puede arrancar una casa y llevarla a la otra parte del mundo y dejarla reposar 100 años. Pero sería una idea, por qué no. La próxima vez que vaya a este museo, la miraré detenidamente, y a lo mejor me dice algo. Yo me compré hace años una máscara de madera que durante mucho tiempo me hablaba; la madera crujía y crujía y cuando se mudó silenció para siempre. No ha vuelto a emitir sonido alguno, pero ahí sigue. Ahora mismo la estoy mirando y ella parece decirme que no habrá que esperar 100 años para volver a crujir.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Una de lunes

Menos mal que el instituto de Iñaki Urdangarín y su socio era sin ánimo de lucro, que si no... Nóos ingresó en una cuenta nueve millones de euros en tres años, de los que tres milloncejos de nada fueron a parar directamente a los socios. La infanta también recibió dinero, demuestran las investigaciones. Qué leyes son esas que imputan a la mujer del socio de Urdangarín, pero a la infanta no. Por muy hija del rey que sea, está implicada igual, y ha de responder ante la justicia. Espero que sea declarada persona non grata para siempre. Pobres niños los suyos, qué vergüenza. A mí a veces me dan pena, pero supongo que los educan para tener esa visión del mundo de que yo estoy y soy porque me lo merezco, aunque viva del cuento. Y se convertirán en lo mismo que en sus padres.

Menuda ha liado aquí ahora Bettina Wulff, la esposa del expresidente Christian Wulff, que tuvo que dimitir por haberse aprovechado de muchos favores de gente demasiado importante. Se querella contra Google, nada menos, pues su nombre en las búsquedas aparece asociado a palabras como "dama de compañía", "burdel", "prostitución". La palabra clave es Autovervollständigung, que yo tengo que leer dos veces. Eso es lo que hace Google cuando empezamos a teclear lo que queremos buscar: nos completa el resto dándonos sugerencias. La señora Wulff no quiere que el buscador sugiera esos términos con su persona. Google se defiende diciendo que ese automatismo es generado por las búsquedas que hace la gente, y no por ellos mismos. También quiso querellarse contra Günter Jauch, uno de los más conocidos presentadores de televisión, y éste ha dicho que no tiene interés y que retira todo tipo de comentarios, que solo citó a otros medios, pero nunca habló de su opinión. En cualquier caso, la ex primera dama sabe elegir el momento de darse publicidad, pues la autobiografía que ha escrito y que iba a aparecer en unas semanas, saldrá a la venta ya esta semana, y así aprovecha el tirón. Fuese o no fuese lo que los cibernautas con sus búsquedas sugieren que fue, bulo o no, sí que ha conseguido una publicidad enorme, pues yo ni ni muchos otros sabíamos de esos rumores, y ahora sí. Y dinero no va a perder la buena señora.

Y ahora Bernard Arnault, el hombre más rico de Francia, dueño del imperio Louis Vuitton, que es parte del grupo gigante de marcas de lujo, quiere hacerse belga. No es por evadir impuestos, dice para defenderse, sino porque el gobierno de Hollande llevará a Francia a la ruina. Para un presidente que por fin quiere gravar a las grandes fortunas, con un 75 %, y va el más rico de Francia y se le pone gallito... con lo amigo que era de Sarkozy. Miren el programa de recortes de Hollande, y comparen con el de Rajoy. Vergüenza da en España hoy, día de regreso al cole, con menos presupuesto, menos profesores, menos de todo, y más de lo mismo, por no recordar esa amnistía fiscal que hubo hace poco.

En fin, que es lunes, y yo pienso en el dinero. Protestan y recaudan los que pueden. A los que nos tienen cogidos por los huevos, aunque no tengamos, no nos toca más que resignarnos, y encima mirar con estupor la que se nos viene encima, además de los palos que nos han dado. La "ministrísima" alemana de Trabajo, Ursula von der Leyen, tiene todo mis respetos, por ser la única "tocapelotas" de todo el gobierno de derechas de la coalición actual. No solo lleva años tratando de cambiar lo inmejorable en este país, la situación laboral de las madres, sino que ahora ha presentado un estudio en el que dice que uno de cada tres jubilados en el futuro vivirá en el umbral de la pobreza pues cobrarán solamente 688 € al mes. Por eso ha propuesto un subsidio o remuneración extra, y se ha quedado sola con su propuesta en la coalición de Merkel. La ministra von der Leyen no va a pertenecer a ese grupo de renta baja, pero ha tocado un tema que es tabú en Alemania, pues todavía seguimos viendo a ese grupo de jubilados que no hacen más que viajar y que son un grupo de gran poder adquisitivo por disfrutar de jubilaciones de las que todos soñamos pero que no tendremos. Cómo nos engañan a todos. Menos mal que a veces somos conscientes de ello.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Siempre yo

Brahms y Picasso. No tienen nada que ver el uno con el otro, salvo que yo me he acercado a ambos genios este fin de semana. Johannes Brahms reside en Hamburgo en forma de un museo que lleva su nombre, no en la casa donde vivió unos años, que fue prácticamente destruida por la guerra sino en la misma zona otra acondicionada para acercarnos a este compositor que nació en Hamburgo. Curiosa la historia de su madre, que era 17 años mayor que el padre, y que dio a luz ya cuarentona a tres hijos sanos. No eran ricos pero trataron de dar a sus hijos una cultura musical que hizo de Brahms un talento ya de niño. Pero uno de los hijos venerados de Hamburgo y autor, entre otras, de la famosísima nana que todos hemos oído alguna vez, se tuvo que ir al no encontrar en su ciudad el reconocimiento que esperaba. Sí que lo tuvo en Viena, adonde emigró y donde murió recibiendo todos los honores y donde está enterrado. En las fotos que hay en el museo tiene cara de pocos amigos. Aparece mucho junto al suyo el nombre de Clara Schumann, que fue una pianista y compositora reconocida, que por suerte no se quedó del todo a la sombra de su marido, también compositor y pianista, aunque él lo intentó. Ella consiguió salir en los billetes de 100 marcos y sobrevivió a su marido 40 años, pues este acabó depresivo y enfermo. Parece que Brahms tuvo un lío con ella, pero no está claro. Sí que se enamoró de ella, eso es seguro. Pero voviendo a Brahms, ayer al oír que se fue enfadado de su ciudad natal, Hamburgo, pensé que la fuga de talentos no es nada nuevo hoy día.

Ya lo hizo Picasso también. Por cierto que mucha gente fuera de España se cree que era francés. La exposición que he visto hoy iba sobre Picasso; es decir, no eran obras suyas sino fotografías que tomaron de él fotógrafos, algunos tan conocidos como Robert Doisneau (el de la foto famosa de la pareja besándose en una calle de París), Robert Capa o Man Ray. Hay fotos magníficas de Picasso en todas poses y posturas, con sombreros, hasta disfrazado de Popeye, con su colección de hijos pequeños de los que parecía su abuelo. En las fotos se aprecia una personalidad arrolladora, seductora, con miradas de alguien satisfecho, consciente de su legado artístico. Son retratos, fotos suyas trabajando, rodeado del círculo de artistas de París, con su jovencisima esposa Jacqueline, y casi todas las fotos muestran a un Picasso mayor, con esa imagen que todos tenemos de él. Le encantaba que le fotografiaran, y el título de la exposición no podía ser más acertado: "yo-y-yo-y-yo". Lo interesante es que se percibe cómo Picasso utilizó activamente la fotografía para crear su propio mito, pues sus imagenes son tan conocidas como sus cuadros. Culto al ego celebrado y aplaudido por el mismo, sus mujeres y el mundo.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Las travesuras de la política

Anda, no dimite, y me parece bien. La concejala cuyo video ha sido difundido en internet estos días en un acto "íntimo", como dice la prensa, ha decidido hoy que retira su dimisión. Que los móviles, ordenadores, redes sociales, sms, correos, videos y ahora también whatsapp son un peligro si se difunde material personal es más que obvio. Que alguien se masturbe en su casa e incluso grabe un video de ello lo es también, aunque algunos no se crean lo segundo (muchos ni lo primero siquiera). Pero que alguien "robe" el video no es fácil pues la concejala del pueblo toledano dice que no salió de su móvil, y se hace la tonta, pero las declaraciones suyas que he oido hoy no convencen a nadie de que no lo mandara ella misma. Un video no sale solo al mundo, y probablemente ella se lo haya mandado a alguien, que ahora lo ha utilizado en contra suya. Ella dice que era para su marido, pero no sé yo.

En realidad dan igual tanto el video como los detalles de para quién era, etc., etc., pero lo curioso fue la determinación con la que la política anunció que dimitiría hoy. En un país en el que ni el tato dimite por robar, por corrupción o fraudes, que alguien dimita por un video erótico es completamente absurdo. Ahora parece que la policía investiga a alguien que al parecer lo mandó desde el ayuntamiento, y la concejala ha cambiado de opinión y no dimite.

Todos hemos pasado momentos de bochorno por mandar correos a quién no debemos, o hacer clic antes de la cuenta. Yo hace un año o así recibía casi a diario un correo sobre lugares interesantes en Madrid. Estaba tan mal escrito que un día que le pasé uno de los correos a alguien comenté: "el sitio parece interesante, pero qué mal escriben las tipas de esta página". Cuando me di cuenta que di a responder en vez de a reenviar, me puse de todos los colores posibles. No volví a recibir el correo diario ya que los autores se sintieron dolidos por mi comentario y me borraron de su lista de seguidores. Yo ni me atreví a protestar por la vergüenza que pasé. Eso solo lo supimos esa página web y yo, pero un video como el de estos días corre como la pólvora, y debe ser como para no volver a salir de casa jamás. ¿Pero dimitir por eso? Desde luego que la concejala, que además está de buen ver, ha pasado al estrellato y pronto podría salir en Interviú o Playboy, o si no al tiempo. Si no es tonta aprovechará el tirón, como han hecho muchos otros por ser hijo de o ex de. Los políticos se masturban: ésa es la buena noticia. Ni me imagino cuántas personas estarán viendo el video ahora mismo, que es más interesante que la prima de riesgo.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Los casi dioses

Ronaldo está triste, ¿qué le pasa a Ronaldo? No es por el dinero, dice la estrella futbolística del Real Madrid. Por la novia no será, porque ya hablé un día aquí que se las gastan "poco" agraciadas los deportistas de élite, y la suya es de bandera. Pero Cristiano no celebra ya ni los goles el pobre. De nada le sirven ni los ferraris ni nada. Está triste, y punto. ¿Es que no puede el muchacho? Por muy Cristiano Ronaldo que sea, puede estarlo. Algunos le defienden, que hay que comprender que no ha ganado tantos balones de oro como Messi y ahora se lo han dado a Iniesta. Es malo es ser bueno en el fútbol pero encima ir de malote, pues Messi e Iniesta son buenos y además van de buenotes también. Pero es que Ronaldo no se conforma con eso y quiere ser dios, inmortal. Me recuerda a la tristeza de Lady Di, en aquella entrevista que dio diciendo que en su matrimonio eran tres. Y en esto es lo mismo: por muchos goles que meta y que vaya de diva, otros comparten el olimpo y no van tan sobrados o al menos aparentemente. Pues a la larga son todos unos privilegiados millonarios.

Ay los dioses del fútbol. Hamburgo está feliz porque ha vuelto van der Vaart. No sé si se alegran más de que haya vuelto Sylvie o su esposo, pero son la pareja glamour de la temporada futbolística. Ya estuvieron aquí, pero se fueron, por los avatares del fútbol, es decir, dinero contante y sonante. Traicionó él a sus fans de Hamburgo para irse por unos cuantos milloncejos al Madrid, y estos luego lo vendieron al Tottenham Hotspurs de Londres. Pero tras la catastrófica temporada pasada, el HSV, el equipo de Hamburgo, estuvo a punto de descender a segunda división, y nada más comenzar la nueva temporada, los fans han empezado a gritar el nombre de van der Vaart. Y ya están aquí. Lo digo en plural porque no se trata de él solo, sino de su superestrella esposa Sylvie. Se anunció el otro día su llegada como si fuesen la realeza en persona, la de ella, y la de él, por separado, para dar más emoción. Le han comprado al club londinense por 13 millones de euros. Los que hemos venido a Hamburgo gratis, e incluso regresado otra vez sin que nos den ni un millón ni medio siquiera, hubiéramos estado encantados por tal suma. Y toda la prensa está feliz. Se trata de lo que se llama aquí el Doppelpack. El 'paquete de dos', pues Rafael sin Sylvie no es ni la mitad de lo que es con ella. Esta chica no llegó a irse del todo de Alemania estos años de "exilio", pues ella mantuvo siempre que echaba de menos Hamburgo y no Holanda, algo que le encanta oír aquí a la gente, y además se la ha seguido viendo en la versión alemana del Let's dance, como presentadora toda dicharachera, haciendo negocio con su acento holandés, algo muy vendible en Alemania desde hace décadas. Muchos han tenido éxito en la televisión alemana solo por eso. Noticia siempre codiciada del periódico sensacionalista Bild, la van der Vaart sabe cómo hacer marketing con su mejor producto: ella misma.

Ahora han firmado por tres temporadas. Ella saldrá ahora hasta en la sopa en la tele alemana, por suerte en programas que no veo. Pero de lo que se trata es de si él es la salvación del club. De momento parecen muy felices y son titular estos días por todas partes. Los van der Vaart han regresado, y no parecen nada tristes. Pobre Ronaldo. Qué triste es querer ser el más, con lo sencillo que es conformarse con un poquitín menos. Pero eso no va con ciertos dioses, y por eso entristecen, por mucho que lo tengan todo.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Cerveza y salchichas para todos

Hoy por fin he llamado al teléfono que pone en la carta que me han mandado animando a hacerme alemana. Para empezar, la que cogió el teléfono parecía de Bangalore lo menos, pero me respondió sobre la única duda o piedra que yo veo en el camino: sí que puedo mantener mi nacionalidad española. Lo único es, me dijo, que debo llamar al consulado español y que me lo confirmen por escrito que me "dejan". Acabo de llamar a los españoles y el tipo ha puesto el grito en el cielo: de escrito nada, los alemanes lo saben de sobra que ellos dejan, pues ha habido muchos españoles que se han acogido a la doble nacionalidad, que es permitida por el Artículo 24 del Código Civil, y que con eso basta. Bueno, pues ya tengo mi cita en dos semanas en el departamento de naturalización alemán. Habrá otra cita más, en la que presente todo lo que me pidan en la primera cita. Y en esa segunda ronda tengo que llevar el dinerito, que cuesta 255 €, que no me la van a dar por la cara, y luego tendré la nacionalidad alemana entre tres y seis meses después. Qué cosas.

Así de fácil podría ser. Bueno, supongo que no lo será tanto, pues ya me han mencionado que necesito una partida de nacimiento internacional, y qué sé yo qué más. Lo del test de "teutonidad" es lo de menos. Es un examen que hay que hacer para demostrar que se conoce bien este país, y que eres apto a decirte alemán. A mí estas cosas me hacen mucha gracia, y de hecho hice uno yo hace tiempo de prueba, y aprobé. Supongo que conozco el país lo suficientemente como para no catear, y la lengua no me supone ningún problema. Es más, creo que la hablo mejor que la de Bangalore...

He de admitir que al recibir la carta animándome a "alemanizarme" de una vez por todas me he alegrado. Mi relación con este país es de una especie de amor y odio de ni contigo ni sin ti, pero es como en un matrimonio más o menos bien avenido. Hay días que me ataco de la antipatía y agresividad de la gente en la calle; otras me maravillo de lo correctos que son, lo fiables; otras me gustaría que no fuesen todos tan puntuales, para no sentir que la que llega siempre tarde soy yo;  otras me repatea la falta de empatía de la gente, algo que quizá es lo que más odio. Le he dado mucho a este país, y me han robado mucho también. En algunas cosas ha sido un atraco a mano armada; concretamente en el tema de conciliación, como saben mis lectores. Ser madre en Alemania es como trasladarse a épocas decimonónicas.

Para mí, en mis circunstancias actuales, lo único que me haría rechazar la oferta que me hacen sería que tuviese que entregar mi nacionalidad española. No me considero ni especialmente patriota ni apegada a mi tierra, pero sí que lo soy a mi identidad, y ésa es la española, pues fue el lugar en el que crecí. El resto han sido costumbres y arraigos que se han ido adheriendo a mi carácter, pues como seres humanos que somos, no somos una sarten con un buen teflón. Me producen risa los patriotismos exacerbados, de "como España no hay nada", "como en España no se come en ningún lado", o cerradeces tales como "para ser una española hablas muy bien alemán", que habré oído aquí muchísimas veces los primeros años, como diciendo "no puede ser". Lo de la doble nacionalidad es una forma de saber de dónde vienes y a cuáles te has arrimado por las circunstancias que sean. A mí me gusta este país. Y el hecho de que me ofrezcan la nacionalidad sin haber ido yo a buscarla es motivo suficiente como para decirles que sí. También, con mi mala leche española, digamos que me atrae la idea de revolverles un poco la "alemanidad". Así que comienzan los papeleos. Supongo que si la obtengo habrá cervezas y salchichas para todos. Aunque ayer me hizo mucha gracia que mis hijas, tras haber estado el fin de semana en Holanda sin mí, al volver me pidieran que les hiciese una tortilla de patata... ¿No será que la nacionalidad que corre por tus venas es la de la madre que te parió?