jueves, 30 de mayo de 2013

Un viaje con consecuencias

Al final mi hija volvió mala del viaje, y yo la dejé en casa ayer al día siguiente. Pero se lió parda. Por lo visto muchos padres dejaron a sus hijos en casa, o por estar malos, o para descansar, y al final se ha montado una bola de nieve que está creciendo y creciendo con correos de los profesores, los padres, unos a favor de la crítica de los profesores, y otros en contra. El hecho es que también les llevaron dos horas caminando a pesar de la lluvia y el viento. Es que aquí no se cancela nada que se "tenga que" hacer, caiga lo que caiga. Yo al leer luego los correos me sentí mal, pero como la médica le atestó a mi hija una otitis, me quedé más tranquila... bueno, dentro de lo que cabe... Pero ahora, lo que fue un viaje voluntario de tres días de los profesores tutores para despedirse de la clase, pues ahora la cogen otros tras tres años, ha acabado como el rosario de la Aurora.

Así que en casa he tenido a la enferma, dos días más, y como necesitaba actividades, le sugerí ver una película que yo vi hace poco mientras planchaba: "An Education", muy adecuada. Se puso el DVD y me dio después la razón en cuanto a lo buena que es. Es una película impecable en cuanto al argumento y la presentación. La actriz principal hace de maravilla ese papel de jovencita en la Inglaterra de los años 50, cuyo deseo es ir a Oxford, en una época en la que las mujeres podían estudiar ya pero no era siempre lo que se esperaba de ellas. La chica se debate entre el amor y el poder estudiar y realizar su sueño. Como no creo que tras leer este post vean la película, la reviento, algo que nunca hago. El hombre del que se enamora y la saca de su vida monótona de escolar, resulta estar casado. Y ella, que tiró todo por la borda por él, acaba sin nada, sin futuro de ama de casa, y sin estudios. Por suerte consigue prepararse los exámenes de acceso, pues no es readmitida en el instituto en el que estaba, y logra que le den la plaza para empezar con "An Education".

La película apenas pasó por los cines, y se distribuyó sobre todo en DVD, pero tuvo más éxito del esperado. No estudiar, pudiendo, es un delito. No tomarse en serio los estudios también. La crítica de los profesores del instituto de mi hija era que hay que estar a las duras y a las maduras: si están de fiesta tres días, al cuarto se va a clase sin rechistar. Yo estoy completamente de acuerdo. Pero hay muchos padres que no lo ven así. Muchos disculpan a sus hijos por estar tan cansados, y estos días los chavales de la clase han llegado a decir a la vuelta que tenían "derecho" a descansar.

Los correos siguen y siguen, y cuando no opina uno, opina otro. Yo tengo la conciencia tranquila, pues no era una enfermedad imaginaria, pero sí que me aburre que saquen tanto las cosas de quicio. Y que muchos no se den cuenta de que sus hijos les toman el pelo. Triste también que los profesores no puedan recriminar nada a sus alumnos hoy día. Pero sinceramente, si solo fueron 10 a clase, es para sospechar. Aquí con el tema de los estudios hay un rollito místico muy raro de que estudiar es un maltrato psicológico para los chavales, y por eso ocurren estas cosas. 

lunes, 27 de mayo de 2013

A pan y agua por el mundo

Muchos días cuando mandas a tu hijo al cole en Alemania, no sabes lo que te vas a encontrar a la salida, ni cómo te lo van a devolver. Yo he tenido y tengo hoy a mis hijas por el mundo. Una anda en la isla de Sylt, desde el sábado, con la clase, y con la que está cayendo. Estamos en invierno en mayo, pues no pasamos de 12°C y llueve y llueve. Va a volver desesperada, pues siempre que ha ido a esa isla del Mar del Norte ha vuelto así, helada y echando pestes de que a todos les parezca tan divertido ir a pasar frío. A la otra me la han mandado hoy por Hamburgo, a una excursión en grupos en el metro, donde la tarea era ir en metro en sí e ir respondiendo preguntas y realizando actividades. Se trata de preparar a los críos de cuarto de primaria para el cambio al instituto, pues en muchos casos irán ya en transporte público solos, con 10 años. En el papel que nos dieron hace unos días ponía que no llegarían antes de las dos al colegio o incluso a las tres. A mí me pareció algo raro tanto tiempo, pero yo acato lo que me dicen, que ya llevo muchos años así. Pues a las doce y diez me ha llamado mi hija toda indignada, para decirme que ya estaban en clase, y que aguantarían hasta la una, pero que luego la recogiese. Lo curioso es que cuando me ha narrado todo al teléfono, muy cabreada, lo ha hecho en español, y muy bien dicho todo. He colgado el teléfono toda contenta de que el español sea su lengua para los rebotes, pues me ha relatado con todo detalle que qué mal pensado estaba todo, y que si se pensaban de verdad que iban a tardar tanto. Así que yo contenta por lo bien que desportrica en español, pero sobre todo porque ha vuelto sana y salva a casa, pues miedo me daba a mí que se perdiesen por el metro de Hamburgo. Y la otra volverá luego, jurando en arameo, es decir, en español también.

Hace un par de días leí que ya habían caído en mi barrio 121 litros por metro cuadrado y que es el mes de mayo más frío y húmedo registrado hasta ahora, por lo que confirmé mis sospechas de nuevo. Ese mismo día leí también que nos recomiendan gastar más agua. Que con todo lo que llueve en Hamburgo, que no es ecológico ahorrar, dicen. Y ya ví hace tiempo en la tele un reportaje en el que decían lo mismo. Que el nivel del agua está de esta manera siempre demasiado alto, lo cual no es ecológico aparte de que más consumo de agua, dicen, que bajaría el precio medio del servicio. Pero a ver quién es el guapo que comienza a gastar más. De momento seguro que subiría la factura un montón, y yo no voy a ser la que cambie de hábitos. Más bien me pregunto que por qué no bajan el precio del agua a priori y así todo el mundo se anima más a consumir más agua por el mismo dinero. Es que no entiendo nada.

Justo ahora me entra un sms de mi hija, que viene ya en el tren de camino. Que por favor le tenga comida preparada, que viene con hambre. Yo me voy a trabajar, pero ya supuse que volvería así, y ya le había dejado comida en la nevera... Pero releo y veo que me lo ha escrito en alemán. Voy a tener que establecer más normas. En esta casa la comida se pide en español. Ya que con el tiempo no puedo ni con el sistema escolar tampoco, a la cocinera se le habla en su idioma.

jueves, 23 de mayo de 2013

Estamos que nos salimos

Vengo notando de un tiempo a esta parte un optimismo y orgullo fuera de lo normal para este país. Los alemanes siempre han sido conscientes de no caerles bien a gran parte del mundo, pero les daba igual y lo compensaban con hacerse los simpáticos con tecnología alemana, ingeniería e inventos, como la Aspirina y la Nivea. Pero cada vez oímos más los alemanes, y ahora me incluyo yo, por haberme asimilido hasta con pasaporte, que Alemania es admirada en todo el mundo. Y justo ahora acabo de leer una noticia que dice que es el país más apreciado en el mundo y el que mayor imagen positiva proyecta, por delante de Canadá, Inglaterra y Japón, a los que han desbancado.

Ayer vi en las noticias un reportaje sobre lo positiva que se ha vuelto la imagen de los alemanes en Inglaterra. Ahora que la final de la Champions es plenamente alemana y en Londres están preparando su estadio más emblemático para tal evento deportivo, la única broma que se gastan es que seguro que los alemanes reservan los asientos en el estadio poniendo toallas en ellos por la mañana, como es sabido que hacen en los hoteles de la costa. Hasta hace bien poco eran muy normales las fotos de alemanes con insignias de la guerra, y las típicas analogías con el pasado. En Inglaterra se celebra lo alemán, contaban, en típicos bares de estilo bávaro, en el que los clientes se visten como si fuesen a la Fiesta de la Cerveza de Múnich. Y yo he visto con mis propios ojos en Londres mercados de Navidad al estilo alemán, en los que vendían además el vino caliente y Bratwürste, las salchichas.

Hoy he oído en la radio un anuncio que me ha dejado estupefacta: primero alaban los logros de Alemania diciendo que todos nos admiran, para terminar diciendo que ya hasta en Broadway les ponen la alfombra roja. Y es que el musical Rocky, que arrancó en noviembre pasado en la Reeperbahn de Hamburgo, la calle de teatros, musicales, pero también de prostitución y locales en cuyo rótulo predomina la palabra "sexo", va a ser llevado a Nueva York. Es una producción alemana, y Broadway la quiere tal cual, y hasta ahora solo ha sido estrenada aquí en Hamburgo.

Y yo, que le pido algo más que ingeniería y musicales a la vida, me sorprendo de tanto orgullo tan repentino. Tampoco la imagen con la crisis es tan buena, y Alemania no tiene nada que ver con el paraíso. Para eso le falta sol y color, pues aquí la vida es gris. No lo digo de broma: yo siempre digo que aquí la vida es en blanco y negro, pues el clima no da para más, y días a color tenemos pocos. Eso sí, cuando los hay son espectaculares.

Me pregunto quién escribe esas noticias y si a pesar de tanta "alegría" que tienen en el cuerpo, todos los eufóricos no ven que aquí hay muchas cosas que no funcionan tampoco, como en todos los países. Aunque ahora recuerdo que mi hija pequeña hoy ha vuelto del cole diciendo que como la profe estaba mala han ido a la clase de al lado, cuya profesora les ha puesto a buscar orugas por el patio para que las pusiesen en los árboles, para que así salgan mejor las mariposas. La hermana al oírlo se empezó a reír a carcajadas, y dijo "vaya, hasta ahora la madre naturaleza no ha sabido hacerlo sin esa ayuda". Pues lo mismo digo yo. Ahora va a resultar que nadie ha inventado musicales, o creado coches, o que nunca dos equipos de un mismo país han llegado a una final deportiva. Pero tendremos que creérnoslo además, por si acaso.

lunes, 20 de mayo de 2013

Las diferencias entre una madre alemana y una española

Terminamos un fin de semana largo, pues hoy ha sido jornada festiva en Alemania, Pentecostés. El tiempo no ha acompañado nada de nada, pero algo había que hacer, y una amiga española y yo hemos llevado a nuestros hijos a un bosque, a que escalasen en un recorrido que hay entre los árboles, y que parecía, por la frondosidad del bosque, digno del Amazonas. De camino, el hijo de mi amiga resumió claramente las diferencias entre las madres españolas y alemanas. Nosotras estaríamos todo asustadas mientras los críos escalaban enganchados a cuerdas. Cuidado. Ágarrate bien. No te sueltes. Ay, qué alto está. No te caigas. Y una madre alemana diría. Bien. Sigue. Qué bien lo haces. Venga, que no va a pasar nada. Adelante. Estoy muy orgullosa de ti. Y de producirse un accidente, la alemana diría: Venga, levántate y sigue, que no pasa nada. Esto curte. Y la española: ¿Ves? Te lo dije. Sabía que esto iba a pasar. Mira que te lo tengo dicho. ¿A que te doy encima?

Mi amiga y yo nos hemos desternillado de risa, pero razón no le faltaba al muchacho, y mis hijas se reían diciendo que sí, que es cierto, que así somos las españolas. Luego oímos la descripción tras ponerse las cuerdas y arneses de lo que tenían que hacer y lo que no debían hacer durante el circuito sobre redes, troncos, rampas, y todo esto a muchos metros sobre el suelo, y cuando oímos lo que podía pasar con las manos si las metiesen en tal agujero, y tal y tal, nos pusimos en guardia las españolas, y yo casi preferí no escuchar más.

Por suerte no ha ocurrido nada, y todo se ha quedado en risas sobre las diferencias culturales. Pero para eso nosotras nos desvivimos porque coman al mediodía algo caliente, o no les mandamos a las siete y media de la mañana solos siendo bien pequeñitos por la calle o el metro. Ni los dejamos solos siendo demasiado pequeños.

Yo solo sé que mis hijas, la semana pasada, tras no haberme tenido un fin de semana, al volver me pusieron un menú para toda la semana: un día cocido, otro tortilla de patata, otro croquetas. Alguna ventaja tenían que tener, aunque seamos unas histéricas que ven peligros por todos lados...

sábado, 18 de mayo de 2013

Pescado, pecado y lluvia

En Hamburgo existe el llamado Barrio de los Portugueses. Son un par de calles en la zona del puerto en las que la concentración de portugueses por metro cuadrado llama la atención, originada también por la concentración de restaurantes portugueses y "pastelarias". También hay restaurantes españoles pero menos, o ésa es la impresión. Es una parte de Hamburgo que parece otra ciudad. Hoy el tiempo estaba muy desteñido pero la impresión era la de estar en el sur de Europa. Al pasar por los restaurantes daba olorcillo a pescado, que a mí me resulta de lo más agradable. Era como pasear por un puerto español, pensé hoy. 

Estamos de Eurovisión esta noche. Y Europa se mezcla. Tras el barrio de los portugueses nos fuimos al Kiez, que es el barrio más castizo de Hamburgo, la parte de St. Pauli dedicada al pecado, aunque el pescado esté cerca también. De día el barrio pecaminoso parece otra cosa, pero la esencia se ve igual, y más si llovía como lo hacía hoy, pues es como Londres con niebla. Hay un sitio para tomar pizza donde la antipatía de los que la despachan a través de un mostrador a la calle es proporcional a lo rica que es está. Por 2 € en noches de alcohol estas pizzas finas e individuales proporcionan una buena base a multitudes que pasan por esta plaza llena de bares, clubes y que preside la Hans Albers, el Manolo Escobar de St. Pauli que da nombre a la plaza. 

Pero la lluvia seguía y por eso entramos a mojar la pizza en un bareto típico de una marca de cerveza típica de la ciudad, la Astra. Había un grupo de cuatro hombres bebiendo cervezas a granel. En Alemania sirven en algunos bares un metro de cerveza. Como lo oyen: se trata de un metro de madera con agujeros en los que van los 8 ó 10 vasos o los que sean. Los tipos se habían bebido ya el primer metro, y los vasos eran de tercio mínimo, y enseguida les trajeron el segundo. Mis hijas estaban sorprendidas de que se pueda beber tanto. Yo pensé que no me dejarían ni entrar con ellas o que me quitarían la custodia en el intento, pero nada, allí estuvimos tan pichis las tres. 

Y al salir el colofón final. Estaban ensayando para la retransmisión en Alemania del Festival de Eurovisón de esta noche. Y salió Lena. Es esa chavala que ganó hace tres años el festival, con su simpatía y desparpajo. Mis hijas son fans suyas y la hemos visto ensayar para cuando dé ella en nombre de Alemania la puntuación. Lo ha hecho bajo un paraguas y la lluvia, como estábamos todo el público. 

Hamburgo en mayo. O en verano, da igual. Aquí es toda una osadía organizar algo al aire libre. Te congelas y te diluvia, y tras un día bochornoso como ayer, a 26º C, íbamos vestidos todos demasiado ligeros, no preparados para el cambio tan brusco. Así que para casa: ya vimos bastante y como en casita no se está esta noche en ningún lugar con la que está cayendo.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Confundidos

El domingo cuando volví de Milán experimenté tal cambio de temperatura, de 24°C a 9°C, que llevo ahora estos días congelada. El clima de aquí no hay quien lo aguante. Lo he dicho mil veces, pero lo vuelvo a repetir, para sentirme persona, porque si no lo digo me sentiré árbol, pavimento mojado, o babosa gigante. Ahora que ha salido todo el verde de la ciudad, apenas se ve nada. A través de las ramas de los árboles sin hojas, se vislumbra algo, pero así no vemos nada. Estamos metidos entre "paredes" de hojas, por todas partes, y como solemos tener sensación de humedad, yo me siento como en un túnel lleno de vapor.

Últimamente me parece que los alemanes se atacan con el clima también. Antes no me lo parecía tanto. La gente se queja de que aquí no hay quien viva. En mis cursos de español me dicen algunos alumnos que aquí no se quedarán cuando se jubilen. Yo asiento, y les digo que yo tampoco.

Hoy pensaba yo que me parece más difícil vestirme en esta época del año que en pleno invierno. Cuando hace el frío que tenemos aquí, que es húmedo, y que te atraviesa el cuerpo, te pones el refajo, como yo digo, varias capas en plan cebolla, y toda la ropa que puedas y listo. Sin embargo en verano no sabes qué ponerte. Un día tienes 22°C y al día siguiente 10°C. Te anuncian toda la semana la llegada del buen tiempo como han hecho estos días: "El miércoles sol y 24°C". Y tú helado y sin creértelo. Hoy, cuando llegó el día, relativizaron: "tras tener solo por la tarde 'calor', caría una buena tormenta con granizo y todo, pudiéndose colapsar calles y autopistas", anunciaron esta mañana, pues hasta entonces era todo alegría de que volviese el verano...

Y así ha sido: el "verano" ha durado 2 horas y ha tenido lugar un  miércoles por la tarde, como se dice aquí. Pero luego ha empezado a caer granizo, luego a llover, y mientra daba clase, hasta el arco iris hemos visto. Qué triste.

Y recién vuelta de un viaje al sur, entiendo que los alemanes sientan todos tanto la llamada de los países mediterráneos. Sienten mucha atracción por España o Italia. Siempre me ha llamado la atención que los alemanes tienen un país favorito e vacaciones. El fanático de Italia, va siempre allí. El de España a ésta, otros van (o iban) a un lugar en Grecia. Al final no sé si pensar si no se quedaría ni el apuntador en días como estos, en los qué solo queda preguntarse que si en otra vida hemos hecho algo gordo para cumplir una penitencia así. Que estamos en mayo. Ya ni nos queda el tiempo tan primaveral que teníamos hace años. Los últimos meses de mayo están deslucidos.Ya ni este mes cumple lo esperado.

Tendrá que tematizarlo el gobierno. Total, como no se puede cambiar..., aunque tampoco iban a hacer nada ni pudiendo. Hoy he oído una crítica al gobierno de Merkel que suscribo. Sus miembros suelen reunirse con especialistas en ciertos temas para hablar y hablar. Al final, todo se resume en un "que bueno que hemos hablado de ello", y luego al final todo queda en el aire, y no hace nadie nada para cambiar todo lo que han dicho que hay que cambiar. Estos días Merkel ha estado hablando con los expertos de lo que tiene que cambiar el mercado laboral, y ha vuelto a sacar el tema de las mujeres, que la mayoría ocupa tan solo trabajos de horarios parciales, y que lo tiene muy difícil para retomar una carrera profesional seria teniendo familia. Esto es como el veranillo de esta semana, que ha durado 3 horas. Al final volvemos al invierno constante, que nos tiene atrapados todo el año, y cuando nos quitamos la ropa tras un día cálido, nos volvemos a congelar. Nos ponemos la ropa otra vez, y entonces vuelve a subir la temperatura de golpe y nos asfixiamos con lo que llevamos puesto. Al final el invierno es más fácil... qué desgracia.

sábado, 11 de mayo de 2013

Tacones y agujas

Estoy en Milán y a las pruebas me remito. También podría poner una foto de una modelo en taconazos, o una pizza, o focaccia, o un milanés con pañuelo al cuello, o la preciosa Scala de Milán, o el risotto a la milanese que nos comimos mi amiga y yo ayer.

Merece la pena visitar esta ciudad del norte de Italia. Apenas conozco este país, pero me siento muy a gusto en él. Hoy hemos conocido a Roberto, un vendedor de pañuelos que se los probaba para que pudiéramos elegir mejor, un milanés de película de Roberto Begnini.

Los helados son para morirse, y hace sol. Así que no se le puede pedir más al viaje.

Les dejo con el maravilloso Duomo. Se puede apadrinar una aguja de las 135 que tiene. Dinero hace falta, como en toda partes.


jueves, 9 de mayo de 2013

Rayos y truenos

Hoy ha sido jornada festiva en Alemania. Es la Ascensión, de la que ya he hablado en alguna ocasión, o el "Viaje de Cristo al cielo", como se dice en alemán, idioma siempre tan descriptivo. Es el Día del Padre también, y no he pisado la calle, aunque no por ese motivo. No obstante he visto desde la ventana más jaleo en el día de hoy que otros años. Como vivo al lado del río Alster, la zona se prestaba al paseo típico que dan los padres o los arrimados, todos hombres, tirando de un carrito lleno de cervezas u otras bebidas alcohólicas. Han pasado ya a las once de la mañana botella de cerveza en mano, y muchas otras en el carrito, un grupo que iba ya muy alegre. A lo largo del día el jaleo y la imagen se han repetido. Es un día en el que tienen derecho a emborracharse.

Pero en Alemania el tiempecito se las trae, y en un lugar de Mecklemburgo-Antepomeriania (lo siento, pero se llama así), un Estado Federal en el este de Alemania, estaban unas 500 personas celebrando el Día del Padre, cuando de repente cayó un rayo en un grupo de árboles, y de allí saltó la descarga eléctrica al tendido eléctrico cercano y por eso el efecto ha sido tan grande. Hay 43 heridos, algunos de ellos graves.

Siempre digo que este país es inhóspito debido a su clima. Y así es la gente a veces también. Tienes que luchar con la "simpatía" de la gente demasiado a menudo. Yo llevo una semana pensando que si pudiese emigraba. Ahora que vienen tantos españoles para acá, me pregunto que qué hago yo aquí, que ya he cumplido mi cupo de años y ahora sería buen momento de hacer paso a los que llegan. Cuando yo llegué, los españoles que conocí eran o hijos de inmigrantes españoles de los años cincunta o sesenta, o muchas chicas como yo que vinieron por tener un novio alemán y aquí se quedaron.

Hoy llegan ellos solitos, ellos y ellas, y aquí se quedarán un tiempo o para siempre. No, si aquí se vive muy bien, si no fuese por muchas cosas, como en todas partes. Pero tampoco esto es lo que parece y aquí, hasta para celebrar hay normas, y rayos y truenos que te las fastidian.

No me tomen en serio. Que aquí en teoría hay trabajo, y todavía muchos derechos sociales, pero tampoco eso es lo que parece, repito. Y encima a la gente le falta un hervor emocional. Mañana me voy a Italia por segunda vez en mi vida, y espero contrarrestar un poco a un tiempo en el que dejaría espacio a los que llegan. Pero en la vida no decides tú muchas veces, sino tú mismo sabes qué es lo que tienes que hacer. Y los motivos son más que suficientes.

miércoles, 8 de mayo de 2013

¿Derechos o torcidos?

Sigo de vacaciones, pero más liada que nunca. Vacaciones en casa con críos no son nunca tales. Estos días están dando para todo, hasta para entrevistas en la radio. No a mí, por suerte, pues no estoy yo ahora para hacer declaraciones de ningún tipo, sino a mi hija. El profe la propuso a ella y a otros dos chicos de la clase para ir a la radio a una entrevista. Como yo soy la madre de la estrella mediática, ejercí de Pantoja y para allá que nos fuimos el lunes. Yo estuve presente durante la entrevista. El tema eran los derechos de los niños y si deben estar incluidos en la constitución de manera explícita y no entre los de todo el mundo. Mi hija le vino a decir a la entrevistadora que ella piensa que aquí en Alemania los niños no tienen problemas y que muy bien si incluyen los derechos en el papel, pero que eso tampoco cambia nada, y que hay que respetar a los niños y a todo ser viviente, aunque no lo ponga en la constitución. Que le pregunten a los niños que trabajan en las fábricas en Bangladesh sobre sus derechos... me dijo ella después.

Aquí los niños tienen otros derechos, como tener los dientes perfectos. Las generaciones de niños de los últimos años no tendrán los dientes torcidos como los de la mía. Entonces nadie llevaba brackets, y hoy todos los llevan. Aunque si me descuido a mí me planta uno el "ortopeda de la mandíbula" como llaman aquí a los del gremio. El susodicho le explicaba a mi hija hace un par de semanas lo que pasaría si no se pusiera el aparato. Y yo mostré mis dientes de abajo. Y entonces me dijo: "eso se lo arreglo yo con un aparato". Le contesté que yo tengo ahora otros problemas... 

Desde ayer mi hija lleva el aparato, y no sé si va a ser mejor el remedio que la enfermedad. Ella, que tiene muy claro cuáles son los derechos de la humanidad, odia ahora a los que le han puesto el aparato: si llega a saber lo que duele y lo mal que lo ha pasado los primeros dos días, y lo que le quede, no se lo pone, asegura. Se siente engañada o desinformada y se queja de que le hayan explicado con pelos y señales todo lo concerniente a los aparatos dentales pero nada de los dolores y de que ahora, salvo cosas blandas, no puede comer nada.

Yo me pregunto por los derechos de las madres, que nos tragamos todo en silencio. Por eso no he ni escrito estos días. Nuestros derechos tampoco están reflejados en la constitución, y el día de la madre lo inventó el comercio, pero la lucha diaria no está reflejada en ninguna parte. Ni siquiera en blogs a veces.




sábado, 4 de mayo de 2013

Precios "familiares"

El otro día leí que los cines sacan igual o más dinero con los productos que venden para consumir viendo la película que con la entrada en sí. Hoy he alquilado dos barcas a pedales a la puerta de casa por 11 € la hora cada una, un total de 22 €. El periódico de hoy publica una lista de precios para el zoo, parques de atracciones, piscinas, otros parques de animales o actividades para hacer en familia. El zoo de Hamburgo cuesta 20 € para adultos y 15 € para los niños entre 4 y 16 años. Un parque de atracciones de Baja Sajonia, al que acuden los hamburgueses cuesta 39,50 € para adultos y 29,50 € para niños entre 4 y 11 años. Y todo esto no incluye lo que te tomes.

En Hamburgo acaba de abrir sus puertas este año la llamada "igs", una exposición internacional de jardines. La idea suena tentadora para ir a pasar un día primaveral como los que estamos teniendo, pero al "módico" precio de 21 € los adultos tampoco es ninguna ganga. El aparcamiento cuesta 5 € y te deja a 15 minutos de la entrada. Los niños pagan 6 €, que no es excesivo, pero a una familia ya le sale la broma muy cara. Por ese motivo no voy a ir a esta exposición, y es muy cierto que cuando sacas el monedero para hacer algo con tus hijos te da un tembleque muchas veces. Yo he terminado por hacer otro tipo de actividades que me aportan más, como mostrarles otras partes de la ciudad, parques, barrios diferentes, o hacer excursiones. Prefiero gastarme el dinero en gasolina y en buena comida que en dar vueltas por parques en los que consumes además pizza y hamburguesas a precios de comida "normal".

Ahora entiendo por qué nuestros padres nos llevaban al campo, a pasar el día, con la tortilla y los filetes empanados llevados de casa. Y no recuerdo haber tenido ninguna frustración por ello sino todo lo contrario. Hacíamos cosas pues recuerdo amigas mías del barrio cuyos padres no las llevaban nunca a ningún sitio. No se trata de lo que hagas con tus hijos, pienso, sino de dedicarles tiempo de calidad, y eso puede ser de muchas maneras y para eso no hace falta pagar entrada. Yo ayer me las llevé a Lübeck, aprovechando que estamos de vacaciones unos días. Paseamos por sus preciosas calles, compramos algo del mazapán típico. Nos tomamos un refresco con una conocida a la que hacía demasiados años que no veía, y después nos fuimos a ver el mar, el Báltico. Hacía un aire gélido del que te aireaba las ideas, y terminamos la tarde con un cafelito y una tartita alemana a la hora de la merienda española. Como voy a destiempo aquí, el café estaba vacío, pues los alemanes toman café y tarta a las tres o las cuatro.

Aquí, por cierto, cobran también por ir a la playa, algo que me parece vergonzoso. Encima, se han cargado los puestos de trabajo de las casetas donde cobraban antes personas, y ahora son maquinitas. El colmo de la jeta. La playa cuesta este año 2,60 € antes de las tres de la tarde y 1,50 € a partir de esa hora. Ayer no sabía si por pisar la arena y no pagar cometíamos una infracción. Ay no, mi amnesia del día maravilloso de ayer se enturbia y vuelvo a recordar...: de camino a la playa saltó un radar y me pusieron una multa. En una autopista de 3 carriles a cada lado había que ir a 60 km/h, una velocidad soporífera, pero era por haber casas a los lados y para proteger a sus moradores del ruido, como lo llaman aquí a eso. Me llamó la atención que todos los otros coches con matrículas de la zona fuesen pisando huevos tan tranquilos. Seguro que pensaron que me lo tenía bien ganado, por lista hamburguesa. Así que me va a salir más caro el día de lo que planeé. No, si te sablean igual...

jueves, 2 de mayo de 2013

Contando el pasado y el presente

Noche de "Cuéntame". Mis hijas se aficionaron a la serie española, en las últimas visitas a Madrid, viéndola en casa de los abuelos. A mí me alegra tanto interés: que se empapen del idioma español y además de historias de la cultura española, ahora de los años 80, que recuerdo perfectamente.

Estamos de vacaciones, es decir, no de viaje pero sin cole. Vacaciones de semana y media, improvisando entretenimiento, en medio de una reciente mudanza de la que queda tarea.

Que qué es un puticlub, me acaba de preguntar mi hija pequeña viendo la serie. Se lo he explicado y dice "Ah". Todo saber es importante, digo yo, pues en el mundo hay de todo.

Hoy han visto a miles de protestantes. Hamburgo está tomado ellos, que no protestan por nada sino que profesan su fe. Lo hemos visto con nuestros propios ojos hoy. Hay escenarios y carpas por todas partes. Lo bueno de los protestantes es que dejan vivir al resto de la gente y no toman la ciudad como los católicos ultras que toman las ciudades españolas, así que no molestaban.

Sigue la serie. Y la historia. Y todo lo que vino después. Y el presente.