miércoles, 28 de enero de 2015

La vida es bella

Anoche me acordé mucho de la película "La vida es bella", aquella película en la que Roberto Begnini hace, como padre, todo lo posible para que su hijo no sufra en el campo de concentración en el que están y todo parezca un juego.

Lo que pudo parecer algo extraño como ficción puede ser igualado o superado por aquella barbarie humana que fue Auschwitz. "Barbarie": cualquier calificativo negativo se queda corto pues Auschwitz, y todos los demás campos de concentración del nazismo u otros centros de exterminio, no podrán nunca ser descritos de manera suficiente.

Ayer se conmemoraron los 70 años de la liberación de los últimos 7000 presos en Auschwitz y en televisión ha habido en Alemania estos días muchos programas con testimonios. En todos ellos, y en artículos de revistas y periódicos, se recuerda que los últimos testigos son ya ancianos y que en unos años no quedará ninguno de ellos y que no por eso debemos olvidar lo que se les hizo a ellos y a los que no sobrevivieron el Holocausto.

Fredy Hirsch. No había ese nombre nunca y no se me olvidará jamás. Murió con 28 años, pero no lo mataron en la cámara de gas sino que él se suicidó el día antes. Hirsch era un judío muy activo, que con la llegada al poder de los nazis se exilió a Praga. Pero allí lo llevaron a Theresienstadt, o Terezín en checo, aquel campo de concentración con el que los nazis hicieron su particular nodo, su propaganda para decir que a los judíos se les trataba bien allí. No era un campo de exterminio, pero un lugar de paso para mandar después a los judíos a otros campos para ser ejecutados, pero donde también morían por las condiciones del mismo. Estuve hará más de 20 años y no me olvidaré jamás de los dibujos expuestos pintados por los niños y que eran como fotografías de los horrores que vivían allí.  Allí llevaron a Fredy Hirsch y le pusieron a cargo de los niños, y él se ocupaba de las actividades deportivas, de hacer teatro con ellos, pero ante todo de hacerles más agradable la vida en el campo de concentración y que sufrieran lo menos posible con el martirio que les rodeaba.

Él y su "familia", los niños de los que se ocupa y otros cuidadores, fueron enviados a Auschwitz, pues como he dicho, Theresienstadt era un lugar de paso. En Auschwitz siguió luchando por salvar a sus niños y consiguió que el bloque en el que estaban mejorase en cuanto a sus condiciones higiénicas y en general el trato a los niños. Hubo una escena en el documental que vi anoche, en la que actores, basándose en hechos reales contados por "niños", hoy día ancianos, que estuvieron con él, muestran una escena de lo más cruel. Hirsch monta una obra de teatro con los niños para entretener a los comandantes nazis del campo. Los niños actúan con toda su inocencia, pero en la cara de Hirsch se nota el horror y el miedo, y la intención de que al mostrar a los niños, los nazis sintiesen algo por ellos y se apiadasen de ellos.

No fue el caso. A Hirsch le llega la información de que al día sigiente será llevado junto a todos sus niños a la cámara de gas. Cuando vienen a por él se había quitado la vida. La vida no es bella, pero sí son bellas algunas personas que en los momentos más ignominiosos del mundo, aquellos en los que los seres humanos se olvidan de que son humanos, lo dan todo por los demás.

miércoles, 21 de enero de 2015

De pedagogía

Cuantas más clases llevo dadas, y ya son unas cuantas..., más experiencias sumo y más rápido visualizo qué tipo de alumno tengo delante de mí. Un profesor de lenguas se vuelve psicólogo, y bastan dos clases para saber por dónde te van a salir los alumnos, para bien o para mal.

En la enseñanza de adultos, no hay dos grupos iguales, y la dinámica de cada uno es muy diferente, No obstante hay tipos de alumnos que se repiten en casi todos los grupos, aunque no siempre en todos y cada uno de ellos. 

Personajes típicos en las clases más son los siguientes:

- Los que vienen pensando que aprender un idioma es como ir a clase de tenis, o de pintura. Se trata de hacer algo, y ahora toca español en mi vida. Suelen estrellarse, pues verdaderamente no saben lo que significa aprender una lengua: el trabajo constante, se actores y meterse en otro papel, ver el mundo desde otra perspectiva. Lo dejarán muy rápido y a continuación se apuntarán a yoga o a lo que toque entonces.
- Los que vienen porque ellas vienen. Se trata de esa legión de maridos o novios que se apuntan porque ellas deciden que hay que aprender español. Ellas, normalmente más aplicadas, les harán sombra, y ellos terminarán por tirar la toalla porque no vinieron por interés propio sino porque era "fuerza mayor".
- Los que vienen a demostrar lo mucho que saben de todo, no sólo de lenguas. Esos discutirán al profesor todo, y darán lecciones a la clase en cuanto piensan que pueden lucirse, y les da igual que el profesor les diga que están equivocados, y que eso no es así. Una alumna hace poco me discutió durante 10 minutos que se ha de poder decir "estoy estando". Es que tiene que poder decirse, argumentaba.
- Los que no pueden lucirse pero quieren "entender" todo. Te dirán que no entienden por qué se dice "yo soy, tú eres, él es..." y que tampoco comprenden por qué la be y la uve se pronuncian igual. No hay nada que entender, queridos, es cuestión de dejarse llevar por la nueva lengua y no aferrarse a la propia. Y empezad a estudiar verbos o todo lo que no "comprendéis".
- Los super-aplicados que se pasan con el uso del diccionario. Traducirán todo literalmente de su lengua y te dirán cosas como que "he celebrado la Navidad en el seno de la familia". Suena muy bonito, la verdad, pero así nadie habla. Te harán frases retorcidas difíciles de entender y complicadas y cuando les corriges te miran mal pues les estás destrozando su estilo tan bonito. 
- Los tímidos, que vienen a clase porque quieren estar, pero "a ser posible no quiero abrir la boca, ignórame, déjame solo en mi aprendizaje". No lo dicen pero se lee ese mensaje como si se tratase un bocadillo sobre la figura de un cómic.
- Los encantadores. Son el grupo ideal. No se toman nada a mal. Siempre están contentos y si hacen errores se regañan a sí mismos y se corrigen sin rechistar. No faltan a ninguna clase salvo si es absolutamente necesario. Son los que alegran cada curso y hacen que no te tomes en serio a todos los anteriores.
- Los "sobrevoladores", como se les llama en alemán. Estos tienen un nivel más alto que el resto, y para suerte del profesor, son modestos y no dan lecciones a nadie. Demuestran que saber mucho no equivale a arrogancia sino a más ganas de aprender. Aceptan la ayuda en todo momento, y aprenden en silencio respetando a todos, siendo además un buen ejemplo y motivación para el resto.

De todos se aprende.


lunes, 19 de enero de 2015

El principio y el fin

Hoy lo he pillado. Ya sé lo qué es el origen del tiempo, el comienzo y su fin. He visto dos películas este fin de semana que me han conmovido enormemente y que muestran cuál es el motor de todo. Una de ellas me la perdí en el cine, y la otra está ahora mismo en la cartelera. "Mr. Morgan's last love" cuenta una historia muy bonita y a la vez muy triste. Un viudo perdió las ganas de vivir cuando murió su mujer. Su vida solitaria cambia al conocer a una mujer joven, profesora de baile, que le hace compañía y se ocupa de él sin querer ella nada más que esa compañía ni buscar nada más que a sí misma. La historia es impecable y el desarrollo y desenlace sorprendente. Ni ella busca el dinero, como le echa en cara el hijo de él, ni el hombre lo hizo todo mal en su vida, pese a lo que le echan en cara sus hijos. La película me llenó de una melancolía inmensa que ha continuado hoy con la película sobre Stephen Hawking, "La teoría del todo".

Me esperaba muchísimo menos de la película, pero tengo que decir que he salido maravillada del cine. Todos hemos visto imágenes y hemos oído hablar de Stephen Hawking en la vida real, pero desconocemos cómo llegó a estar preso de su cuerpo con esa inteligencia excepcional. Sorprendente su vida privada, y esa mujer que estuvo ahí detrás siempre y que le empujó en todo momento. Sin ella él no habría llegado donde llegó, aunque eso, como suele ser en estos casos, ahora dé ya igual. Pero es que ése es el asunto, que muchas cosas en la vida parecen dar igual. Se suceden los hechos en cada día de nuestras vidas como secuencias encadenadas y vivimos nuestro tiempo como si no tuviese ni principio ni fin. No entiendo de agujeros negros, ni de física cuántica, ni de la relatividad en el sentido físico, ni de prácticamente nada de lo que explica la astrofísica. Pero sí que sé de todas esas cosas en sentido figurado, como la mayoría de los humanos. El científico Stephen Hawking busca el comienzo y el final del tiempo, lo que explicaría cosas que nos situarían de otra manera en el tiempo que no fuesen el calendario o los relojes. Pero el motor del tiempo es, como demuestra la película, el amor. Ésa es una fuerza que nos hace capaces de todo y que nos arrastra en la línea del tiempo, hasta que no podemos más y caemos desfallecidos tras haberlo dado todo. 

Les recomiendo ver ambas películas. No puedo decir cuál me ha gustado más. Son diferentes y a la vez comparten tanto y son de esas películas que no se olvidan. Como todo lo que se hace por amor. 

sábado, 10 de enero de 2015

... [No sé qué título poner, triste mundo]

Regresé de Madrid el martes por la noche, y desde entonces no me ha apetecido escribir de anécdotas sin importancia al haberse producido los atentados tan horribles en París. El año ha empezado de pena, como en realidad suelen hacerlo todos, aunque luego nos olvidemos de ello, y 2014 ha sido un año horrible de muertes por atentados, ébola, de desplazados por la guerra de Siria, o los 132 niños asesinados en una escuela en Pakistán con los que terminamos el año, por no olvidar el avión holandés que fue derribado "por error" en pleno conflicto de Ucrania, y otras muchísimasmuertes a las que nunca nos tenemos que acostumbrar. 

Los que vivimos en países pacíficos en los que batallas con tus vecinos, o por un aparcamiento, o en la cola del mercado, o por facturas que te dicen que no has pagado y sí lo has hecho, o simplemente contra aires huracanados como estamos teniendo estos días por Hamburgo con lluvia interminable, vivimos tranquilos sumidos en nuestra rutina de batallar con y por los nuestros. Lo de Francia ha sido un ataque a las bases de la libertad de expresión y los terroristas tratan de sembrar el miedo y son precisamente esos tantos fanáticos los que desestabilizan la tolerancia y el sentido común en la convivencia entre los ciudanos de un país. En Alemania hay 4 millones de musulmanes y 500 se han unido ya a la lucha del EI en los últimos meses, en muchos casos jóvenes nacidos y criados en Alemania radicalizados por su entorno debido, en muchos casos, no olvidemos esto, a la falta de integración.

El movimiento Pegida ha sido algo que se nos ha venido encima a los alemanes de repente en el mes de diciembre, como unas malas hierbas que crecen en la maleza del sistema "integrador" que hace aguas por todas partes. Cada lunes se manifiestan unos fanáticos por Dresden (a las últimas concentraciones acuden 18.000 personas) y gritan porque consideran una amenaza para Alemania que vivan aquí tantos musulmanes. Alemania, sin tanto turco, que es el grupo más grande de musulmanes, se quedaría sin personal de la limpieza en oficinas, escuelas y hopitales, o en muchos otros puestos que nadie quiere hacer. 

Ciertamente este movimiento xenófobo asusta. Más aún que su líder, un exdelincuente por cierto, haya sido capaz de calar tanto debido a los prejuicios y la forma tan simplista de pensar de muchos. También cabe mencionar que está habiendo muchas manifestaciones antipegida en todo el país. El otro día, por ejemplo, la catedral del Colonia, edificio impresionante que domina la ciudad desde todas sus perspectivas, apagó sus luces como protesta y a su alrededor se produjo una concentración importante de ciudadanos contra ese grupo xenófobo. Y sin embargo las encuestas daban en noviembre, es decir, "mucho" antes de los atentados en París de este miércoles a la revista semanal satírica, que un 57% de alemanes considera el Islam como una amenaza para Alemania. Miedo me da pensar lo que una encuesta así daría ahora.

Que esos fanáticos capaces de matar a sangre fría por su religión deben darnos miedo, es innegable, pero menos que nunca hay que ceder a los chantajes. Los lápices de los dibujantes deben seguir en marcha, también los micrófonos, la prensa, twitter, internet y todos los medios. Muy significativa me pareció la actitud de facebook ante una de las noticias de esa página satírica de internet que tantas risas nos producen a los españoles en los últimos tiempos, El Mundo Today. Yo vi la noticia que publicaron el mismo miércoles con el titular "Alá es la polla", que me hizo sonreír amargamente en un momento tan triste. Pues ayer los creadores de los contenidos de esa publicación cibernética colgaron en internet su sorpresa ante el hecho de que facebook les había borrado ese titular. Malos momentos para la censura, ahora y siempre.