martes, 31 de mayo de 2011

Olviden (de momento) los pepinos y vayan al cine

Antes de meterme con pepinos y todo lo que no me importa un pepino, dada la actualidad, quisiera hacer una reseña cultural quizá interesante para quien quiera adentrarse en el cine alemán en un día o tras una semana en la que las noticias alemanas no han dejado en paz ni un pepino español y sin tener razón. Pero como no soy recorosa y defiendo más lo bueno que lo malo, presento una página que me he encontrado de casualidad hoy en internet: http://www.cine-aleman.com/

Se trata de una "casualidad" de esas que ocurren en el espacio cibernético, uno de esos momentos en los que ves ese ojo que te vigila y que conoce tus pasos en internet y quién eres, porque si no a qué diantres me ofrece a mí una simple noticia de un periódico un anuncio de un festival de cine alemán. Demasiadas coincidencias: un enlace "casual" de un festival de cine alemán en Madrid, porque pasaba por allí con mis muchas casualidades curriculares. Otras veces me he sorprendido más cuando tras haber efectuado unas compras en Madrid con mi tarjeta, facebook me ha ofrecido tres días después hacerme amiga de la página de la tienda en la que pagué con mi tarjeta. Pero como hay anuncios que le agradan a uno, animo al que quiera ver alguna de las películas que aparecen descritas en el documento pdf de la página, que se pasen por el cine Luchana en Madrid, o en Barcelona. Por desgracia no las he visto todas, pero sí unas cuantas. Imprescindibles las dos de Fatih Akin, y como simpática la muy actual "Kokowääh", para ir con niños no demasiado pequeños. Sorprende "Hace un año en invierno", una visión poética y real del duelo y de la culpa, de la directora Caroline Link, que realiza películas impecables.

Que conste que no me pagan ni los del cine ni el gobierno alemán por atraer clientes o dar coba, pero por las cosas buenas e interesante se puede hacer publicidad, y gratis, porque se trata de compartir. Vayan y vean.

lunes, 30 de mayo de 2011

Menuda fiestuqui

Supongo que el reloj o el alfiler para la corbata estarán más que manidos como premios a los empleados más fieles de una empresa, o que los viajes de incentivos con actividades como montar en canoa, tiro al arco, o descenso de barrancos se habrán quedado obsoletos. ¿Qué tal algo más sugerente y excepcional, de más agasajo, y deleite? Algo así debió pensar la empresa de seguros Hamburg-Mannheimer cuando organizó para sus empleados más destacados de la red de ventas en 2007 un viaje-orgía como premio, en una de las espectaculares termas que ofrece Budapest. El escenario debió ser dantesco, a juzgar por los detalles que están saliendo a la luz estos días.

Se empezó a tirar del hilo a raíz de un litigio por unas indemnizaciones que exigen antiguos representantes del grupo de seguros. Ahora están todos escandalizados, la propia empresa aseguradora, cuyo representante actual dice estar completamente avergonzado, otras empresas que organizan viajes de incentivos "serios", y la opinión pública. Nadie se escandaliza hoy día y menos en Hamburgo, donde la prostitución es legal, de lo que haga la gente en su tiempo libre, pero los detalles son tan desagradables que cabe dudar de la salud mental de los que organizaron tal sarao. Y si encima, como se ha sabido este fin de semana, la empresa dedujo en su totalidad los gastos de tal fiesta ante el fisco alemán, nada menos que 83.000 €, al final resulta que lo hemos pagado todos, y eso es lo que más indigna a la opinión pública pagadora de impuestos que no puede deducir muchos gastos. Mejor hacerlo a lo grande.

La fiesta del placer se organizó para los 100 mejores representantes de seguros de la empresa el 5 de junio de 2007 en Budapest, y contó con la presencia de 20 prostitutas. Según las declaraciones juradas de algunos participantes, todo estaba muy bien organizado. Las señoritas llevaban cintas rojas o amarillas, para distinguir a las que estaban en condición de azafatas de las que podían cumplir todos los deseos de los clientes. Otras, las más atractivas, llevaban cintas blancas, en señal de que estaban reservadas para los directivos y los comerciales que más hubiesen vendido. Como se ve, hasta en esto hay clases, y a mí me recuerda más a una feria de ganado que a una empresa seria de seguros. Pensemos además en el empleado prototipo y que estamos en un país serio.

Pero pasemos también a la dimensión "humana" del asunto. Yo me imagino a mucha esposa indignada estos últimos días al enterarse de que el viajecito de relax a Budapest no era solo a darse unos bañitos en el balneario, ¿o es que eran todos solteros...?; y luego cabe preguntarse si todos los premiados eran hombres, y me temo que sí; nadie habla de ningún gigoló para premiar a ninguna ejecutiva, pues en este país seguimos creyendo en los cuentos, y eso que llevo demasiados años oyendo que aquí no son machistas, que eso son los del sur de Europa. En cualquier caso vemos que con sexo no se paga una buena labor, y que si la indemnización falla, hasta la mejor de las fiestas pone en escarnio público a mucho organizador talentoso.

domingo, 29 de mayo de 2011

Espectaculares rododendros

Hamburgo presenta estos días este aspecto:




Setos que durante el resto del año son verdes, de hoja perenne, se trasforman en una maravilla floral. La ciudad está llena de rododendros, y tras los blancos y rosas, ahora siguen los lilas y fucsias, y le dan color a estos días grises que hemos vuelto a tener.

Mañana vuelve el verano, dicen, y yo me lo creo. El parte meterológico no se equivoca nunca, como el calendario de la naturaleza, que sigue su curso. ¿Y tras los rododentros, a quién le toca? Bueno, el que sea, se hará notar. Las amapolas de un vecino que planta flores para la ciudad de Hamburgo son esta maravilla que muestro a continuación:


Y si hasta el rododendro de mi jardín, con mis "excelentes" cuidados está así, es porque aquí lo que tiene que crecer crece, porque sí.

jueves, 26 de mayo de 2011

La chispa de un artículo

El tema de estos días en Alemania, sobre todo en Hamburgo y en el norte, es el virus EHEC, aunque en realidad se trata de una infeccion bacteriana. Esta infección intestinal se está extendiendo con tal rapidez y agresividad que los hospitales están desbordados atendiendo a pacientes que acuden con dolores fuertes de estómago, diarreas con sangre, e incluso terminando algunos con diálisis. Dos personas han fallecido, y la alarma es justificada. Si bien esta enfermedad se da siempre, con una media de 1.000 casos al año, lo desconcertante para las autoridades sanitarias es por qué el brote se está extendiendo ahora con tal rapidez, que en cuestión de una semana van ya 600 casos, 140 de ellos muy graves. Los hospitales advierten de que habrá más muertes.

Nadie sabe cuál es la causa exacta, pero lo curioso es que son sobre todo mujeres las afectadas. Primero se habló de fresas y espárragos, consumidos en toneladas en estas semanas de mayo en todo el país, pero desde ayer se habla de la hipótesis de que vendría de tomates, pepinos y ensaladas. Estudios que se están realizando sobre lo que han consumido las pacientes, están llegando a esa conclusión. Pero no se sabe aún. Lo que sí que se sabe es que los productos que sean vienen del norte de Alemania, y todos miramos ahora reacios a lo que tenemos comprado en la nevera, y me imagino que en los supermercados se notará el miedo de los consumidores.

Como una, por mucho que trate a veces de redactar de una sentada lo que tiene en mente, sea por falta de tiempo o porque al artículo le falta la chispa o el toque final y necesito pensar, lo dejé hoy a la hora de comer en el párrafo anterior, y ahora, al querer retomarlo me encuentro con la "chispa" que le faltaba. Los culpables son los pepinos españoles y admito mi estupor ante la noticia. Es lo que nos faltaba a los españoles, pues cada telediario alemán, al hablar de la crisis griega añade siempre "y la de otros países europeos, como Portugal y España" (siempre espero a que terminen cada frase con nuestro país), recordándonos quién tiene toda la culpa de que los pobres alemanes tengan que pagar tanto. Y ahora encima esto. Con qué cara de española puede ir una por aquí ahora, como yo ahora a dar clase. Como hace nada aprendieron expresiones como "meter la pata" o "cuesta un ojo de la cara", será el día de enseñarles a mis alumnos "me importa un pepino", y aclarar de inmediato que no es el caso. Pero a los agricultores alemanes se les quita un peso de encima pues los pepinos son foráneos, y a los consumidores más, pues siempre es mejor si el mal viene de fuera, y ahora se pueden lavar las manos todos, como hacen los alemanes con la crisis. Pero claro, como indaguemos el asunto bien, al final va a resultar que la culpa la va a tener Zapatero... o si no al tiempo.

martes, 24 de mayo de 2011

Las marujas del Alstertal

Para explicar este título que he elegido para el post de hoy, debo ir por partes. El Alstertal, por mucho que en mi mundo parezca el centro del universo, es desconocido en el mundo entero. Se trata del valle del Alster, situado en la zona nordeste de Hamburgo, por el que fluye el propio Alster, que en realidad es un río que nace en Schleswig-Holstein y desemboca en ese lago del centro de Hamburgo del mismo nombre. Pero además de al valle, el nombre se refiere a la unión de cinco barrios en el norte de Hamburgo, del que forma parte el mío, y ese fluir del Alster une no solo una zona geográfica sino una forma de vida. El nombre Alstertal tiene connotaciones que todos los que vivimos en esta zona conocemos, y evoca no solo a lo verde y al agua, al cantar de los pájaros que oímos a todas horas, al sonido de las hojas meciéndose al viento, pero sobre todo pensamos en una vida tranquila donde todo tiene su sitio y funciona a la perfección. En apariencias al menos, porque eso es también el Alstertal, un sitio donde tanto idilio es engañoso también.

"Die Kinder von Alstertal", es una serie infantil de hace años cuyo nombre conozco, pero de la que no he visto ningún capítulo. Va de niños de esta zona y de las aventuras que viven, y sin haberla visto, me la puedo imaginar. Los niños de Alstertal viven en muchos casos como reyes, con pocas horas de colegios, y las tardes disponibles son o para estresarse con extraescolares o para vivir aventuras en los jardines de sus casas o alrededores. Pero yo ahora haría otra serie, "Las marujas del Alstertal", pues además sé dónde están todas por las mañanas. Si no están en el club de tenis, o en los mercados o supermercados, están todas en el gimnasio donde voy yo ahora un par de veces por semana. Llevo viéndolas desde que me apunté en abril, y lo de hoy me ha roto todos mis cánones: las marujas de esta zona no solo pedalean en las bicis del gimnasio, corren sobre la cinta, hacen bíceps y cuádriceps, pero además hacen step, todas juntas, con un entrenador que parece haberse fumado un canuto antes de hacer subirse y bajarse del escalón que todas teníamos delante a tanta señora con ganas de sudar, a ritmos de "música cañera", ésa que ponen en los gimnasios para hacer bailar incluso a cualquier maruja estirada. A juzgar por las agujetas que me están saliendo tras mi primera sesión de step hoy, lo bien que me lo he pasado, y lo mucho que he sudado, reconozco que las marujas del Alstertal saben lo que se hacen, y no me extraña que muchas estén mejor que yo... Entrenando a ese ritmo son capaces de hacer temblar cualquier discoteca de música electrónica en Ibiza o donde se pongan. Menudas son.

Al salir toda sofocada del curso, en los vestuarios, una, que se dio cuenta de que yo era nueva, me preguntó que qué me había parecido el curso; le dije que me ha gustado mucho, y que el entrenador me pareció todo un personaje. Le pregunté si llevaba mucho tiempo haciendo step, y me dijo que sí, que antes no había ese curso en la oferta del gimnasio, pero que "varias" (marujas, supongo) se movilizaron y juntaron firmas para que pusieran este curso (no digan que la gente no sabe organizarse y reclamar). Contrataron a este profe tan guay de gorra a lo hiphop y con un ritmo que me ha dejado molida hoy, y ahí están todas, cada martes, dándole al step.

"Volveré", le dije al profe al terminar, aunque me disculpase por no dar pie con bola en ocasiones, pues el step es un ejercicio de coordinación, y el tipo, con la marcha que tenía y que entró bailando a lo reggaeton, nos dijo varias veces que la clave del step y de las coreografías es no pensar, y para que nos saliera la tabla de ejercicios nos iba dictando lo que había que hacer consignas como hacer el "Elvis" (me encanta hacerlo), o "volar", "el seis", y qué sé yo, pues un día no me ha dado ni para aprenderme la terminología.

Pero lo mejor del hecho de que haya podido entrenar tres cuartos de hora a ese ritmo de maruja marchosa es que mi lesión en mi rodilla está remitiendo, y que los siete meses que llevo apartada de la pasión que desarrollé hace dos años y medio, el correr, por haber terminado con piernas incapaces de correr o de realizar cualquier actividad física, o incluso diaria, es que esta fase tan larga de sentirme deshauciada para el deporte ha llegado a su fin. Volveré, y no solo al step. Vuelvo a sentir la llamada del bosque y de las zapatillas de correr...

domingo, 22 de mayo de 2011

Indignación, reflexión y votación

Debería ser el trío a tener en cuenta cada momento de ejercer la democracia en todo el mundo, pues tu voto sirve para expresar tanto tu indignación como tu reflexión política. En el día de hoy, mientras los colegios electorales siguen abiertos, como ciudadana española por el mundo, no puedo dejar de comentar lo ocurrido en España en la última semana. El movimiento 15-M sorprende, y sorprende el momento, no tanto por la proximidad a las elecciones, sino porque haya surgido en sí. Yo llevo mucho tiempo diciendo que si verdaderamente las cosas están tan mal en España que debería haber una revolución. Y la ha habido, lleva una semana, y seguirá una semana más, según han decidido hoy.

La gente está desencantada y harta de que su trabajo sirva para pagar malamente las facturas y de que en muchos casos no sea la cualificación adquirida sino las leyes del mercado las que determinen tu valía, y que al final éste se haya cargado muchas de las conquistas sociales en el mundo. ¿Pero no vivimos en regímenes capitalistas? Entonces no debería soprendernos que por mucho gobierno socialista que tenga España al final, el formar parte del mundo, el no aislamiento y los dictados del FMI y la Comunidad Europea acaben por darnos toques cuando los gobiernos nacionales permiten barbaridades como la explosión del ladrillo que era la falacia mayor de la economía española, y sus parabienes eran el día al día de los curritos que tenían trabajo y que ahora están en paro y de los constructores y empresas que se forraron a su son. Los de abajo se quedaron sin nada, ¿pero dónde están ahora esos beneficios y esas fortunas, resultado de tanta bonanza?

Que si reflexionas y piensas, el armar una revolución está a un paso, que a la juventud, a la que tanto se le ha acusado de pasividad y tolerancia y de tragar con todo, le tocaba demostrar su disconformidad parecía tan lógico como sorprende que lo haya hecho. Y que el movimiento 15-M reúne a jóvenes y mayores y va más allá de partidos políticos y su denominador común sea el descontento y la indignación no ha de hacernos olvidar que por mucho romanticismo que tengan las revoluciones, si no sirven para nada, se quedarán en eso, además de las consignas de intransigencia que de toda protesta se pueden sacar. Deseo que sea para bien, y que sirva para algo, aunque yo he observado todo sintiendo esta vez los 2000 km que me separan de mi tierra y sin saber qué se está mascando en el aire. Observo con sorpresa las manifestaciones de españoles en el extranjero delante de embajadas y consulados, y como a veces te das por aludido, aunque no quieras, yo me planteo si los de fuera somos los más apropiados para protestar.

Votar es el resultado de todo, de la indignación (o en su defecto de aprobación a la labor de un gobierno), y desde luego es el ejercicio más directo que tenemos para expresar nuestro parecer, acuerdo o desaprobación. Yo voté por correo hace días, volviendo a reflexionar como cada vez si yo, como madrileña no residente tengo "derecho" a votar en elecciones municipales tras las que se tomarán decisiones que repercutirán en todos los madrileños y en cómo se utilizan el dinero de sus impuestos. Yo los pago aquí en Alemania, donde no tengo derecho a votar ningún alcalde, y otros deciden sobre lo que se hace con mi dinero, y yo no tengo posibilidad de ejercer mi indignación, reflexión y voto. Y sin embargo he votado, porque nada de lo que ocurre en España me deja indiferente, y porque aunque haya sido posterior a mi voto, el movimiento del 15-M me desconcierta algo y espero que se sepa canalizar bien. Por eso, y mientras no sepamos por dónde seguirá todo, me parece acertada la decisión del Gobierno de no utilizar la fuerza por mucha jornada de reflexión que fuese el día ayer.

La jornada electoral concluirá con ganadores y perdedores, como en todas las ocasiones, pero creo que estas elecciones municipales son más que eso y han supuesto un catalizador nacional y no al nivel regional que debería ser el tenor de esta llamada a las urnas. Nuestro derecho como ciudadanos es seguir indignándonos, reflexionando y votando. Eso no debemos olvidarlo nunca, pero tampoco que al final las soluciones han de ser reales.

viernes, 20 de mayo de 2011

Demagogias

No anda muy atinada Merkel últimamente en sus comentarios. Los de esta semana no tienen desperdicio, exigiendo que todos los países de Europa se igualen en vacaciones y jubilaciones. Ella parte de la base de que en Alemania se trabaja más, que la gente se jubila posteriormente, y que hay menos vacaciones que en otros países. Pero no es el caso. Los alemanes tienen 6 semanas de vacaciones al año. En España son un mes, que sumado a las fiestas, que son bastantes más en España, vendría a ser lo mismo. El problema de lo que ha dicho es que no se ha informado bien antes de hablar, pues de la misma manera aquí ha habido durante muchos años jubilaciones demasiado anticipadas y las sigue habiendo, y todo eso lo estamos pagando todos. Me resulta chocante además que hable de armonizar Europa, cuando en Alemania entre los estados federales hay tanta diferencia, no en el número de días sino en las fechas, pero sobre todo en otras cuestiones básicas como en educación, ya sean los horarios o peor aún el nivel de la enseñanza. El problema de declaraciones así es que son pura demagogia. Ella renfuerza mediante sus palabras los resquemores de muchos alemanes que piensan que ellos son los únicos que trabajan de Europa y que los sureuropeos son unos vagos y malos administradores. Como de todos los estereotipos, incluso del de que Alemania esté tan bien organizada, podemos dudar.

Estoy harta de noticias huecas, bulos engañabobos, y de que la gente no piense. Lo mismo ha ocurrido en los últimos tres meses con la noticia aquella de que Alemania ofrecería trabajo a tantos españoles. Jamás, salvo en una frasecita publicada en el semanario Der Spiegel, tuvo repercusión esa oferta de Merkel aquí, y por la cuenta que le tenía no trascendió a la opinión pública. Es más, a tanta pregunta desde España de familiares y amigos, no he hecho más que reiterar que eso NO ha sido nunca noticia en Alemania, que aquí se habla de ingenieros e informáticos que podrían venir de fuera, para suplir la demanda, pero jamás se habla ni de otras ramas laborales, ni de que concretamente fuesen a venir españoles. Ni se ofrecen programas gratuitos de enseñanza en el que cualquiera de fuera podría apuntarse, porque los que estamos dentro ya suponemos carga suficiente para un país que vive de ingenierías y que recorta en educación, cultura, y gastos sociales, como en el resto de Europa.

Hace poco leí una noticia que me volvió a recodar toda esta bola de nieve estúpida: un artículo que apareció en el Süddeutsche Zeitung, un periódico serio, titulado, "Madres, mayores, y parados: ¡a trabajar!". Como un titular así no me puede dejar indiferente, a mi indignación por la noticia de que esa falta de personal cualificado se suplería de estos tres grupos (y no de españoles) se sumó una llamada a la calma que hago ahora: con lo que Alemania quiere solucionar la falta de personal cualificado es con gente como yo, más parados y jubilados. Por suerte entro solo en la primera categoría, aunque lo de mayores podría ser pronto, si el estado alemán sigue negando que para que todas esas madres altamente cualificades se incorporen al mundo laboral, debe haber la infraestructura inexistente. Y con esos mayores, se refiere el gobierno de Merkel a todos esos que se han jubilado (bastante) antes de cumplir los 65. Si hace política europea, haga primero de puertas adentro, señora canciller.

miércoles, 18 de mayo de 2011

La causa

Además de los alumnos institucionalizados que tengo, esos adultos que deciden libremente aprender español por los motivos que sean, desde entenderse en las vacaciones con la gente del país, a que les guste el idioma, o simplemente por ejercitar el cerebro con algo nuevo, tengo otros que están ahí de manera latente, y que no por ello me resultan un menor aliciente. Son, digamos, los que se han quedado en el camino, y que hay volver a ganar para la causa. Se trata de chavales de instituto, que en su momento eligieron español como segunda lengua extranjera, tras llevar años con el inglés, y que, o mal asesorados por padres que se creen que sus hijos son superdotados con los idiomas o que ingenuamente les aconsejan que cojan español porque el francés es más difícil, acaban viniendo a mí como última solución. Antes estas clases se llamaban de recuperación, y hoy día, en uno de esos eufemismos que tanto nos gustan para hacer más digestible la realidad, son las llamadas clases de apoyo, en alemán Nachhilfe ('ayuda posterior').

Todo empezó con uno que ya no viene hace tiempo. Era el hijo de un señor que me instaló unos estores. Al cabo de los meses, el padre me llamó y me dijo: "Usted es española y la necesito, pues mi hijo lleva muy mal el español". Tuvo suerte, pues no por el hecho de ser nativo puedes explicar tu lengua, pero en mi caso, por mis antecedentes filológicos, acertó. El hijo venía con el BMW del padre, y era un barbudo más interesado en quedar con la novia (lo entiendo, que conste), que en aprender. De todas formas era el típico caso de vago redomado pero talentoso, pues a pesar de no dar un palo al agua, con explicarle las cosas una vez las cogía. Adónde hubiese llegado este muchacho de haberse aplicado algo. De la manera que apareció, desapareció, sin ni siquiera despedirse, tras cancelar las clases a su albedrío o aparecer algunos martes sin yo esperarle más, hasta que dejó de hacerlo, ya no sé ni cuándo.

Luego llegó una chica de lo más tímida, que estaba en su peor fase, aborreciendo el español, tras varios cates y tras haber perdido toda su confianza en aprender el idioma. Llevo dándole clase casi dos años, y de un suficiente ha pasado a un notable, e incapaz como era cuando llegó de leer un texto seguido, ahora es capaz de leer muy bien sin inmutarse. Ha ganado mucha seguridad en sí misma, y ya hace tiempo que me confesó que el español no es la asignatura que más odia. Al menos hemos logrado algo, le dije entre risas, y sigue viniendo, me temo que por poco tiempo, pues ya no me necesita. Y está bien así, aunque le he cogido mucho cariño.

A través de ésta me llegó otra, que venía con una mezcla impresionante de todos los temas en su cabeza, y enseguida me di cuenta de que el objetivo era poner orden y estructurar, pues de torpe nada, más bien confundida. Ésta no le tenía miedo a nada, y de hecho domina el subjuntivo como nadie, y sus notas empiezan a subir, y en el trabajo sobre Pamplona que preparó con mi ayuda, le han puesto un sobresaliente, por lo que empieza a estar reconvertida a la causa, y viene tan tranquila y se va con la gramática y lo mucho que sabe mejor colocadito en la cabeza.

El siguiente es un muchachito, el más joven de todos (12 años), que viene todo atolondrado. Durante la hora de clase conmigo está más preocupado de que su flequillo esté en bien puesto, que en concentrarse en lo que tiene que hacer. Es el único que me saca el tonillo reprendedor: "o te aprendes este vocabulario o vas listo", "o lees bien las preguntas de lo que tienes que hacer, o vas a fallar siempre", "o te aprendes definitivamente los verbos, o no vas a dar ni una en las frases", "esto no es la lotería, no se trata de adivinar, sino de saber". Su madre ha hablado conmigo en dos ocasiones por teléfono, preocupadísima porque la profesora prácticamente le dijo al chaval, que deje el español. Yo la calmé y le dije que esto necesita tiempo, y aunque verdaderamente es así, yo misma estoy dudando de si a este podré convertirlo a la causa, pues me resulta muy negado y demasiado despistado como para concentrarse y saber que la cosa es seria.

Y la cuarta de las que tengo en la actualidad es la más convencida de si misma. Me mira con cara de "ya me lo sé todo", a lo que a mí me falta recordarle "bonita, si vienes aquí es por algo", pero no lo hago, pues hay otras formas más sutiles de demostrarle que no es casualidad que venga, por mucho que ella esté tan convencida de que no tiene nada nuevo que aprender. Es la menos transparente y a la que me toca buscarle las cosquillas, pero se las encuentro. No hay punto gramatical que se me resista, y si no tiene ninguna pregunta, como dice habitualmente, ni nada que no entienda, yo consigo encontrar algo con lo que fastidiarle un poquito y demostrarle que su madre paga para algo.

A estos cuatro les une un mismo objetivo: aprobar; pero en muchos casos se trata de algo más, de ganar confianza en sí mismos, y si por algo me tienta y me gusta esta causa es por lo mucho que me escuece que vengan aborreciendo mi lengua, y solo por eso, quitárselo de la cabeza, me empeño casi más que si viniesen voluntariamente. Los sobresalientes o notables, son secundarios, pero bienvenidos sean, aunque ésos son para ellos, no para mí.

martes, 17 de mayo de 2011

Mi primera navegación

Siempre podemos estrenarnos en algo en la vida; nunca será tarde. Yo tuve mi bautizo de vela el domingo. No es que yo llevase la palanca ni las velas, por suerte para todos, pero me llevaron por el Alster, y todo por gentileza de un gran amigo mío, que el año pasado se sacó su carné de patrón de velero, en una de esas cosas que uno lleva media vida queriendo hacer, y ahora navega los fines de semana durante la temporada, el llamado "verano" de aquí, que es entre abril y octubre.

Fue una gran experiencia, pero admito que me pudo el miedo cuando el velero daba la vuelta y el lateral en el que yo iba se ponía casi a ras del agua. Mi hija mayor, que vino al bautizo de mar en vela, suyo y mío, iba tan pancha, y yo me preguntaba si al haber nacido aquí, lo más normal sea tener esa afinidad al viento y al agua y ser un marinero curtido encubierto. El viento en el Alster se las trae. Mi amigo decía que los que navegan habitualmente en otras aguas, no pueden hacerse con este lago de apariencia tranquilo, pero en el que la dirección del viento cambia cada dos por tres, y que técnicamente cuesta.

Pero la experiencia me gustó mucho, no sé si para repetir, pues prefiero ir al museo u otras actividades, pero sí para ver esta ciudad desde su centro neurálgico, el agua misma, en ese lago tan magnífico que tenemos en pleno centro y que le da a la ciudad carácter vacacional, y cuya perspectiva permite vislumbrar todo sintiéndose parte de los elementos. El sol no debe de entrar entre ellos, pues no es fundamental para navegar, pero sí para que a los navegantes tan ocasionales como yo, lo hagan motivo necesario para repetir. Esos momentos en los que el sol parecía calentar, quise apresarlos, pero Hamburgo es mucho Hamburgo y la siguiente ráfaga te recuerda que no estás ahí para pasear y relajarte. Ni siquiera viendo puentes.





sábado, 14 de mayo de 2011

La culpa la tiene Lena...

... de que mi hija mayor de repente parezca adolescente a sus 10/casi 11 años.
... de que nos esté mandando callar toda la noche cada vez que Lena dice algo o podría decirse algo de ella.
... de que yo me esté tragando el festival de Eurovisión como si me importase.
... de que haya votado por primera vez, y no a Lena, pues desde Alemania no se le puede votar a ella, y a la española ni siquiera por patriotismo la he podido votar, así que me guardo el secreto de a quién he votado con mi sms, ¡yo!
... de que toda Alemania esté enamorado de esta muchachita que cuando habla ante la cámara parece estar bajo los efectos de algún alucinógeno.
... de que el festival esté resultando un perfecto engranaje de la ingeniería alemana, y una muestra perfecta de este país.

Me explico: la elección de los tres presentadores se las trae. Stefan Raab es el creador de Lena, él la descubrió y la acompañó tras ser elegida en televisión a lo más alto. Él se tiró el farol a los dos días de la victoria de que este año Lena volvería a la carga. Le montó tres noches televisivas a Lena a comienzos de año para elegir canción y en un momento bajo de poca audiencia llegó a admitir que tanta Lena se le estaba atragantando al público. Pero la elección de la canción, la algo psicodélica "Taken by the Stranger" pareció calmar los ánimos. Y Stefan Raab, una máquina televisiva, cuyo programa TV Total lleva en antena desde 1999, ojo al dato, aguantó y volvió a salir airoso. De su biografía todos sabemos que es hijo de un carnicero, y es la reencarnación televisiva de cualquier ciudadado de a pie, un obrero hecho un showman para la gente normal. Anke Engelke es una humorista conocidísima en Alemania, mordaz en sus sketches y con una rapidez en su lenguaje y estilo, sorprendente como presentadora de un evento soporífero como la Eurovisión. Junto con Stefan Raab podrían haberle dado para siempre al festival de Eurovisión un cambio de aire si les hubiesen dejado montar más espectáculo aún. Judith Rakers es la niña buena del trío, la rubia alemana moderada y controlada. Es presentadora del Tageschau, el telediarío más soso que existe, en el que prima la noticia y no el carácter de presentador. Probablemente la hayan puesto para compensar la explosividad de Anke Engelke y Stefan Raab.

Y el show ha empezado como el show de Lena/Raab que está siendo el festival, sin que se den cuenta más que los alemanes. La escenificación de la canción ganadora del año pasado "Satellite" con 16 "Lenas" sobre el escenario y una versión estilo "big band" de la canción con Stefan Raab cantándola, tocando la guitarra eléctrica y la batería, ha dejado claro de lo que se trataba: Lena-Raab-Raab-Lena.

Lena no va a ganar, y está bien así, pues un tercer año de Lena sería demasiado. A mi hija ya le han salido dos espinillas las últimas dos semanas, y de esas no tiene la culpa Lena, pero sí de que en su habitación cuelguen posters y noticias sobre Lena pegadas sobre paredes y el armario, y de que sigan ella y su hermana por aquí sin dormirse. Hasta ellas se dan cuenta de que los vecinos votan a los vecinos, y que al final todo es el timo del tocomocho. El patriotismo les puede, y aunque vayan con Lena, sufren por la mala puntuación de España, y está bien así. Y de eso no tiene la culpa Lena.

viernes, 13 de mayo de 2011

Abriendo y cerrando puertas

Unas puertas se abren y otras se cierran. Una que da paso a millones de palabras en todo el mundo ha estado cerrada casi dos días. Esta plataforma de publicación de blogs, Blogger, hizo unos trabajos en su página web el miércoles por la noche, quedando inutilizada durante dos días, perdiéndose lo que se subió ayer. A mí me pilló en un día en el que no estaba segura de publicar, y por eso anoche, cuando vi el el cartelito que colgaron diciendo que lamentaban que las páginas no estuviesen accesibles, no le di mayor importancia. Sin embargo, siendo la plataforma bloguera más usada, no me extraña que ahora mismo vaya tan lenta, pues debíamos de tener todos el mono y estamos todos soltando ahora lo que nos quedamos sin decir. Aseguro que si un bloguero tiene algo en mente y quiere soltarlo, como no pueda hacerlo, puede ser un peligro para los que les rodean.

A Silvana Koch-Mehrin se le han cerrado muchas puertas al retirarse de todos sus cargos menos del de parlamentaria europea. A la política del FDP, vicepresidenta del Parlamento Europeo, le ha resultado imposible seguir manteniendo el silencio ante las acusaciones de plagio de su tesis doctoral. Otra... Digamos que las puertas se las ha cerrado ella misma al copiar una de cada cuatro páginas de su tesis, según parece.

Los daneses han anunciado esta semana que volverán los controles a sus fronteras, empezando ya en dos semanas. Los alemanes han reaccionado furiosos ante la noticia. Hay mucho movimiento fronterizo entre Alemania y Dinamarca. Aunque no lo parezca, Dinamarca es uno de los destinos preferidos de los alemanes para pasar sus vacaciones. Hay muchas casas de alquiler que se llenan de alemanes en todas las épocas del año. Pero el significado de la noticia es de mayor repercusión que para unas simples vacaciones. Se trata de la ruptura de Schengen, el tratado de libre fronteras entre los países europeos, y tras diez años sin controles fronterizos, Dinamarca vuelve a ponerlos, presionado el gobierno por los ultraderechistas que forman parte de la coalición.

Felipe y Letizia podrían visitar Hamburgo el 30 de junio. Parece que la Casa Real ha solicitado la visita y pedido cita con el alcalde y presidente de Hamburgo y visitarán el Instituto Cervantes. Entre Alemania y España no existen fronteras, ni tan siquiera imaginarias, si pensamos en las toneladas de alemanes que las cruzan por aire y tierra para disfrutar de sus vacaciones en España. Y Felipe y Letizia vendrán para abrir puertas entre dos países que no se llevan mal. Y a los alemanes, por mucha república que sea Alemania, les encantan los príncipes y más aún las princesas, y ayer aparecieron fotos sobre todo de Letizia en la prensa.

Y al St. Pauli se le cerraron las puertas de la primera división de fútbol en Alemania al perder el sábado pasado contra el Bayern con un amargo 1-8, en su propio estadio, y hacerse verdad el descenso tras tan solo un año jugando contra los grandes.

Al menos las puertas de Blogger se han vuelto a abrir, aunque vaya muy lenta la cosa. Qué habrá sido de todo lo que se quedó por decir ayer, y cabe mencionar a los montones de lectores que se encontraron con miles de blogs cerrados. Queda todo abierto de nuevo. Que quede constancia con la publicación de este post.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Opiniones de los indecisos

"No puedo decidirme, pues ambas posturas tienen 'razón'. Por ejemplo, aquí en Alemania no hay maremotos u otras catástrofes naturales. Sin embargo no se puede excluir que haya un accidente. Las energías renovables son bastante caras y entonces se necesitan menos trabajadores, además de no producir tanta corriente como la energía nuclear. Además nadie quiere tener un molino de viento en su jardín. Los residuos radioactivos van a ser siempre un problema. Lo mejor es consumir la menos cantidad de energía posible. Entonces quizá se puedan cerrar las centrales nucleares"

Esta ha sido la respuesta de mi hija mayor en su examen de geografía estos días. La pregunta era "¿Estás a favor o en contra de la energía nuclear? ¿O quizá indeciso/-a? Expón tu postura. No te olvides de explicarla."

Y le han dado los 5 puntos de los 5 posibles, acompañados de un "sehr gut" de la profesora. Y no es para menos. Ojalá mucha gente tuviese las ideas tan claras. A veces parezco la madre de la Pantoja, lo sé, pero mi hija vale mucho más que ésa, y no es amor de madre (o sí). Pero la Comisión Ética (la de temas que deberían pasar por esas manos) que Merkel creó hace poco tras el desastre de Fukushima para debatir este tema, un grupo de 17 sabios de la sociedad, de las iglesias alemanas, de la economía y de la ciencia, está debatiendo en la actualidad. A finales de mes presentarán los resultados de tanta elucubración, pero ayer saltaron a la prensa los puntos principales del borrador, en el que la comisión claramente aconseja el abandono progresivo de la energía nuclear hasta el año 2021, si no antes, dependiendo de las emisiones de C02 y los precios de la energía. Proponen cerrar las centrales nucleares alemanas, que se garantice que los residuos nucleares se queden dentro del país, que la energía nuclear almacenada hasta ese momento sirva como reservas en momentos de escasez de la energía convencional. Tras el desastre de Fukushima consideran conveniente un consenso a nivel europeo, que la seguridad nuclear sea un tema en la política europea. El gobierno debe apoyar la creación de centrales de gas y que planes tipo "renove" promuevan que desaparezcan los aparatos que más consuman y exigen que aumenten las ayudas estatales a las obras que ayuden a ahorrar energía en los edificios.

No iba mi hija tan desencaminada con su "indecisión". Anoche le dije, cuando me dio su examen para firmárselo y ejercer mi control de madre, que me lo dejase un día, antes de devolvérselo a la profesora con mi firma, que lo necesitaba para mi blog, y que estaba muy orgullosa de ella. Ah, mi hija dice también que por ir a las manifestaciones contra la energía nuclear que tampoco se soluciona nada. Que ella está también en contra, pero y qué, que es muy fácil hablar.

martes, 10 de mayo de 2011

Rellenos no veraces

El viernes se concedieron en Hamburgo los Henri-Nannen-Preise, unos premios periodísticos que llevan el nombre del fundador de la revista Stern y que concede la editorial Gruner + Jahr y su revista Stern. Se entregan en una gala en uno de los teatros más importantes de Hamburgo, y acuden la crema y la nata del mundo periodístico alemán. A uno de los galardonados de la noche se le retiró el premio ayer, un periodista del semanario Der Spiegel, en la categoría de mejor reportaje del año. René Pfister retrató en su reportaje a Horst Seehofer, el jefe de la CSU, en su casa, concretamente en su sótano, donde tiene instalada una maqueta de trenes, algo muy típico en Alemania. El periodista describió en los primeros párrafos ese mundo privado de Seehofer, y el premio a todo el reportaje sobre el político le fue concedido por su realismo. Al recogerlo, ni corto ni perezoso, el galardonado dio las gracias, pero dijo cándidamente que él ni siquiera había estado en casa de Seehofer. En seguida, tras la entrega de premios, la revelación fue la comidilla en la fiesta posterior, y ayer, el jurado le retiró el premio alegando falta de veracidad, pues se supone que la rigurosidad periodística es lo que en realidad se premia. Tanto el premiado como la revista Der Spiegel no están de acuerdo con decisión del jurado ayer, pues dicen que Pfister jamás dijo en el artículo que hubiese estado en ese sótano.

¿Es todo lo que leemos fiable? Por supuesto que no. Con los medios de comuniacación que tenemos al alcance, podemos hacer búsquedas en internet, e inventarnos por ejemplo un recorrido por una zona, utilizando anteriores informes de otros, y si tienes un cierto talento con la escritura, puedes vender cualquier "realidad" a cualquiera. ¿No es eso literatura? A mí en realidad no me importa si cierto señor ha estado en el sótano de un político o no y ha visto sus trenes de verdad o no, pero la pregunta es si en un artículo así, que además resulta premiado por su altísima calidad, nos venden ficción, qué no harán en muchos otros artículos de información clave, pues al fin y al cabo aquí se trataba de un reportaje sobre un personaje y le podemos dar toques novelescos, pero si nos informan de hecho veraces, de datos relevantes para todos, puede ser peligroso.

Ahora que sabemos además que el ex ministro zu Guttenberg no solamente plagió su tesis doctoral sino que además lo hizo premeditadamente según el fallo de la Universidad de Bayreuth la semana pasada, no podemos fiarnos de nada publicado, ni de tesis doctorales que nadie lee pero que sirven para darle el toque resultón a un ministro con ganas de cancillería, pero tampoco a artículos publicados en prensa seria.

La naturalidad con que Pfister reconoció en el escenario con el galardón en la mano que nunca había visto los trenecitos, sino que su narración se basaba en lo que le habían contado, demuestra que debe ser una práctica habitual la de contar sin haber presenciado, algo muy fácil en realidad. Cuántas veces no nos hemos pillado engordando historias vividas con detalles quizá no tan reales, pero que le dan este toquecito novelesco o épico a las anécdotas. Cuántas personas contarán haber vivido unas cosas u otras sin haber sido así, y al final acaban por creérselo. Tanto es así que muchas veces no se necesita ni siquiera la noticia porque como dijo aquél "que la realidad no me estropee la noticia", o porque en muchos casos, las verdaderas noticias, no se cuentan.

domingo, 8 de mayo de 2011

Sitios para siempre

Tengo épocas de nostalgia de ciertos lugares. De Madrid me entra mucha morriña en junio, por diversos motivos: por recordar el comienzo de los veranos largos de calor de mi infancia, y por la Feria del Libro de Madrid, por esa luz primaveral tan de España, y ese placer tan absurdo de pasearte entre masas de gente viendo libros. Pero lo es para mí.

Y entre abril y mayo me acuerdo mucho de Bruselas, durante las tres semanas en las que están abiertos los invernaderos reales, los Serres van Laeken. La primera vez que los visité, fui sin esperar nada, y me sorprendieron tanto, que volví los años siguientes, en ocasiones hasta dos y tres veces por temporada. Se pueden visitar durante el día, pero los fines de semana vuelven a abrir por la noche, para disfrutar de las mismas maravillas pero con la iluminación nocturna.

Este fin de semana cierran sus puertas a los visitantes, hasta el año que viene, para pasar a ser único disfrute del rey de Bélgica o probablemente aún más de los jardineros y expertos que trabajen en ellos. Si yo fuese jardinera, me encantaría trabajar ahí o en ningún sitio, y por eso en mi jardín no muevo ni una hoja, pues jamás llegaré a tal belleza.





sábado, 7 de mayo de 2011

Almanya

Hace poco vi una película que está siendo un éxito de taquilla en Alemania. Se titula "Almanya", Alemania en turco. Simplemente me encantó, y de echarse en España en esos cines tan maravillosos que existen en las grandes ciudades españolas donde las pasan en su versión original, recomiendo que vayan a verla, aunque tengan que leer subtítulos. Merece la pena. Es tierna, tiernísima, real, y muy respetuosa con ambas culturas, la turca y la alemana, sacando de ambas lo bueno, y lanzando una mirada irónica sobre lo negativo y haciendo palidecer a todo lo político-correcto y los manidos debates sobre ese palabro llamado integración.

Se trata de la historia del inmigrante 1.000.001 en Alemania. Una imagen conocida de este país es la de la llegada del inmigrate un millón en 1964, un portugués, y la película comienza con un gesto de amabilidad del turco Hüseyin frente a este portugués al dejarle pasar antes, por cortesía, y recibir el otro los agasajos de la prensa y una moto. Y Hüseyin comienza su vida en Alemania. Sin premios.

La película se mueve entre el presente y el pasado del protagonista, ahora abuelo y con un nieto medio turco medio alemán que cuestiona los cimientos familiares: "Soy turco o soy alemán". El mapa de clase se acaba en una parte de Turquía, y la de sus abuelos, Antalya, ni siquiera aparece. Justo en este momento a la abuela del crío no se le ocurre más que solicitar la nacionalidad alemana, y el hombre sufre de pesadillas la noche antes de ir a por los pasaportes y que su alemanidad se haga oficial: sueña con que el funcionario de turno le hace firmar un contrato que como alemán le obliga a comer codillo y buenos asados de cerdo, y comprometerse a ir de por vida cada dos veranos a Mallorca.

Para contrarrestar sus miedos, anuncia a su familia que ha comprado una casa en Turquía y que irán todos a verla, hijos y nietos. La nieta mayor, que se acaba de enterar que está embarazada de un inglés, teme por la incomprensión de su familia, pero a la vez, su cercanía con su abuelo, le hace lanzarse en esa aventura y ser la portavoz del pasado familiar, al narrarle a su primo pequeño, el exponente de la integración por tener una madre alemana y como padre al menos turco de los hijos, cómo llegó el abuelo y el portugués le quito el sitio en la foto del millón, cómo vino luego la abuela con sus tíos a Alemania, entonces niños, y como fueron esos años de descubrir el mundo en el que se quedarían a vivir.

Divertidísimas son las escenas en las que se habla un alemán que no es alemán sino una imitación de los sonidos, lo ininteligible que les parece y de una extremada fineza cuando perciben que sus hijos, maravillados por las luces de la Navidad alemana y todos sus ritos, empiezan a hablar así e incluso obligan a sus padres a celebrar la Navidad como los alemanes y miran con espanto ese árbol escuchimizado y los regalos sin envolver que los padres les ponen. Para los padres es el momento de volver a Turquía y enseñarles su patria, y frenar tanta alemanización. Y vuelven a su tierra, para percibir que ya no son de allí tampoco, que la gente de su aldea les mira con envidia, que el amigo de uno de sus hijos, que le pidió coca cola cuando regresara, se comporta ingratamente cuando le lleva una botella, pues el familiar de otro del pueblo le llevó un coche teledirigido: "pero si no lo tengo ni yo", cuenta el crío llorando a sus padres. El conflicto de muchos, que en Alemania vivían humildemente y en su lugar de origen se pensaba la gente que vivían como millonarios.

El viaje supone un reencuentro de los miembros de la familia con sus orígenes, al tener además las tres generaciones una apreciación distinta de sus vidas como turcos en Alemania. Los abuelos son y a pesar de su nuevo pasaporte alemán turcos cien por cien, los hijos se sienten desplazados pero no cuestionan, se adaptaron pero siguen buscando algo que no encuentran, y los nietos se sienten alemanes, pero les recuerdan, como al pequeñín en el colegio, que no son de aquí ni de allí, al no incluirle sus compañeros ni en el equipo de fútbol alemán ni en el turco a la hora de jugar al fútbol en el recreo. "¿Y yo que soy?", se cuestiona el crío.

La película no da las respuestas, pero muestra la posibilidad de vivir entre dos mundos, sin perder la propia identidad, como turco-alemán. Resulta refrescante ofrecer una visión fuera de lo que normalmente oímos de estos casos: inadaptación, incomunicación, crímenes de honor, y todo lo negativo que muchos asocian con estas subculturas en Alemania. Las directoras, dos hermanas turcas saben perfectamente de lo que hablan, y su película ha sido ya premiada en marzo con el premio de plata a la mejor producción alemana!, pues la película es alemanísima, como lo son esa tercera generación.

viernes, 6 de mayo de 2011

Lo que cuesta disfrutar

Los agricultores están muy preocupados por sus cosechas. Llevamos lo menos 5 semanas sin lluvia, y eso es algo que no suele darse aquí, por lo que todos claman al cielo: los agricultores, que temen por las pérdidas; los que se preocupan por el estado de los bosques, ante el peligro de incendios; los alérgicos, ya que coches y ventanas están cubiertos de una capita verde de polvo, el polen que en esta época de explosión vegetal hacen de Alemania una nube de polen, y que debe de ser una tortura para los alérgicos.

Cinco semanas de sol. Yo saboreo esta frase al escribirla, viendo un cielo raso a diario casi y me siento como si me hubiese tocado la lotería pues la primavera del año pasado fue malísima (yo tengo una muy buena memoria histórica para el tiempo). Entiendo las quejas, pero digamos que aquí todo está concebido de acuerdo a las cantidades inmensas de lluvia que caen, que si tenemos tantos bosques y verde, es porque llueve tanto, y no porque esta parte de la tierra sea tan generosa con nosotros. Los productos no son tampoco los más adecuados para tiempos de sequía. Digo yo que si en vez de plantar tantos espárragos (blancos), tantas fresas y manzanas o tantas coles, no podrían dedicarse a otros cultivos e introducir sandías, melocotones, o naranjas, porque así no nos van a dejar alegrarnos nunca de que por fin podemos estar sin paraguas, botas o gabardinas, que la ciudad tiene un aspecto de Costa Azul con el agua tan maravillosa que hay por todas partes y el reflejo del cielo azul tan limpio, que los cafés y las calles están llenos, que la gente pisa la calle y no se traslada con prisas de un lado para otro y que parece disfrutar.

Entendibles son las quejas de los agricultores al tratarse de su existencia, pero me alteran los agonías para los que su jardín es más importante que la vitamina D y la alegría "p'al cuerpo" que da el sol. Como he dicho en más de otra ocasión aquí y en otro lugar del ciberespacio, aquí tienen el tiempo que se merecen: agricultores, bosques y la gente. Yo lo que pido es que me dejen disfrutar sin recordarme todo el tiempo en periódicos y noticias en televisión que debería llover, que esto ya es demasiado, y que muestren continuamente mapitas mostrando el peligro de incendio forestal, con colores rojos fuego. Mucha gente aquí se queda tan ancha al decir que en su vida diaria prefieren el mal tiempo, porque para trabajar es mejor, pues el buen tiempo te quita las ganas (ahí noto siempre un tonillo como diciendo "por eso aquí trabajamos mejor"), pero eso sí, como vayan de vacaciones en febrero a Mallorca, y llueva, vuelven mosqueados y como si les hubiesen engañado, porque si pago para tener buen tiempo, así ha de ser.

Pero no se puede controlar todo, que no... ni aquí ni en Mallorca. Y por eso hagamos de otro fin de semana más una fiesta en nuestro interior. Cerremos los ojos, empapémonos de sol. Que esto no dura. Que no.

jueves, 5 de mayo de 2011

Ingeniería alemana

Uno de los eslóganes publicitarios que quiere vender el perfecto engranaje de la máquina industrial que es Alemania para el mundo es la frase lapidaria con la que terminan en España anuncios de coches o productos alemanes: "Ingeniería alemana". Pero podríamos añadirle el subtítulo de "En todas partes cuecen habas". Ayer una noticia hizo abochornarse a más de uno de la Oficina Federal de Transportes Ferroviarios. El puente más elevado de la red ferroviaria alemana, el que une Solingen con Remscheid ha sido sometido en los últimos meses a una reforma, durante los cuales ha estado cerrado al tránsito de trenes... y viajeros. Lo de los viajeros es un "pequeño" detalle, pues la "ingeniería alemana" se ha olvidado de ellos: en el cálculo de la estática del puente, al calcular el peso que pasará por encima de él, se han olvidado de los viajeros de los trenes, por lo que han tenido que volver a cerrar la línea, dejando otra vez a la zona incomunicada. Y lo que en tren, cruzando ese puente, es un trayecto corto, se convierte en una buena vuelta en autobús para montones de trabajadores que se desplazan a poblaciones cercanas, pues no existe si no conexión entre estas dos localidades, y el autobús ha de bajar por carreteras con curvas al valle del río Wupper y volver a subir a la población del otro lado.

El trayecto volvió a funcionar el lunes, tras cinco meses en obras, para cerrar un par de horas después. Ahora tardarán otros cuantos meses en poder circular con viajeros de nuevo, y ahora pasan los trenes vacíos de un lado al otro. Considerando que el puente Müngstener lleva 112 años en funcionamiento y que cuando lo inauguraron, en 1897, no había ordenadores ni muchas de las herramientas de hoy día, podemos concluir que el arreglo es estos meses es una buena obra de la chapucería alemana, que como en todos los países del mundo existe. Pero pensando y pensando, se me ocurre ahora si en otros países se darían cuenta del fallo técnico a las horas de empezar a circular... Y como esto es Alemania, ahora han prohíbido también la circulación de los trenes vacios o sin Fleischgewicht, sin "el peso de la carne", como en la jerga de la ingeniería ferroviaria se llama a los pasajeros. No parecerá considerable, pero a unos 3000 de media que pasan a diario por el puente, mejor que lo hayan cortado. Ahora vuelven las obras, y los que sellan los permisos oficiales cuando esté listo mirarán ahora con lupa todos los cálculos.

Por cierto, ése sí que es un puente suspensivo, con sus 107 metros de altura.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Lo que no debe decirse

¿Hasta qué punto puede alegrarse una canciller de un país de la muerte de un buscado terrorista? Alegrarse puede, de eso no duda nadie, pero no debe decirlo abiertamente, como hizo ayer Angela Merkel al declarar que estaba muy contenta porque hubiesen matado a Osama bin Laden. Otro político de su partido remató la faena y vino a decir que toda Alemania estaba celebrando la noticia. En mi humilde opinión, una canciller o un presidente de un estado de derecho no pueden hacer declaraciones así. Puede alegrarse, puede hablar con quien quiera y decir que se alegra, pero no expresar a traves de sus palabras lo que ella cree que es la opinión de Alemania, pues de hecho le pagan por no decir lo que piensa. Muchas personas olvidan que parte de su trabajo es ése: no decir lo que piensa de verdad, y cumplir su papel. Que un Obama, como presidente de un país que predica el ojo por ojo, o que otros representantes de países de regímenes dictatoriales no midan sus palabras, puede ser aceptado como incongruencia entre las muchas que esos países creen poder permitirse de contínuo. Pero Merkel ha perdido los papeles, y hoy, ante la avalancha de críticas ha dicho a través de su portavoz que si esa frase suya se oye sacada de su contexto que entiende que pueda herir, pero que en el discurso completo lo que quiso decir fue que está contenta de que Obama ya no pueda ocasionar más atentados. Ella dijo lo que dijo, con contexto o sin él, y ya no va a arreglar nada. Lo que les cuesta a los políticos callarse a menudo..., y me imagino lo que supone tener que hacerlo. Yo misma, en mi labor de profesora de español estoy tentada a menudo de decirle a más de uno: "anda, deja el español, y apúntate a macramé", pues hay gente a la que le deberían prohibir aprender idiomas. Sé que éstas son declaraciones políticamente no correctas, y por eso no las hago, y cumplo mi labor: a mí me pagan por hacerle creer a la gente que el español lo pueden aprender todos, cuando no es así, pero me callo y hago creer que esa es mi misión. Ahora recuerdo un libro de Unamuno que leí en el instituto, y que me impresionó mucho: San Manuel Bueno Mártir. Va de un cura cuyo conflicto interno es que no cree en Dios, pero que por él y su labor mucha gente cree. Muchos políticos deberían aprender de eso: en ellos se debería reflejar la ética de los seres humanos que son y de los millones de otros que representan.

martes, 3 de mayo de 2011

Lugares llenos de personaje

El arzobispo Wolf Dietrich von Raitenau quiso tanto a su Salome como para construirle un castillo en pleno Salzburgo. Tratándose de un hombre casado con la iglesia, no es desestimable el dato de que tuvo 15 hijos con la bella Salome, para los que el castillito debió de ofrecer sitio suficiente. Durante mi estancia en Salzburgo la semana pasada he tenido ocasión de pasear en dos ocasiones por los jardines del Palacio de Mirabell. Cada vez entro menos a ver palacios y riquezas interiores, y me suele bastar el conjunto exterior, y de Mirabell me quedo con sus preciosos jardines y con las vistas hacia la fortaleza dominando la ciudad. Lo de Salome Alt lo supe después, al igual que lo de los 15 hijos, y fue en la visita a las minas de sal de Bad-Dürrnberg, cerca de Hallein, ciudad "conocida" al menos en Austria por ser el lugar donde nació "Stille Nacht", villancico mundialmente conocido ("Silent Night", "Noche de Paz"). Se trata de una zona minera de sal que proporcionó la riqueza de la región, tanta como para hacer de Salzburgo esa ciudad barroca y monumental que sigue apabullando, gracias a los monumentos que este controvertido personaje, arzobispo/amante/padre de 15 hijos, hizo construir con la riqueza que amasó por el arrendamiento de las minas que le dieron esplendor a la ciudad. La ciudad de Salzburgo lleva la palabra Salz, 'sal' como componente, y el río que la atraviesa, el Salzach, también, lleva el oro blanco, como se le llamaba en el pasado, como aderezo. Odiado y venerado, el arzobispo hizo construir además del Palacio de Mirabell, que anteriormente se llamó Altenau en honor a su dueña, otro más, la Residencia, otro palacio que vi por fuera, además de la catedral.

Las minas de Hallein, y su visita parecen más bien Disneylandia. Yo grité como en la peor de las montañas rusas cuando me tuve que tirar por dos toboganes muy empinados, los que utilizaban los mineros para bajar a las minas, y eso tras haber recorrido medio kilómetro en un trenecito sentados todos de uno en uno en fila, y recorrer otro trozo en barco. Todo esto vestidos con unos monos blancos que nos proporcionaron a los visitantes, por lo que parecíamos un equipo de fantasmas en pantalones. A mis hijas les hubiese gustado deslizarse por cinco toboganes más, y yo, tras esos dos y volver a ver la luz tras 70 minutos bajo tierra, pensé en lo bien que viviá Salome, mientras que los pobres mineros trabajaban con su pico y en condiciones que no quiero ni pensar, para hacer rico al arzobispo y a la ciudad de Salzburgo. El obispo acabó encarcelado, en la fortaleza que domina la ciudad, Hohensalzburg, tras ser apresado en las guerras contra los bávaros. Como detalle curioso las minas están repartidas bajo tierra entre Alemania y Austria, y en sus profundidades está marcado el "paso fronterizo". Fue sorprendente comprobar que las fronteras pueden estar hasta en los confines de la tierra.

Curioso mundo el del obispo, su amante, los 15 hijos y la sal, como también la de otro lugar cercano, una vez pasada la frontera alemana y adentrarse en Baviera, esta vez sobre la superficie. Los paisajes son los mismos que los de esa zona de Austria, pero la sensación es distinta, la de estar en otro país en cuanto se cruza la frontera. Las praderas de flores le hacen querer a uno revolcarse y rodar como Heidi con Pedro, y los siempre omnipresentes Alpes le hacen sentirse a cualquier hamburgués, por la planicie del norte de Alemania, como un inculto en paisajes. Pero en ese nuevo mundo están aquellos sitios que le suenan a uno: Bertechsgaden, por ejemplo. Me sonaba mucho. Obersalzberg también, otra montaña que lleva la palabra "sal" en su interior. Y empiezas a subir la montaña, en coche por suerte, hacia un sitio señalizado como "Dokumentation", 'documentación' así tal cual, y empecé a recordar imágenes vistas en muchos telediarios o programas históricos alemanes. Se trata de la residencia de vacaciones de Hitler en Baviera. Como era Hitler, él llegó, y como le gustó el sitio, expropió a gente del lugar, y se hizo construir allí su residencia de vacaciones con vistas a los Alpes, al valle de abajo, con Berchtesgaden de fondo, y un búnker que a mí me dio claustrofobia. Allí paso días felices con Eva Braun, y en la terracita de estupendas vistas recibió a sus adláteres y se tomaron decisiones "importantes".

Me sorprendió la sigilosidad del sitio, por el que pasarías de largo si no sabes que está ahí, y que si acudes a él es porque vas a ver lo que hay, pues por el nombre de "Dokumentation", tan aséptico, no te imaginas nada. Sin embargo el interior, como todos estos lugares que recuerdan la parte de la historia alemana más ignomisiosa que pudo haber, es de una claridad apabullante: no se oculta nada, no se ignora nada, y ahí está todo, para el que lo quiera ver porque no es casualidad el paso del visitante. Se va a lo que se va.

Personajes que crean lugares para la historia. En cualquier parte surgen nuevos.

domingo, 1 de mayo de 2011

La última opción

Debo decir que algunos días en los que no escribo no es por falta de ideas, sino por falta de tiempo, o en el peor de los casos, porque no me funciona la internet. La Telekom ha detectado un fallo en la línea, pero como es domingo, el empleado al que le tocó coger la llamada dijo que hoy no lo podían arreglar. Sí, aquí también existe el "vuelva usted mañana".

Sin embargo hoy estoy realizando un experimento y voy a publicar por primera vez desde mi iphone. Esto tiene una desventaja: si cuando haga clic para publicar funcionase, no tendré excusa para no escribir desde cualquier parte, estando como estoy online todo el día. Es como cuando tardé en contarle a mi madre que tenía tarifa plana de teléfono... Pero vuelvo a repetir lo ventajoso que me parece estar ahí siempre, por si las moscas, y así no me quedo sin comentar que por muchos milagros que algunos se crean que haya hecho un papa, no están los tiempos que corren como para canonizar "santos", que el Borussia Dortmund ha ganado merecidamente la liga, a dos jornadas del final, y que seguimos con sol, y ya va para cuatro semanas, creo (me encanta perder la cuenta). Y que mañana, tras una semana y algo sin cole y rutina, volvemos a la misma, con sensaciones austriacas, bávaras, o tirolesas, si pienso ahora en la pintada en una roca en la zona fronteriza Austria y Alemania que vi ayer: "Ein Tirol", 'un Tirol', reclamaba alguno con conocimiento de causa. Me encanta la gente que reclama los que otros jamás se plantearían. Yo revindico que la técnica no nos deje sin decir lo que queremos, y si no siempre nos quedará el bendito iphone.