lunes, 31 de enero de 2011

Marketing archiconocido

Que el sexo vende, está clarísimo. Que el sexo hipnotiza también. La semana pasada supimos que una dentista en Baviera trabaja en dirndl, el traje típico de Baviera y de Austria que ensalza la figura femenina, sobre todo con un buen escote en muchos casos. Trabaja con esta técnica como terapia de hipnotización, no en el sentido de la palabra, pero si bajo el famoso "pueden más dos tetas que dos carretas..." En este caso se ahorran el dormir a los pacientes, y tienen menos dolor. Ya lo han comprobado. Lo que ya es seguro que que la avalancha de pacientes (masculinos, me imagino) no se ha hecho esperar. Sí que debe de haber algo, pues mi dentista, mujer, tiene en el techo un cuadro que asemeja a un pañuelo del cuello con dibujos asimétricos. Es rosita, y yo lo miro todo el rato concentrada en las líneas y florituras. Pero lo del escote es la sofisticación total, o mejor dicho el realismo absoluto. Desde luego que los pacientes, al tener el generoso escote tan cerca, abrirán la boca automáticamente, no me cabe duda.

Y cómo se explica si no que Andrea Agassi hace poco, en una subasta en la que vendía objetos personales para una buena causa, bajo el poco entusiasmo de los compradores, ofreció al que comprara por por lo menos 4000 $ el plato de porcelana que nadie quería, que le enseñaría una foto de su mujer Steffi Graf, desnuda, en la pantallita del móvil. Enseguida se encontró un comprador, al que Agassi le enseñó la foto al instante. El comprador de la imagen pareció satisfecho con lo que vio, cuentan. Lo que no sabemos es si a Steffi le haría gracia la espontaneidad de su esposo, pero todo sea por una buena causa.

Me pregunto si hubiese sido al revés, y Steffi Graf, que tampoco es Pamela Anderson, hubiese ofrecido una foto de su marido desnudo, si alguien hubiese pagado esa suma, al igual que me planteo si la misma consulta llevada por hombres vestidos en pantalones de cuero tiroleses tendría tanta aceptación y efecto hipnótico. Sí que la misma llevada por hombres en pantalones de cuero negro y abdominales a lo Cristiano Ronaldo, tendría sus efectos analgésicos sobre las féminas. Pero en nosotras no suele pensar nadie. Hemos de soportar el dolor a pelo, pero ya estamos acostumbradas.

2 comentarios:

  1. A esa dentista hay que darle un aplauso por su ocurrencia; no sabemos si le pone más al paciente o a ella, pero trabando como lo hace, dudo que le quede tiempo para sentirse sexy salvo que lo tenga interiorizado y aflore como una actitud positiva ante el trabajo y eso mejore sus aptitudes profesionales. En cuanto al paciente, no sé si le quedará tiempo para excitarse entre miedo y miedo.
    Pero ahí quería yo añadir que cuando fui a hacerme mi segunda limpieza de boca, la señora dentista,a la que recordaba como una mujer con su aquel, me dio motivos para "entretener mi mente y distraerla de mis piezas bucales.
    Hace diez años fue la primera vez, y me felicitó "por mi boca" y yo pensaba que qué cerca había tenido la suya. Ahora, lo que tuve cerca fueron sus pechos reposando sobre mi oreja derecha. Y no sabéis cómo me relajaba eso... La limpieza bucal fue a peor, sufrí más cuando ella modificó su postura y separó sus senos de mi pabellón auditivo. ¡Lástima!
    La doctora me felicitó otra vez y yo no lamenté haber tardado diez años en volver a verla. Una mujer de 50 para arriba, lo que prueba que las mujeres no deben abandonarse a pensar que su capacidad de seducción acabe con la menopausia, y, por otro lado, que la dentista bávara sabía lo que hacía.

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  2. Ay, lo que me he reído, imaginándote con sus pechos sobre tu oreja... ¿Ves? Cuando los quitó te dolió. Mis apreciaciones: a) probablemente le ponga más a la dentista alemana que a sus pacientes llevar el dirndl; b) efectivamente, el arte de la seducción no se acaba nunca (yo misma me he comprado un dirndl a mis 41 años), c) y si acaso, somos todos los que nos lo cargamos, hombres incluidos.

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