sábado, 1 de enero de 2011

Vuelvo a la carga

Dos meses y medio no es mucho tiempo, pero depende, como con todo, de la perspectiva. En la vida diaria no lo es, yendo día a día a trabajar, llevando al cole a los críos, recogiéndoles, que si el supermercado, que si viendo llover o nevar. Pero estar sin blog para alguien como yo que en poco tiempo se acostumbró a escribir en uno a diario es mucho tiempo. Quizá para algunos lectores también (eso le gusta pensar al alma del creador, evidentemente, en el narcisismo que el propagar cualquier noticia origina en uno). El "mono" de blog ha sido tal como para casi a diario pensar "hoy hubiese escrito de esto", "vaya, esto sí que es noticia de blog". Pero todos necesitamos nuestras pausas y nuestros cambios, incluso de blog, pues nosotros seguimos siendo los mismos. Y sin embargo "Puentes suspensivos" abre una nueva etapa.

La fecha de comienzo está elegida adrede. El día 1 de enero es el día más tostonazo del año, el menos productivo si cabe. Pero es el comienzo de algo nuevo. Todavía rezuma la pólvora, que en Alemania no es broma por los millones de petardos y fuegos artificiales para uso casero que se lanzan al aire para dar la bienvenida al año, y yo sin embargo, con lo que me gustan los olores naturales de las cosas y las sensaciones nuevas, huelo algo nuevo en el aire. Porque así lo he decidido. Doy por concluido un año del que prefiero no comentar, porque quiero empezar el nuevo año de manera positiva. Apenas estoy saliendo de una neumonía que en mi percepción no ha sido lo peor, pero sí que con mi manía de analizarlo todo (mis lectores fieles ya me conocen), tiene su lugar de ser. Como todo. Todo es como ha de ser.

En cuanto a la temática no va a haber cambios. Seguiré en la misma línea que el anterior, pues es mi estilo y lo que me sale, es decir, escribir cada día de lo que me plazca sin orden o planificación, según mi estado de ánimo, que espero que sea menos "animómetro" que la edición anterior (ahora la que se ríe soy yo), según la actualidad (política, futbolística...), según mi vida como madre de unas hijas que me proporcionan historietas a diario, y sobre todo sobre mi percepción de mi vida como apátrida en todas partes. No cambio el estilo ni los temas porque es es el mío, pero sobre todo porque mis lectores me pidieron continuar en la misma línea.

El título... juzguen ustedes. Como he aprendido que andar en la cuerda floja no es ni sencillo ni lo mejor para la vida práctica, ahora caminaré sobre puentes, pero me siguen gustando las alturas, y las sensaciones fuertes y por eso, y para enlazar con el final de mi otro blog, al que tanto quise, retomo el título de la última entrada y esos "puntos suspensivos", que son un signo de puntuación que me encanta: porque me gustan los dobles sentidos, el lanzar ideas, el mandar mensajes entre líneas, que solo unos pocos adivinan. Pero los puntos pasan a ser ahora puentes pues mi deseo mayor es servir de puente entre mis dos mundos, entre yo y mi gente, y en el peor de los casos entre mí misma y mi alrededor.

La foto... Se trata del Köhlbrandbrücke, el puente más "suspensivo", o colgante que tiene Hamburgo. Con los aires de grandeza que tienen los hamburgueses, es lo que llaman el Golden Gate de Hamburgo. Ejem, prefiero no comentar, pues juzguen la foto. El Golden Gate es rojo, y el cielo azul o contraste de la bahía de San Francisco dota de algo más de color y dramatismo al puente. El de aquí es sosito, como el cielo gris que solemos tener, pero es impresionante conducir sobre él y divisar la ciudad a un lado y el puerto a otro a una altura de vértigo. Y a Hamburgo la llaman (sus orgullosos ciudadanos, quién si no) la Venecia del Norte. Ejem, repito. Por desgracia no he estado en Venecia, pero las comparaciones son odiosas. Y lo son porque Hamburgo es esa ciudad preciosa que no tiene que competir donde nadie la manda, pues tiene sus méritos propios y muchos, que seguiré desvelando aquí. Pero vale, puentes hay, y muchos, seguro que más que en Venecia si ellos lo dicen (¿quién cuenta esas cosas?). Por eso, abro de inmediato, y en honor al título del blog, una rúbrica titulada "puentes" e iré enseñando los montones que hay, pues los hay y muy bonitos.

Y respecto a la autora, los que me conocen saben la que se les viene encima. Advierto de que sigo siendo la misma... dos meses y medio no son tanto tiempo, repito. Pero citando a un sabio amigo mío, soy yo la que tiene que pasar página y no dejar que el blog la pase por mí. Yo ahora mismo creo en todas las posibilidades, pero sobre todo creo en mis lectores y en lo que me ayudan a mí. Seguimos entonces, ¿no?

1 comentario:

  1. Te damos la bienvenida otra vez puesto que tú has decidido volver. Brindamos por tu regreso, todavía renqueante, por tu salud, pero firme en la intención, y esperamos con sumo gusto que vuelvas a darnos la perspectiva de tu mirada aguda sobre la realidad que te rodea.
    Celebramos a la nueva Elena que lleva como bagaje la Elena de siempre y deseamos que tu travesía duradera y exitosa.

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