domingo, 30 de enero de 2011

Conducir es de vida o muerte

Conducir ebrio debería ser la mayor de las vergüenzas para el que lo realiza. Que pongan en peligro sus vidas no está de más si se ponen al volante en ese estado, pero que acaben con las de otros, es uno de esos desastres humanos que no tienen ni explicación ni sentido. Que le haya tocado a la hija de 18 años de Toni Cantó, da para un titular, porque si no esa muerte sería una de las anónimas debidas al alcohol. Que por ser la hija de un famoso dé para titulares, debería al menos concienciar algo más a la ciudadanía. Ojalá.

Mucho se ha logrado en España en los últimos años, de acuerdo, pero todavía falta mucha concienciación. Sigue sorprendiéndome la facilidad de tomarse unas cuantas copas o cervezas y conducir después. Está plenamente asumido tras fiestas o cumpleaños, bodas o bautizos. Incluso si dices que no puedes cogerlo por haber bebido, mucha gente se reirá de ti.

En Alemania por supuesto que hay accidentes por lo mismo, pero ni muchísimo menos tantos. También tenemos a nuestra obispa beoda, Margot Käßmann, que dimitió tras haberse visto pillada ebria al volante. Ahora se dedica a dar conferencias en EE.UU. entonando el mea culpa que tanto nos gusta oír a todos. Al menos como ex obispa debe. Todo sea por la fe.

Pero el beber y conducir después no te hace nada sexy en Alemania, sino todo lo contrario. Pierdes muchos puntos frente a tus amigos y familiares, que serían capaces de echarte la bronca o retirarte la palabra por eso. Si invitas a una pareja a tu casa y vienen en coche, se pondrán de acuerdo al servir el vinito con la cena sobre quién va a conducir después. Y en las fiestas de empresa, muchos no quieren renunciar al alcohol y es la noche estrella de los taxis.

Mi familia política perdió a un miembro de 8 años en el año 1988, por un conductor borracho que les embistió en Brasil. El niño murió en el acto, por toparse con aquel conductor ebrio en una carretera perdida camino de Salvador de Bahía. Cuántas muertes sin sentido. Y todo por no controlarse un poquito en lo que yo pienso que debería ser posible. Entiendo que la gente beba para pasárselo bien o porque les guste, pero conducir después es ... Ni palabras tengo para expresarlo.

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