domingo, 2 de enero de 2011

La mesa perfecta

Estos días de fin y comienzo de año son días de sacar las vajillas más valiosas, la cubertería de plata, los mejores manteles. En millones de hogares de todo el mundo la gente luce sus mejores "galas" festivas en la mesa, como acompañantes perfectos de esas comidas o cenas más esmeradas de lo habitual, y en situaciones más festivas.

Como yo solo tengo una vajilla, que me costó cara pero que uso a diario porque si no para qué la quiero, no le veo la gracia a engalanar la mesa un día así como si nos fuese en ello la vida. Me parece normal esmerarse algo más, pero hay gente a la que le quita el sueño que el mantel esté inmaculado, que las copas reluzcan, que la vajilla luzca el dorado como cada año. Y yo me pregunto si ese empeño es una ocupación que nos hace sentirnos perfectos un día, viendo la mesa tan perfecta, aunque lo de alrededor se descomponga en pedazos. No importa si luego esa vajilla hay que lavarla a mano, pues si no el dorado se borra con el lavavajillas, o lo mismo con las copas, que se rompen en el aparato. Y se lava y se seca todo a mano, y lo que haga falta. Hay gente que se pasa el día o días anteriores preparándolo todo, hasta el último detalle, y luego el día después limpiando y recogiendo todo. Hasta el año que viene o la ocasión que viene.

Y digo yo si no deberíamos celebrar todos los días Nochevieja o Nochebuena, disfrutar a diario de nuestras cosas de valor, si es que las tenemos, o prescindir de ellas si no las necesitamos. Porque para mí, todo lo que está almacenado sin usarse, es prescindible. Con los años, y varias mudanzas me he ido dejando en el camino muchos objetos superfluos. Y en ataques que me dan con frecuencia hago "desaparecer" otros. Porque no necesitamos mesas perfectas, pero sí una estupenda compañía; no necesitamos el mantel inmaculado, pero sí estar en armonía con nosotros mismos; no necesitamos ese brillo de las copas, si nosotros mismos somos invisibles a nuestro alrededor o peor aún incluso a nosotros mismos.

Cuánta gente caerá tras terminar estas fiestas en un gran vacío, y mirará a su alrededor y no verá nada.

1 comentario:

  1. Pues sí, mira, aquí la gente procura que la mesa esté en estas cenas bien puesta y repleta de cosas que te vas comiendo los días sucesivos porque esa noche no puedes con tanto. Nosotros todavía estamos comiendo los restos de la Nochevieja.
    Y siempre se comenta si será poco. Claro, esa noche el mantel, la vajilla y la cubertería son diferentes, pero he de decir que también los sacamos en días bien señalados.
    Fechas para aparentar más que ninguna otra, desde luego y fechas en las que se incrementa el número de separaciones y de sucesos.

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