miércoles, 19 de enero de 2011

Nos inundamos

Al final pasa lo que tiene que pasar. El río Elba está a punto de desbordarse en las regiones de Lüneburg o Lauenburg, lugares demasiado cercanos a Hamburgo;  los diques amenazan con romperse, y la seriedad de la situación nos recuerda que agua somos y en agua nos convertiremos aquí. El agua está por todas partes: arriba y abajo. Cae del cielo en temporadas que a mí se me hacen eternas, y aunque a pesar de la que cae no hay charcos ni barro, porque todo está preparado para absorber agua y más agua, hay momentos en los que como ahora, tras haberse derretido la cantidad de nieve que tuvimos durante semanas y haber llovido a continuación, simplemente nos desbordamos. Ni los diques nos aguantan.

Por supuesto que tanta humedad en el aire tiene sus ventajas. No tenemos polvo, por ejemplo. Mi madre lo confirma cuando está aquí: "En Madrid puedes limpiar el poyete de la ventana todos los días, y está siempre sucio; aquí está siempre limpio". O pudes plantar un palo de una escoba, como dice un amigo mío, y saldrán hojas y ramas de él. Hay vegetación por todas partes, y hasta mi hija me preguntaba ayer: "Mamá, ¿cuántos árboles tiene Hamburgo?". "Demasiados", respondí. Prefiero no contarlos, pues tanta verdura tiene su precio.

Los troncos de los árboles no son marrones, sino verdes. Se cubren de musgo ellos mismos. De entre cualquier piedra crece algún hierbajo. Lo verde es lo natural por todas partes. Y como sigamos así, nos convertiremos en zonas pantanosas llenas de juncos. Llevo años preguntándome que qué se les perdió a los primeros pobladores en estas tierras. Qué ocurrencia, plantarse aquí, nunca mejor dicho. Y ahora pagamos justos por pecadores.

El agua es vida, que sí, que lo sé. Pero aquí nos sobra. Llevamos meses sin ver el sol, no digo un rayito de una hora a 12 grados bajo cero, que es como si encendieses una lámpara un rato. Me refiero a un sol de verdad, que calienta y te anima a pararte, cerrar los ojos y disfrutar, que te hace sentir calorcito en tu cuerpo. Aquí en la calle en invierno vas dando saltos o por el frío, o por la que está cayendo.

Muchos sotanos de las casas de las regiones afectadas están ya inundados. Montones de voluntarios están poniendo sacos de arena alrededor de los diques, o en los pueblos de la zona. Para el domingo se estima que el agua del Elba subirá 8,85 metros. Y entonces volverá a bajar. Hasta la próxima.

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