lunes, 24 de enero de 2011

Me gusta Alemania

Llevo una semana esperando al momento propicio de escribir este post. Pero no llega. Cuando no es porque me ponen una multa, es porque el sol sigue sin salir, o porque diluvia, o porque me indigna una sociedad tan poco respetuosa con las que parimos el futuro. Sin embargo, antes de que se acabe mi primer mes de blog, tengo que hacerlo, pues me conozco y no quiero dar lugar a malentendidos.

A mí me gusta Alemania. No voy a decir que me encanta, porque mucha gente al ser preguntada sobre si está a gusto en su país o en el que viven, dirían que sí, pero mencionarían lo que no les gusta también, porque la gente habla normalmente de lo negativo y no de lo positivo, porque de lo que nos gusta, no necesitamos relatar a diario, para no pecar de pedantes. Además lo bueno es lo que ni siquiera nos damos cuenta de que está, porque lo tomamos por hecho, salvo si nos paramos a pensar o comparamos con otros países. Por tanto y a pesar de que el día propicio para alabar este país no llega, hoy lo hago, porque sí. Aquí va mi testimonio, para que luego no digan que soy tan negativa:

Me gusta Alemania porque se vive tranquilo (iba a decir demasiado pero hoy me callo, nada de críticas), porque vives tu vida sin que nadie se entrometa en la tuya, porque tu propiedad es más privada que en otros países, porque no necesitas poner rejas a tu casa, ni tener miedo de que te podrían robar en cualquier momento, porque puedes ponerte lo que te dé la gana sin que nadie te mire, porque puedes no seguir ninguna moda y no sentirte desfasado, puedes salir desaliñado a cualquier parte, y nadie te mirará raro por ello, porque el sistema médico, a pesar de lo que opina la gente, funciona de maravilla, porque no tienes la sensación de que te están engañando todo el rato, ni el taxista, ni el fontanero ni otros, porque no tienes que temer que tu vecino te robe, porque no tienes que hablar con la gente si no quieres, porque no se habla de política y si se hace nadie se pelea o insulta por tener ideas distintas, porque el bien común se cuida, porque hay respeto hacia los otros, porque no tienes que hablar a voces, porque no le debes nada a nadie, ni siquiera decirle hola si no te apetece, porque la palabra de la gente vale, porque puedes quedar con un amigo un mes antes a una hora concreta, y sin llamar a confirmar, estará ahí a la hora, porque la calidad de las cosas es buenísima, porque la gente que tiene dinero es en general muy sencilla y no hace alarde de nada, porque no hay tanto pijerío, porque no hay tanta envidia a los otros, o si se tiene no se nota, porque la peluquera te hace lo que tú le dices, y no lo que le da la gana, porque mismo en la peluquería ni en ninguna sala de espera no tienes que hablar con nadie, porque existe una variedad de yogures impresionante, porque los helados son exquisitos (y baratísimos), porque al embutido no se le pone colorines, porque se puede comer fuera de casa muy bien y por poco dinero, porque algunos productos de droguería no son un robo a mano armada (para eso tenemos la farmacia), porque la televisión no está puesta todo el día en la mayoría de los hogares, porque a la puerta de tu casa tienes parajes naturales increíbles, porque como ciudadano tienes vías de protestar, porque como todos los países, tiene lugares increíbles, y porque se habla una lengua tan fascinante como el alemán.

Por todo eso me gusta, y probablemente más motivos que no se me ocurren ahora. Así que ya está dicho. Hay que dejar las cosas claras cuanto antes. Para el resto está este blog.

Ah, y me olvidaba de las salchichas y las cervezas! Yo pago esta ronda.

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