lunes, 13 de octubre de 2014

Nuevas versiones

Vacaciones en octubre. Siempre tenemos dos semanas libres que, la verdad, se agradecen. Hoy ha sido una estupenda sensación no tener que madrugar y poder pasar un día con mis hijas sin ataduras de horarios. Otros años hemos salido en estampida, como hacen muchos, pero éste pasamos unos días en casita, antes de largarnos en unos días, ya verán adónde. 

Mientras aprovecho para ver películas que tenía pendientes, para leer periódicos atrasados y sacar adelantes proyectos futuros. En ciertas materias voy con retraso, pero no importa pues el buen cine espera siempre, y las malas noticias son iguales hoy o semanas después.

Me sorprendió mucho el otro día "Maleficient", película en la que Angelina Jolie da vida a una versión diferente de "La bella durmiente". Llevo un tiempo pensando que ni los cuentos nos cuentan la verdad, si no lo que la mayoría quiere ver. Y por eso la versión actual me gusta más que la clásica. No voy a reventar la película, pues demasiado lo hacen ya los trailer hoy día, pero resumo a grandes rasgos: el hada mala tenía muchos motivos para ser mala, y el final edulcorado del beso de amor que rescata a la princesa del sueño infinito no es el del príncipe, sino que la salva un beso de amor verdadero. Más no cuento. Pero me reconforta ver que nada es lo que parece y que no debemos creernos nada de lo que nos muestran de manera manipulada. La verdad la conoce el que estuvo allí, y eso no es ni televisión ni cualquier otro medio, sino los protagonistas del suceso.

Y antes he leído una editorial sobre una noticia que me alivió mucho el otro día cuando la oí. No han recogido firmas suficientes en Hamburgo para convocar un referéndum que cambiase los años de instituto de 8 a 9 años. Hay que explicar que hasta hace un par de años era así, en los institutos se estaba desde quinto al grado 13. Se redujo a un año menos y ahora, muchos padres histéricos han estado haciendo campaña de que ese año más es fundamental para no robarle la infancia a nuestros hijos que, con el sistema actual, son máquinas de aprender, según ellos. A mí me indignan todas esas cosas pues el problema es que muchos no soportan ver a sus hijos "sufrir" por estudiar. Aquí todo ese esfuerzo se ve como algo negativo y no como entrenamiento para la vida y que aprender es algo positivo. Aquí se ha de aprender por que sí, sin hincar los codos, algo con lo que lucho yo en mis clases para adultos, pero ese es otro asunto. 

Curiosamente las familias que más se quejan del "estrés" que, según ellos, antes no existía, son las más acomodadas, cuyos hijos se encuentran en completo estrés tipo "lunes y jueves hockey, martes montar a caballo, y miércoles clase de piano", y eso hasta a veces es poco. Además en Alemania existen otras alternativas al instituto, precisamente para los chicos que no tienen en un principio pretensiones de ir a la universidad, aunque es también posible, pero que pueden estudiar con otro tipo de enseñanza algo menos teórica. 

Así que yo estoy contenta de que esto se haya quedado en una idea que no ha llegado a ninguna parte, por lo absurdo que sería cambiarlo todo otra vez, teniendo en cuenta que además pretendían que en cada instituto los chavales pudiesen optar por las dos vías, tener unos un bachillerato de 8 años y otros de 9. Siempre me he preguntado cómo iban a organizar eso con la cantidad de horas que se cancelan cuando faltan los profesores.

Por suerte esta vez la mayoría no se ha creído los cuentos de unos pocos, pues yo ya me temía lo peor y podemos pasar a otra cosa. Menos mal que muchos cuentos tienen su re-escritura. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario