miércoles, 30 de julio de 2014

P'allí y p'acá

20 días con las maletas para arriba y para abajo y ahora pasan brevemente por casa para volver a salir por el mundo. Los tres aeropuertos por los que pasé ayer estaban llenos: Madrid, Bruselas y Hamburgo. Se nota que es verano y que la gente anda para arriba y para abajo con maletas. Hoy pensaba en cuántas habrá un día normal en el mundo de viaje, no digo personas sino maletas. 

En el cambio de vuelo hablé con un chico alemán que volvía de hacer una etapa del Camino de Santiago, los últimos 100 km. Hablaba un español espectacular, tras llevar tan sólo 3 años aprendiéndolo. A mí estas cosas me llegan, y más porque confirmó lo que yo digo siempre en mis clases: hay que estudiar. Me dijo que iba a clase en la universidad, pero que en casa se sienta con los libros de gramática y hace ejercicios. Uno de los míos: con sólo ir a clase no basta. Me deleité escuchándole. Me hablaba del Camino con cariño. La conversación tuvo lugar en una situación rocambolesca. Estábamos todos metidos como sardinas en el autobús que lleva al avión y diluviaba; caía agua a raudales y el autobús no arrancaba, y hacía un bochorno insoportable; era de lipotimia. Como la situación no podía ser más belga, el conductor del autobús se puso a hablar con un viajero que le preguntaba sobre la situación del país, con sus dos lenguas, sus dos grupos unidos bajo una misma bandera y sus conflictos sin resolver. Cada loco con su tema. Y yo ya cabreada viendo el diluvio universal en pleno verano y acordarme de los últimos 20 días de sol, calor, playa, piscina... 

Pero también tiene su gracia pasar por casa unos días antes de continuar las vacaciones. Me vuelve a reubicar en el espacio y en el tiempo, pues este es mi lugar en la tierra desde hace muchos años, por mucho que yo me empeñe en hacer maletas y continuar el viaje que en realidad no es otro que la línea de mi vida, que en vez de ser recta, zigzaguea por aeropuertos y lugares de Europa. 

Me han dicho que en Hamburgo ha hecho muy buen tiempo últimamente. Hoy el cielo está gris y definitivamente me lo tomo como algo personal. Pero el clima es un tema en el que Hamburgo y yo no hacemos buenas migas. Otro conflicto sin resolver. El resto ya me da igual, porque en realidad hay que vivir en un lugar, y para gente como yo, que podría hacerlo en muchos sitios, al final el dónde es lo menos importante.

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