lunes, 1 de septiembre de 2014

La vuelta física o mental

El tiempo vuela. Eso no es nada nuevo, pero sin quererlo ha llegado el 1 de septiembre. Es es día en el que el verano parece haberse terminado, y más aún si, como ahora mientras escribo, llueve con ganas de otoño. Aquí cuando llueve, lo hace siempre con ganas, es decir de primavera, verano, otoño e invierno, la verdad sea dicha. Llueve y la sensación es de estar en esa época indefinida llamada "mal tiempo", que en Hamburgo no conoce de márgenes en el calendario. En mi reciente estancia veraniega en Bélgica aprendí una frase en francés que se refería además de al clima a otras referencias históricas de continuidad de revueltas y malas épocas. La hice enseguida mía para aplicarla a Hamburgo, y así la menciono, en mi lengua y en mi contexto: En Hamburgo, si no llueve, es que acaba de llover o que va a llover en nada.

Pues eso, es 1 de septiembre y los que llevamos semana y media de colegio, miramos con envidia a los que todavía tienen libre. Incluso en España, a pesar del calor, el 1 de septiembre da paso a un nuevo ciclo. No somos nadie, y vuelvo a utilizar una expresión en la que pienso demasiado últimamente. Pero es que se pasa el verano y la época vacacional sin darnos cuenta. El resto del año también, seamos siceros, pero a todos nos encantaría prolongar el momento chiringuito o terracita de verano, pisar la playa todo el año, y dedicarnos al asueto cuando nos diese la gana, que sería siempre. Y madrugar, ¿quién madrugaría si no? Yo desde luego que no. Nadie piensa en su vida diaria en un lunes cualquiera sino en aquel lunes en el que estaba en la playa tostándome al sol. Y de esos momentos y de los que están por venir, nos vitaminamos en la rutina, cuales notas de color a días en los que no pasa nada, o pasa demasiado de lo mismo.

Yo llevo una semana dando clases, y como me gusta, no me ha sentado mal la vuelta. Pero sí que lo hace la sensación que me invade al terminarse agosto, esa de "se acabó lo que se daba". El curso y la tarea nos envuelven y de momento se ve un todo por delante y el verano que viene queda muy muy lejos. Pero cuando  nos plantamos en junio cada año me acuerdo de esta sensación de la vuelta, y me parece que tampoco ha sido para tanto. Así que todo es ponerse. De todas formas no nos queda otra, pues al 1 de septiembre le sigue el 2, y así...

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