sábado, 18 de octubre de 2014

Un puente intercontinental

Si hay un puente que sirva de conexión de algo gordo es el Puente del Bósforo, que une dos continentes, Europa y Asia, en la única ciudad del mundo que puede presumir de estar repartida entre dos continentes. Estambul es así, y apabulla con su forma de ser en un lugar que parece ser el comienzo y el fin de muchas cosas: es el principio o el final de Europa, según se mire, el fin de oriente o el comienzo de occidente.

En ella cabe todo, la decadencia absoluta junto al esplendor, el exotismo de oriente con la forma de vida occidental, pobreza absoluta al lado de la ostentación, mujeres sin pañuelo a la cabeza, mujeres con él, mujeres con burka.

No hay precios por ningún lado y se trata de negociar. Mal asunto para los que estamos acostumbrados a vivir rodeados de etiquetas con precios, y lo único que tenemos que pensar es si compramos rl
artículo o no. Aquí tienes la sensación de que te timan en todas partes pero debe ser parte del encanto, pero yo simplemente no lo pillo pues no valgo para esas cosas.

Luego coges un taxi y le dices al taxista que te lleve a la Torre de Gálata y se va justo en la dirección contraria. Se lo haces saber y te dice que es mejor ir por ahí. Para una distancia de 3 km en línea recta recorre 10 km y da una vuelta impresionante y le vuelves a dejar claro que no eres imbécil. Aún así el taxi cuesta el equivalente de 9 euros y otro trayecto posterior en transporte público nos sale para cuatro personas por 11 euros. Entonces no sabes si al final los que te han engañado son los del transporte público.

Menudos negociantes y liantes. Todos parecen tener un primo con una tienda de alfombras y tras saludarte amablemente en español y hacerte la pregunta clásica de si Madrid o Barcelona (fútbol, claro) te indican que ahí al lado su primo tiene una tienda de alfombras.

Y la última de hoy ha sido que al buscar un barco para hacer un recorrido en barco por el Bósforo, nos hablan justo en ese momento y nos dicen que en 10
minutos sale un barco que hará un recorrido de 2 horas. Sin pensárnoslo mucho decimos que sí, corremos para pillarlo, y sin darnos cuenta nos meten en un pequeño autocar lleno y en el que tuvimos que ir de pie. Yo me temía que en vez de o antes del viaje nos llevarían a alguna fábrica de alfombras de algún primo. Nos llevan a un barco algo más alejado de las flotas que se ven en el embarcadero con letras grandes "Bósforo". Y la salida inminente se covirtió en una espera de 25
minutos, pues aproecharon hasta el último momento para llenar el barco más aún. Eso sí, el viaje ha merecido la
pena como pueden ver en las fotos. Y el rato me ha dado para escribir además estas líneas, que subiré, junto a las fotos, en cuanto tenga wifi en el hotel. 







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