jueves, 11 de septiembre de 2014

No son invisibles

Es otra noche más de una semana sin haber parado un instante. Malditas alergias. Por qué saldrán. Qué cosa más innecesaria. De repente algo como el polvo, con lo que convivimos a diario se convierte en tu enemigo número uno. Y unos bichitos invisibles pasan a ser monstruos desalmados. A mi hija pequeña el polvo se le ha vuelto en contra, o mejor dicho los ácaros del polvo. Por eso llevo toda la semana luchando contra ejércitos de ácaros que no veo, pero les he declarado la guerra a base de lavar y lavar, de retirar todo lo que no se utiliza y que simplemente coge polvo. Precisamente en alemán hay una palabra para esos objetos en desuso o adornos inútiles, y se llaman así objetos "cogepolvo", Staubfänger

Ahora entiendo el estilo minimalista. Poca posibilidad de que se pose nada. Así deberíamos ir por la vida: ligeritos. Yo al final, entre unas cosas y otras, voy hacia esa tendencia y si me valiese de hecho viviría cual nómada. Ayer me comentaban de un libro de una alemana que ha escrito sobre sus experiencias viviendo durante un año un mes en una ciudad diferente. A mí la idea me atrae. Pero me temo que polvo hay en todas partes, y ácaros, y lo que toque. Que no nos libramos. Da igual dónde estemos. 

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