martes, 20 de septiembre de 2011

Los más felices

Hay días en los que me digo que no tengo tiempo para este blog, pero me basta con leer un titular, y salto, como por resorte. El de hoy: "Hamburgo es la región más feliz de Alemania". Mi primer pensamiento: "qué guay" y perdonen el estilo tan coloquial y poco erudito. El segundo titular a continuación: "Hannover es ruidoso, pero feliz". Como estos son titulares del periódico local, tan feliz consigo mismo que se permite cobrar por leer noticias así, lo dejo en estos titulares, pues son noticias que no necesito investigar, y menos pagar por ellas en internet. Los resultados son de un estudio de demoscopia que investiga la felicidad en Alemania. Los de Turingia son los más infelices, dicen.

Lo malo de estas encuestas es la interpretación y lo que la gente se chincha después con ellos. Una búsqueda rápida en Google me ha dado el siguiente titular: "Los de Colonia son más felices que los de Düsseldorf". Esto no dirá nada en el extranjero, pero los de Colonia y Düsseldorf compiten sobre cuál de ellas tiene el mejor carnaval o es la mejor ciudad de la zona dicharachera alemana. Hamburgo siempre ha competido con Múnich, y el resultado, del que no quiero evidencias, lo analizo yo, puestos a demagogias poco estudiadas, demuestra que los hamburgueses no necesitan ni montañas, ni folclore bávaro, ni todo lo que se relaciona con Alemania.

La pregunta clave de esto es qué es la felicidad, y yo cada vez lo tengo más claro: la felicidad consiste en creérselo. Si tú piensas o te crees que tu vida está bien así como está, que vives en el sitio de tus sueños, que tienes todo y más de lo que soñaste, serás feliz. Los culos de mal asiento nunca pensarán que su lugar es el mejor del mundo, porque saben que hay otros maravillosos.

Algo así pensaba yo el otro día cuando mi hija mayor volvió de su viaje. Tras haber pasado cinco días en la isla de Sylt, que cuenta como idilio de vacaciones para muchos hamburgueses o alemanes, que atraviesan medio país para pasar unas vacaciones bien frescas. Muchos millonarios alemanes han acabado sus días allí, en una de esas casitas tan idílicas en las dunas. Pues bien, mi hija, lo primero que me dijo fue "quién quiere vivir ahí, con ese frío, con ese aire, con esas playas cuya arena se te mete en los ojos por el viento constante".  Y sin embargo, como yo le dije, para muchos niños alemanes, ésas son sus vacaciones felices de su infancia, ir cada verano ahí, con el forro polar, a meter los pies en el agua. Ahhhhhh, qué idilico.

Pues de eso se trata, de la percepción. Aquí no vemos el sol, pero somos los más felices. Hace años que dejé de escuchar la emisora local por el patriotismo tan absurdo del que hacen gala al repetir una y otra vez que Hamburgo es la ciudad más bonita del mundo. Lo siento, pero me pueden esas categorizaciones. Claro que es bonita, claro que es un sitio maravilloso para vivir, por su calidad de vida excelente, pero me repele una consigna así dicha hasta la saciedad.

Ahora me alegro y todo de que la noticia del periódico feliz sobre el mundo feliz sea de pago, pues así me quedo sin leerla y trato de elucubrar qué tienen los hamburgueses que les hace más felices que al resto de los alemanes... ¿La simpatía de la gente? Eso no es. Del clima prefiero no hablar, pues ya lo hago en otras ocasiones y de forma monotemática. Mmmmmm, pues que nos lo creemos y punto.

2 comentarios:

  1. La felicidad.... bonita palabra...Y cómo se mide eso? Se pregunta a unos cuantos y se hace la media? Cómo se compara? Cómo se evalúan parámetros desconocidos, como las playas de levante para esos niños que solo conocen el mar del norte?

    Quién es más feliz, el que tiene todo, o el que menos necesita?

    De verdad que estos artículos son para llenar espacios. Mi impresión es que por una lado, las agencias los hacen porque en algo tienen que usar el tiempo y el presupuesto; los medios las usan cuando no tienen mejores noticias... y lo peor es que la gente (no toda, afortunadamente) se lo cree.

    Entiendo las rivalidades entre las ciudades, Nueva York / L.A., Madrid - Barcelona, por museos, por cultura, (hasta por el futbol) ....pero medir quién es más feliz...? Y que hacemos con eso? Vamos a las casas de quienes son infelices y les convencemos? Les damos subvenciones?...

    Volviendo al principio, y aprovechando otro post reciente: Quien es más feliz, quien emplea sus esfuerzos y tiempo en tener el jardín de exposición, o quien simplemente disfruta de el, tal como la naturaleza quiera hacerlo crecer? Posiblemente, las dos.

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  2. Muy bueno, es justo eso: cómo se sentirán además los que no son felices en el mundo feliz. Una tomadura de pelo, como otro artículo que leí ayer en El País del que voy a escribir ahora. Otra absurdez.

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