jueves, 22 de septiembre de 2011

El contraartículo

Si en la entrada anterior me mofé sobre la ridiculez de publicar noticias como que la gente de Hamburgo (o el sitio me da igual) sea la más feliz del país, ayer vi otro en el suplemento El Viajero en El País, que me produjo la misma sensación de vergüenza ajena. "Cómo en casa en ningún sitio", se titula la elucubración tan fantástica. El artículo da diez ejemplos de rincones de la geografía española que explican por qué casi la mitad de los españoles "no se ha molestado", dice el artículo, en pisar el extranjero.

El artículo presenta una selección de lugares entre los cuales algunos son indiscutibles (Formentera, la Sierra de Cazorla, la bahía de la Concha en San Sebastián), pero otros, como la milla de oro en Madrid con tiendas como Chanel, Dior, y otras quizá algo más asequibles, pero que no son motivo, pienso para no viajar al extranjero, producen escarnio. Por supuesto que hay turismo de lujo por el mundo: vean esos japonenes que se marchan cargados de Lladró o Louis Vuitton a sus casas, pero ése no es uno de los diez motivos para no salir de España. La gastronomía es insuperable, dice el artículo también, como punto diez, pues como es bien sabido, los expatriados echamos tanto de menos el jamón, o la tradición de las tapas. Sin comentarios...

Sobre la selección de sitios se podría discutir, pero no vienen ni La Alhambra ni los Picos de Europa, por poner dos ejemplos. Y puestos a hacer un repaso al mundo sin salir de casa, qué tal con proponer lugares de todas las culturas que han pasado por nuestra tierra: celtas, visigodos, cartaginenses, romanos o árabes; y en cuanto a naturaleza por supuesto que no nos quedamos cortos ni en playas, montañas, parajes naturales espectaculares, y hasta una isla volcánica tenemos, y más. La gastronomía es maravillosa, de acuerdo, pero no nos olvidemos que ésta se ha deteriorado mucho en los últimos años en base a menús en los que prima la cantidad y no la calidad. Y al Bulli no vamos a comer todos.

Sin duda España ofrece lugares de vacaciones como para no salir fuera en toda la vida, pero sinceramente, que no lo hicieran nuestros abuelos porque eran otros tiempos es obvio, nuestros padres por lo mismo, y muchos ya por miedo o por ni siquiera planteárselo, también; pero que traten de hacer creer al resto que no hay ni que "molestarse", me parece una forma muy ignorante de escribir noticias que no lo son. Una publicación seria de viajes ha de ofrecer el amplio espectro del mundo, para precisamente mostrarnos que si bien somos unos privilegiados por tener esas maravillas a la puerta de casa (y ojo, cada país las tiene, en nada haré una lista de las maravillas alemanas), que tenemos el mundo más accesible que nunca y que seríamos tontos de no acercarnos a algún sitio, "aunque sea" a París o Lisboa, tampoco hay que ir más lejos.

España no tiene diez sino diez mil rincones incomparables, pero no digamos el resto del mundo. Puestos a hacer listas de España, yo propongo la mía:
1. La Alhambra
2. El Teatro y el Museo Romano en Mérida.
3. El Alcázar de Sevilla
4. Santiago de Compostela (y el Camino de Santiago, por supuesto)
5. El románico: por ejemplo, San Martín de Fromista
6. Los molinos de La Mancha
7. Las playas: de las que he visto, me quedo con la Costa Brava, pero cada uno tendrá su favorita.
8. El acueducto romano de Segovia
9. Toledo y las tres culturas
10. El Monasterio de Santa Clara, en Tordesillas

Estos son meros ejemplos (según me han venido a la mente, por eso el orden) de muchos lugares que me han impresionado de España, y por supuesto que hay muchos más, y no hablo de lo mucho que me queda por descubrir. Pero los que han salido al extranjero de vacaciones, saben que merece la pena "molestarse".

1 comentario:

  1. Completamente de acuerdo. Ese reportaje es una prueba de cómo a veces hay que poblar las revistas dominicales o los suplementos de gilipolleces y perogrulladas, cuando no de incoherencias. Supongo que el que no sale al extranjero será porque no pueda y no porque le apasione tanto España como para no salir de ella. Ridículo patriotismo sería éste, sin duda. Y, desde luego, que España es maravillosa, pero el mundo es maravilloso también.

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