domingo, 11 de septiembre de 2011

El terror que vino de Hamburgo

Así se titula el artículo de portada del periódico Hamburger Abendblatt en su edición de fin de semana, para recordar a los atentados del 11 de septiembre diez años después. Para Hamburgo supuso una conmoción que los atentados se fraguaran aquí y que dos de los autores viviesen y estudiasen aquí. Marienstraße en Harburg, esa calle en ese barrio de Hamburgo la conoce todo el mundo sin haber estado nunca en ella. La pregunta entonces y hoy sigue siendo cómo pudieron planear algo así sin que nadie se diese cuenta. El portavoz de la policía de entonces dice que porque nadie podía imaginarse algo así. Y razón tiene. Al que pilotaba uno de uno de los aviones que se estrelló contra una de las Torres Gemelas lo recuerdan todos como afable, trabajador serio y muy profesional. El profesor de la universidad de Atta lloró entonces ante las cámaras porque jamás se había equivocado tanto con alguien. Hamburgo vivió los atentados como el resto del mundo, pero cuando la pista del terror cayó aquí, lo que parecía demasiado macabro se convirtió en realidad.

Aparte de eso, en la ciudad ha habido otra repercusión: el lago del centro, el Alster, a la altura del Consulado Americano fue cortado el mismo día de los atentados y así sigue desde entonces. Lo que fue algo transitorio y por motivos de seguridad se convirtió en algo permanente, tanto que hace años que alrededor del consulado se ha hecho tal barrera de seguridad que la calle está cortada al tráfico. Tan solo es posible pasear al lado de las vallas y miedo da, ante los dispositivos de seguridad, pero la vuelta que te podías dar antes todo alrededor del lago, queda hueca en un trozo, como ese monumento tan impresionante de cascadas infinitas que han inaugurado hoy en la Zona Cero. Yo pienso que Hamburgo no debió hacer nunca esa concesión, y vender su propio lago, que ya no se puede bordear como hasta hace 10 años. ¿La mala conciencia quizá? Nadie se pronuncia al respecto.

Peor aún ha sido la repercusión del 11 de septiembre para el mundo: dos guerras, Afganistán e Irak, con todo lo que éstas han supuesto, destrucción, muerte, Guantánamo, la ruina para EE.UU., al financiar estas guerras con dinero que ha faltado para otras cosas, la crisis económica con la que EE.UU. ha arrastrado al resto del mundo, la implicación de otros países en estas guerras. Y a nivel personal hemos perdido libertad de movimientos: volamos con controles de seguridad que antes no eran tan rígidos, ya no podemos llevar ningún líquido en el equipaje de mano, pero todo esto no es tampoco comparable con las escuchas y control con el que viven los estadounidenses en su vida diaria, y que muchos ven como una pérdida de libertad. Estos días todos los medios de comunicación lanzan la pregunta "dónde estaba usted el día de los atentados". Yo estaba en casa, con un bebé de un año. Recuerdo haber mirado a mi hija y pensar que el mundo se ponía muy pero que muy feo. Todos los peores presagios se cumplieron.

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