sábado, 3 de septiembre de 2011

Cómo está el patio

... si hasta una vaca se da a la fuga. Así ha estado durante 9 semanas, sola, por el bosque, y ayer por fin supimos que Yvonne había vuelto. Digamos que no he seguido la noticia, salvo lo que es imposible ignorar: esos titulares que parecen fogonazos y que te dan, quieras o no quieras, y así llevo semanas viendo noticias sobre la vaca Yvonne a los que no he seguido la pista. Que si la habían visto aquí o allá, que si le habían puesto un buen toro como cebo. Pero como estos días ha aparecido y ahora nos han contado lo que va a pasar con la vaca, investigo y recapitulo la noticia, más que nada por los pensamientos filosóficos que me ha ocasionado estos días.

La vaca se escapó el 24 de mayo de su ganado en Baviera, que si yo fuera vaca, sería mi lugar elegido para vivir, al menos en Alemania, con sus praderas maravillosas. Durante semanas ha jugado al escondite, y prefirió la vida de los ciervos, en el bosque. Trataron de atraerla por todos los medios posibles, con cazadores, activistas de la protectora de animales, con un helicóptero e incluso con un buen toro que le debió de hacer ojitos, pero nada. La vaca a lo suyo, hasta el toro le daba igual, pues supo lo que es la libertad.

Porque en realidad, la vaca debió intuir lo que le iba a ocurrir, a lo mejor porque sus amigas iban desapareciendo... La estaban alimentando bien para llevarla en su debido momento al matadero. La vaca se largó y el martes, de repente, apareció junto con otras vacas de su especie, y la identificación de la oreja confirmó, un par de días más tarde, que se trataba de Yvonne. El dueño de las vacas cuya compañía buscó Yvonne no estaba muy contento, pues la vaca no iba a estar ahí gratis.

Pero el problema ya estaba solucionado. Antes de aparecer, unos activistas de una granja protectora de animales ya habían comprado la libertad de la vaca por adelantado, para cuando apareciese, y por eso ayer, aunque quizá la hubiesen salvado de todas formas, por su heroicidad, le pusieron una inyección para dormirla y llevarla a un sitio en el que estará segura ya para siempre. Yvonne morirá cuando le toque y de muerte natural, pues ya no irá al matadero. Pero hoy la noticia ha sido que la vaca no se dejó poner tan fácilmente la inyección. Ayer oí en la radio decir al veterinario que se la puso que la vaca tiene el temperamento de un "toro bravo", así tal cual lo dijo, en español, pues normalmente una dosis para dormirla hubiese sido suficiente, pero hubo que ponerla una segunda.

Lo curioso es que tras estar 9 semanas de aventuras solitarias por el bosque, volvió cuando le dio la gana a estar con las suyas: la llamada de su especie. Se buscó y ganó su libertad, pero al final se la jugó al volver. Pero como estrella mediática se ha salvado y ahora es famosa. Que viva feliz lo que le queda de vida. Es lo bueno de la fama, pero ella al menos se lo ha ganado a pulso.

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