sábado, 10 de septiembre de 2011

Ingenierías de museo

Un tunel es el contrapunto de un puente. Uno une por arriba y el otro por abajo, pero la función es la misma, acercar y unir. Esta semana se han cumplido los 100 años del tunel antiguo del Elba. Para ir de norte a sur o de sur a norte en Hamburgo hay que hacerlo o por arriba (puentes del Elba) o por abajo (el tunel del Elba, pero el moderno).

Se inauguró el 7 de septiembre de 1911, como tunel peatonal para hacer posible que los trabajadores del puerto accedieran a sus trabajos en el puerto y así quitar tráfico de tantos barcos, que transportaban a 25.000 trabajadores diariamente al otro lado. Con sus ascensores para peatones y vehículos, el antiguo túnel es toda una obra de ingeniería si pensamos además en la época en la que se realizó, puesto que los impedimentos hasta el momento por la humedad del terreno en las profundidades de Hamburgo parecían insalvables. Fue un trabajo peligroso para los mineros y se emplearon máquinas hasta entonces pioneras y costó 10 millones de marcos de la época, el equivalente a 50 millones de euros si se financiase hoy día. La longitud del tunel es de 426,50 metros y está a 21 metros de profundidad bajo el agua. Por supuesto que los que lo concibieron jamás pensaron que habría tantos coches en el futuro, cuando entonces los coches de caballos u otros vehículos no eran tantos. En 1975 abrió el nuevo tunel del Elba, por el que pasan cada día 120.000 vehículos.

Hoy he recorrido a pie ese casi medio kilómetro ida para salir al otro lado, y observar Hamburgo desde una perspectiva desde la que sus habitantes no solemos ver a la ciudad, desde la otra orilla del Elba. Esta semana el tunel está de fiesta, y había mucha gente atravesándolo a pie. Con motivo de la conmemoración, la cámara de ingerieros alemanes lo ha includido en la lista de "Símbolos históricos del arte de la ingeniería alemana", casi nada. El tunel fue construido a la perfección, con detalles que hoy día sorprenden: se aislaron las juntas con plomo, no utilizaron tornillos sino remaches, pues pretendían una larga vida para el tunel. Y lo consiguieron. Increíble es además como combinaron funcionalidad con estética, pues el tunel, en su interior, tiene algo de arte. Encargaron a artistas representaciones en cerámica de los anímales que viven en el Elba, y los azulejos tan bonitos, es su iluminación, le dan aspecto de una obra de arte.

Pero la idea de las autoridades del puerto no es hacer del tunel un museo, ya que es usado a diario por bicicletas, peatones, y coches. Hoy día son 800.000 personas las que lo atraviesan al año, y no solo para llegar de manera rápida al o tro lado. Hoy es el tunel mismo lo que se visita, estos días más que nunca. En una visita a Hamburgo no se lo pierdan.
Los datos

Los ascensores para vehículos, por el que siguen bajando
coches, bicicletas y peatones.

El túnel

Las vistas desde el otro lado

La futura filarmónica de Hamburgo, esa obra que ha desbordado los presupuestos de la ciudad.
Observen a la derecha los "barquitos" que llegan a la terminal de cruceros de la HafenCity.

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