viernes, 10 de febrero de 2012

Mi cocidito hamburgués

Ay lo que me estoy riendo ahora mismo, y no me viene mal. Yo misma me curo en salud, tras mis más bajos momentos, y ayer, antes de meterme en la cama mucho más antes de lo normal, saqué todo lo necesario del congelador para hacerme hoy un buen cocido, puse en remojo los garbanzos, los del alijo, y a descansar la víspera de hacérmelo. Y ya está en marcha, y mientras empieza a cocer la olla, empiezo el post, que es como otro plato de (casi) cada día.

Llevo toda la semana riéndome también con lo que me dijo mi hermana el otro día por teléfono, referente a facebook o blogs. Me dijo muy divertida que ella no tiene experiencias interesantes, ni nada tan curioso que contar como otra gente, y yo me reí, y le dije que eso no es cierto, que a diario vivimos muchas cosas dignas de ser contadas, y que si las ponemos bajo el prisma y la perspectiva adecuada, se convierten en algo especial y gracioso. Lo que unas veces nos hará llorar, otras nos lo tomaremos con guasa y nos reiremos de nosotros mismos. Y a mí hoy, al pensar en mi cocido, se me ha venido a la cabeza la cancion de Manolo Escobar, la del "Cocidito madrileño". Como salvo algo del estribillo, no me sabía la letra, la he buscado, pues todo se puede analizar desde el punto de vista científico, y aquí va tal joya de la cultura española, para los que no se han parado como yo a pensar que nuestro arraigo cultural lo mamamos con las cancioncillas de la radio de nuestra infancia:

No me hable usté
de los banquetes que hubo en Roma.
Ni del menú
del hotel Plaza en Nueva York.
Ni del faisán
ni los foagrases de paloma,
ni me hable usté
de la langosta Thermidor.
Porque es que a mí,
sin discusión, me quita el sueño
y es mi alimento y mi placer
la gracia y sal
que al cocidito madrileño
le echa el amor de una mujer.

Estribillo:
Cocidito madrileño,
repicando en la buhardilla,
que me huele a yerbabuena
y a verbena en las Vistillas.
Cocidito madrileño
del ayer y del mañana.
Pesadumbre y alegría
de la madre y de la hermana.
A mirarte con ternura
yo aprendí desde pequeño.
Porque tú eres gloria pura,
porque tú eres gloria pura,
cocidito madrileño.

Digame usté
dónde hay un cuadro con más gracia
con el color
que da la luz del mes de abril,
cuando son dos
y están debajo de una acacia,
y entre los dos
un cocidito de albañil.
Cuando el querer
de la mujer le dice al dueño
de su hermosura y su pasión:
Toma, mi bien,
tu cocidito madrileño,
que dentro va mi corazón.

Estribillo.
Olé, me cabe decir. Solo conocía lo del "porque tu eres gloria pura" pero el resto nada. Yo no sé lo que es la langosta Thermidor, pero la primera estrofa es antológica. Y el machismo de la canción genial. Ni Arzak ni ná, el cocido lo hace una mujer, y punto, y con amor hacia su hombre, nada de estrés, ni de malas conciliaciones, pues es su labor. Lo de imaginarte la verbena en las Vistillas, con mi mente fantasiosa, todavía se lo acepto, pero lo de la "pesadumbre" me escama. ¿Se refiere a después, por el efecto que todos conocemos de la legumbre? Pero es que encima, en una segunda lectura me doy cuenta de que la "pesadumbre y alegría" son solo las de la madre y la hermana, y él, hombre, mira con ternura al cocido, no a ellas que se lo preparan. Y el final es sublime, la mujer le hace al "dueño" de su hermosura y pasión (no es ella, claro) el cocido con su corazón. Creo que sería motivo de un estudio literario, el analizar las letras de las canciones de Manolo Escobar, y seguro que existen tales, y animo a todos a pararse a pensar en las letras, qué despiporre, como el "Dónde estará mi carro".

A mí me toca ahora echarle los garbanzos, que ya ha cocido la carne, y solo sé que mis hijas, en cuanto entren por la puerta, dirán "huele a casa de la abuela". El único problema de que no hago casi nunca cocido es que cuando me pongo, echo todo el alijo, y me sale cocido para un regimento, y mis hijas acaban protestando cuando se lo saco, tras congelarlo, una vez por semana hasta que se acaba. Pero tienen que mamarlo, como lo hice yo, que por eso me gusta tanto, aunque reconozco que si le ponen a un alemán tal plato, lo mirará con recelo, como yo he hecho a veces con los de más arraigo de aquí, hasta que los he probado y me he acostumbrado a la mezcla. ¡Jo, qué bien huele mi cocido! Benditas las puntas de jamón, imposibles de comprar aquí, que me metió mi madre en algún otro alijo.

4 comentarios:

  1. Ahí va la primera estrofa de otra joya de la España franquista. Ole, ole y ole ese Manolo

    LA MINIFALDA
    No me gusta que a los toros
    te pongas la minifalda (bis)
    La gente mira parriba,
    porque quieren ver tu cara
    y quieren ver tus rodillas.
    Los niñatos tan pesaos
    no dejan de contemplarte.
    Me rebelo y me rebelo,
    y tengo que pelearme
    y a los toros no los veo.
    Así que tú ya lo sabes,
    no te pongas minifalda,
    que los toros de esta tarde
    yo tengo ganas de verlos
    sin pelearme con nadie.

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    1. buenísimo!!! Lo malo, pienso ahora, es que los que hemos crecido con esas canciones, jamás nos hemos puesto a escuchar las letras. Lo harían nuestros padres y abuelos, me pregunto? Animo a buscar más perlas casposas como éstas.

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  2. Uf... otra joya casposa? esta es fácil.....

    http://www.youtube.com/watch?v=F49If5qxKC4

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    1. Qué fuerte!!!! No me extraña que muchas mujeres fueran más machistas que muchos hombres, con esa educación. Nosotros en mi casa nos reíamos con la frase de mi abuela cuando éramos pequeños, mis hermanos y yo: "Por qué va a quitar el niño un solo plato de la mesa, habiendo mujeres en casa?", a lo que mi hermano le ponía su toque personal haciendo que latigaba, y decía "vamos, esclavas". Nosotros podemos reírnos de ello, pero lo malo es que nos inculcaron a las mujeres un sentido del deber ridículo que pagaremos siempre.

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