domingo, 5 de febrero de 2012

Lo hicieron de nuevo

Más de 400 meditadores "profesionales" han vuelto de nuevo ayer a mi barrio, centro universal de la meditación y limpieza interna. Mi amiga de Berlín entre ellos, y por eso estoy al tanto de la que se ha montado otra vez. El año pasado ya vino, y ya comenté aquí el evento, y me encanta que vuelvan a meditar todos juntitos otra vez, pues así he visto de nuevo a mi amiga, y vuelvo a relatar de sus/mis progresos en este año como meditadoras profesionales y no profesionales.

Primero vamos a ver si lo he entendido bien: lo que hicieron no es meditar como yo lo entiendo, reconcomiéndose la cabeza y sopesando todas las posibilidades y asimilando la situación dada. El Diccionario de la Real Academia Española define meditar como "aplicar con profunda atención el pensamiento a la consideración de algo, o discurrir sobre los medios de conocerlo o conseguirlo." Pero según me ha explicado mi amiga, meditar en el sentido del yoga es sacarte todo lo que llevas en tu mente y tu cuerpo y que no necesitas, para de esa manera, con la mente limpia, encontrarte mejor y seguir avanzando, quizá. Y eso es lo que hicieron ayer: ejercicios de meditación de ocho de la mañana a seis de la tarde, todos vestidos de blanco, cantando mantras para coordinar la energía con los ejercicios de concentración, mirándose a veces hasta una hora seguida a los ojos de un desconocido, y cosas así. La idea es que en los próximos días, hasta dos semanas dura el proceso, me explica, te das cuenta de lo que has logrado. Afloran cosas que tenías tapadas en tu interior, y cuando las has sacado, es cuando te das cuenta de lo conseguido, y justo en esas dos semanas, es el momento de aprovechar esa fuerza y realizar algo "grande" en tu vida, pues estás limpio y con la energía de hacerlo. Me encanta escucharle contándome todas estas cosas, pues es una mujer fascinante, que tuvo un cáncer de pecho siendo bastante joven, y que sabe lo que es reinventarse de nuevo una y otra vez. Dice que de estos encuentros hay 32 en todo el mundo cada año y que en Alemania solo hay dos, uno en Frankfurt en otoño y otro el primer fin de semana de febrero en mi barrio, nada más y nada menos.

Yo, que medito de manera no profesional y sin couching, me creo todo lo que me dice y más. Ella en este año, entre meditaciones, se ha hecho vegetariana, pues se lo ha pedido el cuerpo. Sus hijos, adolescentes, pensaron que se les venía el mundo abajo el día que su madre les anunció que sería vegetariana desde ya, pero como les sigue haciendo sus filetes, la vida sigue con normalidad. Y yo me río de que precisamente mi barrio tan a las afueras de Hamburgo sea un centro de meditación reconocido mundialmente, pues viene gente de todos los confines de la tierra para este fin de semana, y yo le digo a mi amiga que no es casualidad, que yo ya sabía que aquí se medita muy bien, pues yo llevo cuatro años y medio haciéndolo, pero en mi sentido de la palabra, aunque al otro, también he llegado yo solita, por mi cuenta, y gratis, sin pagar los 120 € que ella pagó ayer. Ella se reía cuando se lo dije, pues además, mientras ella meditaba por ese precio, esos mismos euros yo me los gasté de compras con mi hija ayer, pues cada uno medita como le pide el cuerpo, y por la noche intercambiamos experiencias, ella las suyas, y yo las mías, y tan contentas ambas.

Hoy, tras el desayuno, hemos vuelto a meditar, de lo que supuso para nuestras vidas los años que vivimos en Bélgica y es divertido intercambiar impresiones. El viernes cuando llegó, nos fuimos a cenar por ahí, y me pidió que la llevase a las mismas tiendas del año pasado (qué fama tan "meditadora" tengo), y luego me dijo que le gusta más Hamburgo que Berlín, toma ya, yo que siempre he pensado que Berlín es más "mundial" que Hamburgo. Pilla muy lejos de todo, me dice, como una isla lejana del resto de Europa. Curiosa apreciación, pero entiendo lo que me dice. Hamburgo no es tan céntrico como Bruselas, pero no está tan lejos como lo que hay hacia el este o al norte de Hamburgo. Si al final es cuestión de cómo se medite, una vez te hayas sacado todo lo feo de dentro, y yo he avanzado mucho en ello, aunque falte un trecho.

Desde luego que siempre que me sea posible me reservaré este fin de semana libre para que mi amiga medite en mi barrio, y nos pongamos al día de nuestro estado meditativo. Esta vez además no pasará un año hasta que nos volvamos a ver, pues yo me iré a Berlín a "meditar", a su casa. Porque las amistades hay que cuidarlas, meditando juntos/-as de vez en cuando.

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