martes, 28 de febrero de 2012

Opinando

A veces no doy crédito a mis ojos, cuando leo correos como el que he recibido antes: una de las profesoras de mi hija pequeña nos ha escrito a los padres de toda la clase para pedirnos, dada la situación de tantas profesoras enfermas esta semana, si podríamos recoger a nuestros hijos el jueves y el viernes a las 11.30 de la mañana en vez de a la una. A la mayor en el instituto (a esa edad ya no preguntan), la han mandado también hoy dos horas antes a casa. Tal cual. El sistema escolar alemán es un pitorreo, y las que pagamos el pato somos las madres, que debemos compensar que no tienen plan B en la mayoría de los casos para estas situaciones. Así que como el e-mail trataba de hacer cosquillas a nuestra "obligación moral" frente al colegio, tras consultar conmigo misma, acabo de responder que el viernes sí, pero que el jueves de ninguna de las maneras, que no puedo (lo cual no es cierto: no quiero poder). Como la semana que viene y la otra tenemos vacaciones otra vez, todavía el viernes lo veo, como un precomienzo vacacional. Pero sigo sin entender que no tengan más alternativas o que no quieran tenerlas. Lo malo es que ya estoy oyendo a muchas madres que dirán que qué bien, que los niños están muy cansados (¿de qué?) y que les viene bien quitarse esas horas (salen a la una, recuerdo).

En realidad iba a escribir de los Oscars, recien otorgados, así que tomen el párrafo anterior como un excurso, como mi vida en Alemania lo es desde que me dejaron claro que no puedo hacer lo que yo quiera ni lo que quiera poder, sino las migajas que me dejen, mismamente en mi hilo de pensamientos, siempre interrumpidos por correítos como el anterior o similares. A los Oscars iba, y allá voy. The Artist ha sido la ganadora, al llevarse los premios importantes. La vi hace poco y me gustó mucho. La idea es simple como genial y la película no lleva nada nuevo. Me tuve que motivar ante la idea de que sería una película muda, con lo que me gustan a mí los diálogos, pero entre Juan del Jardín (con ese nombre en francés, como para no ser galán de Hollywood, Jean Dujardin), y la actriz tan picarona y simpática, como para no caer bien, y el perrito se merecería un Oscar por su actuación. Como mis hijas vean la película, no se conformarán ya más con el encantador perrito de los vecinos, y exigiran uno hollywoodiense. La película encandila desde el primer momento, con la expresividad de los personajes, también un John Goodman que hace de productor de películas. No inventa nada nuevo sino que celebra el cine en la esencia de sus orígenes, saltándose todo lo que ha venido después, efectos especiales y lo que sea. Sin embargo, y aunque no puedo opinar por no haber visto las otras, me da la sensación que podrían merecer igual o más la pena la de Brad Pitt concretamente, aunque parece dura, y la de George Clooney, que parece muy humana. Pero no ha habido sorpresas, como es lo habitual, al repartir los premios.

Mi hija, mientras hace deberes a mi lado, me acaba de preguntar si me gusta Obama. Y ahora me pregunta que quién es el presidente de Alemania (Wulff no ha dejado mella). Por suerte se le ha pasado el cabreo, pues al decirle yo antes que el jueves no la recojo a las once y media pero el viernes sí, en vez de agradecérmelo me ha dicho que soy "malísima" y que la mayoría se irá antes ambos días y que como puedo ser tan cruel. Pues porque yo, a diferencia de muchas otras, tengo cosas que hacer, aunque sea escribir mi blog (que no solo escribo eso, por cierto), y poner la lavadora, amén de prepararme mis clases y darlas. Pero desde que por las tragedias cercanas o menos cercanas sé que la vida es breve, he decidido no cabrearme innecesariamente por cosas que ni tienen importancia ni puedo cambiar, solo opinar, como de los Oscars, o sobre los vestidos en la alfombra roja (me quedo con el de Gwyneth Paltrow), sobre la actual novia de Clooney, que nadie recordará en la próxima edición de los Oscars, sobre la pierna de la Jolie, o sobre la cara de funeral de la mujer de Alberto de Mónaco (chica, que estabas en los Oscars).

Por cierto, mi hija me acaba de preguntar si los 7 enanitos de Blancanieves son hermanos o amigos. A mis risas a carcajadas me ha dicho que le parece raro que duerman todos en la misma habitación. Razón no le falta. Se admiten opiniones, como de todo.

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