sábado, 3 de diciembre de 2011

La auténtica Navidad

Al final entiendo de qué va esto. Estamos todos hasta arriba de trabajo y cosas que hacer, y la navidad y todo este ceremonial de aquí nos sirve para recuperar cada año sensaciones conocidas mientras nos sentimos máquinas rutinarias. Mis hijas abren sus calendarios de Adviento, día a día, y se levantan con una alegría inusitada en el madrugar habitual, saltan de la cama como cohetes y abren el paquetito o botita correspondiente. No hay niño que no tenga uno, me dicen, y en clase comentan lo que les ha salido esa mañana. Yo llevo días queriendo escribir de temas "serios", pero me lo impiden tanta luz y Navidad anticipada, que copa mi atención en los momentos en los que me detengo a observar. En la línea de lo que escribí aquí el otro día del Adviento, y de los muchos términos navideños que llevan esa palabra, en mis clases he hablado de esto estos días. Les pregunté que si tuviesen que explicarle a un español que de qué va el Adviento en Alemania, que qué le dirían, y salieron las palabras que yo escribí en mi diccionario de Adviento, para al final, con la pizarra llena de las traducciones de estos términos, decirles que no hay nada de eso en España. Me miraron con compasión, y hasta exclamaron "pobres". Pero como les dije que no nos importa, porque de esa manera nos quitamos el estrés mental que tienen aquí todos, y que lo bueno es si somos capaces de disfrutar de lo que nos ofrece este mes aquí, sin llenarnos el calendario como hace la gente.

Por eso quería iniciar una serie de posts este mes sobre los mercadillos de Hamburgo y con más pistas para disfrutar de Alemania en una de las mejores épocas del año para visitarla. Precisamente porque hoy día el mundo se parece cada vez más, cabe más que nunca disfrutar de lo auténtico de cada país, y Alemania se presenta en estos días de oscuridad y de pocas horas de luz en su cara más alegre, colorida y amable. Merece la pena visitar cualquier parte del país, y darse un paseo por cualquiera de los mercados navideños a lo largo de la geografía. Cada vez tengo más claro que aquí la Navidad tiene lugar durante todo este mes, y los tres días de celebraciones navideñas, el 24, 25 y 26, son mera anécdota, pues se vive mucho más las semanas de antes.

Ayer me enteré de que en Gengenbach, en la Selva Negra, ponen el calendario de Adviento más grande del mundo. El evento atrae a visitantes de todo el mundo. El ayuntamiento va abriendo cada día una de las 24 ventanas de su fachada, hasta completar el espectáculo el día 24:  
Cada año el tema es diferente, y obras de conocidos artistas han aparecido en las ventanitas, entre otros Marc Chagall y Tomi. Creo que ése lugar me lo apunto para el futuro, y aquí queda constancia de ello.

1 comentario:

  1. Pobres, decían. La Navidad aquí, en España, parece una excusa más para disfrutar de la vida. El espíritu mediterráneo no está encorsetado en los formalismos; antes bien, busca nuevas formas en las que volcar su vitalidad. Somos una cultura permeable. Lo de las botas me ha parecido una estupenda idea y creo que todo el año debería estar plagado de botas como esas para vivir con ilusión.

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