miércoles, 21 de diciembre de 2011

Preguntas navideñas

A las ocho de la mañana he luchado por un aparcamiento en el mercado, que estaba ya a tope y montones de coches daban vueltas, como yo, buscando uno. Cuando me fui, a las nueve y pico, había hasta caravana en los alrededores. Colas y más colas, salvo en el puesto del pescado, lo menos consumido aquí estas fechas. La gente se decanta más por pavos y gansos, el menú estrella. Mujeres con listas inmensas comentando que ya habían puesto unas cuantas bolsas en el coche, y que iban a por la segunda ronda. Los comerciantes más sonrientes que nunca. Y algún espontáneo como yo, que decide mientras compra el menú navideño, al tuntún, y sabiendo que me olvido de algo más que seguro.

Todos los años me ocurre lo mismo: días antes me planteo probar algo nuevo, como hacer un ganso por primera vez, por ejemplo, o un pavo relleno de algo. Pero pienso en mis hijas y en la posibilidad de estar trabajando horas en la cocina, para que luego me digan que por qué no he hecho lo de todos los años, el corderito, que es algo seguro. Ayer lo estuvimos hablando, y más o menos me dieron a entender que no me complique: "ah, entonces unos macarrones con tomate y punto", y no se crean que dijeron que no. Pero volvieron a insistir en que haga cordero, que es tradición... Cuando me vienen con las tradiciones, me convencen, no sea que se vayan a aguar las fiestas por saltarnos una costumbre fija, pero siempre me queda la impresión de que comemos lo mismo. Si al rollo del "qué comemos hoy" le sumamos el "qué cenamos en Nochebuena", termino por envidiar a la gente llena de ideas que es capaz de hacer algo distinto cada año. Anoche estuve hojeando alguna revista y libros de cocina. ¿Por qué mi mesa nunca parece como la de las revistas, tan elegantes y perfectas? ¿Por qué mis menús no parecen tan exquisitos? Nos venden por todas partes unas Navidades tan perfectas, con gente engalanada para estar en casa, y mesas tan maravillosas, tanto en películas como en prensa, que todo lo demás parecerán intentos

El qué regalar es otra pregunta peliaguda. El menor problema son los críos, que tienen listas interminables, pero a los que además tendrás que convencer de que todo no va a ser posible. Lo peor es quebrarte la cabeza para gente que lo tiene todo, y yo lo odio. En casos así me sale el sentido práctico: o vales o cosas para comer. El resto son tonterías. Pero la gente compra y compra estos días, como si les fuese en ello la vida. Las tiendas se desbordan estos días, pero el martes, tras los festivos (en Alemania el 26 también es fiesta), las tiendas se vendrán abajo otra vez con gente cambiando regalos, o con los que recibieron vales o dinero, para comprarse lo ansiado. Y ya puestos a quebrarse la cabeza, en la radio, mientras buscaba aparcamiento en el mercado, iba oyendo los consejos para empaquetar los regalos de manera espectacular, con referencias a videos en internet. Por si no fuera suficiente romperte la cabeza sobre el contenido, solo faltaba que te la rompas por el empaquetamiento. Todo show.

Así que voy respondiendo todas estas preguntas a mi manera, tratantado de contentar a todos, pero poniendo mi toque "tradicional", es decir, dándole ese puntito de improvisación que no va nada con el carácter de aquí. Así, en el mercado, recordé una receta que vi anoche, y sin recordar para nada las cantidades, ni todos los ingredientes, he comprado queso de roquefort, que con manzanas y peras, al horno, me servirán para hacer un primer plato nuevo, y allá quien no lo coma, yo al menos me sentiré rompedora y una estrella.

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