miércoles, 1 de junio de 2011

Pero si no son los pepinos, ¿qué es?

Era de esperar que por no haber ningún caso de la temida infección EHEC en España, donde se llama"E. coli" (lo que se aprende hoy día, "señor, señor, todo lo que hay", seguiría diciendo mi abuela al hojear el periódico), que no eran los pepinos. Pues sí, ¡lo que hay!, y si no son los pepinos, de lo cual me alegro enormemente (y por listos, casi diría, y digo, córcholis), ¿qué es entonces? Miedo da, y cualquier síntoma, como el retortijón que tuve yo ayer al mediodía y que fue falsa alarma, me hace ver EHEC donde no lo hay. Pero es que lo hay, y está claro que la cepa está aquí, en HAMBURGO. Algunos enfermos se lo han llevado de aquí, y ayer murió una mujer en Suecia que recientemente estuvo en Hamburgo, o como la mujer española que corrió hace dos domingos la maratón y que está aquí ingresada, y que aseguró desde un primer momento no haber comido pepino. Sigo preguntándome que por qué mujeres sobre todo, y qué podrá ser.

Chapucera me parece la forma de haber propagado que eran los pepinos sin serlo. Es la ruina para muchos agricultores, y en España no están las cosas como para causar más crisis a empresas que funcionan bien. Pero por otra parte entiendo que si encontraron algo en un primer momento que lo dijesen, aunque desde el comienzo me pareció más bien, como comenté aquí, un "ah, nosotros no somos", sacando las culpas fuera del país. Luego mi estupor el viernes en el supermercado, cuando vi el cartel de "Pepinos holandeses", tranquilizando a la clientela, cuando de camino hacia allí oí en la radio que los holandeses también podrían estar infectados. Culpables o no de tantos desmentidos, que aunque es grave lanzar noticias no ciertas, de eso no se trata, pues en esto solo hay víctimas: hablamos ya de 16 muertos y de hospitales saturados, con más de 1.400 pacientes graves. Y se prevé mayor avalancha en los próximos días. Como hay que seguir comiendo, el problemas es que no sabemos qué o qué no. Yo no soy dada al pánico, pero todos tenemos nuestros momentos de dudas aquí. La otra noche, en una cena en la que estuve, en el restaurante habían escrito en la pizarra una nota "tranquilizante": "Nuestras ensaladas se elaboran con productos de un agricultor de la región". Menuda calma nos entró, puesto que eso es como no decir nada. Pero éramos un grupo de 12, y la mayoría se comió la ensalada sin protestar. Y es que qué le vamos a hacer. O confías o no comes nada.

El  periódico local cita hoy a un experto que dice que quizá no se sepa jamás lo que es. Se habla del abono de los productos bio, que si es tan "bio" el estiércol utilizado que ya se echan las bacterias. Yo siempre he dudado de tanto producto sano y ecológico, lo admito, pero eso es estar en minoría en este país. Y mientras tanto esto es la ruina para muchos. La desconfianza en todo es absoluta, y a pesar de todo, los que vivimos en Hamburgo continuamos cocinando y yendo a la compra como si esto no fuese real del todo. Pero lo es. Y está ahí, y lo malo es que seguimos sin saber qué es.

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