lunes, 6 de junio de 2011

Excursiones chapuceras

Mi hija ha ido hoy al zoo de Hamburgo con la clase. Por allí está ahora mientras escribo estas líneas, y con cada excursión chapucera que realizan, me vuelvo a cuestionar lo mismo. Debe ser que soy igual de tozuda que los colegios, recalcintrantes a la hora de organizar siempre estas cosas tan raras. Si recuerdo mis visitas con el colegio a museos en Madrid, o a cualquier otro sitio, jamás tuvimos que ir toda la clase en metro y autobús, jamás se ve en Madrid o cualquier ciudad española, por muy buen servicio de transporte que tenga, una clase entera, con profesores, y en muchos casos, madres acompañantes, por las mañanas de excursión, salvo en autocares. De las muchas excursiones que han realizado mis hijas con el cole en Alemania, jamás han ido en autocar a ningún sitio, y sinceramente, no entiendo que les resulte más agradable ir así. Como siempre es un problema de $$$, pero ya solté el dinero para la entrada del zoo y el billete de metro y autobús, y no fue barato, pero como estas cosas no entran en el presupuesto de los colegios, las excursiones se realizan así, en plan expedición, y creo que también porque les va la marcha, pues les encanta recabar información, organizar aventuras a todo riesgo, y ante todo implicar a las madres en ello, pues si no esto es irrealizable.

A las 7.30 de la mañana tenían que estar en la puerta del cole, para poder llegar a las 9 en punto al zoo. El sistema de transporte de Hamburgo no es ninguna maravilla, salvo si vas directo en una linea en un trayecto que te cuadre bien. Como tengas que ir de zona este-norte a zona oeste-norte, te tocará ir hacia el centro para volver a subir después. Además de tener que coger el autobús primero en muchos casos, o después. Toda una aventura. Yo he llegado a las 7.30 en punto a la puerta del cole, ¿o eran y 32? No lo sé, pero me dio la sensación de haber sido la última, pues fue llegar yo, y salieron todos ordenados de dos en dos, camino de la parada del autobús. Como siempre había unas cuantas madres con atuendos de ir de expedición al Amazonas, felicísimas de ocupar otra mañana por una causa que no digo que sea mala, pues por supuesto que van por sus hijos, y no por los de los demás, pero que luego, cuando recojamos a los críos, veremos que vienen con la misma cara de felicidad por haber participado de tal aventura. Que por el camino habrán tenido que ir pendientes de si fulanito no se cae a la vía del tren, de si menganito no fastidia demasiado a los elefantes, como para que estos lo agarren por la trompa... de eso no contarán. Pero a mí no me la dan. Como he ido a alguna de estas excursiones de acompañante, aseguro que no descansas, y vuelves contenta si vienen todos salvos y sanos, porque al final le cargan a una el mochuelo de que no les pase nada a críos extraños en horas de colegio.

A ver qué cuenta mi hija a su regreso. Lo primero será hacer reseña de que han ido las madres de ésta y de aquel, aunque yo esto me lo tomo con humor y le digo a mi hija que ésas son madres que se aburren en casa, que no tienen blog, o clases que preparar. Está claro que no parece ser tan difícil organizar madres predispuestas, pero el autocar, ¿dónde está?

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