miércoles, 30 de enero de 2013

Una aguja en un pajar

Hamburgo es la ciudad de los solteros. El 52 % de las viviendas de la ciudad están ocupadas por una sola persona, ojo al dato. Eso y que nunca se ha construido tanto como en España, hace que cuando se alquila un piso normalito y que más o menos se pueda pagar, vayan lo menos 30 personas a verlo. Que te lo den a ti es como que te toque la lotería. Continuamente sale en la prensa algo sobre la falta de viviendas cuyos alquileres sean aceptables para la mayoría.

Así que vas a ver una vivienda, dices que la quieres, y eso no significa que te la den. No sé en base de qué se rigen a la hora de elegir, pues se pueden permitir seleccionar con lupa al inquilino. Quizá el que más gane, el que sea más simpático, o el más serio, algo importante en Alemania. O no niños, otro punto importante, pues es una sociedad muy antiniños la germana, pues hacen ruido y molestan. Mejor animales.

El lunes vi el piso no ya de mis sueños, pero sí en el que puedo imaginarme vivir un buen trecho de mi vida, hasta que mis hijas se independicen por lo menos, y aquí eso es antes que en España. Yo he dicho que lo quiero, pero ahora no depende de mí. He vivido en diferentes barrios y casas a lo largo de mi vida, y puedo decir que a la larga lo mejor no es lo mejor, lo bonito no lo es tanto si tú no estás bien, y que la felicidad no depende de los metros cuadrados que tengas. Aquí la gente se cree eso, y con tal de tener más metros cuadrados se van a vivir lejísimos, teniendo que desplazarse largas distancias para ir a trabajar. Es muy normal que los chavales tengan un largo camino al instituto, y yo, sinceramente, no lo veo. He ido toda mi vida andando al colegio y al instituto, y pienso que es una gran ventaja.

La gente aquí no se compra casa tan joven, como en España. Sonará a chiste para todos los que ahora no se pueden independizar siquiera, pero es así desde siempre. Los jovenes se independizan en cuanto se ponen a estudiar o a trabajar, y alquilan durante muchos años. La pareja con su hija de 3 años que se va ahora del piso que yo quiero (y que espero que me den) es el caso típico: con un hijo sienten la llamada de un jardín, de una casa con terreno propio, y es el momento en el que muchos edifican algo más grande. Hay una frase que se dice en alemán: "Wir bauen gerade", "Estamos construyendo", como si fueran ellos los que ponen los ladrillos uno a uno. Pero es que es algo de lo que la gente, si llega el caso, está muy orgullosa, pues han esperado muchos años y creo que les ilusiona más tener un terreno propio que la casa. Muchos "edifican" algo con más de cuarenta. Y muchos otros alquilarán toda su vida. Por eso la falta de viviendas de alquiler para tanto soltero, estudiante, separados, etc.

Ayer en mi clase me reí mucho, pues cuando doy el tema de la familia hago siempre una actividad que yo llamo "Mi gente y yo". Les pido que hagan un esquema tipo: Hans, mi marido; Bruno, mi perro; Fritz, mi gato. Y efectivamente salen siempre cosas de lo más churriguerescas. "Hans es mi marido; Nico y Georg son los hijos de mi marido; Hannah es mi hija", o "Lukas es mi novio y Moritz es mi gato". Ayer salieron no sé cuantos conejos a relucir, gatos, perros.

En fin, que yo quiero una vivienda de precio aceptable, pero lo más importante para mí, cercana al instituto de mis hijas y con una buena infraestructura alrededor. El resto todo funcionará por sí solo, de eso me encargo yo. Pero sobre el tema de la vivienda espero que la constelación de planetas y estrellas me favorezcan en los próximos meses.

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