La reina Beatrix de Holanda ha anunciado hoy que abdica y que da paso al trono a su hijo Wilhem Alexander. El 30 de abril será el día de traspaso de poderes. Que los holandeses son distintos a otros europeos, lo demuestran hasta esas reinas que ya en tres generaciones han abdicado a los setenta y tantos años a favor de su desdencencia, y que son capaces de retirarse con buena imagen. Wilhelmina dejó paso a Juliana y ésta a Beatrix. Ahora le toca el turno a un hombre, tras más de 100 años de reinado femenino. Las tres han sido muy queridas en un país muy crítico con derroches y tonterías.
El pobre Carlos de Inglaterra lo lleva claro para reinar, y ya ha entrado en la edad de la jubilación sin haber "trabajado" jamás. Don Juan Carlos no parece querer apearse de la burra antes de tiempo... La monarquía belga anda con escándalos de infidelidades, un presunto amante hombre del heredero, o la institución que creó la reina Fabiola para que su herencia se escape de hacienda. El principe Harry de Inglaterra parece enorgullecerse de haber matado a unos cuantos en Afganistán, como redención a su disfraz de nazi y a sus juergas con ropa o sin ella.
Los holandeses la lían también, porque donde está el cuerpo con sangre azul y privilegios, está la creencia de que pueden beneficiarse más aún. Por las presiones en su país, los principes de Oranje y futuros reyes Wilhelm Alexander y Máxima tuvieron que vender una "casita" en Mozambique que se compraron para sus vacaciones, ya que al resto de paisanos les pareció excesiva por los gastos que suponían trasladar a la familia real a pasar unos días a un lugar tan lejano. Tampoco permitieron que el padre de Máxima Zorreguieta, antiguo ministro de la Junta Militar argentina de Videla, acudiese a la boda de su hija. Los holandeses no se casan con nadie, ni en bodas reales.
A pesar de que pienso que deberían abolerse todas las monarquías europeas, atemporales, excesivas e innecesarias, me parece un gesto moderno el de esas reinas que saben irse cuando todavía pueden. Beatrix ha reinado 33 años, que no son pocos. Al menos, pese a sus privilegios por su jeta divina, la monarquía holandesa da un toque de modernidad a ese modelo obsoleto. Parecen personas de carne y hueso, que tienen sus problemas. El príncipe Klaus, alemán, tuvo que ganarse a sus súbditos cuando se casó con Beatrix, pues los holandeses odian a los alemanes. Sabido era que el hombre tenía depresiones como hombre a la sombra, y tampoco lo ocultaron. Sin embargo, con su discreción y saber estar, supo ganarse a ese país que le fue tan hostil y a su muerte le lloraron. El otro príncipe, Friso, el que está en coma desde el año pasado, cuando el Parlamento holandés quiso oponerse a su boda por haber sido su prometida amante de un mafioso, se lio una buena y dijo que entonces renunciaría a sus privilegios de casta. No fue necesario... Suerte que tienen siempre.
El 30 de abril no es casual. Es el día de la monarquía holandesa, un día festivo en el que el país se vuelve naranja, como el color de la dinastía Oranje, y celebran en las calles a su reina y el privilegio que es ser holandés. Es un pueblo muy orgulloso de su tierra, por mucho que esté anegada, pero listos y ahorradores como son, han sabido hacer de ese pequeño territorio en el que viven apretados 15 millones de holandeses, un lugar dicharachero y simpático, a pesar de que son a veces para echarles de comer aparte, pues ni son tan tolerantes como parecen y ante todo son calculadores.
A ver si en unos 33 años el futuro rey sigue el ejemplo de su madre, abuela y bisabuela. Si no, los holandeses se lo recordarán, estoy segura.
Desde hace un par de años más o menos vengo diciendo que don Juan Carlos I debería dejar paso a Felipe VI. Quizá este gesto haga pensar en la descendencia, una descendencia que debería incluir ya a las mujeres primogénitas, desde luego.
ResponderEliminarAquí en España vamos aprendiendo a criticar a la Casa Real, tanto que dentro de poco se pedirá un referéndum para confirmar si queremos ese tipo de Jefatura de Estado o bien una tercera república, espero que no tan desastrosa como las dos anteriores.
Hoy en día, la monarquía es y debe ser otra cosa distinta de la gracia de Dios. Hoy la gracia la dan los ciudadanos "menos súbditos", por cierto y más ciudadanos con derechos y deberes que exigen que quienes les representan lo hagan bien. La monarquía es hoy funcionariado distinguido, pero nada más.
A mí sus vidas me importan poco aunque siempre pedimos que quien nos represente sea o al menos parezca honorable.
Por muchos motivos me siento monárquico, estoy chapado a la antigua, qué le voy a hacer; monárquico de un rey y un príncipe como el nuestro, pero pienso que esta monarquía ha de ganarse su posición (su privilegio no lo envidio) renovándose y actualizándose. Y eso hoy quizá pase por la sucesión, en parte.
Buen post. Un abrazo.
Gracias. Yo hasta ahora mantenía la posición de la mayoría. Con el 23-F nuestro rey validó la monarquía durante muchos años. Pero los escándalos últimos, desde la cacería de elefantes, todo lo de Urdangarín, y sus hijas! que están pringadas en Nóos también, cuestiona todo. Que la mujer del socio de Urdangarín tenga que responder ante la justicia, pero la infanta no... Todo eso hace que más que nunca deban acabar esos privilegios de clase. Que la justicia sea igual para todos, reyes, princesas o súbditos.
EliminarUn abrazo