Hoy me he comprado tres postales que me han gustado mucho. En una hay un dibujo de una madre que dice: "No soy un buscador" [como los de internet]. En otra pone simplemente "Puedo hacer casi todo". En la tercera hay un carro del supermercado vacío una nota: "La nevera está vacía: quiero ir a comer fuera".
Es que aplicaban muy bien mi estado de ánimo hoy, yendo como una moto de un lugar a otro, y oyendo a menudo el típico "¿mamá, has visto esto o lo otro?". Pero es que además sigo diciendo que todavía no he logrado como madre estar en dos sitios a la misma hora, por eso lo del "casi todo". No sé como me las apaño, pero me ocurre a menudo que citas importantes chocan entre sí como si estuvieran peleando por ganar importancia en mi calendario. Hoy en menos de una hora tenía la tutoría en el instituto de mi hija, y poco después cita para quitar escayola. A todo esto las calles llena de nieve, yo rezando que no hubiera radares, y corre que te corre. Luego a otro médico más por la tarde, e ir a buscar los deberes para la que faltó a la última hora a clase. Y luego, en el momento cuando muchos se recogen en casa tras el trabajo, es cuando me voy yo a trabajar y doy cuatro horas de clase seguidas. Porque todo lo de antes no es trabajo, dicen. Y casi dando clase descanso, lo aseguro.
Menos mal que en momento como el de la postal con el carro vacío, se me iluminó la mente y les dije a las chicas que hoy no cocinaba y nos fuimos a comer a nuestro italiano favorito. Me comí un buen plato de pasta Alfredo, mientras oíamos a Ramazotti. Me gustaría comer en un restaurante italiano sin oírle, qué cansino.
Y como una vale para casi todo, hasta me dio el día para hacerle una foto a este puente cerca del instituto de mi hija, en el que quiero que sea mi próximo barrio. No quiero vivir bajo el puente, pues miren las temperaturas aunque aquí como madre separada eres casi lo peor de lo peor, pero eso hoy no me afecta, con todo lo que he hecho hoy.
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