En Belo Horizonte, Brasil, han comenzado a dar cursos de idiomas gratuitos a las damas del oficio más antiguo del mundo. Se trata de prepararlas bien ante la avalancha de clientes que llegarán con motivo de los mundiales de fútbol en 2014. Les dan cursos de inglés, español y francés. Tienen año y medio para prepararse.
Aunque el lenguaje del sexo sea el mismo en todo el mundo, el pagado tiene más facetas de lo que uno se piensa. Ese mito de que el sexo pagado es cosa de hombre es desmontado de una manera brutal por la película austriaca que vi anoche: "Paradies: Liebe", "Paraíso: Amor". Una mujer madurita se va de vacaciones a Kenia a escaparse de su rutina, dejando a su hija y al gato atendidos. Llega al paraíso, de una vida que parece en blanco y negro a una en color, exótica, al gueto de turistas con vigilancia constante para mantenerlos seguros ante la pobreza de alrededor. Allí su amiga, que ya disfruta de los "favores" sexuales de un keniata, le anima a lanzarse a la aventura del placer con esos hombres que le hacen por fin sentirse a una como una diosa.
Una vez superada la sensación de hacer algo "inaceptable" caerá en los brazos de Munga, que al principio dice hacerlo porque le gusta estar con ella, y luego empezará a exigirle dinero para su "familia". La historia acaba mal, pero una vez cruzados los límites ella seguirá persiguiendo el placer cueste lo que cueste, no solo ya dinero, sino a costa de perder su integridad tratando a los hombres que paga con desprecio y dándoles instrucciones todo el rato de cómo la han de tocar, si se han de duchar, y más.
La película rompe tabús al mostrar que no son solo los hombres los que van a destinos exóticos buscando sexo. La escena del final con las cuatro mujeres celebrando una fiesta con un africano al que no consiguen poner en marcha es de lo más grotesco que he visto jamás en el cine, tragicómico y desesperanzador de a lo que llega el alma humana.
La película tiene algo de Almodóvar en escenas como la del grupo de música de la "animación" del hotel, que, vestidos con ropas como si fuesen cebras, tocan ante una panda de turistas de lo más soso y aburrido y se ve hasta alguno echando una cabezadita.
Uno sale del cine con la sensación de que la gente hace el pino para sobrevivir, nunca mejor dicho, pues hay escenas en las que los africanos los hacen literalmente, además de chapurrear alemán y lo que haga falta con tal de vender "amor" a gente que se cree que va a encontrarlo en lugares que de paraíso no tienen nada.
Ojalá las prostitutas de Belo Horizonte aprendan idiomas, pero no solo para ponerse al servicio del amor. Triste que la iniciativa de enseñanza no sea para cualificarlas para otras profesiones menos abusivas sino para que traten mejor a sus clientes. Ojalá con ese aprendizaje pudiesen cobrar tarifas dignas con las que si así lo deciden salir de ese círculo vicioso.
Interesante película e interesante comentario por tu parte. Siguiendo con los cursos de idiomas, algo parecido podrían hacer en España con los 3000 puestos de trabajo que ofertaban en Canadá para albañiles, carpinteros, electricistas, fontaneros, etc. Lo digo porque pedían que además de estar cualificados en su oficio, supiesen hablar francés o inglés, al menos para defenderse. Las ofertas de trabajo llueven fuera de España, incluso para trabajos de bajo perfil, por decirlo de alguna manera. Ya se ve que esto de los idiomas y el mundo global va a dar mucho de sí.
ResponderEliminarUn beso.