lunes, 5 de marzo de 2012

Más de lo mismo

Probablemente no sea el caso de Merkel como canciller"a", pero la noticia del día para mí ha sido la siguiente: las mujeres ganan mucho menos, y sobre todo en Alemania. En ningún país hay tanta diferencia entre los sueldos entre hombres y mujeres como en Alemania: nada menos que un 21 %. Este es el resultado de un estudio de la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, de la que forman parte 34 estados, en teoría los más ricos y avanzados del mundo. A la cabeza en cuanto a menor diferencia está Noruega, con un 8,4 % (nada sorprendente) y luego va Bélgica con 8,9 % (tampoco me sorprende). No quiero entrar en más detalles, pero mundo, convéncete de una vez de que Alemania será una potencia industrial productora de coches e ingeniería alemana, pero aquí seguimos con una situación decimonónica para la mujer. Y qué pasa cuando nacen los hijos: como las mujeres ganamos menos, a la hora de "repartir" el tiempo al cuidado de los hijos, la balanza se inclina siempre al hombre como "alimentador", como se dice en alemán, el Ernährer, y la mujer como la que renuncia a su carrera profesional, pues donde no hay, no hay: no hay apenas guarderías de los 0 a los 3 años, de 3 a 6 todo privado, nada estatal ni colegios, ni nada. Y a partir de los 6 años, colegios sin comedores y con clase solo hasta la una, en general.

Digo que no voy analizar más este dato, pero esto cuadra con mi día de hoy. Han comenzado las vacaciones de marzo, dos semanas nada menos sin colegio, y hoy hemos pasado el primer día de vacaciones en casa. Todo bien, ningún percance, un día que da para todo, para reír, para regañar, para gritar, y para disfrutar las tres juntas. Hemos ido al mediodía al centro a dar un paseo, algo genial en un lunes gris y normal del mes de marzo. Pero en el camino de vuelta la radio dijo la noticia anterior, y yo pensaba que estoy de acuerdo con el resultado: no que me parezca bien, no me malinterpreten, sino que mi sensación es esa. No solo ganamos menos económicamente hablando, sino que perdemos también muchas oportunidades voluntariamente plegándonos a la realidad y a lo que se espera de nosotras, cubriendo la falta de infraestructuras, y lo que es peor perdemos en autoestima y en valor para la sociedad. Por otra parte, viendo que la gente que trabaja está muy descontenta (rara vez oyes a alguien decir que está contento con su trabajo y poca gente de mi edad dice creer que estudió lo mejor y que ahora hubiese hecho otra cosa), problablemente soy una afortunada de levantarme un lunes normal y poder disfrutar de mis hijas y pasar tiempo juntas de calidad, además. Pero la OCDE me recuerda que la realidad es otra.

Y ayer publicó El País un artículo titulado "Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer", firmado por los académicos de la lengua, en el que llaman la atención a las guías de lenguaje no sexista y sus recomendaciones para no discriminar en el lenguaje. El artículo es incluso para una filóloga como yo un tostonazo difícil de digerir, pero lo he leído sobre todo en las partes de los ejemplos, y admito que artículos así no hacen más "digeribles" las recomendaciones sobre el lenguaje, pero mi impresión ha sido la de siempre. Les doy la razón a los académicos cuando dicen que no hay discriminación en decir por ejemplo que "Todos han venido hoy", pues yo, como mujer, me incluyo en ese "todos". Género no es lo mismo que sexo, recuerdan. Que el lenguaje adapte palabras como médico a médica, juez a jueza es algo positivo, pero no porque se adapte el lenguaje sino porque se adapte la realidad: que las mujeres copen esos puestos. Pero una frase como "el que tenga algo que decir, que hable ahora", no me discrimina como mujer. Las guías no van a cambiar nada con frases que no le salen a ningún hablante de manera espontánea como "Toda persona que tenga algo que decir, que hable ahora", o frases parecidas.

Yo quiero que no haya tanta diferencia salarial entre hombres y mujeres, y que Alemania esté a la cola, aunque a algún país le tiene que tocar, me desazona, por la parte que me toca. Pero no tengo ningún problema en mis clases de español de explicar que "hermanos" es la traducción de Geschwister, una palabra sin género en alemán que indica a las personas que tienen el mismo padre y/o la misma madre, o que los "padres" en español son los Eltern, otra palabra neutral para explicar el conjunto de los dos, y que a una reunión de padres en España en un colegio cualquiera probablemente acudan, como aquí, más madres que padres. Pero curiosamente al tiempo que las madres en general cogemos aquí para ocuparnos de nuestros hijos hasta tres años se llama Elternzeit, el tiempo de los padres, padre y madre, de ambos, y las que pasamos las vacaciones escolares en pleno mes de marzo también. Así que por mucho que el lenguaje diga que somos dos, la OCDE es la OCDE.      

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