sábado, 17 de marzo de 2012

Autopistas y 'puente de regreso'

Probablemente sea la única posibilidad de evitar el caos en las autopistas alemanas el repartir las vacaciones escolares. Hoy estaba medio Hamburgo en la autopista, regresando a casita, y en nada, cuando nosotros estemos ya en la rutina, saldrán los de Schleswig-Holstein u otros estados federales. De esta manera siempre hay gente en movimiento, y los atascos están garantizados todo el año, pero junto a los de tu región, porque si nos mezclásemos, sería el no va más. Vas a otra zona del país y allí los críos tienen cole. Solo los tuyos como visitantes. O en las zonas de esquí, donde habrán esquiado estas dos semanas solo hamburgueses, a juzgar por la de coches que he visto durante horas con matrícula HH, Hansestadt Hamburg, la de Hamburgo, y los esquís encima del coche. Y me imagino el aeropuerto, que suele ser mi lugar de salida y llegada, donde estarán llegando hamburgueses de todo el mundo. El lunes todos al trabajo y al cole, y que viajen otros.

Me encanta viajar, pero no en coche. Considero los trayectos de más de 4 ó 5 horas como inhumanos, y admiro a la gente que puede tirarse dos días en el coche por ir a donde sea. El coche da mucha libertad pero para desplazamientos cortos o para viajes de no más de 400 km. El resto es tortura. Hoy me he vuelto a atravesar Alemania, esta vez de abajo a arriba en vez de al revés, y constato que está igual de lejos. No, más lejos aún, si le sumo la hora y media de atasco.

Ahora mismo estoy viendo mi puente, el de la cabecera de este blog, y el puerto y su iluminación nos dan la bienvenida tras una semana en el sur. Atrás quedan 840 km y una semana intensa de impresiones nuevas. Ahora vuelvo a mí.

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