domingo, 11 de marzo de 2012

Alemania no es Japón

Eso he pensado hoy cuando he recordado la historia que me contó mi prima hace poco y lo que me ha pasado a mí hoy. Ella y su marido, durante su viaje a Japón, se dejaron olvidada la bolsa con la cámara y los objetivos en el tren, todo de valor considerable, y se dieron cuenta tras haberse bajado e ir a entrar un rato después a visitar no sé si era un palacio o un templo. Con cara de circunstancias lo vieron, con la corazonada de que no estaba todo perdido. Y efectivamente, volvieron a la estación y una chica se ocupó del caso, llamó al final de la línea, y allí estaba. Mandaron la cámara de vuelta a la estación donde ellos iban, y la recuperaron.

Hoy, me he ido a poner mis sandalias de goma en la piscina termal en la que he estado en la ciudad de Constanza, cuando he visto que no estaban. Me he cagado en los chorizos de Alemania, que los hay, y me he acordado de Japón. Allí seguro que nadie se colocaba unas sandalias de goma usadas y salía con ellas andando. Y el verano pasado me cabreé en España por unas gafas de sol que me volaron en cuestión de cinco minutos, por habérmelas olvidado en la ducha de la piscina del pueblo. Estoy gafada, eso está claro, y la conclusión del día es que tendré que ir a la piscina a Japón.

La anécdota me ha puesto de muy mala leche, aunque por suerte se me ha ido pasando el resto del día. Después hemos ido a la isla de Reichenau, una de las que tiene el Lago Constanza y que es, nada menos, Patrimonio de la Humanidad por sus iglesias con pinturas bizantinas. Una maravilla.



La isla, aunque hoy no lo pareciese, debe tener "lo menos" clima subtropical, a juzgar por la de invernaderos y viñedos que hay. Esto es el sur de Europa, definitivamente (ay lo que se me viene a la mente ahora respecto a mis sandalias, pero no lo voy a decir). Lo que tengo muy claro, y mis hijas también es que jamás podría vivir en una isla así: 4 km de largo, 1,5 km de ancho. Mis hijas me tomaron el pelo un buen rato: "Dejemos a mamá aquí, y sin internet". Se me quedaría muy pequeña, por mucho patrimonio que tenga y que algún papa la eligiera como lugar de retiro hace un par de siglos. Antes me voy a vivir a Tokio, eso está claro, que vivir ahí. Pero muy idílico. Suiza está al otro lado, y Austria un poco más allá. El "laguito" tiene nada menos que 260 km de perímetro y regala sus orillas a tres países. De momento lo he visto sumido en las brumas, pero para mitad de la semana anuncian 17 grados y sol.



Igual que creo que puede salir el sol, creo en los seres humanos, y seguiré probando piscinas del mundo y notificando del grado de civilización humana, aunque tenga que llegar hasta Japón.

2 comentarios:

  1. Uf... pues si de piscinas se trata, yo he visto una lista que a cual mejor... y en estas, no hacen falta chanclas...

    http://blogs.elpais.com/viajero-astuto/2012/03/chapuzones-celestiales-las-piscinas-mas-bonitas-del-mundo.html

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    1. me temo que habrá que probarlas todas ;-), bajo riesgo de ser desvalijado

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